Camila por poco y se atraganta con un trozo de carne al oír que el viaje que haría Andrés respondía casi a las mismas razones que el de ella. ¿Sería posible que se tratase del mismo viaje? La sola idea ya de por sí era descabelada, no podía ser tanta la coincidencia ¿o sí?
No le preguntó nada, porque si lo hacía él podía creerse que ella lo hacía porque estaba interesada, de curiosa o simplemente para mantenerle controlado. Nada más lejos de la realidad, aunque, bueno, sí, curiosidad tenía, mas no lo demostró.
-Ivette -habló tras beber un sorbo de agua y aclarar la garganta-, tu hermano tiene razón, lo harás bien, si no lo creyésemos no te lo estaríamos pidiendo. Yin ya es toda una adolescente y te aseguro que no te dará mucho que hacer, es bastante independiente, lo único que necesita es que la traigas y lleves a sus clases tanto del colegio como las de danza. En la agenda telefónica están todos los números de emergencia... ya verás lo bien que se la van a pasar juntas, ella te tiene mucho cariño, lo sabes, ustedes se llevan bien y Yin te hace caso en todo... anda, tranquila, lo harás bien.
si.. yo la adoro.. pero... bueno esta bien, espero no meter la pata con nada....
porfin despues de jugar un buen rato con la comida, probo un bocado
esto te quedo rico je!
- Lo dicho. Solo ten confianza. Todo lo harás muy bien - y con una sonrisa tomé un bocado del plato preparado por Camila. Lo saboreé lentamente. Sonriendo- Está riquísimo
-¡Bah! Ya saben que el goulash es mi especialidad -les responde con ese aire alegre y jovial que tiene-, pero gracias, siempre es grato saber que a la gente le gusta lo que cocino. ¿Cómo saben? En una de esas me da por abrir un local de comida...
Lo dice por decir aunque la idea no le parece del todo descabellada.
-No sabes el peso que me sacas de encima, Ivette, me habría dado mucho pesar tener que dejar a Yin a cargo de otras personas... ¡¡Jajajajaja!! Seguro que mis vecinitos habrían estado encantados... ¡¡Buffff!! Qué cruz con esa gente.
Mira al cielo como implorando de sólo recordar la escena de la mañana.
-Imaginen, yo en bata, recién levantada y desayunando tranquilamente mientras leía el períódico y ¡zas! que empieza a sonar el timbre insistentemente, casi me voy de espaldas cuando veo que era la vieja cotilla de la señora Raquel que, amable ella -eso lo dice irónica- me traía mi correspondencia y quería que se la leyera -hace morisquetas-... ya se imaginan mi cara y lo amable que fui para mandarla a freír monos al África.
Come un poco y bebe jugo.
-Cuando ya me había librado de ella y al rato después de llamarte a tí -mira a Ivette-, el timbre que empieza a sonar otra vez y yo, creyéndome que eras tú, fui y abrí la puerta de par en par pero, para mi desagradable sorpresa, no eras tú, sino Trevor, el esposo de Raquel, que ha entrado como Pedro por su casa, se ha sentado en mi sillón y se ha creído que yo era la doctora corazón porque se puso a contarme toooodas sus penas -en este punto ya la cantidad de gestos que Camila hace al hablar es más que cómico, dejando ver todo su histrionismo, no por nada es actriz-. Que si Raquel lo tiene abandonado, que no le prepara el desayuno por irse a cotillear y vaya a saber cuántas cosas más. ¡¡Dios mío fue horrible!! Juro por lo más sagrado que antes de tener que recurrir a ese par para pedirles ayuda prefiero encerrarme en un claustro.
jajaja!!!
ivette reia sin poder parar, y cada vez que se iba a llevar el tenedor a la boca tenia que volver a dejarlo en el plato
jajajaaja!!!
- Me hago cargo. La sociedad actual parece que se complace en destrozar la intimidad, y vecinos como los que has señalado solo son un ejemplo. A mi esta mañana me pasó algo muy parecido. La verdad es que llama la atención lo poco que importa la intimidad ajena. Supongo que es la consecuencia de tanto programa estúpido del corazón, y tanto reality show. Todo el mundo tiene la fea costumbre de asumir que puede meter las narices donde no le llaman. Es bastante desagradable. Yo mismo tuve que discutir también esta mañana con mis vecinos para que no abrieran mi correspondencia...
en cambio mis vecinos son muy educados... quizas demasiado... no se como se llama ninguno de ellos... y uno es muy apuesto...
al escucharse lo que decia, se puso colorada y callo de inmediato
Camila sonríe al oír la mención del vecino apuesto.
-Pues en lugar de ponerte colorada lo que deberías hacer es tratar de conocer a tus vecinos, no pienses que es con interés de ligártelo ni nada, pero si son más o menos de tu edad bien te puedes armar un nuevo grupo de amigos o conocidos.
mm.. no no...
jugaba con la comida, mientras mantenia la vista fija en el plato
yo no soy buena para esas cosas...
Andrés sonrío mientras tomaba otro sorbo de vino. Tal vez hubiera algo forzado en esa sonrisa
- En realidad no necesitas serlo. Salúdale un par de veces con una sonrisa, y evita que tu timidez te deje sin habla. Los hombres siempre terminamos acercándonos a una cara bonita como la tuya, hermanita. Con un motivo u otro. Pero siempre terminamos haciéndolo. Al menos cuando no hay ninguna otra persona en el corazón
Camila asiente en silencio a las palabras de Andrés. Era cierto, pero no sólo los hombres sucumbían ante una cara bonita, también lo hacían las mujeres.
