Partida Rol por web

Se guardó la baraja de cartas como si fuera un pequeño tesoro y le agradeció el gesto a Eliana:

- Es una lástima que esté incompleta...y también es una lástima que no vayamos a uno de los casinos de Barcelona..una baraja intacta de coleccionista de Bicycle es hoy un tesoro. Lo mismo las míticas de Fournier - dijo el joven lamentándose. En las nuevas ciudades se fabricaban impresas por máquinas en una sola pieza de "cartulina" pero no tenían corazón ni el tacto que tenían las de antes. Hasta el ruido era diferente.

David defendió lo de la azotea porque lo había hecho antes:

-Cualquier edificio del Eixample en ruinas es capaz de aguantar el peso de este trasto, si alguna vez volvéis a venir y el objetivo está dentro del edificio, no lo dudéis: a la azotea - lo decía de todo corazón pero también de forma proselitista. -os evitaréis las calles que muchas están atestadas ..por no decir que las últimas plantas de los edicios suelen estar vacías.

Para él los pájaros si era un problema. En general, toda la fauna infectada era un fastidio y dijo al piloto:

-Antes de bajar tenemos que deshacernos de esos pájaros.. no dudes en disparar- y añadió - y si no es suficiente dispara de nuevo ...y si no lo fuera, ¿crees que con una  maniobra podrías dejarlos atrás? Pero avísanos antes para prepararnos. - no quería que esto fuera una coctelera sin previo aviso.

David dejó algunas cosas en el todoterreno y esta vez coincidió con la doctora:

-El descenso desde el aire expondrá menos la aeronave que necesitaremos para salir de aquí. De hecho una vez nos dejes deberías buscar un lugar seguro y quedarte a la espera- le dijo al piloto.

Parecía que todos estaban de acuerdo en el procedimiento para aterrizar. Coincidía al 100% en todo lo que había dicho Cristina y justo cuando iba a dar mi opinión, K9, que como era obvio no entendía nada y estaba a lo suyo, se acercó con el palo a mi posición y lo dejó caer, en un intento claro de seguir jugando.

-Lo siento amigo, pero ha llegado el momento de trabajar y dejarse de juegos. No sabía hasta que punto K9 comprendría el lenguaje humano. Cogí el palo y lo puse fuera del alcance del perro. Le acaricié el hocico con cariño, para que supiera que podía confiar en mí. Le hice mirar las imágenes de la ciudad devastada esperando que entendiera que lo que tocaba ahora era serio.

-Bien, parece que está claro el procedimiento. David, si no recuerdo mal, pediste un mecanismo para cargar con K9. Encargate de él en el descenso, si te parece bien.

A pesar de que en principio llevar a K9 consistía en preocuparse por él, estaba convencido de que a la hora de la verdad sería un miembro muy útil del equipo.

-Cristina, ten a mano el chip que te dió la doctora y en cuanto estemos en el suelo, actívalo para no perder tiempo dando vueltas.

No había hablado casi nada durante el vuelo y sabía que con lo que acababa de decir los demás pensarían que quería ser el líder del grupo. Nada más lejos de la realidad. Lo único que quería es tener las cosas claras para evitar el mayor peligro posible y realizar la misión sin contratiempos.

Al ver que Lund decía mi nombre y hacía referencia al chip, me llevé el dedo índice a los labios para indicar que guardase silencio, y activé las comunicaciones solo para nosotros.

-El chip podría tener algo más que un simple localizar, pero si no nos lo dijo abiertamente, es porque no tiene interés en que la empresa lo sepa. En cuanto estemos en tierra y lejos del vehículo, lo comprobaremos para ver qué es lo que esconde. Me da la sensación de que podría ser un dispositivo de comunicación directa con Zora Elgin, pero podría ser otra cosa. De todas maneras, mantengámoslo entre nosotros por el momento.

Mientras tanto, parecía que finalmente, descenderíamos en el heliopuerto, por lo que me preparé para el aterrizaje, po rlo que pudiera ocurrir, y comprobé el equipo.

-Quizás no sea muy buena idea dispararle a los pájaros. Cuanto menos ruido formemos, mucho mejor. Podrían atraer aunque solo fuera por curiosidad, a más rabiosos en tierra. Puede que no sean muy listos, o nada listos, pero el oído es lo que mejor tienen. Así que mejor en modo silencioso, hermanito. Ya tendremos tiempo de liarnos a tiros, pero cuando no haya más remedio.

