Partida Rol por web

Otosan Uchi

Humo en las manos

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23/07/2010, 22:03
Director

Palabra dada, palabra sagrada. Palabra de cortesano, humo vano.

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25/07/2010, 19:34
Director

Todo un día había pasado desde que leyera al amanecer los datos de su nueva misión. Y a pesar de que estabas convencido de que era importante, habías decidido prepararte a conciencia. Habías descansado cuanto pudiste, y luego habías despejado tu mente y desanudado cada musculo de tu cuerpo.

Al salir del hostal donde te quedabas eras un samurái nuevo, uno preparado para hacer lo que fuera por tu nuevo clan. El clan que había cuidado de ti.

Sin embargo mientras la sombra oscura de la muralla del este, te cobijaba en su seno, y la luz de Amateratsu se escindía lentamente en el horizonte te empezabas a preguntar si aquel contacto era precisamente la clase de fuente de información que tú necesitabas.

Habías indagado un poco. Parecía ser que ese tal Akodo Morito, no estaba precisamente bien conectado entre las tropas de la guardia de la muralla. Al parecer, siempre estaba jugando, escaqueado del trabajo, y muchas más veces borracho de servicio. No te daba la impresión de que fuera alguien capaz de conseguir información de ningún tipo.

Y más honda era sensación cuando hacía ya más de una hora que te habías citado con él, en el lugar donde te encontrabas y aun no había aparecido.

Tentado estabas de marcharte, cuando escuchaste pasos. Eran unas pisadas evidentes, sonoras, decididamente quien caminaba hacia ti, no tenia interés en pasar desapercibido. Y aquello te molestaba, pues para gente como tú, aquello era como si tocaran trompetas a cada paso.

Más te molesto cuando vistes que fue un León, el León que venias buscando quien apareció por detrás de la esquina de aquel edificio bajo pegado a la muralla. Su armadura descolocada, y desde lejos podías notar el olor a alcohol desde dónde estabas.

Finalmente llego a tu altura, y no se molesto en iniciar una conversación como si existiera algún tipo de protocolo, fue directo al centro del asunto.

Dicen que me andas buscando, quieres información, pero eso te costara dinero. Koku es mi segundo nombre, y si quieres algo de lo que tengo, tendrás que pagarlo. Te ha quedado claro.

Así fueron sus palabras, y tu silencio su primera respuesta.

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27/07/2010, 06:20
Bayushi Haru

Unas pequeñas arrugas en su rostro permitían adivinar la sonrisa que se formó bajo la máscara del Escorpión. Sin embargo, sus ojos seguían tan fríos y acerados como siempre. No había el menor atisbo de humor en aquellas facciones.

- Bien, todo tiene un precio. Y es bueno saber cual es el tuyo. Kokus… hay cosas aún más difíciles de conseguir. Podremos hacer negocios.

- He oído rumores… - comentó de inmediato, centrándose en el asunto con la misma facilidad con que borraba aquel gesto divertido de su rostro. - Muchos en esta ciudad sienten un gran respeto por la Tradición. Desearían que el Sagrado Orden Celestial permaneciera inalterado por siempre, sin cambios ni estridencias que lo perturben.

- Algunos de ellos estarían dispuestos a hacer cualquier cosa por evitar el cambio. Y hay también unos pocos… - en este punto, su voz se convirtió en un quedo susurro, a la vez que sus ojos se convertían en sendas rendijas oscuras – Que llegarían incluso a oponerse a él con sus propias vidas. Aunque se enfrentaran por ello a la mismísima ira del Glorioso Emperador.

El Escorpión había ido acercándose al guardia, hasta que sus últimas palabras casi fueron dichas al oído de este.

- Algunos dicen que tales rumores son puras mentiras. Que nadie tiene la locura… o la determinación necesaria. Yo no estoy seguro. Quizás realmente estén entre nosotros, moviéndose en la oscuridad como una niebla asfixiante.

En ese punto, el Escorpión terminó con todo dramatismo y miró directamente a los ojos de su interlocutor. Su voz seguía siendo serena, pero imperturbable.

- Sin embargo, se que aún hay gran descontento por el recién ganado estatus de una poderosa Familia de comerciantes marítimos. Desconozco hasta donde puede llegar este odio, pero me interesaría averiguarlo.

- Dime como llegar al centro de este odio, y tendrás tus Kokus.

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29/07/2010, 21:15
Director

El borracho parece reaccionar a tus palabras. Por un momento piensas que has intimidado, pero su respuesta te deja casi sin habla.

No imagine que fuerais vos. Me habian avisado de vuestra llegada. Disculpad mi tapadera.
Escuchad bien compañero, la informacion que necesitais, es mejor no decirla en voz alta. Os he preparado la documentacion necesaria.

