Partida Rol por web

«No lo sé, Brianna... Pero dudo que hayan liberado a los enfermos así como así, algunos de ellos eran algo inestables, y además, en los protocolos de emergencia se dicta que no se debe evacuar hasta que la situación no lo requiera... Y sin embargo, los enfermos salieron todos a tropel cuando sucedieron las explosiones.

No... no fue una evacuación. Fue una fuga.»

Mientras Brianna continúa acompañando a Esther, cargándola a medias a hombros, llegan al pasillo que Esther había indicado. Sin embargo, una situación sorprende a ambas al cruzar la esquina. Un disparo resuena en las paredes, a la izquierda del pasillo. Al mirar, cautelosa, puede ver a otro hombre vestido de enfermero, de pie, y a un hombre en el suelo, vestido de traje. Ambos están a unos veinte metros de donde se encuentran Brianna y Esther.

Ethan no podía creerlo, se quedó en el suelo mirando petrificado a Clint. Más bien a lo que quedaba de él. No había empatizado mucho con el tío que hace un momento había intentado volarle la tapa de los sesos, pero nunca había visto como alguien se arrebataba la vida en directo, cosa que le chocó en demasía, sobretodo por lo que había dicho. - De...de...¿Demasiado tarde? - tartamudeó de rodillas en el suelo. - Me niego... Me niego a morir sin una respuesta clara. - dijo mientras cerraba sus puños, con determinación.

Fuera lo que fuera lo que pasaba allí, debía ponerse a salvo para después investigarlo ¡tenía que haber una cura! Y si no la había... Al menos debía hacer correr la voz y contar la verdad de lo que estaba ocurriendo en Mensvour. Cogió la pistola y revisó el cargador, sabía que tendría tantas balas como allí hubieran, más una en la recámara. Con la pistola en mano y el pulso aún sin estabilizar debido a la tensión, resopló y decidió andar hacia la salida. Ya no debía quedar mucho. - Vamos Ethan, tu puedes joder. - intentaba animarse en voz baja.

La pistola tiene un total de 8 municiones en el cargador, parece una pistola Glock, aunque Ethan no sabe cuál es el modelo en absoluto. Tiene un seguro que actualmente se encuentra abierto, lista para disparar. Es de tipo semiautomático.

El hombre cae al suelo entonces, aparentemente en shock, tomando una pistola de manos del hombre de negro con manos temblorosas. El hombre de negro parece muerto. El enfermero revisa entonces la munición del arma, y pocos instantes después se levanta del suelo, inspirando profundamente tratando de relajarse, al parecer. 

Este, al darse la vuelta, se percata de que lo están observando una mujer de pelo rubio, joven, con el rostro demacrado por ojeras y un par de rasguños, que lleva colgada del hombro a una mujer castaña ataviada con el uniforme del hospital, y que parece herida.

Cuando el enfermero mira bien, puede distinguir en ella a una compañera, y ella parece haberlo reconocido también.

«¡Ethan! ¿Estás bien? ¡Brianna! ¡Vamos con él, es un compañero mío!» 

Info adicional de Esther: Una enfermera del hospital, como Ethan. Ella solía encargarse de las alas de la segunda planta en especial, aunque de vez en cuando coincidía con Ethan en las alas más lejanas de la primera también. No la conoces demasiado, pero lo suficiente como para saber que es buena enfermera, y que no haría daño a una mosca.

Se giró al oír ruidos detrás de él e instintivamente apuntó con la pistola en aquella dirección. Las chicas podrían ver que a penas era capaz de sostener bien la pistola, le temblaban mucho las manos y su respiración seguía bastante agitada a pesar de haber estado intentando calmarse. Una vez reconoció una cara amiga, bajó el arma y se relajó. - Esther... - dijo con una voz bastante baja, incluso podría parecer un susurro. - Por Dios ¿estás bien? ¿No te han atacado? El director... Está muerto, o eso creo... Ha muerto de una forma muy horrible. No quiero entretenerme con muchos detalles ahora mismo, así que vámonos cagando leches de aquí. - aunque rápidamente la atención de Ethan se centró en la chica rubia del fondo.

