Partida Rol por web

Dalía bajó de nuevo de la habitación que había pedido para centrarse en su meditación, y donde había trabajado duramente en la traducción del escrito de Vrood, había tenido que lanzarse un conjuro para comprender el idioma al tiempo qeu trabajaba en el cifrado. No había sido sencillo, pero tenía ya casi el tema aclarado, o eso creía. Estaba ojerosa, un agotamiento que iba mucho más allá de lo extenuante que encontraba cabalgar con su pierna rígida y sus dedos retorcidos, que ya era mucho.

Cuando bajó, ya no parecía haber nadie de su grupo, por lo que volvió a subir.

Entonces, ¿nos vamos ya? dice Helanu mientras mira a Garv y Eredhir...

El elfo frunció el ceño ante la insistencia de la joven. Se colocó frente a ella y habló sosegado, mientras la observaba -Paciencia muchacha, comprenderás que tanto cabalgar nos ha dejado cansados y lentos de reflejos. Es un poco tarde para recepciones, ¿estás segura que a tu superior no le importunará tener que recibirnos ahora? Por cierto, no nos has dicho su nombre...

-¡Vaya, sois muy diferentes del Padre Ghaler! dice la chiquilla con un tono ingenuo que contrasta radicalmente con la seriedad del elfo desterrado.

A continuación frunce el ceño, se encorva y finje apoyarse en un bastón, hablando con una voz carrasposa... -Siempre me está diciendo "Helanu, para los servidores de la Señora de los Huesos no es nunca tarde ni temprano, es siempre el momento justo". Rápidamente se incorpora y vuelve a ser ella misma.

-Sobre todo cuando nos levanta a las 6 de la mañana para los maitines. Entiendo que estéis cansados. Puedo volver yo sola y no comentar a nadie que os he visto, y recogeros mañana a las 10 para llevaros al templo, si os parece bien, lord inquisidor dice guiñandole un ojo a (un presumiblemente estupefacto) Eredhir. Será nuestro secreto, jijiji... Descansad bien, por tanto. Y hasta mañana.

Con esto y casi sin tiempo a que repliquéis, la joven acólita se dirige hacia la puerta, silbando un himno clerical mientras lo hace...

Dalía bajó una última vez, estaba hambrienta, con las prisas por concentrarse en el trabajo se había olvidado de cenar. Bajó ojerosa con la esperanza de que el posadero aún no se hubiese ido a dormir, y afortunadamente aún estaba recogiendo y fregando las últimas mesas. No demasiado bien por cierto.

Ya no tenía lumbre para cocinar, y su mujer lo estaría esperando. Dalía se contentó con una hogaza e pan y algo de queso. Ambos bastante buenos para una posada de su categoría. Ella no tenía gustos demasiado refinados, y aquello le sabía a gloria.

- Respecto a lo que le dije de los jinetes... -no tenía muy claro como orientar aquello, así que decidió que aunque era una gran embustera, no sería necesario mentir esta vez- Verá, soy una oráculo, suelo consultar a los dioses sobre asuntos importantes, y a menudo incluso me contestan. Esos jinetes nos robaron y mataron a un amigo. Eso seguramente no sería reseñable, todos los grupos de aventureros sufren bajas, y robos, pero es que además esta noche sé que pretenden resucitar a un no-muerto, uno de más poderosos en siglos, y si lo consiguen seguramente estalle la mayor guerra de nuestra era, y eso no será bueno. Necesito esa información, un grupo de jinetes, no sé mucho de ellos pero son servidores de un no-muerto, así que no creo que hayan pasado desapercibidos.

El clérigo aún estaba algo aturdido del viaje, por lo que se limitó a asentir a las palabras de Eredhir. Era cierto que para Pharasma no había horas para el deber; sin embargo sus servidores humanos estaban mucho más limitados en ese aspecto y él sentía que podía dormir durante semanas de un tirón.

