Partida Rol por web

Palabras de paz, vientos de guerra

Escena de Juego

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08/05/2023, 11:25
Lucca Alciato

-No me gustaría parecer que abusamos de su generosidad pero además de las provisiones básicas de ida y de vuelta la velocidad puede ser crucial para evitar males mayores, nunca se sabe que pueden estar tramando los indígenas. No nos importa arriesgar la vida en la misión para complacer al  virrey y a la corona pero nos disgustaría mucho que el esfuerzo fuera estéril si no pudiéramos regresar a tiempo o alguien pudiera salvar la vida huyendo para traer la notica. Por ello os pido también monturas para todos, que os devolveremos cabalmente a nuestra vuelta, si no volvemos tendréis problemas más acuciantes a los que atender. Tampoco está en mi ánimo decir a un milites como vos como hacer las cosas pero parece que las cosas que están poniendo calientes, tenemos la intención de solventar el problema de manera pacífica, para bien de todos pero bien pudiera ser que el asunto se desbocara. Para no coger a los habitantes de bien de la región indefensos sería bueno convocar a la milicia del concejo con motivo de algún tipo de alarde y a ser posible en secreto. Así, si nuestras gestiones no alcanzan buen fin, estén preparados. De no volver sabrá a qué atenerse su excelencia y ponerle solución. Quizás algo de dinero para sobornar conciencias en caso que haya lenguas que soltar podría ser, también una buena idea. Al fin y al cabo la gente del arroyo poco sabe de honor y mucho de necesidades y vicios.

- Tiradas (1)
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08/05/2023, 11:31
Apotecario Gutiérrez

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   Me rasco la cabeza y mentalmente hago cuentas. Comida llevamos, el Virrey de hecho es lo único que nos dio; comida y algunas mantas para acampar y poco más me parece recordar. Más comida ya piden, y aunque no espero que se de mas, solicito alguien del lugar que sirva de guía.

   - Si hemos de movernos, quizás tenga vuecencia a bien de prescindir de algún hombre que conozca el lugar para guiarnos como lazarillo para así mejor dirigir nuestros pasos y no dar vueltas en vano. -

   En cuanto a monturas, no me molesto en pedir. Ni estoy seguro de que haya en cantidad para prescindir. Una mula quizás para llevar los bultos, pero mis sospechas es que las mulas seríamos nosotros, cargando lo que fuera menester.

   .

- Tiradas (1)

Notas de juego

No se si es necesario tirar para pedir guía, pero yo tiro, tiro. (Sigue estando el D20 como dado en vez de D100)

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09/05/2023, 12:49
Juan Márquez de Coria

El alférez Juan asintió a las palabras de Diego y Beatriz, y no tuvo a mal el proporcionarles viandas suficientes para hacer ese pequeño viaje. Después escuchó con detenimiento a Lucca, quien parecía tener más que decir.

He deciros que la milicia local está a cargo del capitán Artaga, quien no está aquí desde hace una semana -respondió el alférez-. Hay pocos efectivos aquí, los restante, y se hallan en pos de defender esta ciudad, si es preciso. Ningún lugar es seguro con las revueltas actuales. Cuando el comerciante le pidió algo de dinero, éste levantó una ceja, en señal de sorpresa.

Os daré un par de monturas, que habréis de devolver a la vuestra vuelta -os dijo-; como digo, el resto se hallan con el capitán lejos de Tecuila. Sus alforjas estarán provistas de alimentos y agua, no vos preocupéis.

Poco después habló el licenciado Apotecario.

No conozco mejor hombre que fray Antonio, aquí presente -respondió ante la propuesta de un guía, delante del propio clérigo-. Por lo que sé, lleva ya un tiempo tratando con los nativos, es joven y ha aprendido a desplazarse por la zona con rapidez. Su espíritu pacificador os ayudará, pues es muy querido tanto por los españoles y criollos de la zona como por buena parte de los nativos.

Fray Antonio asintió con su cabeza, como haciendo una reverencia de agradecimiento.