Alzó nuevamente la pistola hacia ella. - Es una paciente de este hospital ¿verdad? - le temblaba la voz al hablar. - No podemos confiar en ella... - sabía que debía disparar, de hecho esa situación le recordaba a una situación muy parecida que acababa de vivir, pues al igual que en aquella ocasión, la persona con la pistola no fue capaz de disparar. - Lo siento, soy enfermero de este hospital y no debería ir apuntando a los pacientes, pero he visto cosas horribles. No sé si han experimentado contigo o no, así que ve delante, por favor. Si no sabes como llegar a la salida de emergencia, te lo indicaré, pero necesito observarte en todo momento.

Se sobresaltó de tal manera que casi suelta a Esther por el sonido del disparo. Quedó en blanco al ver a los hombres al frente y a uno de ellos apuntando al otro. Estaba por retroceder con cuidado y huir, olvidándose por dos segundos que tenía a Esther encima. Pero la enfermera no la dejó hacerlo, esta gritó emocionada al ver al hombre, al parecer lo conocía. —¿Estas segura? — le preguntó desconfiada, hasta que claro, el hombre habló y la apuntó, porque no podía simplemente encontrar ayuda no, tenía que parecer que ella era parte de los locos asesinos de ese lugar.

—Si soy una paciente, pero no te haré daño, no tengo idea de lo que está pasando — trató de defenderse, tener una pistola apuntándote luego de ver a otro hombre muerto por la misma arma, no era nada tranquilizador. Ella también había visto cosas horribles y no andaba por ahí amenazando a nadie. —Está bien, iré adelante, pero Esther no puede caminar sola, tendrás que ayudarla — le indicó señalando a la enfermera que llevaba prácticamente cargada en su espalda. —Y ella dijo que hacía las salidas iban a ir los pacientes y por eso debíamos ir a la azotea. — trató de explicarle un poco, esperando que agarrara a la castaña a ver si dejaba de apuntarla.

Lo siento... - masculló hacia la rubia tras acercarse a ayudar a Esther a caminar. Pasó el brazo de su compañera enfermera por encima del hombro, de forma que se pudiera apoyar bien en él. - Haré lo posible porque sientas el menor dolor, Esther.

Escuchó curioso la respuesta que le habían dado sobre por qué se dirigían hacia la azotea. - Precisamente Clint y yo nos dirigíamos en la misma dirección, además de que creemos que la salida de la azotea estará menos saturada, personalmente creo que también tenemos menos posibilidades de que nos acribillen si salimos por allí. - suspiró. - Sé que soy yo el que te ha apuntado hace nada... - quería continuar diciendo el nombre de aquella rubia, pero pronto cayó en que desconocía dicho dato. - Eh... Perdón, creo que no conozco tu nombre. - decidió continuar con la frase original, después de ese pequeño lapsus. - Como te iba diciendo, no sé si podrás salir al ser una paciente. Clint, aquí de cuerpo presente, trabajaba para una organización secreta que estaban... - suspiró, por no haberse dado cuenta antes de lo que estaba sucediendo en el hospital en el que trabajaba. - "experimentando" con los pacientes. Temo que es posible que seas uno de sus experimentos y no te dejen salir. Lo siento... - volvió a repetir tan flojo como al principio.

Espero que entiendas que extreme las precauciones, Clint se voló la tapa de los sesos por creer que estaba infectado con lo que sea que le pusieran a nuestros pacientes. - miró al suelo, con cierta pena y murmuró. - Debe ser algo horrible si prefirió la muerte... - negó con la cabeza, resignándose a tener malos pensamientos. - No perdamos más el tiempo, salgamos de aquí antes de que esto se venga abajo. Aunque... - miró a Esther, mientras la cargaba. - Si tuvieras toallitas húmedas, te lo agradecería. - el comentario probablemente estaba completamente fuera de lugar, pero empezaba a necesitar unas.

