Una fuerte lluvia cae sobre la Bahía de Avalon durante todo el camino de los Héroes hacia Illmarsh. Si el sol pudiese verse a través de las nubes, estaría sin duda ya ocultándose detrás de las colinas y el bosque de los Velos situados al oeste del pueblo.
Las precipitaciones han empapado las piras de madera que los Caballeros Infernales han instalado en el centro de la plaza del pueblo, lo cual ha impedido por el momento que la Orden de la Pira haya impartido "justicia" con su habitual celeridad. Cerca de los montones de madera, media docena de armígeros con cara de pocos amigos montan guardia apoyados en sus lanzas, frotándose de cuando en vez las manos para entrar en calor bajo la persistente lluvia.
De manera llamativa, los aventureros observan que varias de las barcas de pesca del puerto han volcado e incluso una ha sido hundida (el mástil sale del agua a pocos metros de uno de los muelles). El galeón de casco negro que ha traído a los Caballeros Infernales permanece intacto, pero otra patrulla de armígeros al mando de uno de los caballeros de armadura negra lo protege vigilando desde el muelle. Además, una llamativa columna de humo negro se eleva desde el sur de la población.
Vosotros diréis qué queréis hacer.
Recuerdo del mapa de la ciudad para facilitar vuestros siguientes movimientos:
D1: Plaza pública y estatua
D2: Ayuntamiento de Illmarsh
D3: Los muelles
D4: Posada de la Pesca Abundante
D5: Mercado de pescado
D6: El Kraken de Ojos Pétreos (taberna)
D7: Almacén
D8: Regalos de la Ciénaga (Farmacia y tienda de Alquimia)
D9: Fábrica de botes y lanchas
D10: Taller de Horace Croon
E: Templo de la Orden Recóndita del Mar Indomable
- Qué sitio tan pintoresco, parece un lugar agradable. ¿Qué hacemos aquí?
Sigo desmemoriado...
Al llegar de nuevo al pueblo el padre Aximandias torció el gesto. Ver las piras y otras muestras de la violencia de los Caballeros Infernales le hacía dudar mucho de que el lado del Bien estuviera aquí representado. Claro, por el otro lado, debía ser honesto. A pequeña escala, y bajo mayor claridad, pero igualmente violento, habían ellos seis irrumpido en la Mansión y el Templo, y habían acabado con sus ocupantes.
Templo al cual se dirigía en este momento.
Si, si eres contable.
Le explicó a Montaña.
Y también eres un seminarista de Pharasma. Me dijiste que te querías ordenar de clérigo hoy, ¿verdad? En ese caso cuentas con toodo mi apoyo. Ya estas listo.
La verdad es que era cuestionable la forma en que el Padre Aximandias quería reclutar nuevos fieles a la causa de la Diosa, pero bueno, al menos lo intentaba en estos tiempos tan difíciles. Ya si recobraba Montaña la memoria después, pues tendría el gusto de haberse ordenado sacerdote de una buena deidad. (nota de Jinx: Ojalá suba de nivel ahorita para que sea cierto, je je.)
Les propongo que vayamos al templo, compañeros. Mandé antes de salir un mensaje a través de los Caballeros-I. a la Orden Religiosa original que perdió este sitio ante los cultistas hace ya varios años*. Estoy seguro que les habrá llegado y que estarían dispuestos a regresar a recuperar el sitio y el alma y corazones de la gente.
Ojalá hubiera llegado ya alguien de ellos. -Pensó esperanzado.- De ser así, podríamos pasar a saludarlos, asegurarnos de que todo estuviera bien, y si de casualidad se han traído algunos pergaminos de la plegaria de "Curación", pues podríamos pedirles el favor de que nos lo aplicaran para salir de locuras. Y podríamos a cambio dejarles una donación para que recuperasen pergaminos similares después, o para reconstruir el templo, o cuidar de viudas y huérfanos, o las tres cosas.
¿Les parece bien? ¿Vamos?
Ya también, más pronto que temprano, hemos de dar reporte a los Caballeros, para que sepan lo que hay, y lo que haremos el día de mañana. O pasadomañana, que si no hay pergamino me gustaría un día más de plegarias mías para recuperarlos lo más posible. Bueno, a Montaña si, pero después de que se ordene, ji ji.
* Véase incio del capítulo II.