Tomad esta nota, en ella encontrareis todo lo necesario para localizar lo que buscais. Ahora debo marcharme, lo que hablamos es muy peligroso.

El samurai, que un momento antes, parecia un ronin borracho, os contesto con diligencia y buenas palabras. Durante unos segundos casi parecia que no olia de verdad a alcohol.

El trozo de papel donde os da la informacion, esta perfectamente limpio, cerrado y lacado, aunque sin sello alguno. Esta claro que aquel hombre era una agente de los escorpion, puede que incluso un escorpion, y uno muy bueno. Habias escuchado que a veces, habia hombres que se hacian pasar por personas de otros clanes, pero jamas pensastes que pudiera ser cierto.

Sin embargo, ver como se marchaba, con agilidad, y sin hacer ningun ruido al moverse, te indico, que a pesar de sus ropas y olores, aquel hombre era todo un profesinal.

Querias ver lo que ponia en la nota, pero habias estado demasiado tiempo en aquel lugar, y no estabas seguro. Asi que te marchastes en direccion contraria a la de tu contacto.

Ya lejos del lugar abristes la nota. Segun lo que podias entender, lo que buscabas estaba escondido, bajo una estatua, en el distrito de los templos, el Distrito Ochiyo.

La nota rezaba asi.

Cita:

Bajo la estatua que mira al emperador de frente, en los jardines de la espiral dorada, hayareis paz y consuelo.
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30/07/2010, 04:02
Bayushi Haru

Haru se movía con agilidad por el interminable laberinto de calles que constituían la capital Imperial. Esquivaba un carromato aquí y un viejo samurai medio sordo por allá, pero su mente apenas si tomaba nota. Era como si su cuerpo se moviera por puro instinto, sin guía ni dirección alguna. Y ciertamente así era.

Los pensamientos del samurai seguían clavados en el extraño sujeto con el que había tratado. Su misma existencia le parecía fascinante, toda una novedad. No solo por la inconmovible lealtad que profesaba a su Clan, sino también por la destreza que mostraba en su oficio. Su fachada era impecable, no había presentado el menor defecto. ¿Quién podía saber cuantos más habría como él? No muchos, seguro. Pero si los suficientes como para que el joven Escorpión comenzara a percibir la realidad con ojos bien distintos.

Enfrascado en estas cuestiones, Haru apenas si se dio cuenta que había llegado al Distrito Ochiyo. Trató de despejar su mente y comenzó una tranquila pero concienzuda recorrida por sus calles. No recordaba haber andado por esta zona. Quizás alguna que otra vez, pero poco más que eso. El Escorpión no era una persona particularmente devota.

Mientras deambulaba sin rumbo cierto, y casi por casualidad, una fastuosa construcción llamó su atención. Era imposible no notarla, y Haru detuvo su mirada en los exquisitos detalles arquitectónicos del edificio, disfrutando del puro placer de admirar tanta belleza. Comenzaba a hacerse algunas preguntas sobre la calidad de sus habitaciones cuando descubrió el nombre del establecimiento. Fue como si lo hubiera golpeado de lleno en plena frente. Había encontrado su objetivo.

Ingresó al lujoso hotel llamado “La Espiral Dorada” y trató de vislumbrar alguna puerta que comunicara con el jardín interior.

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30/07/2010, 21:12
Director

Tapado por los árboles, almacenes y los monumentales Templos de los Siete Kami, Kin Iro no Sento (La Espiral Dorada) es el edificio público más grande del distrito, y tal vez de la ciudad. Con cuarenta y seis habitaciones, este caro edificio para visitantes de cuatro pisos contiene sabanas de finas sedas, baños con jabones aromáticos y vistas espectaculares desde sus balcones.

Y tampoco es barato, pasar una noche en este lugar cuesta un Koku.

Las maderas rojizas de la puerta, traídas desde los frondosos bosques de las tierras Fénix estaban perfectamente lustradas para dar la sensación de brillo, en un distrito, donde cualquier cosa quedaba ensombrecida bajo los Templos.

Al llegar a la recepción, te sale al paso, un pequeño hombre, bien vestido, que se acerca a atenderos.

Buenos días. Soy Miyu, el recepcionista. Viene usted a hacer una reserva.

Mientras el hombre menudo habla, ves pasar por uno de los pasillos a unas 4 jóvenes mujeres del clan de la Grulla, todas ellas bien vestidas, como suele ser normal en su clan, y que al verte cuchichean y se ríen, para internarse a las profundidades del hotel.

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31/07/2010, 01:03
Bayushi Haru

La atención del Escorpión se desvió por un momento hacia las muchachas, que habían conseguido picar su curiosidad. En cualquier otra circunstancia, Haru habría tomado aquellas risas como signo inequívoco de una invitación. Sin embargo, en medio de tanto lujo y refinamiento, el samurai se sentía algo descolocado. Lo más probable es que se estuvieran burlando de su atuendo, o quizás de su peinado.