El peso de Esther fue liberado de su cuerpo y se alejó un poco de los dos más aliviada, realmente no era una persona con demasiada fuerza y hubieran tenido que detenerse en cualquier momento luego del esfuerzo de las escaleras. —Brianna, mi nombre es Brianna — respondió a su pregunta momentánea, era lo único de lo que estaba segura por los momentos y se sintió un poco, pero solo un poco mejor al poder dar ese dato de sí misma al otro hombre.

—Entonces sí, lo mejor es la azotea — dijo para luego suspirar un poco y escuchar al hombre. Aquello le hizo sentir un vacío en el estómago. Realmente quería salir de allí, saber que había pasado, quien era, su familia, porque la habían encerrado y veía cada vez menos esas posibilidades. ¿Quizás le habían borrado la memoria para experimentar con ella? ¿Habría frustrado los planes del doctor? Recordó la jeringa y abrió los ojos un poco espantada ¿Sería eso? —Mira ¿Ethan no? Desperté hace un rato en una habitación de este lugar, solo sabiendo mi nombre. No sé qué hago aquí, mi pasado nada. — miró el arma del hombre por unos momentos para luego seguir, tenía que demostrar que no estaba infectada ni nada por el estilo, o eso creía. —Apareció un doctor que me quería inyectar algo, pero murió por esas explosiones antes de poder hacer nada y escapé, realmente estoy tan perdida aquí como ustedes, pero no soy una amenaza — lo máximo que podía hacer era salir corriendo como nunca si aparecía algo raro por un pasillo. —Sí vamos — les dijo, aunque al escuchar su pregunta alzó una ceja, no entendía que harían con eso y bueno, realmente ella no cargaba nada encima.

«¿Cómo que el director ha muerto? ¿Qué ha pasado, Ethan? Han sido los enfermos... ¿verdad? Ellos me atacaron, Ethan... Por suerte me dejaron con vida, pero pasé mucho miedo.» Esther comienza a sollozar, mientras pasa de estar en brazos de Brianna a estar en brazos de Ethan. Al tacto, la mujer parece estar muy caliente, especialmente al agarrarla de las axilas. Poco a poco trató de caminar, apoyada en Ethan.

Lentamente ambos fueron caminando por el pasillo, pegados a la pared de la izquierda, pues daba más protección que la barandilla de seguridad del lado contrario. Esther trataba de andar con dificultad, a lo que Ethan pudo darse cuenta de que tenía los tendones de Aquiles seccionados casi por completo, inutilizados por lo que había sido, probablemente, un arma blanca.

El camino hacia la azotea transcurría por dos pasillos más adelante, a mano derecha según sabía Ethan, y después había que subir otra serie de escaleras que los llevarían finalmente a ella. El camino para Ethan era sencillo, lo había recorrido mil veces en sus descansos, pero pronto quedó de manifiesto que no sería tan sencillo.

Al atravesar el pasillo, pasando la primera de las dos intersecciones hasta llegar a las escaleras, un buen pedazo de suelo se había venido abajo por completo. En esta parte del hospital, los estragos de las dos explosiones eran más que evidentes.

«Ahora lo entiendo... Las explosiones vinieron de la sala de calderas. Esta es la que está más cerca del comedor, y seguramente aprovecharon esto para escapar los enfermos. Lo que no comprendo es cómo consiguieron hacerla estallar...»

Esther siguió hablando, pero un sonido que Ethan ya conocía muy bien, aunque para Brianna era totalmente nuevo, la interrumpió. Un sonido chirriante, esta vez viniendo justo de la intersección que acababan de dejar atrás. Y por delante no había continuación del camino, ya que el suelo estaba derrumbado.

¿Brianna no recordaba nada? No sabía si eso significaba que ya habían comenzado con el experimento, pero sin duda el no recibir la última inyección debía ser algo bueno. O eso suponía. Aún así no se podía arriesgar a que Brianna perdiera la cabeza, por lo que ella siguió yendo delante a pesar de sus declaraciones. Mientras cargaba con Esther, notó lo mal que se encontraba la chica, era bastante probable que no pudiera volver a caminar, además de que parecía estar enfermando. No dijo nada, se limitó a apretar con fuerza la empuñadora de la pistola que llevaba en la mano diestra, maldiciéndose por dentro por todo lo que estaba ocurriendo y el no haberse dado cuenta antes... Con lo claro que estaba. - El director... Ha sido horrible. Estaba muerto en el despacho, con la cara completamente mutilada, como si fuera el jodido Joker de Batman. Pero eso no era lo peor... Antes he oído un ruido bastante agudo y al mirar en aquella dirección, lo vi... De pie... Con la cara chorreando sangre y viniendo hacia mi, con un cuchillo en la mano. - la voz le empezaba a temblar, Ethan sabía que debía haber alguna explicación lógica para aquello, pero de momento no la encontraba. - Por suerte, desapareció... Como si de un fantasma se tratara. O hubiera tenido una alucinación. - concluyó.