Durante el camino de la mansión al pueblo, Garin estuvo pensativo, incluso algo más de lo normal, ya que él tampoco era de dar grandes charlas. No obstante reparó en lo que el clérigo le había dicho a Montaña: ¿contable?, ¿que se quería ordenar sacerdote? Algo raro les estaba pasando a todos estaba claro. Alatar, que pese a ser siempre un poco miedoso o indeciso derrepente tuviera aquel extraño pavor por salir al exterior (en un enano acostumbrado al interior de una montaña aún lo habría considerado normal, en su primera escapada fuera). Montaña desmemoriado totalmente, tal vez por algún golpe o algun efecto mágico que no acababa de comprender, pero el Padre Gavros... El Padre Gavros llevaba un tiempo algo raro, tal vez semanas o incluso meses, en los que el enano había notado una actitud diferente en él, se había vuelto más laxo con ciertas normas y menos disciplinado. Seguía siendo un buen hombre y sin duda un fiel seguidor de Pharasma, pero había algo raro desde hace ya un tiempo en él, era como si otra persona u otro alma hubiera ocupado su lugar.
Finalmente el guerrero enano llegó a la conclusión que hasta él mismo había ido cambiando. Quién iba a poder permanecer igual después de todo lo que habían visto y llegado a tener que hacer. Sin embargo cuando pudo estar un momento apartado del resto del grupo, le dijo a Montaña: Oye, que lo último que te ha dicho el clérigo de que eras contable y que querías convertirte en uno de ellos, yo, no tengo constancia de ello y te conozco desde el mismo día que él. Supongo que el Padre lo hará porque debe de ir un poco desbordado y necesita que alguien le eche una mano, pero que yo te aconsejaría que hasta que no recobres un poco la memoria, no hagas juramentos ni promesas a nada ni nadie. Eso sí, no tengas miedo que todos los que estamos contigo ahora somos amigos y haremos lo posible para que vuelvas a recordar quien eres.
Gavros se acercó a Montaña. Puso su mano para cubrir un poco su boca y que Garin no los oyera.
Esto es un paso en tu ritual. Se acercarán tus futuros hermanos a tentarte con la incredulidad. Te harán creer que eres alguien más, para que flaquees en tu fé. No lo hagas. Sigue hacia la luz.
Montaña no podía recordar nada, pero el oír hablar de clérigos y fes no despertaba en él sentimientos positivos precisamente. Por alguna razón no se tenía por alguien muy religioso...
Aunque soy partidario del alivio cómico en ciertos momentos de juego, que alguien se convierta a una fe en la que no cree no tiene efecto en el mejor de los casos y supone una violacion de los votos del conversor en el peor.
Todo tranquilo, que estamos actuando nuestras locuras. Por favor, respeto a la sin-razón, mis razonables compañeros y master :) Mira que me tienes con 2/16 y todavía quieren que sea el Gavros de siempre... jajaj.
El ataque del Shantak le había afectado la razón de formas incomprensibles. Recuerda con cierto sentimiento de irrealidad, como si todo aquello hubiera sido una pesadilla, el terror que le provocaba salir a un espacio abierto donde otra de esas criaturas pudiera atacar.
Gracias a Nethys, ya estaba curado y todo se lo debía al padre Gavros. El mago sentía últimamente cierta sintonía con la Señora del Osario, pero no estaba dispuesto a permitir que se aprovecharan de Montaña. Se interpuso entre el clérigo y él.
- No te preocupes, Montaña. Creo que Gavros sólo quiere gastarte una broma de mal gusto. ¿Por qué no te vienes conmigo a "Regalos de La Ciénaga"?
Alatar hace una pausa para echar una mirada fulminante al clérigo.
- Será mejor que no te separes de mí, Montaña.
A la tienda/farmacia, un poco para tantear la situación en el pueblo...
Ya curado de la locura, si "Romper Encantamiento" hace algo, se lo lanzo a Montaña...
Ves, otro que trae la tentación...
- Si iba a convertirme en clérigo, no lo recuerdo, y me da la impresión de que con la falta de memoria también se ha ido mi fe... quizás cuando recupere la memoria recupere la fe también, no sé...
El padre Gavros se dirige a hacia el antiguo templo de la Orden del Mar Indomable. A cierta distancia pueden escucharse ya unos cánticos rítmicos. Al entrar, descubre que alrededor de 20 armígeros hincan la rodilla ante un clérigo que concluye su sermón en ese momento:
...aplastad pues, con vuestra bota al disidente!! ¡¡Llevad la luz negra de Asmodeo allí donde el caos amenace con destruir el orden natural que nuestro señor ha impuesto en el mundo!! Id.