Termina de comer y deja el cubierto sobre el plato. Observa los platos de sus comensales y espera a que éstos acaben para ir en busca del postre. Cuando regresa lo hace portanto en una bandeja dos sendas copas de helado espolvoreado con galletas molidas.
-Espero que les guste -les dice una vez ha entregado las copas a cada uno.
Respira profundo, repentinamente algunos recuerdos se le han venido a la mente con la consiguiente melancolía, pero, para su suerte, suena el móvil y la rescata de ese minuto de encubierta añoranza.
-Disculpen... -dice y se aleja de la mesa.
Pueden oírla hablar, aunque no todo lo que dice consigue entenderse. A ratos da la sensación que discute con alguien, mas cuando regresa a la mesa su tono y gesto es el de siempre.
estas bien camila?, paso algo?
di el ultimo bocado saboreandolo, y crice los cubiertos en le plato
-¿Ah? -pregunta con aire distraído a Ivette- ¿Bien?... Sí, sí, todo bien, estaba mandando a alguien al carajo nada más.
ahh... jijiji....
me limpie la boca con la servilleta, mientras intentaba tapar mi risa
Andrés está tomando el postre, y no parece notar que Camila se levanta, salvo por un ligero y casi imperceptible movimiento de cabeza, cuando esta se levanta de la mesa para atender el movil. Mientras habla Andrés sigue comiendo.
Solo cuando ella se sienta y dice su frase, Andrés levanta la cara y se la queda mirando a los ojos un segundo interminable. Cuando habla finalmente lo hace con esfuerzo, es evidente que sus pensamientos no acompañan a lo que dice
- Muy rico el postre. Como el resto de la comida. Gracias por la invitación - tras estas palabras vuelve a quedar en silencio, aprovechando para desviar la mirada a su hermana- Bueno, entonces hermanita, muchas gracias. En serio. Estoy seguro que tanto Camila como yo te estamos muy agradecidos. No me gustaría que nuestra Yin estuviera junto a desconocidos este tiempo. Sabiendo que vas a estar con ella me quedo mucho mas tranquilo
bueno, la verdad es que sera un placer estar con mi sobrina, solo espero... poder con todo... pero igual no se preocupen... creo que podre arreglarmelas...
ahora una cosa... Yin ya sabe lo del viaje?
mire a ambos con mirada inocente
-Sí, algo alcancé a mencionarle. Olvidó el bolso de gimnasia y me mandó un mensaje al celular para que se la llevara. Antes de ir donde Andrés pasé a dejarle el bolso al colegio y aproveché de contarle. Por suerte no me puso peros...
Camila miró la hora en su reloj, ya pasaban de las dos. Dejó la servilleta sobre la mesa y dio cuenta del vaso que tenía en frente.
-Bueno, me encanta que lo que preparé fuese de su agrado y de verdad que encantada me quedo con ustedes un rato más, pero se me hace tarde y todavía me quedan cosas por hacer en la ciudad.
Se pone de pie.
-Ivette te dejo las llaves, tú te encargas de cerrar todo. Cuando regrese me encargo de lavar la loza sucia... Andrés, suerte en tu viaje.
no te preocupes, yo me encargo de todo, anda tranquila
Me levanto de la mesa al tiempo de Camila. Mis labios inventan una sonrisa cordial, que mi mirada no logra encontrar fuerzas para acompañar.
- De acuerdo. Suerte también para el tuyo. ¿Dijiste que recogiera yo a Yin?. ¿Te sigue pareciendo bien? Si es asi dime a qué hora hay que recogerla y donde la llevo
-Sí, por supuesto que me parece bien, además así no tengo que correr tanto, aunque correr tampoco es que deje de hacerlo... joder, si es que a veces parece que corro contra reloj.
Camila toma la cartera y rebusca en el interior su billetera. Del interior de ésta saca una tarjeta y se la extiende a él.
-Yin sale del colegio a las 3 de la tarde, acostumbro llevarle algunas cosas, livianas, para que meriende, más que nada un tentempié...
Va a la cocina y saca del refrigerador un yogurt descremado, dos frutas y una botella individual de jugo natural. Mete todo en una especie de lonchera y se la entrega a Andrés.
-... Tienes que llevarla a esa dirección, a las 4 menos 15 empiezan sus clases de danza, la Academia, como puedes ver, está apenas a un par de calles de tu oficina; las clases son hasta las 17:15 pero generalmente se extienden hasta las 17:30. Con que pases por ella a esa hora todo bien, después, si es que no te complica y ella quiere, pueden pasar un rato juntos, a mí lo que me interesa es tenerla a las 21:30, máximo a las 22:00 metida en la cama y durmiendo. De todos modos a esa hora yo ya estaré desocupada, así que puedo pasar por ella, pero si quieren pasar un rato más juntos, no tengo problemas en esperarlos a la salida de la ciudad, justo en el cruce...
Vuelve a mirar la hora y ya casi que se dispone a correr.
-Llámame o que lo haga Yin para saber en qué quedamos... aunque yo la llamaré de todos modos para saber en qué quedaron... Bueno, chao, ya me voy que es tardísimo.