Continuaron avanzando, sin prisas pero sin pausas, pues cualquier mal movimiento los podría llevar a caerse por algún derrumbamiento. Tras ver los agujeros, escuchó atentamente a su compañera. - Extraño... - masculló por lo bajo. ¿Quizá tenían a algún enfermero ayudándoles? ¿Alguien que se hizo pasar por un familiar? La cuestión es que ahora mismo no importaba, debían dar la vuelta... Pero algo terrible ocurrió. Otra vez ese sonido. - ¡Brianna, coge a Esther! - gritó acercándose rápidamente a la rubia y dejando que la sujetara ella ahora nuevamente. Seguía sin confiar en ella plenamente, pero de momento no había presentado ningún símbolo de locura. Giró su cuerpo hacia la intersección, se quedó apuntando hacia allá con la pistola. - ¡¿Quién está ahí?! ¡Seas quien seas sal despacio o dispararé, no bromeo! - su pulso temblaba, nunca había disparado un arma de verdad, ni sabía cuan fuerte iba a ser el retroceso, por lo que la cogió con mucha fuerza a pesar de los temblores. Quizá fallaría una bala o dos, pero eventualmente acabaría acertando si debía disparar.

Al escuchar las palabras de Esther y Ethan tuvo un pequeño escalofrío. Seguían hablando de los enfermos y de que habían hecho lo peor y eso no pintaba bien para ella, además del miedo que le daba que en realidad aparecieran y atacaran todo lo que se moviera, incluyéndola a ella, porque estaba segura que llevar una bata de paciente no la iba a salvar de ser asaltada si esos lunáticos —nunca mejor dicho— atacaban al grupo que iba caminando tan tranquilamente. La sensación de la pistola volvió a aparecer y evitó suspirar demasiado fuerte ante ello. Realmente entendía al hombre, pero eso no quitaba que odiara aquello, podía escapársele alguna bala o algo así y adiós Brianna.

Al llegar al pasillo con el suelo destruido recordó al doctor aplastado en el suelo con el techo encima. Realmente prefería recordar eso que su… Alucinación. No dejaba de ser horrendo y que la sangre que aún le quedaba encima volviera a sentirse de alguna manera haciendo que quisiera rascarse y terminar de quitársela, pero prefirió quedarse callada, porque eso solo haría que pareciera realmente una loca. —Pero, vamos eso parece de una película de miedo o algo así — dijo aterrada, no quería saber si aquello que Ethan había visto se parecía a algo de lo que ella también había visto.

El sonido horrible y chirriante la hizo cerrar los ojos y llevarse las manos a los oídos espantada —¡¿Qué es ese sonido?! — preguntó de inmediato, para luego recibir nuevamente en brazos a la enfermera herida, agarrándola con cuidado pues casi se le cae ante lo repentino, viendo como el enfermero comenzaba a apuntar al lado del pasillo de dónde venían amenazando a lo que fuera que venía —¡Ethan! ¿Qué está pasando?

El sonido chirriante siguió acercándose, al mismo ritmo, constante. Poco a poco se iba haciendo más fuerte, hasta llegar al punto parecido a como si alguien rayara con un cuchillo una pizarra de escuela. Una sombra se dibujó en el suelo, una sombra humana. Parecía a punto de salir a la vista, pero Ethan estaba preparado para recibir a quien fuera, pistola en mano, aunque la sujetaba con manos temblorosas... Uno, dos, tres segundos pasaron. La sombra no se movía, y ninguno de los presentes se atrevía a mover un músculo, pero Ethan continuaba con la seguridad relativa que le daba la pistola.