¡Julián! -enseguida su criado llegó al patio, aunque realmente se encontraba esperando en una de las puertas que daban al mismo-. Prepara ahora mismo dos monturas con alforjas, y llénalas de provisiones para cuatro días. Añade seis cántaros de agua. ¡Aprestad!

No tardó el muchacho en desaparecer, saliendo por otra puerta del patio por la que, nada más abrirse, pudísteis comprobar que se trataba de una cuadra (en la parte trasera del palacio).

Tened cuidado, estaré pendiente de las noticias que podáis traer, y de veros por aquí lo más pronto posible.

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09/05/2023, 12:50
Tlatoani

Al poco rato, una vez se hubo marchado el alférez por las escaleras, el criado Julián os informó que dos caballos de carga estaban preparados en la calle, justo en la entrada del palacio. Estaban provistos de dos alforjas dobles de cuero y buenos cinchos, y los bultos se hacían notar a través de ellas. Detrás de las alforjas, cada caballo cargaba con tres cántaros (unas aguaderas de barro para almacenar y conservar fresca el agua).

* * *

Esa misma mañana, cerca ya del mediodía, dejásteis atrás la pequeña ciudad de Santiago de Tecuila, yendo al norte. El fraile Antonio os llevó por una senda que se alejaba de la misma, pero que, tras diez minutos de marcha (una marcha ciertamente algo más lenta de lo normal, dado el peso de todas las provisiones), éste se perdió. Ahora dicho camino se transformaba en arbusto, ramajes, retamas de hojas carnosas de maguey, y pequeños árboles espinosos de poco más de dos metros de altura, conocidos como los güizache o huisache.

 

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09/05/2023, 12:53
Antonio de Cuellar

En el camino, el fraile Antonio os contaba sucesoso y costumbres de las gentes a las que catequizaba. Entre los indios Chichimeca, según él, había varias "facciones" o "comunidades". Los Caxcan eran los más numerosos; los Guachichiles eran los más belicosos, y se pintaban la cabeza de color rojizo, adornando su cuerpo con plumas; también se tenía constancia, por lo visto, de los "chichimecas blancos", ya que solían vivir en tierras de salitre.

... además -continuó explicando-, los tecuexes son indios de considerable grado de civilización, que adoran al sol, a la luna, al fuego y a los antepasados, y quienes han divinizaron en multitud de ídolos de piedra y barro cocidos. Por supuesto, son ya muchos quienes han desechado a esos falsos dioses y han aceptado la virtud verdadera de la palabra de Dios. Los manda un tlatoani o cacique -explicó también- y sus armas preferidas son los arcos y el macahuitl, un hacha de obsidiana y de pedernal que he visto en sus poblados, pero no me he atrevido ni a sujetar entre mis manos...

Sin duda que fray Antonio sabía mucho de aquellos nativos, y un par de horas después estuvísteis descansando en una explanada agradable, junto a un arroyo, y a su vez en la falda más baja de un gran monte (el cual despuentaba al cielo). Tomásteis el almuerzo y bebísteis gustosamente de los pellejos de agua que bien eran rellenados de aquellos cántaros a través de unos caños herbáceos y gruesos, cilíndricos. Los caballos eran fuertes y también pudieron abrevarse gustosamente en el agua.

No queda mucho. ¿ven vos aquellas lomas? -señaló con el dedo a un cuarto de legua más allá del arroyo-. Allí descansa la encomienda de Juan de Arze. A partir de aquí hay que ir precavidos...

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09/05/2023, 12:54
Tlatoani

Una media hora después, dejando atrás el gran montículo, os adentrásteis en una zona más clara. Los caminos estaban desbrozados, más limpios que los silvestres senderos de la selva. Tras continuar por allí, pronto descubrísteis las primeras tapias y cercados. Campos de cultivos que estaban destrozados por completos. Más allá un pequeño campanario se levantabaj junto a unas viviendas, corrales y almacenes, todo bien dispuesto en una explanada que había conocido mejores días. Sin embargo, tales edficiios habían ardido, había mobiliario destrozado y arrojado por la explanada, y os pareció que allí había pasado un ejército completo.