- No, no… - se apresuró a contestar al recepcionista. – Bueno, al menos no de momento. Pero quizás más tarde. Aún no he decidido mi hospedaje.

Recomponiendo un poco su fachada de inofensivo transeúnte ocasional, Haru comenzó a esbozar un plan. Mirando de reojo la cantidad impresionante de ventanas que daban a la calle, calculó que sería imposible para un simple servidor conocer de memoria a todos los ocupantes del hotel. Al menos no por nombre y apellido. Y estudiar los registros les llevaría también bastante tiempo. Tiempo que podía ser valiosísimo.

- Debía encontrarme en este lugar con mi venerable maestro, el honorable Doji Kuroito-sama. Tengo entendido que se hospeda en vuestras habitaciones, y pretendía reunirme con él. Acabo de arribar a nuestra hermosa Capital Imperial, y estoy seguro que le encantará la sorpresa.

- Por favor… - dijo en tono comedido, mientras dedicaba una profunda reverencia a su interlocutor - Agradecería enormemente que le comunicarais mi presencia. Mi nombre es Bayushi Haru.

- Por cierto… - agregó casi a la pasada -  Si no es molestia, preferiría aguardarlo en el interior del edificio, tal vez en el salón o en algún jardín. ¿Creéis que podré disfrutar de una infusión mientras tanto? ¿O acaso el lugar está demasiado atiborrado de clientes? ¿Qué me recomendáis?

Haru pronunció estas últimas palabras mientras se dirigía ya hacia el interior del edificio, tomando toda la situación con la más absoluta naturalidad.

Notas de juego

Decime si tengo que hacer alguna tirada por todo esto.

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02/08/2010, 18:42
Director

El recepcionista asiente ante vuestras palabras, parece que para él, es muy sencillo entender que un Escorpión sea discípulo en algo de un Grulla, sin embargo, cuando empezáis a caminar os detiene, poniéndose delante.

Me temo, que no puedo ofreceros ahora mismo un te dentro de esta establecimiento. Me temo...

Dice bajando la voz, como si se tratara de algo importante, y reservado.

... que un poderoso grulla ha reservado todas las habitaciones durante los próximos dos días, será la boda de una de sus hijas, y se celebrara aquí, y han dado orden expresa de que ningún samurái que no pertenezca a la familia Doji pueda entrar.

Vuelve a un tono de voz formal. Como si reconocer lo elitistas que pueden llegar a ser los Doji fuera razón suficiente para pararte en seco, y hablar de aquella manera.

Me temo que tendrá que esperar aquí, yo mismo iré a buscar a Doji Kurohito sama, para que os atienda. Si me disculpáis.

El hombre sale disparado y sin hacer ruido hacia el interior del edificio, dejándoos en la entrada, donde un grupo de asistentes del establecimiento, se afanan en limpiar y ordenar, cosas que ya están limpias y ordenadas.

Todos han escuchado vuestra conversación, y aunque no te miran directamente, sabes que están pendientes de ti. En los lugares como el que estas, las paredes suelen tener muchos oídos.

Si entraras, y alguien te viera, podrías provocar una situación incomoda con otro clan. Quizás tengas que desarrollar otra teoría. Y rápido, porque si de verdad existe algún Doji Kurohito hospedado, no tardara en llegar.

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09/08/2010, 16:56
Bayushi Haru

Haru aguardó unos instantes con gesto contrariado. Afortunadamente, la máscara no dejaba traslucir emoción alguna, pero ello era un escaso consuelo para el samurai. Le habían enseñado a creer más bien poco en las casualidades, y tenía la certeza de que aquel contratiempo no parecía ser precisamente una de ellas.

De todos los lugares que había en la ciudad, su contacto había decidido dejar la información justo en esa posada y por aquellos días. Haru no podía evitar considerarlo como una prueba, aunque por otro lado, era ciertamente una excelente tapadera.

Por último, se decidió por un nuevo plan. Montó toda una escena de fingido fastidio por la tardanza del empleado y finalmente se alejó del hotel, asegurándose de que todos pudieran notar la sutil, pero aún así evidente, irritación que lo embargaba.

No podía perder la compostura tan abiertamente, pero necesitaba transmitir con exactitud sus sensaciones. Tenía que asegurarse de que llegarían al recepcionista.

Así, Haru se apartó del edificio con paso raudo, aunque sin alejarse demasiado. Buscó un rincón discreto al otro lado de la calle, un lugar desde donde pudiera observar el ingreso al hotel sin ser sorprendido

Notas de juego

La idea es ver si el recepcionista vuelve con alguien, aunque sin dejar que la gente del hotel me vea. No se cual sería la tirada, tal vez Sigilo o Engaño. Quizás etiqueta. Hacela vos. Lo mismo por si tengo que actuar la escena del "apurado".

