Partida Rol por web

Álvaro estaba incrédulo, pero en el fondo le hacía gracia todo.

-Bueno, pues entonces...¿cuándo nos incorporamos? ¿Dónde hay que ir a buscar el uniforme? Estoy un poco ansioso por empezar-

Álvaro observó a sus compañeros, todos parecían ansiosos por empezar. Y el pueblo, no parecía muy acogedor con los nuevos. Esto no pintaba bien.

-Ay, bueno. ¿Como no os van a dar ropa? Tranquilos que algo os darán. Siempre tenemos remanente e uniformes en el cuartito de los trastos- No pareció ser consciente de lo mal que sonaba la expresión " cuartito de los trastos" surgiendo de alguien uniformado.

-Pues somos los que estamos, ni más ni menos- Tras carcajearse de su propio chiste, recobró la compostura-A ver... Está el Jefe, Luis, aunque casi todos lo llamamos por el apellido y es subinspector- Empezó a enumerar, ayudándose con los dedos de la mano, para no descontarse- Está el Oficial Mas, que vino hace medio año desde la policía de Campos y le pasó la mano por la cara al oficial veterano, a Jaume, porque en cuanto llegó se puso segundo en el escalafón. Se encarga de tema de Policía Tutor es bastante majo- se encogió de hombros- Eso en cuanto a la "planta noble". Luego estamos los 4 policías rasos. Bernat, Joan LLuís, Miquel y el menda.- se señaló con ambos pulgares.

-Pero ahora que habéis venido por sorpresa... ¡La cosa cambia! Casi vamos a duplicar plantilla, que pasada-Se pinzó el mentón con pulgar e índice, como si hubiese llegado a una importante conclusión a la vez que asentía, con la vista perdida en algún punto de la pared del fondo.

Era inaudito, nos iban a dar las sobras de lo que quedara en una jurisdiccion olvidada de la mano de Dios. Me encogi de hombros. Que mas daba....

Me hundi en mi cafe esperando que algo pudiera mejorar el dia. Tendria un par de dias para buscar donde mudarme y el viernes a trabajar. No habia mas y parecia que si mucho de menos.

- Si que lindo grupo..... force un sonrisa.

Al menos no estas sola en esto, eso seria deprimente.

Menda... debe ser tonto en Catalan.

Finalmente el camarero se acercó a la mesa portando una bandeja sobre la que reposaban las consumiciones que habían pedido y se las sirvió a los asistentes. Un café para María, un cortado para Fernando, coca-cola cero para Aina, normal para Álvaro y un zumo de piña para Damían. Lo cierto fue que el café estaba bastante bueno y los vasos de los refrescos estaban bastante limpios y con hielo. Algo que no esperaban tras tantas noticias malas.

La conversación derivó en algo más banal y dejando de lado las cuestiones técnicas y de logística. Lo cierto era que por mucho que le preguntaran a su nuevo compañero, éste no parecía tener las respuestas adecuadas. Sin conocer de nada a aquel amanerado policía, pronto empezaron a encasillarlo dentro de un perfil de trabajador poco eficiente, aunque podían equivocarse.

Lo cierto fue que aquel joven, parecía bastante contento con la idea de ampliar la plantilla. Les habló bastante acerca de que estaba bastante contento en aquella plantilla. Los compañeros no eran malos y el subinspector era un tipo bastante competente bajo su punto de vista. Además, desde que había llegado el nuevo oficial, las cosas empezaban a funcionar mejor. Estaba realmente esperanzado en que aquella policía empezara a funcionar de forma profesional de una vez por todas.

Cuando empezó a decir que pese a todo, sus compañeros eran bastante vaguetes y que a él le tocaba trabajar por todos, se pudieron intuir ciertos piques internos que demostraban que no había tan buen rollo entre compañeros. No obstante, aquella parte de la conversación duró poco. Por suerte no tardaron demasiado en escuchar un sonido extraño procedente del cinturón de su compañero.

- “Base para 26”. – Sonó desde la emisora de Damián.

- Adelante. – Respondió él agarrando el walkie.

- “Está aquí el subinspector. Trae a los chicos a dependencias”. – Habló Bernat desde el cuartel.

- Recibido. – Respondió de forma escueta Damián.

- Ya habéis oído. – Rió con una nueva carcajada. – El jefe es un tipo preocupado. No llevamos ni quince minutos aquí y ya ha llegado desde su casa. Está de vacaciones. ¿No os lo había dicho?