No me hacía gracia tener que contradecir a David, pero era de disparo fácil y sabía que podía ser un problema para todos, incluido él mismo. Por un momento pensé en la posibilidad de que pudiese perderlo. Por muy autosuficiente que pareciese, no me sentía así en absoluto. ¿Qué haría si me quedaba sola? David podía ser un grano en el culo, pero era mi grano en el culo, y una cosa era discutir con él o no estar de acuerdo, y otra muy diferente, separarnos. No, no estaba preparada para perderle, ni creía que fuese a estarlo nunca.

A pesar de no entender el significado literal de las palabras, comprendió que ahora no había tiempo para juegos. Por supuesto no le agradaba la idea, motivo por el cual bajó las orejas y la cabeza como si hubiera hecho algo malo. Se dejó consolar con caricias y observó las imágenes de las pantallas, las cuales también había visto directamente proyectadas en su retina.

Sabía que ahora debía ser un buen chico y hacer caso de lo que le dijeran, motivo por el cual se reincorporó sobre sus patas y miró nervioso y de forma aleatoria a los miembros del equipo, esperando a cualquier señal.

Eliana puso los ojos en blanco ante la insistencia del chico. 

—Lo que tú digas, Houdini —dijo mientras se acercaba para ver la situación del exterior por las pantallas.

Eliana estaba en claro desacuerdo con lo que seguía defendiendo David, pero parecía haber decidido que no merecía la pena corregir nuevamente al chico. Si se había decidido que no se iba a usar ese plan, a ella le valía por el momento. 

La referencia al transmisor tampoco hizo que para ella cambiaran mucho los planes. 

—En serio, ¿propones no disparar? —preguntó entonces a Cristina—. ¿Pretendes espantar a los pájaros a manotazos o cómo? ¿De verdad eres veterana en este tipo de misiones?

Se frotó los ojos, claramente molesta con la tesitura que estaba tomando el principio de la misión con los dos hermanos. Se consideraba una mujer paciente, y a la que se la soplaba la mayoría de detalles de la misión, a excepción de los que la incumbían a ella. No era, ni quería, ser una líder. Pero tanto debate sobre situaciones que parecían asentadas, le estaba sacando de quicio y su humanidad 2.0 asomaba sobre su coraza de enorme soplapollez. 

—Mira, de verdad, me da igual cómo nos quitemos a esas bestias de encima, pero estamos perdiendo un tiempo precioso mientras debatimos sobre cómo dispersar gorriones rabiosos o discutimos sobre la integridad de edificios de la magnífica ciudad de Barcelona después de un apocalipsis. ¿Podemos movernos, por favor? 

Me sorprendía que confundiera la paciencia con la inoperancia. La veteranía no era solo saber disparar, sino cuándo. Me volví hacia Eliana y la observé de arriba a abajo. No me parecía una mujer dura, sino insensible. Quizás fuese eso lo que necesitábamos en una misión como en la que estábamos, pero de entrada, no me transmitía confianza más allá del trabajo que debíamos realizar.

-Si quieres dispararles, adelante, por mí no te contengas. Lo único que he dicho es que llamar la atención es siempre algo a evitar. Una vez aterricemos en el heliopuerto y apaguemos los motores, es más que probable que los pájaros nos ignoren y vuelvan otra vez a elevarse en busca de otros blancos. De no hacerlo, entonces tendría sentido acabar con ellos. Pero... supongo que soy demasiado precavida y no me gustaría imponerte lo que yo haría.

Tras decir aquello, le volví la espalda y de nuevo me concentré en la pantalla, pensando que una misión con exceso de gente de gatillo fácil, implicaba que salvo en momentos desesperados, íbamos a tener más problemas de los debidos.

Era demasiado impaciente, a mi modo de ver, y para tomar tierra, cuando sabías que el peligro estaba allí abajo, no había que apresurarse, nunca.

Dado que hay una mayor cantidad de órdenes de disparar que de no hacerlo, procedo a neutralizar al enemigo - anuncia Mach-4. Las paredes de la bodega se sacuden ligeramente cuando los cañones de raíles magnéticos disparan contra las aves infectadas. Los disparos apenas hacen ruido, apenas un chasquido como el de un latigazo cuando las balas superan la velocidad del sonido. Las cámaras externas muestran el reguero de aves que caen al suelo convertidas en amasijos de carne sanguinolenta - Bandada neutralizada. Pueden proceder al descenso.