Por cierto, perdón la tardanza, estuve medio complicado con el trabajo y estaba sin ideas. Me daba lástima poner algún post porque sí y arruinar la buena historia de Haru.

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09/08/2010, 20:44
Director

Tras una espera de varios largos minutos, el recepcionista apareció en la puerta con cara de preocupado. Cuando lo mirabas podías darte cuenta fácilmente de que estaba contrariado, pues te habías marchado.

Sin embargo, al menos sabias que había un grulla con aquel nombre, pues el recepcionista hizo varias reverencias desde la misma entrada. Era un sitio elegante y caro, seguramente no te dejarían entrar otro día, al menos no, si seguían viendo al mismo hombre que eras hoy.

El día era largo, y tenías que emplearte a fondo para poder entrar, pero como solía decir el viejo maestro Hatsumi, las ocasiones de gloria, paciencia requieren.

Durante las siguientes horas dedicaste algo de tiempo a interesarte por la arquitectura. El edificio era solido. Un muro alto mantenía lo que ocurría dentro lejos de miradas indiscretas, y seguramente, a la inversa. El diseñador del jardín había sido muy sutil, al colocar los arboles de dentro lo suficientemente separados del muro, como para que entrar por el te expusiera a la vista de cualquiera.

Sin embargo, desde el Templo del Kami Unicornio, diste con algo de información gratuita. Nadie podía construir un edificio en ese distrito por encima del nivel de un templo, puesto que aquellos templos eran el orgullo de cada rokuganes, y de sus clanes, así que conseguiste una vista aérea bastante interesante desde el más cercano al patio del hotel.

Desde allí te fijaste en un pequeño estanque con bancos y pagodas, pero sobre todo en una carpa blanca y azul que estaba colocada en la parte este del jardín. Sin embargo desde vuestra posición no podíais adivinar cuál era el banco que andabas buscando. Aunque al menos tenias una idea de por dónde podía estar.

Bajo los pilares de la estructura principal había bancos, todos orientados hacia el este, hacia donde estaba el palacio del emperador. Seguramente serian esos. Su único problema, es que estaban cerca de todas las entradas al jardín.

Tu suerte era malícienla, había que darle de comer, y los hombres y mujeres a tu espalda rezando parecían burlarse de tu falta de fe. Pero cuanto estabas a punto de irte, descubriste, junto con el atardecer, que cuando menos gente había en la calle, era cuanto entraban dentro del lugar toda la mercancía fungible. Comida, limpieza, para la flor y la nata de Rokugan. Aquella era una oportunidad.

Notas de juego

Sin presiones, es tu cronica, es tu ritmo. Yo solo espero que no pierdas el interes.

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17/08/2010, 06:42
Bayushi Haru

Haru tenía prisa por salir del templo, pero se demoró unos instantes para tomar unas pequeñas varillas de incienso que había cerca de la entrada principal. Luego de encenderlas, las depositó junto al altar con reverencia. No era particularmente devoto, y manos aún de la Dama Shinjo, pero sentía que debía manifestar de algún modo su agradecimiento. Quizás la Exploradora había tenido algo que ver con su última visión, después de todo.

Una vez fuera, se encaminó con paso raudo hasta la posada donde se hallaba hospedado. Sin embargo, tomó un ligero rodeo, dirigiéndose primero hacia la zona norte del Distrito Hayasu. Conocía un establecimiento que podía tener justo lo que necesitaba, aunque debía apurarse si pretendía llegar antes de la hora de cierre.

Afortunadamente, los Kami bendijeron su premura y el Escorpión pudo ingresar en la tienda con tiempo suficiente como para cumplir con su objetivo. Se trataba de un pequeño puesto de telas y géneros, más bien sencillo, cuyo propietario era un anciano sastre bastante reconocido. Auque no ostentaba los ampulosos lujos de otros comercios, su dueño se las había ingeniado para subsistir con cierta dignidad en medio de aquel barrio tan acomodado.

Desde su llegada al Distrito, aquel había sido uno de los primeros locales en los que Haru había puesto sus ojos. No solo porque aquellos precios eran los únicos a los que podía acceder en varias calles a la redonda, sino también por la propia clientela del lugar. No acostumbraban a encontrarse allí grandes personalidades, aunque si varios de sus sirvientes, y era por ello el lugar ideal donde hacer amistades. “Un kimono manchado puede decir mucho sobre su propietario”, solía decir el viejo sastre. Y Haru debía reconocer que tenía razón.

En cualquier caso, sus motivos para estar allí en aquel momento eran otros. No buscaba información. Necesitaba comprar un kimono. Un kimono sencillo y sin estridencias, algo prolijo, pero que tuviera su toque de clase. Y en tonos celestes, por supuesto, aunque sin ningún mon distintivo. Y, lo más importante de todo, lo necesitaba de inmediato.