Damián no les dejó pagar. Como buen compañero haría, les invitó a lo que habían tomado. Ante todo quería empezar con buen pie y quería parecer simpático mostrándoles su mejor cara. De ahí quizás lo exagerado de sus reacciones y sus repetitivas carcajadas. Siguiendo los pasos de la contoneaste cadera de Damián regresaron tras sus pasos al ligar donde había empezado aquella nueva aventura.

Damián abrió la puerta. Sentado tras el mostrador se encontraba Bernat. Parecía concentrado en el ordenador y casi no alzó la mirada de la pantalla. Cuando lo hizo y comprobó que era su compañero con los que consideró como “los músicos”, volvió a sus quehaceres, sin ni siquiera saludar. Desde el despacho del fondo se escuchaba una acalorada discusión.

- …¿Cómo? ¡No sabía nada! – Dijo un hombre de voz cavernosa y luego se produjo una pausa. - ¡Si, pero es que debería estar enterado! ¡Cuadrante, uniformes, armamento! ¡No son dos días! – Volvió a alzar la voz. Era evidente que estaba halando por teléfono. – Sí, señor alcalde. Se han presentado aquí y…

Cuando aquel hombre se percató de que no estaban solos bajó el tono y se puso en pie para entornar la puerta. Al ponerse en pie todos se dieron cuenta de que se trataba de un hombre de gran estatura y envergadura. Era casi tan alto como el marco de la puerta y con unas poderosas manos de jornalero. Aunque no le vieron la cara, si coincidieron en que era calvo y que vestía de forma casual. Unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta que no valdría más de diez euros.

- ¿Cómo está el jefe? – Comentó Damián con una sonrisa mientras meneaba los dedos de las manos arriba ya abajo.

Damián pasó al otro lado de la barra y se sentó junto a Bernat. Éste le dedicó una mirada inquisidora. No hicieron falta palabras, todos entendieron un: “qué coño haces”, implícito en su mirada. Todos menos Damián.

- ¿Qué fas, Bernat? – Sonrió. - ¡Te compras braguitas por internet! – Le cogió por los hombros y le meneó. - ¡Uooh que fuerte me parece! ¡Que susio!

- ¡Pero que collons dius, maricona! – Bernat lanzó un codazo hacia Damián tratando de apartar a su molesto compañero de encima.

Lo cierto era que todos habían podido ver que en la pantalla del ordenador no había fotografías de braguitas con precios al lado. Era una nueva broma del agente Tur. Una broma que a Bernat no le había sentado nada bien. Ciertamente tampoco estaba trabajando, pues el diario deportivo AS, era lo único que estaba abierto en esos instantes en el ordenador, pero nada relacionado con braguitas.

- ¡Ves a la merda! – Le sugirió.

Para cuando el jefe colgó el teléfono y abrió la puerta de su despacho para encontrarse con la dantesca escena de los dos policías veteranos picándose el uno al otro y forcejeando, uno de ellos de cachondeo y el otro en cambio bien enserio, pegó un portazo. Damián saltó poniéndose de pie como un resorte y Bernat simplemente giró sobre su silla encarando al jefe y adoptando una posición de brazos cruzados y ceño fruncido.

- ¡Qué cojones…! – Exclamó con ira el subinspector mientras una vena se inflaba en su cuello.

No obstante, al ver a aquellas cuatro nuevas caras trató de contenerse. Cerró los ojos contó hasta tres y resopló. Negó con la cabeza a modo de leve reprimenda y luego miró a los chicos de forma furtiva. Fue su manera de decirles a sus policías, que se comportaran como es debido. Más frente a los que podían llegar a ser sus nuevos compañeros. Un poco de seriedad desde el principio era necesaria para empezar con buen pie.

- Tur, Martorell, coged el Tango 2 e id hasta el paseo de la estación y me contáis cuantas farolas están rotas. – Ordenó el jefe.

- Pero, señor… - Replicó Bernat.

- El tango 2, Bernat. Con Damián. ¿Entendido? – Le cortó el subinspector.

Bernat finalmente aceptó a regañadientes marcharse junto con su compañero. Fue Damián quien agarró las llaves del vehículo y salió primero por la puerta, seguido de Bernat y sus murmullos.