El proceso de aterrizaje es algo que el equipo tiene ya automatizado (1): enganchan los cables y se dejan caer regulando la velocidad con descensores. Alex y K9 se suben en el vehículo todoterreno mientras la rampa trasera del transporte se abre. Cuando está abierta del todo un pequeño cañón dispara una gran masa gelatinosa de color verde sobre la que el ciborg hace caer el coche. Tras amortiguar la caída del coche la gelatina se deshace rápidamente convirtiéndose en un grumo reseco, tardando un poco menos de lo que el resto del equipo tarda en liberarse de los cables y despachar a unas pocas aves infectadas de pequeño tamaño que se abalanzan sobre ellos.. Terminada la operación Mach-4 hace que el aparato se eleve en busca de un lugar seguro para aterrizar y aguardar la llamada del equipo.

Sobre la plataforma hay varias manchas inidentificables y un par de cadáveres demasiado descompuestos como para que el virus pueda reanimarlos. El aire está impregnado de hedor a muerte, carne putrefacta y hollín. Desde esta altura es posible ver la mayor parte de las calles y caminos del zoológico que pasan entre los distintos recintos de animales, igualmente ocupados por cadáveres de animales en descomposición y vegetación muerta. Las reformas que se acometieron en el parque para hacer posibles las visitas en vehículos deberían hacer más fácil el paso del todoterreno, pero la suciedad, restos de cadáveres y pedazos de materia vegetal lo convierten en un terreno difícil.

Unos pocos Rabiosos se acercan a la plataforma corriendo de forma desgarbada. Al mismo tiempo varios golpes empiezan a sacudir la puerta de seguridad que da entrada al edificio cuando los Rabiosos que quedaron atrapados en el interior reaccionan al ruido de los motores.

Se impone un movimiento rápido antes de que el lugar se llene de Rabiosos. Por desgracia el localizador no consigue dar una ubicación concreta de Teo Elgin, el cual se encuentra en algún lugar al norte del parque (2) y (3)...

Si bien el olor es desagradable para sus compañeros humanos, para K9 supone una auténtica tortura debido a su fino olfato. K9 se siente mareado hasta que los microfiltros de su hocico rebajan la intensidad de los hedores a un nivel tolerable.

La imagen del localizador de su retina no da una ubicación exacta del objetivo, pero K9 no lo necesita. Su olfato ya ha captado y fijado el olor de un químico especial de los chalecos de la compañía diseñado para ser captado por unidades de perros ciborg como él...

Cuando las paredes se sacudieron K9 alzó las orejas, poniéndose en alerta. Era muy sensible a los cambios de su entorno, motivo por el cual se sentía intranquilo con el más ligero temblor, como el mismo que provocaron los cañones al desplegarse y disparar. Obedeció a las órdenes del equipo (1) y subió al todoterreno de un salto junto a Boris, asomando inmediatamente la cabeza por la ventana.

Cuando el vehículo cayó sobre la gelatina no pudo evitar tropezar torpemente sobre sus patas, logrando con suerte mantenerse en pie sin caer del asiento. Fue instantes después de aterrizar cuando el nauseabundo hedor del zoológico invadió sus fosas nasales. Sus ojos se volvieron llorosos, se tambaleó mareado y la vista se le nubló por unos segundos. Su olfato era demasiado sensible como para soportar un olor tan fuerte de repente, necesitaba al menos unos segundos para que su hocico fuera capaz de filtrar y tolerar aquella peste.

Pasados aquellos segundos de angustia, el perro sacudió la cabeza para repentinamente detenerse en seco. Alzó la cabeza y su nariz empezó a olfatear a un ritmo alarmante, casi con ansia. De entre aquel aroma dulzón a sangre y muerte era capaz de distinguir un reconocido olor. Decidido, voló por la ventana del todoterreno de un salto, avanzó unos pocos metros y se giró al grupo.

- ¡Woof, woof! - Ladró sin preocuparse por el escándalo, quizá porque no era consciente de las consecuencias de causar ruido fuera de las ciudades o quizá porque el ruido del motor ya les había delatado.

Fuera como fuera, parecía invitar al grupo entero a seguirle, y sin esperar a una respuesta, volteó la cabeza hacía adelante y salió disparado como una bala.

A pesar de la gelatina el golpetazo al llegar a tierra era inevitable, Alexander llevaba puesto el cinturón pero el perro iba suelto, así que lo sujeto como pudo para que no acabase por los suelos.