Luego de una rápida evaluación, el Escorpión se decidió finalmente por uno, aunque estaba convencido de que podría haberlo conseguido muchísimo más barato en cualquier otro rincón de la ciudad. Solo esperaba que valiera la pena.

No se tomó muchas molestias en ajustar los dobleces y los pequeños detalles que hacen a una buena prenda, así que se limitó a pagar y salir tan pronto como pudo hacia su hospedaje. Confiaba en que la Suerte y la oscuridad de la noche hicieran el resto.

Notas de juego

Sigue abajo, para que no quede tan pesado.

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17/08/2010, 06:45
Bayushi Haru

Ya en su habitación, se enfundó cuidadosamente en su nueva prenda, y se tomó todo el tiempo del mundo en modificar su peinado. La sencilla coleta dio paso a un moño mucho más trabajado, propio de alguien más pendiente de los dictados de la moda. Se empolvó la cara en un tono blanco casi ceniciento y abandonó raudo la posada, sin dar tiempo a nadie para que reparara en su inusual figura.

Con paso presuroso se encaminó hacia la “Espiral Dorada”, teniendo mucho cuidado de pasar por zonas demasiado iluminadas. Antes de llegar, y aprovechando un pequeño rincón de oscuridad que había en una calle contigua, el Escorpión procedió sin mayores ceremonias a quitarse su máscara.

Las prisas del momento no le daban mucho margen para pensar en ello, y además, su mente se hallaba por completo enfrascada en la misión que tenía por delante. Sin embargo, a pesar de todo ello, la facilidad con que se había desecho de aquella parte tan esencial de su persona lo abrumó por unos instantes.

¿Acaso podía ser tan fácil? Negar sin más su propia historia… su misma esencia. Pues ¿qué era un Escorpión sin su máscara? No era una cuestión de simple Tradición, ni tampoco costumbre. Era prácticamente un mandato divino… o algo así. ¿Qué podía esperarles a aquellos que lo desobedecieran?

Su mente permanecía enfrascada en estos pensamientos, e incluso se posó unos instantes en el falso León que había conocido aquel día, mientras aguardaba el momento de hacer su ingreso al lujoso hotel.

Notas de juego

Bueno, aca paro. Si continuan entrando los sirvientes, Haru se intenta escabullir entre ellos. Aguardará a que ingrese una muchacha, en lo posible joven, y se acercará a ella buscando ayuda.

Si no hay chicas, se manda solo.

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19/08/2010, 18:30
Director

Tu mente volvió a ti, cuando escuchaste el murmullo de personas hablando. Había un grupo de sirvientes que estaban moviendo unas cajas pesadas.

Parecía costarles más de la cuenta, pero al ver que no eran nada corpulentos lo entendiste.

Una sirvienta, más joven, salió a controlar lo que hacían, y cogió una cesta con flores frescas. Había otras dos más, pero parecía que era ella la encargada de introducirlas en el lujoso hotel, como si fuera su trabajo.

La doncella era menuda, incluso para los cánones Rokuganeses. Tenía una coleta eficaz pero poco elegante. Pues debía de trabajar seguramente de manera rápida. En algún momento debía de haber sido guapa, o podría haberlo llegado a ser. Sin embargo, una de sus orejas extraña, y rompía el equilibrio facial de la chica.

Miraste fijamente antes de acercarte. Pero debías de acercarte si querías saber que tenia de raro aquella mujer.

 

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23/08/2010, 07:46
Bayushi Haru
Sólo para el director

Haru aguardó unos instantes, vigilando desde la distancia los progresos de los sirvientes. Estudió al grupo durante un rato, hasta que detectó algo que podía serle de utilidad: el eslabón más débil de la cadena. Se trataba de un muchacho de miembros largos y delgados, el que parecía tener más problemas para cumplir con su trabajo. Quizás lo habría conseguido de todos modos, apelando un poco a la tenacidad y otro al esfuerzo, pero Haru no iba a desperdiciar aquella oportunidad.

El Escorpión pasó caminando junto a él, aparentemente ocupado en sus propios asuntos, cuando de repente pareció reparar en los denodados esfuerzos del joven.

- Permíteme. – dijo sin mayores formalidades, acercándose de inmediato con intenciones de ayudarlo a transportar la pesada caja. – No podemos permitir que un tropezón arruine el banquete nupcial. – comentó abiertamente con amabilidad.

El Escorpión tomó la caja con total naturalidad, como si aquello fuera parte de su trabajo, y ayudó al muchacho a transportarla hacia el interior del establecimiento.

Notas de juego

Ya sabes, decime si faltan tiradas.