- Buenos días. - Dijo entonces el jefe. - ¡Qué silencio! – Bromeó tratando de romper el hielo. – Mi nombre es Luis Mate, subinspector en jefe de esta casa de locos. – Se presentó. – Habéis llegado por sorpresa y habéis interrumpido mis vacaciones, pero no pasa nada. Llevo tiempo pidiéndole al alcalde refuerzos y la última vez que hablamos del tema se cerró en banda. Ha debido recapacitar y como está enfadado conmigo no me había dicho nada. Ante todo sinceridad entre compañeros. ¿No? – Hizo la pregunta retórica. – No os preocupéis, vuestras plazas están presupuestadas y dotadas desde el viernes. En cuanto a uniformiad… - Chasqueó la lengua. - …eso irá un poco más lento. Por el momento veremos que os podemos ir dando… - Hizo una pausa. - ¡Bueno, os toca a vosotros! Presentaos y decidme que os ha hecho elegir este municipio. ¡Espero que no fuera lo último que quedaba libre! – Rió, aunque realmente esperaba no tener a los cuatro peores alumnos de la promoción.  - ¿Ninguno ha trabajado antes de policía no?

-Una casa de locos muy bien avenida por lo que veo. Yo soy Álvaro. Nunca he trabajado de policía, aunque serví en la Policía Militar, por sí sirve de algo. Y elegí este municipio porque el resto, parecían demasiado fáciles. ¿Verdad compañeros?-

Álvaro se giró a ellos en tono jocoso.

-Por los uniformes no me preocuparía señor, así pasamos desapercibidos y se notará menos que somos novatos-

Se mantuvo en una posición firme, tensa, aunque natural para él después de su pasado. Dejaba ver respeto, a la vez que un poco de humor, para romper el hielo.

Nando había asistido atónito a la escena de sus futuros compañeros ante el ordenador.

 - Madre mía... mirando el AS en horario de trabajo, con el jefe delante; el otro haciendo bromas pesadas... - Nando sentía vergüenza ajena por momentos. Desde luego, él no quería convertirse en esa clase de profesional.

 - ¿Y estos me tienen que enseñar a ser policía?  Creo que me equivoqué al pedir plaza aquí.

Ya ante el que sería su jefe, Nando adoptó una posición más recta, imitando en cierta manera la postura de Álvaro.

 - A sus órdenes, señor subinspector - dijo, titubeando un poco- Me llamo Fernando Tur, soy de Alicante. Nunca he trabajado de policía.

 - Y he venido a este pueblo porque en el resto de la isla no podía pagar un alquiler - pensó, aunque prudentemente decidió no compartir aquella confesión con su jefe.

A penas había podido beber nada de su refresco cuando a Damià le sonó el walkie. Aína no pudo reprimir un chasquido con la lengua para seguidamente terminarlo de un sorbo. Suerte que era Coca-Cola.
-Gracias-Reconoció la generosidad del agente Tur, pues no tenía ninguna obligación de pagarles la consumición. En realidad Aína se alegraba de que les reclamasen, no habían ido allí para hacer turismo ni estar de cháchara. Lo que le molestaba era la mala organización, les estaban llevando a bandazos.
Volvieron a entrar en la comisaría, la que parecía un basurero, y allí estaba Bernat trabajando. ¿Trabajando? ¡No!¡Estaba mirando la prensa deportiva! ¿Pero qué pasaba allí?¿Acaso estaría en su hora de descanso? Empezaba a comprender a qué se refería Damià y a aquella reacción de gran alegría por ver entrar nuevos efectivos. Porque eso es lo que debían ser, efectivos, y por el momento parecía que la eficiencia escaseaba mucho.
¿Cómo puede ponerse a mirar el AS? Con la de papeles que hace falta ordenar. Con la de limpieza que necesita este sitio. Parecía que Bernat se había trabajado aquellos kilos que iba almacenando. Después de la merienda tocaba relajarse, ¿Y después? Seguramente irse a casa.
Las tonterías del amanerado Damià tampoco le hacían gracia, pero sus oídos se iban irremediablemente a la conversación del subinspector. Allí se estaba trazando su futuro inmediato.
Cuando salió Luis Mate se irgió y tensó como por acto reflejo. También hay que reconocer que le arrastraron un poco Álvaro y Fernando. Su rostro no reflejó nada, pero en su fuero interno se alegró de que pusiese a trabajar a aquel par. El pueblo podía parecer aburrido, pero estaba segura de que habría trabajo por hacer.
-Yo soy Aína subinspector. Natural de Llanura, de los Vallespir. Por eso escogí este destino, porque quiero cuidar de mi pueblo- y lo soltó tal cual, si querían leer entre líneas que lo hiciesen y si no pues no le importaba lo más mínimo.

