Partida Rol por web

La felicidad radiante que se había apoderado de María cuando habían entrado a la función tras ver al simpático saltimbanqui al que María habia seguido dando saltitos como una niña pequeña se había convertido en un horror latente.

Los dos horribles gritos la habían hecho voltearse hacía atrás para ver lo que estaba pasado, los cadaveres de Gokú y la mujer embarazada yacían en el piso, María lanzó un grito de terror hororizada, que se expandió aún más debido aque el lugar estaba vacío -MALDITOS ASESINOS HIJOS DE PERRA!- se había llevado las manos a la cara horrorizada, mientras veía como particulas de ¿luz? se metían en la piel de aquellos muchachos, y pensar que segundos antes María se habia imaginado en una cita con el que no era de color azúl. Sus ojos estaban anegados en lágrimas de angustia y horror ante lo que acababa de pasar.

El sujeto dijo que a lo mejor ya sabían porque estaban aquí, y debido a las palabras de la mujer que iba con Robson, hizo que los mas profundos temores de María afloraran, y que estos se convirtieran en palabras aterradas, que no dejo de pronunciar a voz en cuello, tan alto como podía. -NO TENGO NI PUTA IDEA DE QUE ESTÁN HABLANDO, YO NI SIQUIERA QUERIA VENIR, NO TENGO DINERO POR FAVOR, ¿DE QUE HABILIDADES HABLAN?, SOY UNA MUJER NORMAL CON UNA VIDA BASTANTE ABURRIDA, POR FAVOR YO NI SIQUIERA CONOZCO A ESTAS PERSONAS.- Se aferró con fuerza al brazo de Hugo que era el que tenía mas de cerca, mientras el hombre de color azul lo apuntaba con una bola de fuego...ahora tenía también una panza de...¿embarazada?...

"Puta madre María, te fuiste a la chingada, te dije que en España había un FBI, lo sabías, de que mierda te sirvió ver las temporadas completas de The X-files, el gobierno caza a las personas como tú, porque no me quedé en México comiendo tacos y dando clases de teatro en vez de esto". Pensó alarmada, sus dedos se habian clavado como garras en el brazo de Hugo, miró a Andrés y luego a Malcolm y Paula y musitó con un hilo de voz aterrado. -Por favor...por favor...llamen a la policía sa...saquenme de aquí.- la mitad del cigarro que María llevaba en la mano comenzó a temblar con fuerza mientras María miraba a todos lados intentando encontrar una salida por donde escaparse.

El terror se cernía, tal y como su mente lo había predicho. Esto era un truco aunque no de los que ya se había encontrado antes. La embarazada y el timido con sobrepeso fueron los primeros en caer, los cuales hicieron que ambos hermanos empezaran a brillar de una forma extraña – Poderes, tienen poderes – Pensó Hugo al percatarse de la encerrona – ¿Pero y su poder? ¿Cuál es? – Pensó para si mismo pero el policía ya había respondido a ello.

-Absorber sus poderes, por eso soy el siguiente, ¿quizás un poder demasiado atópico, demasiado útil? – Pensó de nuevo mientras iba retrocediendo poco a poco mirando a los ojos al hermano de azul. Hugo se encontraba encerrado, no sabía que hacer, y era el foco de la siguiente baja. Por un momento pensó en correr, pero darían con el antes de huir. Por otro tocar el suelo subiendo un pequeño muro, pero había muchas formas de que pudieran llegar hasta el.

La única forma que se le ocurría a Hugo era la ofensiva, pero el policía ya había tomado la iniciativa, aunque pensó que una pistola no les pararía y además Hugo no era ofensivo. Pero el contacto de otra persona con su brazo le hizo reaccionar. No era el único que estaba allí, también había muchos más y si el era el siguiente, mantendría ese orden manteniendo su vida. Fue entonces cuando María le cogió del brazo y cuando enlazó esas ideas, cuando recordó el mechero de María. Al estar tan cerca era más fácil cogérselo – Te lo robo un momento – Dijo mostrándoselo y después lo agarró con ambas manos apuntando a ambos hermanos. – Hey pitufo – dijo por su color de piel – Quien juega con fuego, acaba quemándose – y encendió el mechero concentrándose en que ese mechero lanzaba una llama cual lanzallamas. ¿Algo imposible? No para Hugo

Provocando una distracción o una ofensiva, no daría tiempo a su vista o a Maria a mirar el resultado, solo cogería a esta por los brazos y comenzaría a correr para ponerse a salvo junto a ella. Una gran ayuda había sido ese instinto suyo, y ahora tenía que protegerla.