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23/08/2010, 20:21
Director

El chico te mira extrañado, pero no dice nada, coge otra caja, y realiza el mismo camino que los demás, de vuelta hacia el interior. No contesta, y tienes claro que no va ha hacerlo, eres un desconocido, y lo has abordado de repente, casi sin que se diera cuenta de que estabas ahí, que seguramente fue lo que el sintió.

Cuando estas a punto de cruzar el umbral, la chica joven te frena poniéndote una pequeña y fina vara sobre el pecho.

Un momento.

Te mira de arriba a abajo, y ves en sus ojos la clásica muestra de la desconfianza. Como escorpión estas acostumbrado a vivir con esa mirada pendiente de tus acciones. Y no te pone nervioso.

Quien eres, no te conozco, y no trabajas aquí. Haz el favor de dejar las cosas en el suelo.

La mujer aunque joven, te mira de manera decidida, cuando dice que dejes las cosas. Puede que fuera joven, estaba claro que era buena en su trabajo, y no le gustaban los desconocidos, sobre todo aquellos que se hacían cargo de su mercancía.

Y aunque sus palabras fueron dichas con cierta etiqueta, era patente que no pensaba dejarte más opciones que hacerle caso. Al menos de momento.

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23/08/2010, 21:42
Bayushi Haru

- Pues, no… - fue lo primero que atinó a decir el samurai ante la aparente sorpresa que le había provocado aquella repentina intervención. Sus palabras estaban cargadas con la más genuina y espontánea sinceridad. – La verdad es que no trabajo aquí.

Sin dejar aún la caja en el suelo, el Escorpión se giró para mirar a la muchacha a los ojos. Siguió hablando, a medida que su rostro se convertía en una máscara de absoluta felicidad, sus ojos irradiando alegres destellos y su boca abriéndose en una franca sonrisa.

- Aunque con gusto dejaría todos mis encargos y obligaciones para ponerme a vuestra disposición, bella Dama. – agregó zalamero. – Serviros debe de ser una auténtica bendición, pues no imagino un patrón más hermoso.

Luego de un largo silencio, en que Haru permaneció prendido de aquellos ojos con gesto ausente, dejó la caja cuidadosamente en el suelo y se dispuso a alisar su kimono y a recuperar la compostura.

- Pero por favor, disculpad mis torpes modales. No hace mucho que he llegado a la ciudad, y toda la excitación de la fiesta me ha vuelto descuidado. Mi nombre es Doji Satoru, hijo de Doji Masanobu-sama y Doji Tamiko.

El samurai se inclinó en una prolongada y florida reverencia, del tipo que solo se reservan para las más altas dignidades.

- Estoy al servicio de uno de los señores invitados a la boda. Se hospeda aquí mismo, en una de vuestras habitaciones. Como he acabado todas mis tareas, mi señor me obsequió con algo de tiempo libre para disfrutar de la ciudad. Aunque, tal parece que no es necesario alejarse demasiado para encontrar alguna de las legendarias maravillas de la Brillante Ciudad Imperial.

- Por favor, permitidme que os sea de alguna utilidad en vuestras tareas. Solo así podré compensaros por el trato tan irrespetuoso que os he dedicado.

Notas de juego

Con sus últimas palabras, Haru deja entrever un atisbo de esa mirada "marca registrada", mezcla de "Bendición de Benten" y "Belleza Peligrosa".

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25/08/2010, 19:56
Director

La joven pifio por la nariz al ver que sus compañeros trabajadores escuchan cada alago por parte de aquel extraño hombre, sirviente de los grulla.

La mujer no cayó en cuenta de si habían tales personas entre la lista de invitado, o no. Solo tenía oídos para las palabras zalameras de aquel muchacho. Y si bien en su interior supiera que eran halagos sin malicia. El verse privada de su soledad, y vulnerada en cuanto a su belleza, que acaba de ser puesta en palestra la hacían sentirse muy incómoda.

La chica bullía de calor y rabia, e intento banalmente sonar calmada.

No soy jefa de nada, soy compañera de estos hombres, y vuestras palabras me avergüenzan.

Mientras su cuerpo se ponía rígido, y el calor empezaba a hacer mella de cada trozo de piel, la mujer empezó a revolverse sobre sí misma. Estaba incomoda y era palpable.
A aquello había que sumar las miradas y sonrisas de algunos de sus compañeros, que si bien se mantenían al margen de la escena, no podían dejar de sentirse jocosos con aquella extraña situación.

Haced el favor de volver al complejo y dejarnos trabajar.

La joven casi os empuja hacia adentro del hotel para quitaros de la vista de los demás. Intuyes que más preocupada por su propia reputación o decencia. Y es ahí cuando comete una imprudencia, la de dejar pasar a un completo desconocido.

Una vez tras la muralla, y dentro del jardín en uno de los extremos más alejados y aislados, vuelve a hablar.

No se os ocurra volver a interrumpir mi trabajo. No estoy...