Zaev pide la especialidad local, pescado rebozado con cerveza templada y discretamente empieza a hacer averiguaciones sobre los jinetes e Illmarsh...

Según comentan los marinos Illmarsh es una pequeña población cercana que vive de la pesca y la tala de árboles. No es gran cosa y ni siquiera tiene una milicia oficial como tal, sólo un sheriff y media docena de alguaciles poco entrenados para manejar a los borrachos del pueblo y el vandalismo ocasional. La Casa Undiomede solía gobernar el pueblo antes de que la familia se extinguiese. Ahora el alcalde Greedle, nombrado por el conde de Versex¹, se encarga del cobro de impuestos.

Por su parte, un estibador medio borracho, el único que parece estar de humor para comentar algo sobre los jinetes negros, le hace saber que si uno de ellos se dirige a Illmarsh, es el final del trayecto para él a menos que tenga un bote esperándole para cruzar el lago Encarthan o le crezcan alas. Más allá de Illmarsh no hay nada más que los impenetrables pantanos que llaman los Leños Empapados y el profundo y rápido Río Detstach.

- Respecto a lo que le dije de los jinetes... -no tenía muy claro como orientar aquello, así que decidió que aunque era una gran embustera, no sería necesario mentir esta vez -Verá, soy una oráculo, suelo consultar a los dioses sobre asuntos importantes, y a menudo incluso me contestan. Esos jinetes nos robaron y mataron a un amigo. Eso seguramente no sería reseñable, todos los grupos de aventureros sufren bajas, y robos, pero es que además esta noche sé que pretenden resucitar a un no-muerto, uno de más poderosos en siglos, y si lo consiguen seguramente estalle la mayor guerra de nuestra era, y eso no será bueno. Necesito esa información, un grupo de jinetes, no sé mucho de ellos pero son servidores de un no-muerto, así que no creo que hayan pasado desapercibidos.

El ex-capitán deja de intentar quitar de la mesa una mancha especialmente persistente y se aparta las gotas de sudor de la frente. -Ahora sabes de donde viene el nombre de la taberna... dice de manera lacónica. Después continua.

-La verdad es que lo que os he dicho antes a todos es casi todo lo que sé. Pero es muy posible que aquellos a los que seguís intercambiasen las monturas por otras nuevas en el establo. No me sorprendería, sobre todo si llevan días cabalgando con vosotros detrás. Otra cosa que merece la pena mencionar sería... Parece pensarlo un momento, y luego continúa -Illmarsh se encuentra siguiendo la costa hacia el este. Sus residentes son gente extraña, y los que somos de Thrushmoor les llamamos "mohosos", porque huelen exactamente así. En cuanto os los encontréis, los reconoceréis, créeme...

Pasáis la noche sin problemas. Las camas no son especialmente cómodas, sin embargo tras varios días en Feldgrau y tras los jinetes, os dormís casi al instante. Aunque, de manera ligeramente inquietante, el sonido de las olas parece ser por momentos demasiado alto, como si el agua del Lago Encarthan quisiese por momentos invadirlo todo, empezando por anegar vuestras habitaciones.

Al día siguiente os reunís en la planta baja para compartir desayuno e intercambiar lo averiguado la noche anterior. Son casi las 10, de modo que Garv y Eredhir salen de la posada dispuestos a encontrarse con Helanu. Los demás los acompañáis, con idea de recabar más información sobre vuestros objetivos por la ciudad y quizás gastar algo del oro conseguido.

Cuando salís, Helanu está esperando, sujetando los caballos de Eredhir y Garv por las riendas, además de el que lleva el cuerpo de Alatar. La joven juguetea con su símbolo sagrado mirando al lago mientras observa a un grupo de gaviotas pelear por un par de pescados que deben haber caído del carro de algún pescadero. Cuando os acercáis, se da la vuelta y luce su habitual sonrisa.