En cuanto la gelatina se disolvió arrancó el motor y empezó a poner en marcha los sistemas del vehículo, desde el asiento del conductor no podía ver gran cosa pero al parecer ya tenían compañía.  —Subíos, vamos a alejarnos—. Activó el interruptor de la ametralladora por si alguno quería usarla. —Buscad un sitio para ponernos a cubierto.

El piloto confirmó mis peores temores acerca de "cosas" como él. Sus decisiones estaban basadas en algoritmos totalmente lógicos, que no contaban con que nuestras decisiones requiriesen tener en cuenta cuestiones bien diferentes. Tras indicar que dispararía a las bandadas de pájaros, negué con la cabeza. Si queríamos pensar que podríamos contar con él para una situación de emergencia, mejor pensar en otra cosa. Si al piloto se le metía en la cabeza que era más lógico no perder un vehículo de la compañía que arriesgarlo, estaríamos condenados.

-Qué nos sirva de lección. Match-4 no va a tomar decisiones por nosotros, sino por su programa. A ver si la próxima vez pensamos las cosas bien antes de soltarlas o actuar -comenté, irritada, mientras me quitaba el cinturón.

Me puse en pie después de que lo hicieran Alex y K9, que se apresuraron a entrar en el todoterreno. Después, me acerqué a una de las cuerdas e inicié el descenso. Era una acción que había llevado a cabo suficientes veces como para no tener problemas con ello, solo que en aquella ocasión, mi enfado y la preocupación por haber atraído atención innecesaria, me hizo, en cuanto mis pies tocaron el suelo, soltar el enganche con rapidez, desenfundar el arma y volverme para efectuar una visión rápida del lugar y las posibles amenazas.

El suelo estaba cubierto de manchas que bien podían ser de sangre, o de cualquier otro fluido corporal, lo que indicaba que allí, al igual que otros cientos de lugares, se había producido alguna clase de lucha. Los rabiosos solían permanecer relativamente cerca del lugar en el cual habían sido atacados, por lo que eso ya me indicó que podía haber alguno en las proximidades.

Había dos cuerpos que de ninguna manera podían incorporarse, pero no por ello significaba que no hubiese alguno más caminando por allí. Mis ojos captaron casi a la vez, los cadáveres tumbados en el suelo, una pequeña panorámica del zoológico, sin demasiado detalle, y a unos cuantos rabiosos que se aproximaban, tal y como me había temido, hacia nosotros, inclinando sus cuerpos de manera casi inconexa y emitiendo gruñidos que tenían poco de humano y mucho de instinto.

Y no eran los únicos. Los golpes en la puerta que daba lugar a la plataforma, dejaban entrever que había unos cuantos más por llegar. K9 iba a abalanzarse rápidamente hacia ellos, y lo hubiera conseguido de no ser por la rapidez de Alex. En cuanto los motores del todoterreno rugieron, ni me lo pensé. Subí con rapidez a él.

-Mantenedlos a raya con la ametralladora mientras yo mejoro la ubicación del objetivo con el localizador -pedí, manipulando los controles del mismo para intentar concretar aún más el sitio en el cual se encontraba el muchacho.

Tardé algo más de lo esperado, porque el maldito localizador no quería hacerme caso, pero ya sabía lo que ocurría con la tecnología. Lo que funcionaba por las buenas, se arreglaba por las malas y sobre todo, con mucha perseverancia.

-¡¡LO TENGO!! -anuncié, triunfante.

Eliana levantó una ceja, cada vez más hasta las pelotas de la chica nueva. Se metió el en todoterreno y se puso cómoda dentro. Miró a K-9, y le acarició el lomo en gesto de apoyo emocional. Siempre lo pasaba mal en el primer impacto. 

—¿Lección? Ha hecho la opción más votada, ¿qué esperabas que hiciera? Deja de quejarte tanto por que el resto no esté de acuerdo contigo. Si saltabamos del avión, había que disparar. Habíamos dicho que saltabamos, pues se disparó. Punto. 

Escuchó lo de la ametralladora y puso momentáneamente los ojos en blanco. 

—Vaya, ¿para esto no hacemos ruido o qué?

Quejas, quejas y más quejas, y repartir órdenes como si fuera la más veterana de los presentes. Se notaba que eran hermanos, sí. Y, de momento, le caía mejor él. 

—Acelera, Alex. Si la cosa se pone jodida, me encargo, pero evitemos el fuego hasta que consigamos cobertura —dijo al conductor. 

Notablemente hasta la seta de todo, se dispuso a colocarse cerca de la ametralladora. 