Por la conversación del grupo parecía que andaban tan perdidos como ella, aunque la única explicación lógica era que su hermana, Elena, le había dado esa entrada por algún motivo. Pensar en otra opción le asustaba, porque significaría que alguien habría entrado en su casa y le había dejado el sobre.

Se alejó un par de pasos de la multitud, necesitaba pensar y localizar a su hermana, ahora más que nunca, así que sacó su móvil y le mandó varios mensajes más con un par de llamadas. Estaba empezando a preocuparse por su paradero.

Bebió un par de sorbos de su café, nerviosa. Si esto es una broma, hace rato que perdió la gracia. Pensó seriamente en subirse al coche e ir a buscarla a la universidad o al trabajo, pero en el instante en que iba a caminar hacia el parking se percató de una figura con maquillaje tras la puerta, intuyendo que era el encargado por sus pintas.

- Mierda.- La función iba a empezar y no había aparecido. Sacó por última vez el móvil y dejó un mensaje de voz a su hermana.- Si en media hora no has aparecido, me voy a casa.- Bloqueó el móvil y lo guardó, entrando la última.

No se paró a admirar el lugar, sólo seguía a la multitud hasta que una de las más jóvenes, la última que había llegado, Alyssa, se posicionó a su lado.

Que raro todo esto, ¿verdad?

- Los circos son raros.- Se encogió de hombros, quitándole importancia a la extraña pregunta. Era cierto que el ambiente era extraño, pero pensó que al ser un espectáculo mundial, sería esta la manera de “llamar la atención”. Nunca entendería eso, seguía pareciéndole estúpido.

Se sentó por los asientos del centro superior, algún lugar alejado del resto, y terminó el resto de café mientras esperaba mirando el reloj. Media hora y me voy.

Un grito hizo que levantara la cabeza, sobresaltada. ¿Sería parte de la función? Otro grito, y este sí pudo localizarlo. Se levantó de su asiento y agudizó la vista para ver la sanguinaria escena, soltando el otro café que guardaba para Elena, desparramándose en el suelo.

Los artífices estaban brillando y uno de ellos se transformó en un ser azul y se preparaba para su siguiente víctima. El hombre de la gabardina sacó una pistola, parecía un policía, ¿esto era parte del circo? Miró las puertas cerradas, sea lo que fuera, tenía que salir de ahí. Soy la única que puede salir.

Lentamente, sin dejar de mirar a los hermanos, fue ascendiendo por las gradas hasta situarse al lado de Deb.

- Puedo sacarlos.- Susurró para que sólo ella pudiera oirlo.

Imposible. Irreal. Extremo.

Eran conceptos, más que palabras, que Andrés asociaba automáticamente a lo que allí sucedía. Al principio, la sonrisa producto de haberse maravillado del interior del circo continuaba allí, como esperando que todo lo que estaba pasando fuese parte de una macabra función. Pero la sonrisa perdió brillo, conforme se iban sumando elementos que no encajaban. Y habían muchos elementos que no encajaban.

Sólo había una teoría que encajaba en todo aquello: los habían atraído hasta allí para matarlos.

(...) absorbéis las habilidades de los demás. No hace falta ser un genio.

- Ahí tenemos un móvil. - Pensó Andrés. Y parecía que había un policía de su parte. Eso era algo bueno. Pero quizá no lo suficiente.

La chica rubia comenzó a gritar histérica y el chaval de la broma sin gracia de antes se encaró con los atacantes. Aquello no iba bien. Una bola de fuego y una llamarada venida de... ¡Un mechero!

La verdad se abría paso, pero era difícil de aceptar. ¿Todas aquellas personas tenían habilidades especiales como Andrés? ¿No estaba sólo en el mundo respecto a esto? ¿Se había colado en una especie de secuela española de X-Men?

¡Huir! - Idea fuerza en la psique de Andrés en ese momento. Pero dejaría a todas aquellas personas atrás. ¿Y qué podía hacer él? La chica de las pecas susurró algo que no pudo escuchar. Por la determinación de su mirada parecía tener un plan.