Y entonces... la sombra se retiró. Por donde había venido. El ruido chirriante volvió, alejándose por el pasillo que había venido, a juzgar por el volumen decreciente. Esther suspiró aliviada; hasta ese momento había estado casi conteniendo el aliento, con una mano en la boca. El ruido poco a poco se iba haciendo más tenue... hasta que desapareció. 

Ethan suspiró aliviado, bajó el arma y se dejo caer de rodillas al suelo. Cerró los ojos un instante, intentando calmarse. - Eso... No sé lo que es. Reconocí el sonido, porque es lo mismo que oí antes de ver al jodido director resucitado venir a por mi con un cuchillo mientras chorreaba sangre por toda la cara. - se agarró los brazos, como abrazándose a sí mismo, intentando consolarse. - Tiene que haber alguna explicación lógica detrás de esto... - lo dijo más para él, para intentar calmarse.

Se giró hacia las chicas, Brianna había reaccionado rápido y bien. - Creo que de momento no eres una amenaza Brianna y espero que no lo acabes siendo más adelante, ya sé que no quieres pero... A saber que de mierdas te han hecho esos hijos de puta... - seguía bastante cabreado, con los hombres de negro y también consigo mismo, por no haber evitado todo esto antes. - Viendo que tenemos que volver por ese pasillo y que allí si que hay peligros reales, lo mejor será que cargues con Esther ¿os parece bien a las dos? Iré yo delante en esta ocasión, ya que voy armado, vosotras centraos en andar al paso que podáis. - tragó saliva, no quería volver a enfrentarse a algo que le asustaba tanto, pero parecía que no tenían opción de avanzar por ninguna otra parte.

Se quedó paralizada esperando mientras el sonido se acercaba cada vez más. No quería que nada viniera, no sabía que era y estaba aterrada, pero no podían hacer más que esperar. La sombra se detuvo y el tiempo que se quedó parada como viéndolos fue uno de los más tensos que había vivido desde que despertó —porque bueno, no recordaba ningún otro—. Así que cuando siguió su camino, casi se desmaya ella misma de alivio tal cual vio a Ethan hacer, lo miró por dos segundos con envidia antes de evitar el sentimiento y acomodar a la mujer castaña en sus brazos.

Ante las palabras de Ethan volvió en sí ¿Y sí su alucinación no hubiera sido eso, sino tenía algún tipo de verdad? No quería pensarlo mucho porque le daba dolor de cabeza, pero las razones lógicas comenzaban a parecer inútiles actualmente. —¿Quizás ese sonido activa lo que los vuelve, bueno así, locos? — preguntó tratando de buscarle una base, aunque todo le parecía demasiado bizarro. —Oye gracias — dijo levemente divertida, para luego suspirar. —Espero tampoco volverme nada raro. — replicó, sin poder hacer más nada. Ante la petición de Ethan asintió, no muy feliz de ello porque irían más lento y seguía sin estar segura de poder por mucho rato con el peso de Esther, pero era mejor que el único que sabía manejar un arma y que tenía una, fuera adelante. —Está bien, vamos. Tenemos que ir con cuidado, pero tratemos de ir rápidamente para no encontrarnos con nada ni con nadie — dijo, sonriéndole a la enfermera para comenzar a caminar hacia el hombre mayor poco a poco, pero con paso firme para que pudieran continuar el camino que tenían por delante.

Ambos se acercaron a la intersección por donde se había dado la vuelta aquella sombra, y Ethan se detuvo momentáneamente, con la espalda apoyada en la pared, para luego mirar con cuidado de no ser visto en el pasillo. A lo lejos, antes de que se perdiera en otra intersección, Ethan pudo llegar a visualizar una figura: parecía un hombre, aunque de espaldas no se veía gran cosa, vestido con una sudadera blanca con capucha, y unos sencillos pantalones negros. Desde tan lejos, era imposible adivinar nada más de esa figura.

