Partida Rol por web

Acercándose al ayuntamiento, los aventureros comprueban con sorpresa que en las escasas horas que han pasado desde la última visita, tanto las calles aledañas como el propio salón de plenos parecen extrañamente silenciosos.

Avanzando hasta el despacho del alcalde, los aventureros comprueban que está cerrado a cal y canto. Tras llamar insistentemente, el alcalde Greedle responde desde el interior. Se escucha el ruido de un mueble que se arrastra y luego de varios cerrojos al abrirse y el rostro flaco del político aparece por la rendija de la puerta.

Una vez se ha cerciorado de que son los Héroes, Greedle les franquea el paso. En una de sus manos sostiene una ballesta pesada y en su espalda lleva colgado un carcaj lleno de pivotes. Con la otra se seca el sudor con un pañuelo no demasiado limpio...

-Sois vosotros. ¡Qué alivio! Por un momento creí que eran los acólitos de la Orden que venían a por mí.

No sé qué demonios pueden invocar esos fanáticos, pero poco después de que os fuérais dos criaturas desgarbadas, de piel oscura y largas extremidades, se materializaron en mi despacho mientras estaba reunido con el sheriff. ¡¡Por Gozreh, aparecieron de la nada y una de ellas agarró a Anders, desapareciendo de nuevo y llevándoselo consigo!!

La otra intentó repetir la jugada conmigo, pero por suerte escapé de su presa y agarré mi vieja ballesta. Después de que le clavase dos virotes supongo que no le parecí tan apetecible y desapareció de nuevo.

Me parece que he sobreestimado el respeto de la Orden del Mar Indomable por las legítimas autoridades del pueblo. ¿Qué habéis averiguado vosotros? ¿Alguna pista de las desapariciones?

Algo muy triste alcaide.  Esto que vio aquí, solo es un grano de lo que allá es una montaña de maldad.  

Les diremos todo lo que ha pasado y a donde nos dirigimos, pero necesitamos su cooperación para mantenerlo confidencial.  No queremos que el pueblo fuera ahí en la noche a morir insensatamente.

 Hoy pasaremos una noche de oración para que Pharasma nos de a todos la fuerza de enfrentar lo que sigue.  Mañana en la mañana, ella dirá nuestro destino.

-De..de...desde luego, padre. Los buenos ciudadanos de Illmarsh, a los que represento, os agradecen lo que habéis hecho. Como muestra tengo preparado el pago que os prometí- dice Greedle mientras señala un cofre pequeño situado encima de la mesa del despacho. En su interior hay objetos como collares, anillos e incluso piedras semipreciosas.

-Eso debería satisfacer vuestra tarifa. También había prometido deciros que el jinete al que buscáis fue visto dirigiéndose a la vieja Mansión Undiomede en las afueras.

Y ahora que ya he cumplido mi parte del trato, me gustaría saber qué ha pasado con la Orden del Mar Indomable y con mis conciudadanos desaparecidos- continúa el alcalde mientras comprueba, compulsivamente, la tensión de las cuerdas de su ballesta.

- Padre Garvos, atento a las reacciones del alcalde. Zaev, que no haya nada raro en el cofre... Alcalde, ¿Podría decirme por qué salimos de aquí con la orden de ir a la iglesia y allí tenían montada una emboscada perfectamente preparada esperándonos?

La sabiduría de la Montaña siempre debe ser escuchada.  Era una de las frases favoritas de su maestro.  Y ahorita la aplicó.  

El alcaide podría estar mintiendo y haber sacrificado a su compañero.  O podría decir la verdad.  Sus ojos me lo dirán en este mismo instante.  El clérigo se le quedó viendo a lo más profundo del alma.

(Percepción: tomar 20) Registrando concienzudamente el cofre durante un par de minutos, Zaev llega a la conclusión de que no hay ningún tipo de trampas. Lo que sí nota es que muchos de los objetos que contiene tienen un olor y verdín característicos del fondo marino...

(Averiguar intenciones) La mirada inmisericorde de Garvos escruta al alcalde durante un momento. Está claro que el hombre está nervioso y bastante asustado. Está claro que tras su pose aguerrida y su ballesta de gran tamaño, se esconde un temor profundo y la incredulidad ante lo que ha visto. Pero no parece que esté mintiendo.

El alcalde retrocede, dejando la mesa del despacho entre él y el bárbaro...

-¡¡Yo no sabía que os estaban esperando!! ¡¡No habéis pasado precisamente desapercibidos desde que llegásteis a Illmarsh...!!- chilla frenéticamente - ¡¡Tenéis que creerme!! ¡¡La Orden domina todo el pueblo!!