Andrés pensó en el cuchillo que dejó preparado en su casa, pero de qué serviría aquí. Aquellos dos iban armados y parecían diestros en el manejo de aquellas armas. Andrés no sabía pelear con armas blancas más que cualquiera que no hubiera estado entrenado en ello.

Finalmente, contra lo que le gritaba todo su cuerpo que debía hacer, Andrés decidió esperar por si surgía una oportunidad.

Los gritos de muerte sorprendieron a Malcolm como al que más. Sobresaltado permaneció perplejo a cuanto sucedía a su alrededor, a pesar de los gritos del resto, como si alguna parte de su lógico cerebro le estuviera diciendo: "No puede ser verdad, debe ser parte del espectáculo"... pero la mujer embarazada que le había sonreído hacía unos minutos y el chico con sobrepeso estaban muertos... muertos... Y aquello dos desgraciados...

Miró un momento a aquellos dos hermanos... su mirada casi psicótica mientras robaban... ¿sus poderes?

¿Así que aquella gente era cómo él?

¿Y estaban allí para ser "devorados" por aquellos individuos?

Todo se volvió más claro. Si algo una definición podía englobar la mente de Malcolm era rápida como una calculadora.

[color=#0000BF]¡Eso es lo que ellos quieren! ¡Qué salgamos huyendo para casarnos uno a uno! Además ¿quién no dise que están solos? ¡Ellos no han podido haser todo esto solos![/color]

Había demasiada confusión y miedo como para que la mayoría quizá escuchara sus palabras, entonces, situado a la espalda del policía, decidió actuar. Tiró a un lado la chaqueta con sus pertenencias y entonces lanzó una mirada a los dos cuerpos asesinados... la sangre que manaba de sus heridas... su expresión sin vida... aquello le recordaba algo, algo que activaba ciertas cosas en su interior...

Ninguna experiencia de ficción habría preparado a Matthew para esto. Tantas matanzas que el había provocado solamente usando un mando y un botón, jamás lo entrenarían para afrontar el verdadero riesgo de muerte. Después de ver como los cuerpos de aquel hombre con camiseta de Dragon Ball y la mujer embarazada caían sin vida, entro en un estado de pánico. El miedo había tomado forma en la mente del asustadizo joven y lo poseía lentamente hasta colapsar su mente. Justo antes de gritar de pavor, sintió como una mujer del grupo le tapaba los ojos con sus manos y se lo llevaba atras del presunto detective. Cuanto tiempo había pasado desde que alguien había tomado así a Matthew? Trataba de recordar el mismo sentimiento que recordaba a cariño, pero estaba perdido entre sus memorias ya olvidadas. 

-E-Están m-muertos?! L-los asesinaron!- Comentaba Matthew aterrado, palideciendo por el simple hecho de que alguien había perdido la vida cerca suyo. Con tan solo pensar que le podría pasar algo igual a él o a la mujer que lo protegía, un frio escabroso recorría su cuerpo. Veía como el detective que acompañaba a la mujer apuntaba su arma en postura defensiva, así como dos hombres mas adquirían una pose hostil. Por su ataque de pánico, no había logrado visualizar a los gemelos que habían cometido el crimen hasta el momento. No había ayudado mucho ver el nuevo aspecto del asesino, ahora parecía un diablillo de Fantasía! Y lo peor de todo, amenazaba con atacar con una extraña bola de fuego que sostenía en su mano. 

Se quedaría ahí, esperando a que la amenaza se fuera mientras sus lagrimas lo poseían? Si su extraña habilidad que había desarrollado en el bosque servía contra animales, porque no contra humanos? Si es que aun lo seguían siendo. No era tiempo para dejar que sus temores tomaran el mando, debía hacer algo! Al menos un leve intento ayudaría con la causa de sobrevivir. 