Concluido el servicio, la multitud desfila al exterior. El sacerdote sale de último y repara en la presencia del clérigo de Farasma.
-Vaya, vos debéis ser el padre Aximandias. Me presentaré: Lazzero Dalvera, Lector del Príncipe del Infierno dice mientras traza un pentagrama en el aire a modo de saludo.
Sé que no es lo que esperábais. No temáis, vuestro aviso llegó a Caliphas sin problemas. Desgraciadamente el padre Isquias, vuestro hermano en la fe destinado a este lugar, se encontró indispuesto el día antes de su partida. En palacio consideraron que un reemplazo acostumbrado a trabajar con los Caballeros Infernales podría ser un buen sustituto. Así que aquí estoy.
La fe de Asmodeo será más exigente para los lugareños que si hubiese un devoto de la Señora de los Huesos al mando. Pero ya sabe, padre, cada uno tiene sus métodos sonríe de manera desconcertante.
Voy a dejar en abierto estos posts de roleo para que los demás puedan disfrutar de la lectura ;D
Alatar (y cualquiera que lo acompañe) callejea por el pueblo en dirección a la tienda de la alquimista de Illmarsh. Al girar la esquina comprueba desolado que la columna de humo que se vislumbraba desde la plaza corresponde a los restos de Recuerdos de la Ciénaga.
Aparentemente el edificio ha ardido hasta los cimientos. Varias antorchas a medio quemar están desperdigadas cerca. Los residuos de materiales alquímicos más volátiles probablemente provocaron explosiones secundarias que aceleraron la combustión. En una de las paredes chamuscadas que quedan en pie, alguien ha grabado una cruda inscripción a punta de espada:
"No confundirás los astutos subterfugios con el poder"
Con un poco de suerte Jaleen Halrush, la propietaria, habrá sacado lo más valioso de la tienda antes de volverse a los Reinos Fluviales tal y como había anunciado1.
1 Anteriormente en el capítulo II:
Horace se encuentra bebiendo una espumosa cerveza mientras la semielfa degusta un vaso de vino rosado.
-¡Queridos amigos! saluda a los aventureros Me alegra descubrir que seguís de una pieza en estos oscuros tiempos. Aquí estamos Lady Halrush y yo, compartiendo nuestra última velada antes de que mi buena amiga parta hacia los Reinos Fluviales de los que procede.
La semielfa les saluda con una inclinación de cabeza
-En efecto, los Caballeros Infernales me han dado la oportunidad de relocalizar mi establecimiento en otro lugar. Que es una forma de decir que me han obligado a echar el cierre o a convertirme exclusivamente en proveedora suya mientras duren los juicios. Soy demasiado mayor para que ese estirado que tienen por líder me diga lo que tengo que hacer. Así que mañana recogeré mis escasos bártulos y me iré de vuelta al este.
Es una lástima, en los Leños Mojados se encontraban hierbas curativas especialmente potentes. En fin, por suerte durante estos años he acumulado suficientes monedas para poder empezar de nuevo en otro lugar.
¡Demonios!, no, ¡Diablos!, -pensó con desmayo el padre Aximandias.
Dio un suspiro largo y se acercó al sacerdote de Asmodeus. Su saludo apenas pudo parecer como un rictus en su cara.
Pues más bien parece que los aldeanos lograron saltar del sartén sólo para caer en el fuego. -dijo con una expresión más neutra que el color más beige que hubiera en ninguna pared.
No me cabe duda que el bueno de Isquias se ha de haber sentido indispuesto por esto. Espero esté bien, realmente bien; no nos subestimen si acaso no fuera lo contrario.
Miró con tristeza a los aldeanos que acababan de estar en "misa negra". No es lo que se merecen, y mucho menos lo que necesitan. Para rectificar el camino que los obligaron a tomar hace falta la neutralidad de la Diosa de la Balanza, no hacer como decía la artista aquella, lo de que al decidir entre dos males, probar el "mal que no había probado antes."
Se retiró. No contestaría el mal con el mal. Pero tendría mucho que hablar con sus obispos ya de regreso. Tendrían que recuperar este bastión, alma por alma. La gente lo merecía.
Montaña acompañaba a Alatar sin saber muy bien por qué, observaba todo con curiosidad pero en silencio... Por más que lo intentaba no recordaba nada de su trabajo de contable.
Y tenía hambre.