La joven dudaba en la palabra a utilizar, seguramente para deciros que no podía comprometerse con un hombre. Lo que os hacia verdadera gracia, pues solo habías usado un puñado de palabras bonitas.

.... preparada para salir a pasear con vos. Al menos no por ahora. Si seguís interesado, os presentare a mi padre, y el dispondrá.

Habías escuchado muchas escusas a lo largo de tu vida, y aquella era de las peores. La joven se escudaba en su padre para no tener una cita. Y era evidente que estaría dispuesta a tenerla, e incluso a casarse si se lo ofrecieras debidamente. La situación era realmente cómica, no era de extrañar que sus compañeros se hubieran mostrado tan divertidos por todo aquello.

Sin embargo la joven te mira atenta a tus siguientes palabras, conteniendo la respiración.
En ese momento no puedes dejar de admirar la belleza natural y sin maquillar de aquella chica. No sabía la suerte que tenia de no tener que esconder su cara bajo una máscara o unas pinturas.

Mirándola te diste cuenta de que oreja, la derecha, estaba cubierta por un broche plateado. Sin duda el accesorio más fuera de lo común que podía llegar a llevar esa chica. Así que te llamo la atención lo suficiente como para perder tu mirada inocente en el.

Y encontraste una respuesta a la tu pregunta, de porque usaría aquel adorno. Bajo el pendiente/broche, se podía intuir la perdida de parte del lóbulo de la oreja. Aun no sabias como había ocurrido, pero a aquella chica le debían de haber pasado cosas muy tristes en su vida.

Y a pesar de todo, ahí estaba, frente a ti, esperando que dijeras algo, sobre ella. Sobre la famosa cita, o sobre cualquier cosa, con el corazón en un puño.

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30/08/2010, 21:39
Bayushi Haru

Haru se dejó empujar por la muchacha con absoluta pasividad, divertido ante la extraña reacción de la joven. Una pícara sonrisa se adueño de su rostro, y a pesar de todos sus esfuerzos le fue imposible esconderla por completo.

El atractivo samurai estaba ciertamente acostumbrado a causar una buena impresión entre las damas, y solía aprovechar con auténtico desparpajo los dones que las Fortunas le habían reservado. Claro que lo hacía más por su carácter aventurero que por auténtica malicia, y lamentaba profundamente cuando alguna lágrima desolada pronunciaba su nombre en el silencio de la noche. Desgraciadamente, era bastante común que inflamara los corazones mucho más allá de lo aconsejable, y no siempre conseguía volver a enfriarlos. Varias de las jóvenes más hermosas de su promoción habían probado aquel dulce aguijón… y el veneno aún corría por sus venas.

Pero todo eso había cambiado el día en que alcanzara su gempukku.

Hasta ese momento, Haru se había resistido a llevar la tradicional máscara Escorpión, quizás como un resabio de su particular herencia. A diferencia de muchos de sus compañeros, que habían comenzado ya a ocultar sus rostros, aquellas delicadas facciones se ofrecían abiertamente a quien quisiera disfrutarlas, y Amateratsu resplandecía con deleite en ese rostro bendito. El samurai daba rienda suelta a sus caprichos, y pensaba poco en lo que le deparaba el mañana.

Pero la mayoría de edad imponía otras responsabilidades, y como símbolo de tales sacrificios, el Escorpión renegó de todos aquellos dones. Solo cuando se convirtió en miembro pleno del Clan, consideró por fin que era digno llevar de su rostro cubierto. Su mirada chispeante y soñadora aún provocaba suspiros a su paso, pero ya nunca despertó los rubores de antaño. Como si en cierta medida estuviera “contenido”, temeroso de desatar sobre el mundo aquel poder tan terrible que esgrimiera durante su juventud.

Luego de la sorpresa inicial, los pensamientos de Haru volaron a lugares distantes, recorriendo de nuevo viejos jardines soleados, descoloridos por la bruma del tiempo, tiernas caricias y susurros casi olvidados. Revivió algunas de sus aventuras de juventud y recordó el sentido de su sacrificio. Pronto su pecho volvió a oprimirse por errores pasados… por angustias que creía haber superado. La mirada casi suplicante de aquella muchacha lo perturbó mucho más de lo que jamás se atrevería a reconocer.

En verdad, aunque tenía los recursos y la disciplina del Escorpión, Haru nunca había podido endurecer del todo su corazón… que seguía en gran medida gobernado por la Liebre.

Sabía que tenía ante él a un mero peón, otra pieza que utilizar en aquel peligroso juego en el que estaba metido. Su entrenamiento le decía que aquella muchacha pasaría fugazmente por su vida, sin dejar más que una sombra, y que no tenía sentido detenerse demasiado en sus delirios. Pero en algún lado, no sabía bien donde, alguien le susurraba palabras bien distintas.