-N-no puedo quedarme viendo sin hacer almenos un intento, por esta vez ¡Puedo solo!-Exclamaba hacia la mujer que lo había cuidado por el momento, apartándose de su lado para, almenos, contribuir con su extraña habilidad. El problema yacía en que no recordaba como la había activado-Vamos, que tengo que sufrir para disparar!-Pensaba para sí mismo, intentando recordar aquel momento en el bosque. ¿Que había sido? Tal vez la ira u algún sentimiento fuerte que lo motivara a sobrevivir. Dirigió sus manos hacia el siniestro diablillo azul, mientras concentraba sus fuerzas desde donde había atacado antes. Lleno toda su mente con el sentimiento mas fervientemente destructivo que pudo, a tal punto que una de sus venas se dilato en su frente, a la par que sentía el mismo cosquilleo de antes en sus dedos, haría lo posible para noquear la amenaza que se cernía en contra de su seguridad. Exhalo una bocanada de aire, preparándose para gritar.

-¡NO VOY A MORIR AQUI!

Afortunadamente no eran unos cobardes.

Eso habría sido un peligro para todos. El pánico es el peor enemigo para todos. Si corrían o se dispersaban costaría mucho poder protegerlos. Era una mala situación, pero si todos les hacían frente sus posibilidades aumentarían.

Robson miró de medio lado a los gemelos son su sonrisa particular. Sabía que eso les pondría nerviosos y entonces cometerían una estupidez. O eso o se retirarían para dejarlos en paz. Lo cual si conseguía que todos fueran uno sería mas fácil.

Aún así Robson en su interior seguía preocupado. La bola de fuego y el "lanzallamas" del tío del mechero eran mas peligrosos que nada. Si se descontrolaba el fuego, no solo ardería el circo entero. Con las puertas cerradas sería como entrar en una olla hirviendo y el humo los ahogaría. ¿Podría contener las llamas? ¿Tantas? ¿ Y quien lo contendría luego a el?

- Muy bien, Zipi y Zape. Lo mejor que podéis hacer es marcharos. Habéis matado a esos dos por sorpresa. -Dijo dando una larga bocanada al cigarrillo sin dejarlo caer. - Pero por si no os habéis fijado, aquí el niño tiene un humor de perros, y el piromante solo está de momento caldeando el ambiente.

Miré de reojo a Deb y con un gesto esperé que entendiera que reuniera a los demás y los pusiera a salvo. Sobre todo a lo que tenía demasiado miedo para hacer nada.

María apenas tuvo tiempo de reaccionar a lo que Hugo le respondió, no opuso ninguna resistencia, escuchó las palabras de los demás desconocidos como si vinieran de un lugar distante, parecía que el tiempo se había detenido, en otros momentos "felices" hubiera visualizado a Hugo como un caballero templario, montando un brioso corcel blanco, y ella onda Rapunzel, mirándolo embelesada desde sus brazos. Pero el miedo le había hecho dejar su cabeza ausente.

Corrió tan rápido como se lo permitían los altos tacones de sus botas, en compañía de Hugo, llegaron a la parte trasera del escenario, silencioso, mientras las voces rezagadas de los demás llegaban a sus espaldas. María miró a uno y otro lado con los ojos deshorbitados, no comprendía porque los demás se hacían los valientes, esto no era un juego de roll donde los dados pudieran salvarte la vida, no era un videojuego donde tenias un checkpoint para reiniciar si te mataban, mucho menos era un comic donde sabías que al final los buenos ganarían, una mujer embarazada habia muerto, y Goku también, era obvio que esos hombres sabían lo que estaban haciendo, y tenían la fría sangre de un asesino. El cigarro consumido quemó sus dedos y lo soltó inmediatamente, entonces María le susurró a Hugo tan rápido como podía.

-En todos los teatros, detrás del escenario se encuentran los camerinos, los actores tienen una entrada y una salida especial para ellos, podriamos salir por ahí...no...no qu..quiero morir- Abrazó a Hugo por el cuello, temblando como un cachorro congelado, sentía su corazón latiendo como una metralladora, no le sorprendería que Hugo sintiese el golpeteo acelerado y ritmico de sus latidos...Entonces se separó de el. Sacó de su bolso un cigarro y lo encendió con mano temblorosa, pero solo le dio la calada para prenderlo, y murmuró aterrada. -Confiesso...que aveces ocurren cosas raras conmigo, pero, te juro que no lo hago a propósito nunca le he hecho mal a nadie, no tengo familia ni amigos aquí, vine por una beca que me ofrecieron para estudiar mi maestria en historia del teatro- Trotó de nuevo tomando del brazo a Hugo para introducirse aún más detrás del escenario, y entonces susurro.