Con la Montaña confundido en su olvido, el clérigo tratando de reconvertir al Bárbaro sin criterio alguno, Zaev comenzaba a preocuparse sobre el peso que estaba suponiendo la misión sobre la cordura del grupo. Ni siquiera sabía que clase de pensamientos o ideas se estaban agolpando en su mente...
Antes de separarse de Alastar y compañía una vez que estos le informaron de su destino, el semielfo avisó a su grupo que iba a dar una vuelta por el pueblo para terminar su camino en El Kraken de Ojos Pétreos, tratando de poder oír algo de información útil para todos, aunque sería difícil viendo lo sucedido anteriormente en el pueblo y con los caballeros dirigiendo y rigiendo las vidas...la cosa no pintaba bien.
-Voy al Kraken de Ojos Pétreos, nos vemos en un rato, si alguno se quiere unir la primera ronda corre de mi cargo. Montaña si estás hambriento también podemos comer algo.
Motivo: diplomacia/reunir info
Tirada: 1d20
Resultado: 14(+13)=27
a D6, y veamos que se cuece en la taberna.
Al escuchar el lugar a donde se dirigía el pícaro, el enano pareció despertar de repente. Zaev!, te acompaño, me parece bien lo de esa primera ronda jajaja. La segunda va a mi cargo. Le dijo al semielfo mientras le guiñaba un ojo, casi imperceptiblemente debido a sus pobladas cejas. Y luego pensó: eso hay que hacer, no perder las sanas costumbres y dejar de pensar tanto...
Zaev y Garin entran en el Kraken de Ojos Pétreos. No es la primera vez que el par entra en un establecimiento de dudosa reputación, así que instintivamente se fijan en el par de armígeros apoyados en la pared con sus lanzas al alcance de la mano. Y en la escasez de habitantes del pueblo en el interior, la mayoría de los cuales parecen esforzarse por ignorar cualquier cosa que no se encuentre en el fondo de sus jarras. El posadero tampoco parece especialmente solícito e intenta sin mucho éxito fingir que limpia la barra con un trapo bastante más sucio que ésta mientras evita todo contacto visual con los aventureros.
(Diplomacia: reunir información) Cuesta un poco hacer hablar a los parroquianos evitando la atención de los soldados, pero uno de ellos comenta: “El viejo Horace Croon está buscando todavía voluntarios para probar otro de sus locos inventos. Dagón sabe que no hay suficiente oro marino que pueda convencerme para probar un barco que supuestamente puede navegar bajo el agua”
Más tarde, Zaev también escucha a un par de pescadores comentar que “Feldhammer y una partida de Caballeros Infernales se están preparando para investigar la Cala de los Cangrejos. Aparentemente algunos de los devotos de la Orden del Mar Indomable escaparon a la matanza perpetrada en el templo y se reúnen en dicho lugar por las noches mientras intentan reorganizarse. El líder de los Caballeros planea caer sobre ellos mañana por la noche y acabar con los restos del culto de una vez por todas. Me gustaría ver como lo intenta.”
El clérigo de Asmodeus chasquea la lengua con una mueca divertida mientras mira a Aximandias.
-¡¡Tanta hostilidad, padre!! Nuestros dioses no son tan distintos: figuras omniscientes que exigen nuestra obediencia ciega a cambio de poder para moldear la realidad a nuestro antojo. Yo mismo fui un clérigo de Abadar antes de descubrir a Nuestro Señor de la Oscuridad.
Quizás no sea demasiado tarde tampoco para usted casi grita mientras se aleja Gavros.
Despues de liquidar un par de rondas de mala bebida, y escuchar la información que venían a buscar, Zaev le hace un gesto a Garin.
- Creo que tenemos lo que buscabamos, o por lo menos un inicio para comenzar por donde buscar. Parece interesante lo que van a intentar lo Caballeros, podemos reunirnos con los demás y ver que han oído por ahí pero me parece que vamos a ir a buscar "cangrejos" en breve.
salvo que Garin quiera quedarse en el tugurio, nos reunimos con el grupo.
Montaña seguía perdido, nada recordaba de su pasado como contable, ni tampoco si estaba o no a dieta como probablemente debiera. Pero sí sabía que había algo en su interior primirio e instintivo que le hacía odiar a aquellos soldados vestidos de rojo. Si el grupo hubiese propuesto aniquilarlos uno a uno o por parejas, seguramente le habría parecido bien. Y estaba convencido de que en el pasado no había sido un contable malvado ni nada parecido.