Notas de juego

Estáis en la encomienda de Juan de Arze. Es por la tarde.

Está toda destrozada, quemada, prácticamente hecha polvo (debido al asalto que debió sufrir el encomendero). Podéis hacer tiradas d100 que creaís precisas y también narrar el estado de la encomienda (inventando nuevos edificios si así lo queréis) :)

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09/05/2023, 18:10
Diego "El bizco"

Diego se vio más que satisfecho de lo que el señor alférez les ofreció para el camino. De hecho, las dos bestias de carga, para llevar los víveres les ahorrarían no pocas fatigas. 

El camino fue tranquilo, pocas gentes vieron, tal vez era más seria la amenaza de alzamiento de lo que había pensado. Y bien que les sirvió de guía el fraile Antonio, ya que caminos no había, tan solo a las afueras del pueblo, para luego quedar en nada.

Aquellas tierras tenían una gran belleza, y su contemplación, mientras escuchaban al fraile, hizo que el camino se le hiciese rápido y fácil. Casi sin darse cuenta, tras un merecido refrigerio, llegaron al atardecer hasta la citada encomienda.

Y allí vieron los recientes signos de la lucha, todo estaba destrozado, las casas quemadas, los campos arrasados. Cuando había escuchado que tal vez aun podía haber alguien en aquel lugar, había pensado que lo encontrarían en mejor estado.

-No parece que haya quedado nadie en el lugar, pero mejor será mirar, y de paso ver que es lo que podemos encontrar.- Dijo mientras se acercaba a la casa de Juan de Arze y se ponía a buscar por el lugar. 

Pero no parecía que el fuese a encontrar nada fuera de lugar, maderos quemados y piedras que se habían desmoronado.

También trató de permanecer alerta, por si hubiese alguien en el lugar, que no les pillase por sorpresa. 

 

- Tiradas (1)
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09/05/2023, 18:47
Apotecario Gutiérrez

.

   Mientras hablaba el fraile, voy tomando nota mental, indios pintarrajeados de rojo, peligro, entendido. Al final llegamos, intento un perfil no demasiado ruidoso, pero a la tercera vez que tropiezo mascullando, desisto de una aproximación sigilosa.

   - Deberíamos echar un vistazo a los establos, a ver que ha sido de los animales, no estarán, claro, pero será bueno saber si había monturas o solo bestias para arar el campo y dar carne o leche. -

   Echo un vistazo a lo lejos, guiñando los ojos, donde creo está el edificio principal.

   - También sería bueno mirar la casa, armero habrá, aunque no sea gran cosa, echemos un vistazo, a ver si sólo está destrozado o si han volado las armas. Tengo especial interés de ver si está la pólvora echada a perder y pisoteada o si se la han llevado. - Que quienes han asaltado esto sepan darle uso o no sepan, sería imporante saberlo, reflexiono.

.

- Tiradas (1)

Notas de juego

Da igual el bono, no sale sigilo sume 10, sume 20, XD.

"Oculto entre las sombras, avanzaba el apotecario Gutiérrez silbando una alegre melodía."

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09/05/2023, 21:25
Apotecario Gutiérrez

   El apotecario aboga por examinar más de cerca la casa principal, que intuye la más saqueada, tomando precauciones para no llevarse un hachazo según asoma al cabeza. Pero antes, ya que viene de camino, husmear las cuadras/establos.

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11/05/2023, 22:57
Lucca Alciato

El viaje le pareció algo pesado, el paisaje no era muy estimulante y se le parecía por momentos al del norte de África. Es más como allí no estaba tranquilo en ningún momento pensando que les iban a atacar de un momento a otro.

Escucho atentamente las explicaciones de Fray Antonio, intuyendo que todo eso podría de ser de utilidad en un futuro.

-Aunque la verdad que maldita la falta que me hace saber el nombre que se dan asi mismos los que me van a querer romper la cabeza con sus armas primitivas. Pero eficaces al parecer…-pensó.