El cambio hacia la seriedad era notable y lo agradecia enormente. Al menos habia alquien que nos organizara y pudiera darle sentido. En silencio escuche toda la introduccion.

- Soy Maria Miranda, Señor, y nunca he sido policia, de hecho.... ejem (cambie de tema) soy de Madrid, Señor y siempre he querido hacer o marcar una diferencia, queria que mi trabajo fuese importante, que pudiesemos ayudar a las personas y aqui estoy..... Finalice con una sonrisa.

El subinspector estuvo atento a todos los datos que aportaron cada uno de los agentes al ir presentándose. Asintió con la cabeza una vez concluyeron con sus exposiciones y les estrechó la mano una vez presentados seguido de un “encantado”. Lo cierto era que aquel hombretón parecía satisfecho con aquellas nuevas incorporaciones a su plantilla y aunque la monotonía y la frustración del día a día se habían arraigado fuertemente en su persona, una luz interior parecía haber brotado de nuevo ante aquella nueva oportunidad.

- Espero que tengáis ganas… - Sonrió. – Podemos hacer muy buenas cosas si nos organizamos como toca. – Volvió a mirarlos a todos uno a uno. Se denotaba cierto orgullo. Quizás aquellos cuatro novatos lucieran más que todos aquellos veteranos juntos. – Irá bien… - Añadió.

Entonces dio una palmada y dio media vuelta dirigiéndose al armario metálico que se encontraba detrás de él. Al abrirlo extrajo unos papeles unidos por una grapa y la sacó utilizando los dedos. Entonces colocó las hojas en la fotocopiadora, le dio a la opción copia, introdujo un número cuatro y luego al botón de inicio y aquella máquina comenzó a trabajar.

- Os daré una fotocopia del convenio…  - Dijo entonces. – Al final venimos aquí para obtener un sueldo. ¿No? ¡No todo será vocación! – Rió. – Os resumo lo más importante. El sueldo está ahora en unos 1740 euros netos para los recién llegados. Algo que está bastante bien teniendo en cuenta el sueldo de los municipios de la zona. En su día negociamos que si algún día éramos suficientes policías, un mínimo de diez y con vosotros somos once. Implantaríamos un sistema de 7/7. Siete días de trabajo y siete libres. A condición claro de hacer noches… - Chasqueó la lengua. – Eso implica que dos de vosotros paséis a servicio de día y dos a servicio de noche. Por la noche se cobran unos 400 euros brutos más. No es mucho, pero ayuda. Hice un cuadrante aproximado para diez policías y lo cierto es que me salía que si teníamos que cubrir dos policías por la noche y dos por la mañana, quedaría uno solo de tarde. Ese es un pequeño inconveniente que trataremos de solucionar. Pretendo aumentar la plantilla en tres efectivos más, pero no lo comentéis mucho… - Hizo una pequeña pausa. – Hago unas llamadas, confirmo con el alcalde una serie de puntos y trato de pasaros un cuadrante aproximado. Vuestros números internos serán el 27, 28, 29 y 30. Los asignaré por orden de nota claro… al igual que los números del carné profesional que serán el A520001, A520002, A520003 y A520004 si no me equivoco. ¿Fuera de todo esto, alguna pregunta?

Mientras releia el documento no pude resistir quedarme callada.

- Señor.... bueno comenzamos el viernos no? O prefiere antes? A quien le reportamos nosotros, es decir usted hara las asignaciones o Bertran, perdon Bernat es el indicado? Pregunto porque entiendo que esta de vacaciones y la verdad no quiero o queremos arruniarle su tiempo, sobre el uniforme creo que no va bien ir encubiertos, despues de todo nadie nos conoce, no?

- Ah! Y no tengo problemas con el turno de noche, Señor, me cae bien esos extras.

Comence a llenar y firmar El Convenio mientras escuchaba a los demas.

¿¿¿¿Y si Fernando y Damian son hermanos y no lo saben????  La mueca en mi rostro no fue normal pero reprimi la risa y no dije nada.

Fernando repasó el convenio por encima.

 - Entonces, ¿las mismas personas harían siempre noches? - preguntó interesado - ¿Y qué tal es el trabajo por la noche? ¿Más tranquilo, más movido...?

