Partida Rol por web

Cuando salgo del baño envuelta en una toalla, veo en la cama una nota y una flor. Tomo la flor y miro la nota, no entiendo a dónde pudo haber ido pero bueno, seguro que tenía algo que hacer. Miro la llave y veo que es su llave la que me ha dejado, sonrío y mientras tanto me pongo la ropa que tenía antes, excepto la interior que no sé donde quedó.

Me seco el cabello y me lo dejo suelto, me pongo un poco de labial rojo que traigo en mi bolso y lo último que me pongo luego del sujetador, es la blusa y me pongo mis zapatos, me olvido de coger mi llave que está en la bolsa de la chaqueta de Rivas pero seguro que él me encontrará. Echo una última mirada a la habitación y salgo sonriendo, me muero de hambre.

son las 2:30pm

Abro la puerta de mi habitación y dejo que Erin pase primero, un poco por caballerosidad y otro poco, para darle una palmada en el culo mientras me rio.

¿Tienes sueño cariño? Le digo con una sonrisa en cuanto se gira.

son las 3:00pm...

Lo miro y le sonrío tras aquella palmada con una falsa cara de enojamiento, luego continúo hasta la cama y en el camino me quito los zapatos, me dejo caer en la cama boca abajo.

-La verdad es que he bebido y el viaje... Pero tengo cosas que hablar contigo. Hoy algo de embarazos o...

Lo miro a los ojos incorporándome poco a poco en la cama, hasta quedar de costado. Sonrío, hay bastante confianza entre nosotros.

Claro. Hablemos, cariño. ¿Qué quieres decirme? Le digo mientras la abrazo por la cintura y hago que se tumbe a mi lado en la cama, quedando cara a cara, mirándonos a los ojos.

Sus ojos son tan bonitos, que en este momento podría estas nadando en ellos hasta ahogarme.

Le sonrío confundida, no sé si es el mejor momento pero aún así me atrevo a aventurarme.

-A ver, dime qué es eso de embarazarno, tonto...

Le doy un beso tibio y pequeño en la nariz.

-No sabía que te gustaban tanto los niños, en realidad no sabía que te gustaba tanto yo.

Yo... estem... Le digo con una sonrisa mientras rebusco en mi bolsillo una cosa que le compré hace tiempo ya.

Yo, no sé. Me gustas, demasiado, desde el primer día que te ví en el trabajo y estos últimos días han sido fantásticos y decidí, bueno...

Me acerco a ella mientras me arrodillo y cogiéndole una mano, dejo la cajita sobre su palma, esperando su reacción.

Enmudezco hasta el punto de sentir las mejillas heladas, los ojos brillosos y un calorcillo por todo el cuerpo.

-Rafael...

Apenas siento la cajita sobre mi mano, respiro profundo para no desmayarme. Mi corazòn late con fuerza y creo que se nota. Si dentro hay lo que yo creo, no sè si podrè soportarlo. La tomo entre mis dos manos y lentamente la abro.

Cuando abres la cajita, espero con ansias la respuesta de tus ojos al ver lo que contiene.

Miro el hermoso anillo, luego lo miro a él, la verdad es que no lo puedo creer. Me siento emocionada y no lo disimulo, al punto de que dos lágrimas escurren por mis mejillas y lo abrazo y lo beso en ambas mejillas, luego en la boca largo y cálido.

-Yo... Estemmm... ¡No lo puedo creer!-grito emocionada.-¡Sí!

Vuelvo a besarlo y a enredarlo en un abrazo mientras espero que sea él quien me ponga el anillo.

Cojo suavemente su mano mientras pongo el anillo en su dedo anular derecho y le beso el dorso de la mano, aún de rodillas.

Espero que te lo puedas cambiar pronto de mano, princesa. Le digo con una sonrisa mientras me incorporo y abrazándola con fuerza comienzo a besarla.

Respondo a su beso conefusividad, mis manos se vuelcan en su espalda, sintiéndolo muy cerca de mí. La verdad es que el matrimonio no me entusiasmaba por sí solo pero Rafael ha conseguido que lo haga. Tengo mil preguntas en la cabeza que no quiero hacer en ese momento, ya tendremos el tiempo.

-Será un placer hacerlo, doctor...

Le guiño un ojo y continúo con los besos, hasta he olvidado el mareo.

Mis besos continúan sobre su cuello, en sus orejas, y otra vez en sus labios. Mi lengua juguetea con la suya mientras mis manos acarician su espalda por debajo de la camisa, desabrochándole el sujetador que tanto molesta por allí.

Erin... ¿te gusta el anillo? Le digo sonriente mientras voy llevando lentamente su cuerpo hasta la cama.

-Me encanta...-musito al sentir sus manos en mi espalda desabrochando mi sujetador.

Me dejo caer en la cama al tiempo que empiezo yo misma a desabrochar su camisa torpemente sin dejar de mirarlo a los ojos, no cabe duda que èl puede sentir la locura que tengo con èl.

-Casi tanto como tù...

Casi tanto como tu...

Debes terminar la frase, cariño. Sé que es lo que te vuelve loca de mi. Le digo mientras dejo que me quite la camisa y continúo besándola.

Ala, ya estamos otra vez... creo que me puedo acostumbrar a esta vida.

Sonrío maliciosamente, debe estar bromeando. Me dedico a su cuello por unos segundos sin terminar dicha frase que él ha cambiado en todo sentido, pero que poco me importa.

-Shhhh..., si lo sabes, no necesitas que te lo diga de nuevo.

Muerdo el lóbulo de su oreja sutilmente, al tiempo que empiezo a desabotonar sus pantalones, parece que hemos nacido para esto.

-Pensar que hemos perdido el tiempo-ronroneo en su oído.

Dicen que lo bueno se hace esperar y esto es demasiado bueno. Hemos hecho bien en esperar, cariño.

Mientras ella me quita los pantalones, yo hago lo propio con los botones de su camisa, dejándo su sujetador, que está suelto, a la vista.

Ella continúa con mis vaqueros, al mismo tiempo que yo comienzo a besarle los pechos, pasando mi lengua por ellos, haciendo circulitos alrededor de sus pezones.

Cuando su lengua empieza a hacer círculos en mis pezones, pierdo el control, termino de hacer lo propio con su pantalón y lo dejo caer, acariciando por encima de la tela del boxer su sexo, suavemente pero con una presión que se deja sentir.

-Mmmm, tienes razón...

Musito. Pongo mis manos sobre su cabeza, acariciando ahora su entrepierna con mi rodilla. Lo atraigo hacia mi boca para besarlo y enredar nuestras lenguas en una danza tibia y humeda.

Mientras nuestras lenguas juguetean dentro de nuestras bocas, mis manos descienden por su espalda hasta llegar a sus nalgas, las cuales cojo con fuerza, pegando nuestros cuerpos un poco más.

No dejo de besarla mientras siento como el boxer ya me queda demasiado apretado y lo único que deseo es que me lo quite para aliviar mi sufrimiento.