(Averiguar Intenciones) Todo eso es sin duda verdad, pero quizás, sólo quizás, el alcalde podría haberos usado para eliminar a la competencia a su autoridad que suponía la Orden del Mar Indomable. Que mordiese más de lo que podría tragar, es ya otro tema completamente distinto...

Está claro que este hombre dice la verdad. -les explicó a sus compañeros- El poder de la orden del Mar Indomable estaba creciendo fuera de todo control en el pueblo y no podía él hacer más que guiarnos a su lugar central para acabar con ellos.

Pero tiene razón.  El pueblo está lleno de gente bajo su influjo.  Dormiremos hoy en un lugar alejado.   Pero es importante que comience a quitarlos poco a poco alcaide -le advirtió-, de raíz pero con nobleza y perdón, que mucha son gente buena pero engañada.  

Lo que hará será acoger a verdaderos clérigos y paladines de Gozreh, que vendrán a recuperar y restaurar su fé en este lugar.  Y usted les brindará todo el apoyo, por el bien del pueblo y en agradecimiento a lo que lo ayudamos a permanecer a usted en su lugar, lugar que le guardamos porque estamos seguros lo usará para el bien.

Lo dejamos.  No diga a nadie que nos vio ni donde vamos.  

Vamos compañeros.  Hay que descansar bajo el amparo de la Diosa, que nos espera mucho mañana.

Garvos buscó en su memoria algún santuario o ermita a Pharasma, inclusive alguno histórico o abandonado, para que pudieran descansar sin peligro y llenos de bendiciones.

Desgraciadamente para el grupo, no había ningún santuario de Pharasma (o ninguna otra estructura) de camino a la mansión, que por otra parte sólo quedaba a un par de kilómetros del pueblo. Las opciones disponibles eran pasar la noche en la posada de la Pesca Abundante (como la noche anterior) o acampar al raso.

Sin mucho más que añadir, Eredhir siguió al resto de sus compañeros. Estaba ansioso por llegar a aquella mansión donde parecían haberse confabulado los males que les acechaban. - Si el alcalde está en lo cierto y el jinete se dirigía allí, quizá podamos matar dos pájaros con una sola flecha. En cualquier caso, no deberíamos demorar la marcha si queremos encontrar a esa niña aún con vida...

Bien pues, sugiero entonces que tengamos nuestra vigilia en el campo abierto.  Ustedes, los que no necesitan recibir bendiciones o recuperar maná de la magia podrían ir a escoutear el lugar antes de que en la madrugada empecemos la infiltración u asalto.  Nosotros si, sin el otorgamiento de Pharasma y lo que los dioses o el estudio de la magia les den al resto, no podremos derrotar tanto mal concentrado en la mansión. 

Alatar, más sombrío de lo que acostumbraba a ser, miraba su anillo atentamente, algo molesto e impaciente. Ni siquiera apartó la mirada cuando habló al resto:

- Efectivamente, creo que no será recomendable dormir en la posada. Puede ser el primero sitio que investiguen si ya nos están buscando. Deberíamos buscar un sitio apartado y lo suficientemente escondido como para pasar la noche...

- Podemos mirar si el pueblo tiene alguna casa vacía y ocuparla. O dormir en el propio templo, tenía bastantes habitaciones vacías. Si nos vienen a visitar, ejercemos de buenos anfitriones.

-Si se me permite hablar, os diría que pasar la noche en el templo no es buena idea. Asumo que os habéis ocupado de los acólitos, así que seré yo el que tenga que dar a los lugareños las explicaciones oportunas- dice pensativo Greedle, más relajado por las palabras del clérigo-. Me será más fácil defenderos ante los cuidadanos si no os encuentran pasando la noche allí...

Acamparemos pues.  Una refugio de Pharasma puede ser improvisado en cualquier lugar sabiendole buscar.  Eso nos protegerá.  Hizo un breve rezo pidiendo guía a la diosa para ayudara a Eredhir. 

Aquellos que no necesiten dormir para recuperar rezos o hechizos, podrían ir a escautear los alrededores de la mansión.  Con algo de inteligencia podríamos armar un mejor asalto, ¿cómo ven?   Sólo si sienten que aguantan, que el día no ha sido fácil para nadie.   Imágenes de los besugos se le aparecían al padre Garvos, como en pesadilla de día. 

- Yo no recomiendo dividirse, las cosas están ya complicadas como para que nos puedan cazar por separado.

Yo me avanzaría, pero ciertamente, no puedo prometer que volveré sólo, lo de acechar en la oscuridad no es lo mio...

En fin, sea como fuere compañeros, descansar nos va bien a todos, ni que sea un rato. Yo haré la primera guardia.