Si quería halagos por haber subido la señal de la mierda esa, que se los diera otro. 

David dejó de juguetear con las cartas y se preparó para el descenso: revisó su equipo por última vez y mentalmente se concienció a fondo de donde iba.

Conocía el procedimiento de sobra y mientras aterrizaba David estuvo canturreando en voz bajita una canción del mundo del pasado:

Vine a dejar mi huella, Popstar, superestrella
La vida es puta y bella, qué maravilla...

Se puso el casco y no dijo nada más. Tal vez esa canción era como una especie de ritual o algo parecido. Se había puesto serio y el tiempo de las bromas y de cantar o decir tonterías había pasado. Bueno, no del todo pero parecía que de momento se iba a callar.

La verdad es que no estaba acostumbrado a equipos así pero no tenía porqué ser malo. El joven esperaba que todos lo lograran. O casi todos.

Ya una vez en el suelo le llegó ese olor típico del apocalipsis, aunque dicen los libros que las ciudades del mundo que fue ya apestaban bastante sin Rabiosos.

- Evitad disparar salvo último recurso - dijo convencido y dándole la raźon a Eliana mientras sacaba su machete y preparaba su escudo. Muy prácticos si no se veía superado en número.

David asintió a su hermana y sonrió bajo el casco:

-Cristina, ve guiando a Alexander. Indicaciones concisas y claras - recordó lo importante que era no dar sobreinformación.

Se aseguró en el vehículo a la espera de localizar al objetivo. Con suerte en pocas horas estarían en casa.

La maldita Eliana me estaba fastidiando lo suficiente como para darle un buen puñetazo en cuanto pudiera, o al menos eso haría la próxima vez que fuese de lista. Pero no estaba la situación como para perder la cabeza como ella hacía y dejarse llevar por las ganas de disparar.

En el todoterreno estábamos a salvo, pero adiós a nuestro intento de entrar en aquel lugar en modo silencioso. Al menos, David había recuperado la razón y había dicho eso de disparar solo cuando no había otra cosa, aunque ahora ya lo que importaba era ser rápidos.

-El localizador está dentro del recinto de los lobos ibéricos... bajo tierra. Seguramente debe encontrarse en los refugios para que duerman los animales. Por eso nos estaba costando tanto concretar la posición -expliqué, alzando la voz para superar el ruido de los motores.

Si estaba abajo, eso suponía que debíamos salir al exterior y crear un perímetro defensivo, y con todo el escándalo que estábamos creando, todo rabioso en diez kilómetros a la redonda, acudiría a hacernos una visita.

-Podemos utilizar el vehículo para taponar la entrada y así poder llegar a las cuevas sin tener que mirar a nuestra espalda -sugerí, agarrándome al asiento para no caerme, debido al movimiento del todoterreno.

Tras habernos deshecho de los molestos pájaros, procedimos al aterrizaje. El descenso en cuerda fue rápido y preciso. Nada que no hubiera hecho una cuántas decenas de veces. Nada más tocar tierra me desenganché el arnés y me metí rápidamente en el vehículo como el resto del grupo.

Nada más entrar, comenzaron las primeras discrepancias entre los miembros del grupo. Mejor que suelten toda la mierda ahora, que en momentos más peligrosos. Era normal que cada uno opinara una cosa distinta. Estaba de acuerdo en todo lo que decía Cristina, me parecía que sus ideas eran las más sensatas y estaban enfocadas a realizar la misión con sigilo y rápidez. Aun así no quise manifestarme a favor de ella. No me parecía buena idea echar más leña al fuego.

Me centré en nuestro conductor. -Boris, sácanos de aquí rápidamente. Si eres capaz de manejar este trasto. Si no, se lo tendremos que dejar a K9. Acaricié la cabeza del can mientras decía su nombre. No era muy normal este tipo de bromas en mí, pero estaba extrañamente tranquilo, a pesar de la dificultad del trabajo.

Me acomodé en la parte trasera del vehículo, katana en mano, por si algún infectado se quedaba pegado al coche, atravesarlo de una manera efectiva.

Al poco de bajar del helipuerto Alex descubre que el camino es más difícil de lo que preveía. no es sólo la estrechez de las calle respecto al gran todoterreno, sino la multitud de restos, tanto orgánicos como inorgánicos, que embarran las ruedas y provocan enervantes sonidos en los bajos del coche. Aún cuando el ciborg conecta la tracción a las cuatro ruedas le resulta imposible alcanzar la velocidad máxima so pena de sobrepasar a K9 o peor: salirse de la carretera, pero al menos consigue evitar sacudidas importantes que pongan en peligro a los que viajan en la parte de atrás (1).