-Este cigarro...es para nuestra protección...- intento sonreír en su desencajado rostro, la sonrisa se difuminó tan o más rapido que como había aparecido.

- ¿Qué mierda sucede aquí? - preguntó al desviar la mirada al entorno mientras se incorporaba de la butaca manifestando en su semblante una expresión de preocupación que raya el temor, nada de esto le parecía estar bien y ahora aquellas personas que allí se encontraban al parecer tenían algo en común con ella. Muy acertada su teoría y pese a quedarse muda por la situación en si, se mantiene unida al grupo mientras observa a Robson con un arma. 

Muy claro tenía Paula que no deseaba atacar ni sacar a la luz aquel don, ya de por sí había sido traumático y ahora por la misma negación de recordar lo que generó el mero hecho de desatarlo, se rehusa convencida de que sólo trae muertes a su paso y no pensaba cargar con más en su espalda. 

Por eso motivo, permanece cerca del sujeto con el arma hasta que las cosas cambien y pueda salir de allí. 

La primera en No-reaccionar fueron María y Alysa, que aterradas se quedaron petrificadas en el lugar en el que estaban. Sus miradas se perdieron en dirección a la puerta del Palacio, una puerta que era más que probable que estuviese cerrada y que nada ni nadie podría atravesar. ¿O sí? Y también se quedaron mirando a los dos cadáveres que yacían en el suelo, y como la embarazada había perdido el feto de forma ¿mágica? Estaba claro que aquella gente que les rodeaba no era normal, empezando por los gemelos, partiendo por el resto de los allí presentes hasta terminar con ellas mismas.

El que sí que reaccionó fue Robson que se dedicó a soltar improperios sobre el muchacho que ahora tenía la piel azulada. Luego dio órdenes a Deborah sobre qué hacer en ese momento. La chica estaba sujetando al adolescente, preocupada por cómo podría tomarse aquello que estaba sucediendo. Después sacó la pistola que llevaba encima y apuntó con ella para decirles que no había que ser un genio para saber cuál era su habilidad. Entonces, Maxi le mostró el cuchillo que tenían en la mano, como si aquéllo fuera la respuesta a sus preguntas. Y entonces, Marck cambió de objetivo. Sería a Robson a quien le lanzarían la bola. 

Hugo no se estuvo quieto, y aprovechando que María se había agarrado a él aterrorizada, le quitó su mechero y lo cogió entre sus manos. Los gemelos parecía que les miraron sorprendidos, como si en el fondo supieran de lo que era capaz aquel muchacho. Y entonces fue cuando el de la piel azul bajó un momento la bola de fuego, dejando de apuntar a Robson y le mostró una sonrisa demoníaca, sucia y con los dientes totalmente descolocados y todos ellos con forma de colmillos. Lanza el fuego. ¡Eso sería estupendo! Le dijo provocándole. 

Entonces, el sueco miró con expresión aterrada a los dos cuerpos que se estaban desangrando. Su rostro pareció desencajado, casi en estado de shock, y algo empezó a sucederle en el cuerpo. Poco a poco empezó a mutar, a cambiar, a hacerse más duro. 

Deborah miró a Carolina que estaba junto a las gradas y que dijo algo sobre poder sacarles, le sorprendió aquella afirmación, pero después comprendió que realmente estaba rodeado de una serie de personas de las que podía esperar prácticamente cualquier cosa. Así que asintió a sus palabras. Agarró a Matthew de la cintura y luego miró a Andrés que parecía estar pensativo. ¡Vamos, ayúdame a sacaros de aquí! Le dijo tratando de huir y mirando a María y a Alysa para que la acompañaran. Después el jovencito se zafó de ella para tratar de ayudar a quienes se estaban enfrentando a los gemelos y lanzó un ataque mental hacia el diablillo azul, pero el otro gemelo, cuchillo en mano, alzó la otra que tenía libre y mirando al pequeño hizo algún tipo de gesto que parecía evitar lo que estaba tratando de hacerle. Así que no logró nada usando su recién adquirido poder. Matthew quedó completamente agotado y no había servido de nada y encima para colmo, Deborah ya estaba alejándose de él, había perdido la protección de la mujer.