Viendo que, al menos de momento, no había ningún peligro aparente, Ethan hizo una seña a Brianna para que lo siguiera, y Brianna comenzó a medio cargar con Esther de nuevo, caminando lentamente. 

«Siento que vayáis más lento por mi culpa...» dijo Esther, apesadumbrada. 

Poco a poco, todos juntos fueron caminando por el pasillo, cuyas puertas, al igual que en el resto de pasillos que habían visto en las inmediaciones, estaban todas abiertas. Para seguir por el camino hasta la azotea, Ethan sabía que tendrían que dar la vuelta por el anillo exterior de pasillos, de modo que podrían llegar a las escaleras atravesando la distancia del suelo derrumbado, pero en el pasillo paralelo al que se encontraban momentos antes. 

Sin embargo, cuando llegaron a la intersección, minutos después, de repente las luces se apagaron por completo. Las luces de emergencia repartidas esporádicamente por los pasillos se encendieron entonces, pero daban una luz apenas suficiente para ver las paredes. Aparte de la poquísima luz nocturna que se podía filtrar a través de las ventanas (la noche era de luna nueva), ninguna luz más había que pudiera servir para ver algo. 

«Joder... ¿De verdad se ha ido la luz? ¡Ha tenido que saltar el diferencial!» dijo Esther, refiriéndose a los interruptores de corriente que se instalan en cualquier instalación eléctrica de un edificio. Esther miró entonces a Ethan, preguntando con la mirada qué harían ahora.

Cuando llegaron a la esquina se quedó parada tras Ethan para mirar sobre su hombro al final del pasillo donde estaba la figura. Miró aterrada desde su lugar, pero viendo que no se movía y que el hombre delante de ella le decía que se movieran con cuidado, así lo hizo. Negó la cabeza hacía Esther, calmándola un poco —No te preocupes. Si encontramos alguna enfermería o algo así para por lo menos taparte las heridas, creo que deberíamos hacerlo. No sabemos qué tan mal se pueden poner. — dijo preocupada, pero seguía caminando tras el enfermero, mirando de reojo a cada puerta, sin encontrar a nadie dentro o algo de uso. También temía decirle al otro que buscaran aquello, no quería retrasarlos más.

Pegó un brinco cuando las luces se apagaron, su corazón acelerándose por el pico de miedo repentino que sintió. Logró que no se le cayera Esther de puro milagro. La iluminación que se creó luego no ayudó a que el lugar por donde estaban caminando se viera mejor o más tranquilizador. Ahora si podía salirle cualquier cosa o persona y matarlos rápidamente, como si no tuvieran suficientes problemas. —Esto no es bueno — dijo sin querer ser tan obvia, pero le había salido del alma. —¿Será prudente seguir caminando a la salida en la oscuridad?

Aquella cosa... Fuera lo que fuera, se había ido y menos mal... Ethan estaba debatiéndose por dentro, en busca de mantener la estabilidad que le quedaba. Debía tener una explicación lógica aquél sonido, aquél ser... Brianna intentó tranquilizar a Esther, pero la verdad es que su condición era pésima aunque ¿qué iban a hacer además de compadecerse de ella e intentar animarla? No pensaba dejarla atrás, pero no quería mentirle... Probablemente no iba a mejorar ni con vendas. - Cargaremos contigo todo lo que podamos ¿verdad Brianna? No te preocupes, saldremos de aquí o al menos, lo intentaremos. Pero no pidas más perdón.

Y de repente, la situación empeoró aún más, las luces se fueron. - Hay que joderse... - murmuró. - El edificio no sé si aguantará en pie mucho más, esperemos que si, pero... - de repente le vino la iluminación a la cabeza. Había estando su móvil antes de que empezara todo esto, seguramente no podría llamar ¡pero la linterna del móvil funcionaría! Le entregó su móvil a Brianna. - Seguiré delante, pero ilumina el camino desde atrás. Es la primera vez que cojo un arma... Necesito las dos manos. - admitió el pobre enfermero. - La verdad, no sé si debemos salir de aquí cuanto antes o reestablecer la energía... - resopló y miró al suelo. - Creo que primero deberíamos devolver las luces, si viene uno de esos bichos, mejor verlo venir bien.