El dinero le vendría bien, aunque trabajar de noche no era plato de buen gusto; pero podía ir ahorrando un dinerillo durante las prácticas, hasta que Sara pudiese ir a vivir con él.

- Tendré en cuenta tu propuesta... - Le dijo a María y tardó unos pocos segundos en recordar su nombre. Tuvo que cerrar un ojo y mirar hacia el techo pero finalmente salió por su boca el nombre de la nueva agente. - ¿María , no? Se me quedan las caras pero para los nombres soy bastante malo. - Sonrió.

Fue entonces cuando intervino Fernando. Su pregunta era del todo lícita, pero lo cierto era que todavía no tenía la respuesta. La llegada de aquellos cuatro nuevos agentes le había venido de nuevas y no tenía todavía el cuadrante preparado. Aún así respondió como pudo.

- Tengo que hacer todavía el cuadrante, Fernando, pero sí, esa el la idea. - Respondió. - Tengo algunos agentes veteranos que ya no están para servicio activo de noche. La idea es que haya una unidad nocturna fija, aunque si conseguimos otros tres policías, podría haber más rotación. Todo es estudiarlo. - Ante la segunda pregunta dudó un instante. - Si es más tranquilo o más movido no lo sé. Lo cierto es que creo que será bastante tranquilo salvo quizás en verano en la zona de costa. Por lo demás, siempre habrá alguna llamada, pero como hasta ahora no se han cubierto noches, tampoco te lo puedo decir a ciencia cierta.

Luis tomó aire y junto las manos en una sonora palmada. 

- Empezaréis el día uno de junio. - Cogió una hoja de papel y un bolígrafo. - Necesito que traigáis, el certificado del curso básico, dni, tarjeta de seguridad social, curso del bastón extensible si lo tenéis y número de cuenta. Antes de marcharos poned teléfono, vuestras tallas de pantalón, polo, gorra y botas... creo que eso es todo.

Ojeó por encima el convenio. No quería estudiarlo meticulosamente allí delante, esperaría a llegar a casa para eso. Le sorprendió un poco lo de que pudiesen ser fijos los horarios nocturnos,  y aún más que MaMi lo solicitase tan rápido. Había creído que quizás lo alternasen, por ser a priori el peor horario, al menos el más complicado, ya no solo porque por la noche es cuando suelen haber más sucesos raros, si no por que a uno le hace ir siempre al revés, rompiéndole un poco la vida social normal.

No sabía qué notas habían sacado sus compañeros, no había prestado atención a eso, se había preocupado más de ella misma, así que, de hecho, le daba absolutamente igual el número que le asignasen. Lo importante era que estaban allí, y de lo que sí sentía ganas era de tener aquel carnet entre sus manos. 

Trató de memorizar todo lo que iban a necesitar para el día 1 de junio, y en cuanto pudo anotó lo que había pedido el subinspector en el papel. 

Si ahora todos querrán currar por la noche... No pudo evitar mirar un momento a Álvaro, si las cosas seguían así, casi con total seguridad, sería con él con quien compartiese los casos.

- Si Señor. Dije con una sonrisa y sin animos de sonar militar.

Por lo pronto teniamos algo de tiempo asi que me acerque al mostrador para anotar mis datos segun lo habia solicitado y posteriormente pase el boligrafo para que algun otro continuara con sus datos.

No se preocupe Señor, hare que no se le olvide mi nombre.

Ya no habia nada mas por hacer y tampoco queria hacer mas preguntas que pudiesen incomodar, asi que me dispuse a mirar alrededor para detallar el lugar.

- Aina, puedes ayudarme a buscar algun sitio donde mudarme?

Al menos esperaba encontrar algo economico y cerca de nuestro lugar de trabajo, asi no tendria que correr para llegar temprano que se me pegaban las sabanas.

Bueno bueno, parecía que todo se empezaba a mover...

-Subinspector, por mí no hay problema en hacer noches. Me adapto, así que sin problema. Por lo demás, presentaré la documentación. Si no ordena nada más, me retiro...-

Álvaro usó las costumbres militares por si acaso. Se acercó a la mesa, revisó la documentación y miró a sus compañeros.

-Chicos, parece que al final si seremos policías jeje. MaMi, yo también tengo que buscar piso, si quieres nos ponemos a ello...

Comenzó a salir, sin prisa, de la comisaría.