Y entonces, para sorpresa de todos los presentes, los gemelos no se amedrentaron por la situación. No temieron a ninguno de los que estaban ahí delante, y mientras el que no había mutado parecía estar bloqueando los poderes del niño, el de piel de demonio no solo lanzó la bola de fuego contra Robson, sino que también creó otra que fue directamente a por Hugo.

Al ver que el pitufo lanzó las dos bolas de fuego contra Hugo y Robson, Hugo se giró saltando sobre María, para tumbarla al suelo y que no le diera la bola de fuego y al mismo tiempo con las manos en su chaqueta y el vestido de Maria pensó que se volvieran ignifugas - ¡Al suelo! - gritó al tiempo que realizaba la acción para ponerse a salvo.

Una vez viera la bola pasar se levantaría con María y la llevaría lejos del peligro para evitar un segundo ataque

Detrás de la primera línea de conflicto, la figura que antes había sido el educado extranjero cambió de forma drástica e imposible. Su tamaño creció un poco mientras su piel se ennegrecía hasta alcanzar un extraño y siniestro brillo metálico oscuro mientras la ropa que llevaba encima empezaba a ennegrecerse, romperse y quemarse, cayendo a jirones a su alrededor. La figura recordaba vagamente al ser humano que había sido aunque no quedaba nada de "humano" en él. Era una especie de estatua metálica o "gólem". Sus ojos se habían convertido en dos teas ardientes que miraron fijamente a los dos asesinos que amenazaban su vida y las del resto. Su respiración generó una bocanada de vapor caliente.

Al ver el ataque de los hermanos y sin pensar, saltó hacia delante sobre aquel asesino con la intención de interceptar los ataques ígneos.

Perfectamente todo podría ser un elaborado montaje del propio circo.

Algunos de los presentes, como los presuntos asesinos y las víctimas, al igual que el hombre del arma, fueran simples actores contratados para hacer una experiencia distinta. ¿Acaso no era ese el objetivo del circo? Puede que por eso este show fuera tan famoso, por el exagerado realismo de la sangre y los increíbles efectos especiales, que hacía cuestionarse al espectador si la magia realmente existía. Quizás “Varekai” significara “Miedo” en alguna lengua muerta.

De cualquier manera Carolina no iba a esperar a que abrieran la puerta y entrara alguien con un ramo de flores, proclamando que todo era una simple broma mientras, entre aplausos, los cadáveres se levantaban. El miedo la dominaba, guiaba sus temblorosos pasos y lo único que pensaba era que no podía morir ahí, no después de todo lo que había avanzado en su investigación.

La vida le había dado una segunda oportunidad y estaba destinada a hacer grandes cosas.

¡Vamos, ayúdame a sacaros de aquí!

El grito de la mujer la sacó de su breve estado de shock, mirando a uno y a otro. Era cierto que tenía la habilidad para hacerlo, pero, ¿cómo iba a sacarlos? Había investigado las limitaciones de su don, pero nunca con otra persona que no fuera ella misma.

Pueden fallar mis cálculos. La masa, el tejido, la estructura molecular… Son variables con las que no he tratado.- Respiró de forma entrecortada, sintiendo miedo por el simple hecho de poner a alguien en peligro.

En ese momento de duda pudo ver cómo el ser azul lanzaba la bola de fuego al chico de mechero y, casi al instante, uno de los hombres del grupo mutaba en algo indescriptible, inhumano.

Se mordió el labio inferior y obligó a sus pies a moverse hasta situarse al lado de Matthew, el más joven. Había visto cómo la rubia, Deb, intentaba protegerlo y ahora ella cogería ese testigo.

- No te sueltes.- Le agarró de la muñeca con fuerza, tanta que incluso podía hacerle daño. Miró a la puerta cerrada, contó hasta tres mentalmente y corrió hacia ella.

Al principio Robson creyó que no lo harían y mucho menos con gente haciéndoles frente. Eso signficaba una cosa: Estaban estudiándoles. Creando una situación de peligro podrían ver que escondía cada uno y saber de que son capaces.

Miró de reojo a Deb y vió que estaba asegurando a los demás. Bien eso dejaba margen para actuar.

Pero entonces ese bicho lanzó la bola de fuego, creando una situación fuera de control. Su actuación fue rápida, pero no suficiente, pues una segunda bola de fuego fué lanzada igualmente.