-Buenos días, caballeros y dama. Por suerte para todos nosotros, mi pequeña incursión en el templo permaneció en secreto  dice con una risilla. -Estoy preparada cuando ustedes también lo estén. Me he tomado la libertad de recuperar los caballos de ustedes dos. El encargado fue tan amable de indicarme cuales eran... señala mientras mira a inquisidor y clérigo.

Garv decidió no hacer demasiadas preguntas, aunque no le parecía del todo bien que sus propiedades hubieran sido entregadas tan alegremente sin muchas explicaciones. Sin embargo lo primero era lo primero.

-Vayamos al templo sin más demora-se dirigió al resto-Si hay suerte nos veremos a la hora de comer, sino esperemos que a la noche.-sabía que como mucho sólo Eredhir podría acompañarle, y que los demás tendrán otras tareas previstas a las que dedicarse.

Nuevamente se giró a Helanu-Cuando quieras-se alisó los ropajes ceremoniales, pues estaban algo arrugados por la falta de uso. No eran lo más adecuado para la vida en el camino, pero sí para situaciones como esta.

Dalía llamó a su grupo a un apartado, antes de que se dispersase.

- He logrado descifrar la carta de Vrood, y buena parte del poema que encontramos. La información es... como diría... aterradora. Hay unos escritos, que leí hace tiempo, se titulaban "En el Concilio de los Cadáveres" y narra la historia de una terrible guerra entre un Rey de la casa Virholt y un Liche conocido como el Tirano Surrante. En el año 3205, Andurras, príncipe y obispo de Pharasma, luchó contra Tar Baphon y fue masacrado, a las puertas de la ciudad sobre la que se erije una torre conocida como la Espira del Ahorcado. La guerra duró todavía un año más, hasta que el padre de Andurras, el rey Adamontais, cayó también en la batalla del Pantano del Amanecer. Hace ya un milenio y medio de eso... Dioses.

Dalía parpadeó, estaba ojerosa, y a pesar de ser primera hora de la mañana diríase agotada.

- La carta cifrada... cuenta un poco la historia de Vrood, su infancia y como fue introducido en las artes nigrománticas. Lo importante es el final, se le ordena, por parte de A. recuperar la esencia de un Fantasma, el corazón del líder de los licántropos, la calavera compuesta por miles de fragmentos, y una reliquia que reposa en el fondo del lago Encarthan.

Dalía respiró de nuevo, profundamente, antes de seguir.

- Y ahora es cuando Vrood encaja con la historia de los Virholt. El poema da las claves para unir ambas cosas. El Tirano Surruante, Tar-Baphon, nació muerto. Fue colocado en su pequeño ataúd y justo antes de ser enterrado volvió a la vida. El Poema habla del nacido muerto, y se refiere a él. También la referencia al Tirano Liberado que no será otro que el Tirano Susurrante si es liberado. El príncipe Adamondais recibía el nombre de "lengua de cuervo", al parecer por ser un gran orador, pero parece ser que el poema no hace referenica a su oratoria sino a su arma. Tar-Baphon fue vencido, y finalmente encerrado en la Espira del Ahorcado, también conocida como la Espina de Hierro, que también está mencionada en el poema. Y otra clave del Poema, es el primer arrebatado a la señora de las tumbas, que es una referencia al Dios Aroden, el primer hombre que fue elevado a la categoría de Dios. La corona cadavérica que se menciona... al parecer es un objeto que todavía no existe.

Dalía cerró esta vez los ojos antes de continuar.

- Mi interpretación de toda esa información: Vrood y el Sendero Susurrante están buscando cuatro cosas, las mencionadas en la carta de Vrood, para liberar a Tar-Baphon de su prisión.Y al menos debemos tratar de interceptarlos en esa tarea, no será sencillo porque nos llevan ventaja y ellos saben lo que buscan y nosotros no. Así que ya lo sabéis, tratamos de evitar que un legendario y archipoderoso liche que lleva milenio y medio encerrado en una prisión sea liberado.

Mientras Eredhir, Garv y Helanu se encaminan al templo, los demás miembros del grupo piensan a qué pueden dedicar la mañana...