La visión de la encomienda no le dejo mas tranquilo, aunque esperable la hacienda era unas ruinas y el contingente que había pasado por allí parecía considerable.

-Muy mal se ha tenido que portar el dueño de la hacienda para que hayan decidido pasar a cuchillo esto y con bastante saña al parecer. Y en un lugar en el que el maltrato y el trabajo duro no son una novedad la percepción del dueño de esto debía ser particularmente mala.

Revisar si había animales le parecía superfluo, se los habrían llevado o habrían huido, pero lo de las armas era perspicaz, por lo menos deberían saber las autoridades si los rebeldes estaban armados con armas más modernas e inferir en que cantidad.

Pero había algo que le preocupaba y podía ser bastante importante, el trato que habían dado a la iglesia.

-Yo creo que iré a la iglesia. Sabiendo el grado de profanación, si la hubiera, veremos como de hondo han calado las enseñanzas de los buenos padres franciscanos. Porque una cosa es volverse contra las autoridades pero si se vuelven contra Dios, bueno, ahí tenemos algo todavía más serio. Sin vuelta atrás diría yo. Y aunque no espero encontrar nada intentemos también buscar en la casa principal por si entre los papeles que pudieran quedar podamos sacar algo. Lo ideal sería un diario, pero las cuentas de la plantación podría darnos una idea de si el negocia iba mal, quizás si moría demasiada gente, si se les castigaba, no se yo, una idea general de cómo se vivía por aquí. Algo que también podríamos colegir por el estado de las viviendas de los obreros, si son particularmente miserables o no. Eso, teniendo en cuenta que son todo escombros.

Pasaría por la explanada, por si los insurrectos habían dejado algún tipo de mensaje.

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11/05/2023, 23:07
"Ratona" Beatriz García

Tras marcharnos de Tecuila con víveres renovados y alguna montura, no recorrimos una gran distancia hasta dar con la hacienda de Arze. Dicha hacienda parecía deshabitada, destruida por el fuego y las manos furiosas de vete tú a saber cuántos indígenas. Nos acercamos con cuidado.

-"Yo revisaré las casas de los trabajadores y la explanada. Si hay huellas, podré dilucidar el número de atacantes." Les comenté a los demás mientras avanzaba hacia la explanada.

Anduve hasta la explanada, mirando todo con detenimiento y con la espada desenvainada, por si acaso. Intenté buscar huellas, cuerpos muertos, cualquier cosa que me diera información de lo sucedido allí.

- Tiradas (1)
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12/05/2023, 11:08
Tlatoani

En medio de aquel destrozado lugar, Apotecario y Diego optaron por aventurarse a la casa principal, le hogar de Juan de Arze. Lucca caminó, no obstante, por la explanada, dirigiéndose a la pequeña iglesia (para saber el grado de infortunio, pues según él lo marcaría el nivel de profanación del santo lugar). Beatriz optó por acudir a aquellas viviendas, a modo de barracones, donde debían descansar los esclavos de la encomienda. No andábanse unos lugares lejos de los otros, a escasos cien varas (los más lejanos entre sí). Alrededor los campos de cultivo andábanse yermos, no arruinados del todo, pero descuidados totalmente (excepto uno, el cual estaba completamente abrasado). Siguió el fraile Antonio a Lucca, por eso de interesarse por la iglesia y ver su estado.

Diego y Apotecario, nada mas entrar en la vivienda de dos plantas, encontraron algo de mobiliario destrozado: un par de baúles abiertos y vacíos, y varias alformbras desgarradas, deshilachadas. También un par de mesas con algo de decoración hechas astillas, y numeroso asientos abrasados, reducidos a cenizas. La distribución en varias salas de casi igual tamaño habían sufrido el mismo destino: un saqueo irrecuperable. La planta superior, a la que se accedía por unas escaleras de alto escalón, no había sufrido mejor suerte. Allí arriba debía tener don Juan y su familia su dormitorio. Efectivamente, los jergones colocados sobre unas estructuras de madera estaban hechos añicos, los almohadones de pluma desvencijados, e incluso había sangre. El licenciado y el marino contemplaron el horror que se había formado allí no hacía mucho.