Los primeros Rabiosos a los que el coche pasa de largo echan a correr tras los humanos con los brazos agitándose en el aire. Sus aullidos no tardan en alertar a otros Rabiosos, que lanzan aullidos en respuesta y empiezan a moverse a su vez. Pronto se perciben figuras en movimiento llegando de todas partes.

Atención - suena la voz del androide en la radio - Avistada una gran masa de infectados concentrándose en la zona norte del zoológico ¿Cómo desean que proceda?

Ya recorrida la mitad del camino los primeros Rabiosos empiezan a salir a la carretera. La mayoría están demasiado centrados en el todoterreno y los cinco suculentos bocados que viajan dentro e ignoran a K9 hasta que el perro ciborg ve una sombra furtiva por el rabillo del ojo justo antes de que ésta salte hacia él convertida en un gran tigre medio podrido de afiladas garras... (2)

El todoterreno inició su avance rápidamente. Boris parecía llevarlo con relativa facilidad y el lugar tampoco daba la sensación de ser estrecho o complicado, al menos no lo suficiente como para detenernos. Era verdad que sin embargo, no podíamos ir más deprisa, pero a mí me bastaba con poder seguir moviéndonos sin interrupción.

-Sigue un poco más. Ya no estamos lejos -le indiqué a Boris, mientras continuaba guiándolo a través del laberinto que formaba aquel lugar, más complejo de lo que parecía, puesto que había múltiples caminos que no llevaban a ninguna parte.

Mi idea en un principio había sido ser sigilosos. Una vez eliminada aquella posibilidad, solo nos quedaba ser rápidos y contundentes. Me hubiera gustado mirar el chip, pero no había tiempo. No obstante, lo mantenía en mente para cuando dispusiera de unos minutos.

El coche subía y bajaba pero al estar en el asiento del copiloto, no lo notaba tanto como los demás. De no haber estado ocupada y no haberse tratado de algo serio, hasta habría resultado cómico verles dar saltos y agarrarse a los asientos para no terminar de cualquier manera.

Sin embargo, cuando la voz de Match-4 resonó por la radio, quedó claro que la diversión de verdad estaba a punto de comenzar. No tuvimos que esperar demasiado a que el número de rabiosos aumentara significativamente... incluyendo una criatura que en verdad debía preocuparnos.

-¡MALDITA SEA! ¡PERO SI ES UN TIGRE! 

Dentro del vehículo estábamos, en principio, a salvo, pero tampoco estaba muy segura de que con aquellos colmillos no lograse atravesar alguna de las placas metálicas más frágiles que formaban el vehículo.

Antes de comenzar el paseo, K9 se bajó del coche, seguramente guiado por algún olor característico, que sólo él podía captar. Al principio no me parecía buena idea que fuera solo, pero si estaba "vivo" es por que sabía desenvolverse en situaciones de peligro.

Boris llevaba el vehículo lo mejor que podía, intentando mantenerse cerca de K9, lo que significaba no coger la velocidad más adecuada para nuestro propósito. Si a eso le sumamos el lamentable estado de las calles del zoo, con restos de cadáveres, el resultado era un constante ajetreo en la parte trasera del vehículo, en la cual me encontraba. Intentaba evitar los vaivenes del coche sujetándome con la mano que tenía libre. En la otra la katana bien sujeta.

No veía muy bien, lo que había delante de nosotros, pero aquellos sonidos eran inconfundibles. Los rabiosos se habían despertado y ya estaban llamando a los demás para que se unieran a la fiesta. Había carne en el menú y eramos nosotros. Por si quedaba alguna duda de lo que ocurría, por la radio nos avisa nuestro piloto aéreo. Estamos rodeados.

-¡MALDITA SEA! ¡PERO SI ES UN TIGRE! 

A pesar de que era lógico pensar que nos encontraríamos con animales infectados, tenía la esperanza que no nos los encontráramos o que al menos estuvieran en sus jaulas. -K9 está fuera. No podemos dejarlo a su suerte. Hay que conseguir que el tigre se centre en nosotros.  Mi cabeza iba a cien por hora. Había que ayudar al can como fuera. Eliana dispara al tigre o Boris pasa por encima de él. Decía lo primero que me venía a la mente sin saber si era factible o no.