Helanu guia a Eredhir y Garv por las calles del pueblo, demostrando ser una guía excelente:

-Aquello de allí es el edificio Insomne: la jefa, una tal Cesadia Wrentz, entrena a pícaros y otros artistas del engaño para encontrar a personas perdidas, exponer a oficiales corruptos y guardar tesoros valiosos. Pero entre nosotros, a mi me parecen un poco brutos...

-Y aquel monolito de allí forma parte del Star Stellae, originalmente eran tres pero el conde Lowls original derribó uno de ellos para construir Iris Hill, su casa familiar. Hablando de todo ello, el conde Lowls IV no sale mucho últimamente y todos se preguntan cuándo va a volver a actuar como el regente de Thrushmoor. A mi no me importa, apenas salgo del templo mucho últimamente...

Poco después alcanzáis el templo. Sobrio como todos los de Pharasma, la Capilla Nueva muestra la típica fachada de estilo gótico blanqueada. Desde las torres en aguja del templo, numerosas gárgolas parecen seguir vuestros pasos. Prácticamente se puede oler la pintura nueva. Sólo una mancha de gran tamaño con una sospechosa forma de calavera parece afear la fachada este. Los fieles parecen haber intentado encalarla sin mucho éxito.

En la puerta, aguardando pacientemente mientras os acercáis, un anciano de complexión delgada vestido con los ropajes de Pharasma y un hombre más joven que Eredhir reconoce os saludan al llegar...

-Bienvenidos, hermanos. Parece que Helanu os ha dado el tour por la ciudad. Siempre aprovecha para estirar las piernas cuando le hago algún encargo os dice el clérigo de Pharasma.

-Bienvenido Eredhir. Es un placer volver a veros. Y vos debéis de ser el padre Aximand. Otro de los antiguos alumnos del profesor Lorrimor. He oído decir que acabásteis con Vrood. Bien hecho dice mientras estrecha la mano del clérigo. Soy el conde Lucien Galdana, representante de la corona en este embrollo. Nosotros, junto con Kendra Lorrimor y Adivion Adrissant, de la Orden del Ojo Palatino, enviamos al grupo de refuerzo a Feldgrau.

-Adivion ha movido muchos hilos para traeros lo que tengo ahí dentro os cuenta. Seguidnos.

Entrando en la iglesia pasáis la habitual zona común del templo (apenas hay feligreses a esta hora de la mañana), pasáis a la zona posterior y privada. Ghaler y Galdana os conducen a una sala con varias mesas de mármol blanco y paredes de color gris. Al lado de cada mesa hay un cubo con agua y un cepillo. Con un nudo en la boca del estómago, os dais cuenta que os encontráis en la morgue.

El conde señala una de las mesas donde reposa un sencillo cofrecillo de hierro. Ghaler lo abre y os muestra dos ajados pergaminos.

-Hemos traido dos pergaminos de la Bóveda de la Orden en Caliphas. Ambos permiten traer de vuelta a alguien que ha fallecido incluso si ha sido afectado por magia nigromántica. Tanto vos, padre Aximand como el padre Ghaler deberíais ser capaz de lanzar el encantamiento. De todas maneras, el padre Ghaler me ha asegurado que es necesario un ritual de rezos prolongados antes de conseguir resucitar a vuestro amigo. Así que os dejo con ello, salvo que necesitéis algo más de mi.

Con cierta solemnidad Garv inclinó la cabeza a modo de saludo a sus interlocutores. Uno por su posición en el templo y el otro por su cargo en la sociedad; y además conocido del profesor. El clérigo no estaba habituado a moverse por ese tipo de ambientes pero parecían buenas personas.

-Les agradecemos profundamente su ayuda caballeros-viendo que tampoco tenían intención de pararse a charlar entró al templo cargando el cuerpo inerme de Alatar con sumo cuidado. Apreciando en la medida de lo que era justo el tesoro que les confiaban comenzó a recitar con todo el poder de su fe los pergaminos.