Por otro lado, encontraron una pequeña cajita negra, abierta y arrojada en una esquina, en cuyo interior asomaba una bolsita de cuero, arrojada en una esquina (dedujeron que quien la tomó entre sus manos la arrojó contra la pared, y allí la quedó). De la bolsa se desprendían varias monedas, un par de anillos de plata y un bonito collar dorado. En otra de las habitaciones superiores, la cual tenía una gran balconada que daba a la parte posterior de aquel poblado, había una especi de desplacho. Un par de libros de cuentas estaban arrojados en el suelo, y parte de sus hojas arrancadas. No tardó el licenciado en leer algunos de aquellos folios entintados, comprendiendo que era un libro de cuentas de la hacienda: sus productos, sus ganancias y gastos y, también, el número de "trabajadores"(unos cuarenta y seis esclavos, según contó Apotecario). El resto de la vivienda no contaba con más puntos de interés.

Al mismo tiempo, Beatriz, Lucca y Antonio se dirigieron a la explanada. Los tres vieron una huellas que se marchaban del poblado (por el extremo opuesto del que llegásteis), y se perdían más allá, en la naturaleza cercana. Mientras la "Ratona" se quedaba divisando éstas un poco, Lucca y el fraile marcharon a la iglesia.

El templo miraba hacia el este, en su pórtico proncipal y no era sino una nave rectangular con un pequeño ábsido semiesférico. Contaba con un pequeño campanario, muy bajito, pero imitando a las grandes moles de piedra que se construían en las ciudades de Nueva España. Además, contaba con contrafuertes bien labrados y un par de portones muy cuidados... hasta ahora. Yacían estos reducidos a tablas, y abiertos lo que quedaba de ellos de par en par. Una vez dentro, encontraron un espacio con algunos bancos, descolodados y quedamos, y la piedra de las columnas y los muros en el interior era negra, pues había sin duda ardido allí un fuego poco conciliador.

El olor del hollín se introducía rápido en sus fosas nasales, y parecía que quien hubiera quemadoo aquello no tuviera reparo alguno en hacerlo. Un retablo de madera, seguramente colocado delante del ábside, era ahora un reducto de madera en su base y cenizas a su alrededor. Sin embargo, por extraño que pareciera, una imagen de una virgen desfigurada aún quedaba allí, en lo alto de un espacio lateral (imitado el hueco de una capilla de catedral). Parecía impoluta, y eso que a su alrededor la piedra de los muros había sido ennegrecida por el fuego. Un pequeño milagro sin duda. Aparte de ello, el comerciante y el fraile (quien no dejadaba de santiguarse por aquella afrenta a Dios) no encontraron nada más de valor ni nada salvable.

Por su parte, Beatriz revisó las viviendas de los trabajadores. Un conjunto de salas unidas entre sí, sobre un techo común, y una especie de letrina comunal compartían un mismo tejado a dos aguas. Justo detrás comenzaba un gran campo de cultivo. Los espacios eran realmente reducidos (no tanto como una celda monástica), pero allí tres personas debían vivir con cierta incomodidad. Claro que, tal vez al malogrado encomendero no le importase. Jergones descolocados y ropas diversas (ajadas y deshilachadas) estaban arrojadas por doquier, como si un torbellino de aire hubiera pasado por allí. Resulta que aquella vivienda no tenía un ápice de resto de ceniza, carbón hollín, ni tizne, por lo que no habría ardido.

Tras indagar cada uno en varios lugares, os reunísteis a pleno sol de la tarde en la explanada. Todos llegásteis a la conclusión de que los esclavos habrían huido tras el asalto, llevándose alimentos, telas, ropa, herramientas e incluso armas (pues también advertísteis un almacén dedicado a ello y arrasado por completo. También Diego y Apotecario vieron las huellas que había en dicha explanada, y que se alejaban de aquel lugar.