Robson se interpuso en medio con los brazos abiertos para recibir la bola de fuego de lleno. La situación era critica pero no podía permitirse que se creara el caos, aun a costa de su vida. Afortunadamente algo se puso a su lado, algo hecho de metal hirviente. De esa manera Robson no tendría que preocuparse por la segunda bola de fuego.

Tan solo apretó los puños mientras veía la bola acercarse.

El escenario se habia vuelto un completo Caos combinado con el tono mas siniestro posible sin irse a lo fantastico.

Habia algun sentido del porque de tan extraños eventos? Ya de por si el inicio del dia habia sido un infierno para Matthew. Se preguntaba constantemente la razon de todo. Para que lo habrian citado a tan fatal destino? Quien lo queria muerto? Todo debia de tener una conexion con su recientemente desarrollada habilidad, pero como supieron aquellos asesinos de Matthew?-Que ganan al asesinarme? Mi mera presencia es de por si algo inutil-Pensaba Matthew mortuariamente, cuestionandose porque alguien siquiera lo querria alli. Pero, de que le servia comerse la cabeza en el pasado? Lo que importaba era el incierto presente, lleno de riesgos posiblemente fatales si no tomaba las fichas correctas.

Estaba apunto de disparar su pequeño rayo en contra de aquel mutante salido de libros de folklore medieval, pero por alguna extraña razon dejo de sentir el cosquilleo que le indicaba la activacion de su peculiaridad. Algo lo estaba bloqueando? Dejo de sentir aquel hormigueo en su craneo, casi como si hubiera interferencia entre el y su cerebro. Mas extraño aun era la figura que habia surgido de aquel posible Sueco. Un extraño golem de acero fundido que ahora bloqueaba la esfera ignea que arrojaba aquel demonio cornudo. No tuvo tiempo de analizar la situacion cuando sintio un subito jalon de su brazo derecho, como si lo estuvieran arrastrando. Su corazon se puso al limite, pensando lo peor posible, alguna otra amenaza lo habia tomado para acabarlo en secreto. Sin embargo, pudo relajarse sin perder el repentino susto de un jalon repentino, una joven del grupo se lo estaba llevando con la intencion de...atravesar la pared?!

-¡Espera! Estas consciente de que es una pared solida?!

Que estaba pensando aquella muchacha? Matthew no podia mas que cuestionarse la locura de sus actos. Quien en su sano juicio tomaba carrera contra una pared solida de concreto? A menos que tuviera alguna particularidad como la de el, era un acto simplemente descabellado.

Pero un repentino sentimiento de valentia ataco con fuerza el psique de Matthew, podia hacer almenos algo en la situacion. Giro la cabeza hacia la violenta situacion que se cernia en sus espaldas. Habia la posibilidad de ayudar en algo a aquel ente metalico que posiblemente era el extranjero, almenos aportar un gramo de arena. Forzo su cerebro a reactivar su peculiaridad electrica, volviendo a sentir en parte aquel hormigueo en las manos que habia sentido en el bosque. Volteo su brazo para apuntar en contra de aquel monstruo azulado, que le recordaba a los piromanos de aquel oscuro videojuego que amaba. Esta vez, le daria certeramente.

Paralizada por completo ante la situación observa como los mellizos hacen uso de un poder que no era igual al de ella, pero al fin de cuentas estaba relacionado. Por esa razón ya desesperada observa el entorno, específicamente a las personas que allí se encontraban para ver que hacían o como se desenvolvían, debido a que Paula se sentía reprimida debido al trauma de su pasado con la muerte de su hermano. 

Sin embargo, sintió que era un momento para ayudar y ante la premisa de que no debía sumar más muertes a su vida, cierra sus ojos buscando encontrarse con aquello que una sola vez le sirvió para desatar su don. Ahora tras inundar su interior con una ira que no era propia ni natural en ella, extiende uno de sus brazos buscando de alguna manera ahorcar al mellizo de piel azul con los brotes que saldrán si todo sale bien de su mano. 

Ya fijando la mirada en el objetivo, se deja llevar por las sensaciones que circundantes ahora se agolpaban en su pecho. Defendiendo a quienes estaban allí, obrando de distracción y claramente poniendo su vida en juego.