Haru agachó la cabeza con pesar, acatando las órdenes de la muchacha. Con un gesto de evidente aflicción, se giró en silencio y se dispuso a marcharse hacia el interior del establecimiento. Cuando ya había dado algunos pasos, se volvió de repente, dedicando una profunda y arrebatadora mirada a la joven.

- Al menos dime tu nombre. Quizás pueda implorar a Dama Doji para que te haga cambiar de opinión. Se dice que suele favorecer las causas desesperadas…

 

Notas de juego

Perdón por la tardanza, no podía resolver el post. Le vengo dando vueltas desde hace días y no termina de cerrarme. En fin, lo dejo así o puede tomarme otra semana.

Esta partida se está convirtiendo en un verdadero desafío. Es de las pocas en que tengo que exprimirme el cerebro para encontrar la frase justa (aunque no se note mucho, je) y ni hablar de las acciones. Por eso tardo tanto. Quizás lo veas distinto desde tu óptica, pero creo que todo se va complejizando, y eso está muy bueno. Al fin una partida donde no todo es pegarle al extraño misterioso o seguir el manual de buen aventurero. Ojalá que dure.

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03/09/2010, 02:21
Director

La joven se mordió el labio inferior y mientras sus ojos brillaban su voz fallo al tartamudear su nombre a aquel enigmático extraño.

Ko.. Kokoro

Luego siguió un duro silencio en el que se podían ver los sentimientos de la joven volar en todas direcciones. Afortunadamente, la chica bajo la mirada antes de volver a hablar, y te sirvió para ocultar tus propias emociones, pues las silabas de su nombre retumbaban dentro de tu pecho sin cesar.

Kokoro.

Aunque aquel nombre no tenía nada de peculiar, era un nombre común, o al menos así querías pensarlo. No recordabas a nadie que lo tuviera, y sin embargo, te invadió la sensación de que aquel nombre tenía una magia particular. Era rítmico, fuerte, y dulce a la vez.

Kokoro.

Un calor vibrante recorrió tus entrañas mientras el nombre salió de tu pecho hasta quedar atragantado en tu garganta.

Fueron las palabras de la joven las que volvieron a sacarte de tus pensamientos y te devolvieron a la realidad.

Si gustáis, mañana cuando caiga el sol tengo un rato libre para pasear. Ahora mismo tengo quehaceres que cumplir.

Levanto su mirada volvió a iluminar tu cara. Bien sabias que podías no volver a verla nunca. Y que aquella farsa la llevaba a lugares insospechados, pero ahí estaba, pura e inocente, confiando en que asintieras en verte con ella al día siguiente.

No querías ni podías plantearte el ir. Pero tu corazón latía fuerte en tu pecho. Tenías muchas preguntas, que nada tenían que ver con tu vida. Porque trabajaba allí, quien o que había lastimado su oreja, porque te miraba con tanto ardor, si eras un escorpión.

Aquella idea te sumió en pesar, pues ibas vestido como un grulla. Y ella debió de adivinarlo, pues cambio rápidamente de posición, alejándose dos pasos, y su voz y mirada cambiaron, como si perdieras ese momento para la eternidad.

Estaré al caer la noche cerca del árbol de Miname.

Sin más la chica marcho a paso rápido, con tus palabras buscando una salida detrás de tus labios sellados. Y el silencio te devolvió al lugar en el que estabas.

Una vez acabada la magia, tenías todo un patio lleno de grullas, hombres y mujeres, con un mensaje secreto esperando ser rebelado.

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03/09/2010, 05:10
Bayushi Haru

Haru siguió con la vista la partida de la muchacha, pero ninguna palabra pudo escapar de sus labios. Una vez solo, permaneció allí largo rato, completamente en silencio y con la mirada perdida. Trataba de encontrar una explicación a lo que acababa de pasar, pero su mente daba vueltas y vuelta alrededor de una única palabra: Kokoro.

Finalmente, se dio por vencido y dejó de intentarlo. Por algún motivo que aún no llegaba a entender, la presencia de aquella muchacha lo perturbaba. Y de una forma extraña, a la que no estaba acostumbrado. No podía quitársela de la mente, y mucho menos pensar con claridad. Lo mejor sería que se despejara un poco la cabeza, ya bastantes problemas tenía como para preocuparse por aquella nueva aventura.

Con un gesto de patente confusión pintado en el rostro, el samurai se dirigió hacia el jardín interior del gran hotel. La zona este parecía un buen lugar donde comenzar sus pesquisas, cerca de la carpa blanca y azul que habían instalado junto al estanque.

Avanzaba sumido en sus propios pensamientos, apenas conciente de cuanto lo rodeaba. Solo se detenía de tanto en tanto para saludar casi mecánicamente a cuanto samurai se cruzara por su camino.