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12/05/2023, 11:14
Antonio de Cuellar

No parece que hayan dejado mucho que salvar... -añadió el fraile, mientras miraba tales huellas-. Además, parece que marcharon al norte -y levantó su cabeza, oteando el paisaje cercano-. Puede que estas huellas vayan al norte, o tal vez se llevaran por aquí al encomendero Juan. Quién sabe. ¿Qué decídís, señores: tratamos de seguir las huellas o volvemos al camino para ir a al poblado? -quedó esperando vuestra respuesta el fraile-.

Notas de juego

-Sería un +20 Apotecario, por su Destreza Sigilo, pero aún así fue imposible. 
-Beatriz, tu podrías haberte sumado un +10 por tu oficio en eso de buscar huellas o pistas, pero tampoco habrías acertado. Como veis, he narrado que encontráis huellas, y de haber sacado Ratona dicha tirada os hubiera dado algún detalle más de información.

Diego y Apotecario encuentran unos 200 reales (una pasta) y dos anillos de plata + collar dorado (joyas que podrían vender se por un buen precio). ¿Quién diantres deja ahí semejante valor ;D ?

Con vuestro siguiente post, tenéis que decidir por donde ir (una de las dos opciones, a no ser que queráis proponer otra cosa). En caso de empate, será fray Antonio quien desempate con una tirada para decidir. (En el caso de optar por las huellas, acompañad el post con una tirada 1d100 de Percepción, con un +20 a quien tenga la Destreza Rastrear y un +10 a Ratona por su oficio. Y si queréis hacer algo más en la encomienda, narradlo en el mismo post, sin problema.

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12/05/2023, 13:54
Diego "El bizco"

Desde luego, a Diego le quedo pronto muy claro que allí la ira y un odio profundo había ocasionado aquel levantamiento en el que la casa estaba totalmente destrozada. Las manchas de sangre eran lo único que quedaba de los que allí habían vivido. 

Pero entre aquel revoltijo de restos, lograron encontrar una de las cosas que andaban buscando, los libros en los que se anotaban los quehaceres de la encomienda, y de los cuales, alguien ilustrado, que no el, tal vez podría sacar algo en claro. 

-Estos libros tal vez contengan información que pueda aportar algo de luz a como eran las cosas en  la encomienda, antes del alzamiento.- Dijo al resto, una vez todos reunidos de nuevo. 

Pero lo que más le sorprendió, y le dio una gran alegría fue el contenido de aquella bolsa. Alguien había roto la caja en la que se encontraba y luego ni se había molestado en ver su contenido. Allí había una verdadera fortuna. 

-Y mirad lo que hemos encontrado, esto vale una fortuna. Ya no tendremos que pasar miserias, la próxima vez que lleguemos a una taberna.- Solo con aquello, podrían vivir bien todos una temporada, aunque la verdad es que en el lugar en el que se encontraban, de momento para nada les iba a servir. 

Tras ver aquellas huellas, le surgió la duda de que era lo que deberían hacer a continuación. Seguirlas y tratar de dar con los esclavos huidos de la encomienda, los que puede que les contasen algo, aunque también podrían atacarles según les viesen. O seguir el camino hacia el poblado más cercano. Y la verdad, es que su cabeza no daba más de si, no sabía que podía ser mejor. Así que estuvo largo rato cavilando, hasta que finalmente propuso lo siguiente.

-La información que más necesitamos es la de saber porque ha ocurrido esto que hemos visto. Y la mejor forma de conseguirla es con los que estaban aquí cuando ocurrió. Así que a mi me parece que lo mejor sería seguir esas huellas y ver a donde nos llevan. Pero hay que tener en cuenta lo aquí acontecido, y que tal vez no se alegren de vernos.- Que las cosas se podrían poner muy mal, si aquellos indios la tomaban contra ellos. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Desde luego que Diego el pobre no ve nada. 

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15/05/2023, 16:37
"Ratona" Beatriz García

Tras investigar a fondo las casas de los esclavos y las huellas encontradas, volví a la explanada junto a los demás.

-"Parece que el incendio que provocaron solo fue en la casa del comendador y en la ermita. Los alojamientos de los esclavos están revueltos, pero intactos en la estructura. O estos indios eran selectivos o los propios esclavos fueron los que hicieron esto, ayudados por los asaltantes. Propongo ir tras las huellas, como dice Diego, y así sabremos quiénes fueron los culpables. Merecen ser castigados por tal afrenta a la Corona." Les dije a los demás.

No me gustaba lo sucedido y me daba muy mala espina todo esto, pero teníamos que cumplir con nuestra misión y averiguar todo lo posible sobre lo sucedido. Mientras esperaba la opinión de los demás, me acerqué al negrón para admirar el tesoro encontrado en la hacienda.

- Tiradas (1)
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15/05/2023, 23:40
Apotecario Gutiérrez

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   Me rasco la cabeza, mientras pongo a buen recaudo lo hallado, a saber, los legajos que mal o bien darán cuenta que pasaba aquí, ese par de libros de cuentas. Luego de la cajita y la bolsa de cuero...

   - Sin duda las joyas son reconocibles, habrían de devolverse al virrey... la plata... que duda cabe que también, pero la corona de seguro no pondrá pegas a que se use parte para resolver el problema antes de entregarla. -

   Escucho lo que se ha visto y luego añado.

   - 46 esclavos faltan, y faltan las armas, algunos habrán huido sin más, pero si de verdad se está fraguando una revuelta, hay que tener un ojo o dos atentos. Veamos si podemos rastrear las huellas que hayan dejado. -

   También hay una cosa que me escama, y antes de partir, miro.

   - ¿Habéis encontrado algún cuerpo? ¿o tumbas recientes? -

   Pues nos habían encomendado saber del asesinato del encomendero Juan de Arze, pero la ausencia de cuerpos, de tumbas y la plata tirada hace que de vueltas a que se me escapa algo. Miro un vistazo rápido, pero luego vuelvo la atención a las huellas. Un grupo en estampida huyendo tras saquear no debía haber sido muy cuidadoso en ocultar el rastro, al menos el rastro inicial, eso esperaba.

   Dejo que primero examinen los que seguro tienen mejor vista y olfato que yo, y por último examino los rastros y huellas con interés.

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- Tiradas (1)

Notas de juego

   Hay que joderse, un 3 en un dado de 100, XDDD.

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16/05/2023, 01:56
Lucca Alciato

Seguir a un grupo nutrido de esclavos con pocas ganas de ver a quienes podían identificar como sus amos, armados y pertrechados no le seducia mucho. Era una misión de mucho tiento pero claro, ¿que otra opción les quedaba?.

-Parece lo mejor para averiguar qué paso seguir el rastro pero desde luego no lo más prudente. Habrá que ir con mucho tiento no seamos las próximas víctimas. Coincido con ustedes en seguir el rastro. Ya, si danos con ellos, desde lejos y ocultos veremos si ea seguro cambiar umpresiones con ellós. Mientras tanto me gustaría dar un vistazo a los libros, que si son de contabilidad y de los que haceres del negocio lo mismo puedo inferir algo de las condiciones del lugar y tener alguna idea de lo que ocurrió o pudo ocurrir aquí.  Seguir rastros no es lo mío pero intentaré aportar algo.

La verdad sea dicha lo de llevar los libros siemre fue una asignatura pendiente y una constante fuente de decepción para su familia, pero algo aprendió y hoy parecía muy necesario.

- Tiradas (1)
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16/05/2023, 13:03
Tlatoani

Le resultó extraño a Beatriz que el incendio no llegar a las viviendas de los barracones; sin embargo, las viviendas andábanse alejadas entre sí como para extenderse en un incendio (aunque ello no era explicación de ninguna deducción). Mientras se acercaba a Diego para contemplar las monedas y las joyas, éste comentaba, al igual que la Ratona, su decisión de seguir las huellas. Por su parte, los libros que Diego apuntaba, acerca de las cuentas y los diarios de la encomienda, tan sólo marcaban números y cifras, y nombres de animales y productos (pero ningún tipo de aclaración de la vida cotidiana o condiciones de las gentes de la encomienda). Lo único que Lucca pudo advertir en los quemados legajos (justo antes de que Apotecario los guardara), eran tales cifras, y parecía que no iba mal económicamente tal gran negocio de siembra.

Cuando no había más que hacer en aquel lugar aparte de divisar la ruina de aquella encomienda de Juan de Arze, tratásteis de seguir las huellas por el otro extremo de la pequeña villa. Pronto las huellas parecían mimetizarse en el terreno, y el paso de los días había apagado la frescura de las mismas (escondiéndolas en el suelo). El terreno ascendía poco a poco, en medio de un mar de hojarasca con árboles retorcidos y piedras a la vista.

No pudo Beatriz, diestra en tales lides, seguirlas; tampoco Diego (conocedor de los mares) y tampoco Lucca, quien tal vez seguía pensando en las cuentas de los legajos. Sin embargo, fue Apotecario, licenciado en ciertas lides distintas a las de batir terreno, quien logró seguir las huellas, por extraño que pareciese, guiando así a todo el grupo. El fraile franciscano caminaba a su lado, tratando de orientarse un poco al lado de aquel gran mar de secarral y zarzales, en la falda de aquel monte.

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16/05/2023, 13:06
Antonio de Cuellar

Tras unos quince minutos llegásteis a divisar un cerro bastante más seco que el resto del terreno, rampante en el cielo, y a cierta altura. Las huellas seguían por allí y subían a lo alto.

Estamos cerca de... del poblado Huazamota, a unos diez minutos o quince -comentó el fraile-. Pero estas huellas suben a este cerro que tenemos aquí delante.

Ciertamente estábais en la base del cerro. Era demasiado empinado como para que los caballos subieran, y más cargados. Cualquier que viera a los animales así lo decidirían.

Notas de juego

Ahí podéis ver el cerro con "calvas" junto al que estáis, en su base. Los caballos con la carga no pueden subir el terreno (está demasiado empinado). Las huellas llevan a lo alto del cerro (que desde la base, donde estáis, no se aprecia bien). Si queréis explorarlo tendréis que subir, claro. Como siempre, sabéis que podéis separaros. Según el fraile, el poblado al que íbais no está lejos. Os toca decidir ;)

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16/05/2023, 16:51
Diego "El bizco"

De no haber sido por Apotecario pronto habrían perdido el rastro, pero este lo encontró y nos permitió seguirlo hasta la base de un empinado cerro. El fraile nos dijo que allí cerca había un poblado indígena, pero aquellas huellas no se dirigían hacia el poblado. Y ellos estaban interesados en las huellas, ya que eran aquellos los que les podrían hablar de lo que acaeció en la encomienda y el porque las cosas habían llegado tan lejos.

-Creo que deberíamos seguir esas huellas, ya que ellos son los que mejor nos podrían informar de lo que necesitamos saber. Ya luego, podremos ir al poblado, pero no lo veo como algo prioritario. El problema son los caballos, que tendremos que dejar atrás. ¿Cómo hacemos? Nos separamos y que alguien se quede con los caballos y se dirija al cercano pueblo. ¿O los dejamos aquí atados? Con el riesgo de perderlos.- Tan solo tenía clara una cosa, aquellas huellas deberían de ver hasta donde les llevaban, el problema de los caballos era algo complicado, si se separaban podrían echarse pronto en falta, que los problemas pronto se pueden desencadenar. Y perder animales y carga, podría comprometer la misión en la que estaban. Aquello era todo un dilema, para alguien de tan pocas luces como Diego, seguro que sus compañeros, gentes de mas entendimientos y mejores seseras encontraban la mejor de las soluciones. 

- Tiradas (2)

Notas de juego

Va con cuidado de no llamar mucho la atención.