Partida Rol por web

Garin llega a la puerta y golpea una vez más...

Esta vez el golpe del anillo mágico es parcialmente efectivo, desencajando una de las puertas del marco. No es mucho, pero sí lo suficiente para pasar estrujándose un poco...

El conjuro de protección parecía haber mitigado la corrosión del ácido, pero la carne quemada empezaba a formar ampollas. Echó mano de la pequeña varita de marfil blanco que llevaba escondida en el interior de su bota derecha.

Observó a Garv acercarse mientras activaba el poder del artilugio.

Demasiado estrecho... Si paso por esa abertura quedaré a la merced de lo que haya al otro lado de la puerta. El medio-elfo prefirió esperar a que la puerta se abriera un poco más, confiaba en sus reflejos para esquivar los disparos de la catapulta. Decidió seguir cubriendo a sus compañeros desde el pie del muro.

Pese a la vigilancia de Zaev ningún cultista asoma la cabeza en los momentos siguientes. Eredhir aprovecha el respiro momentáneo para curarse mientras Dalia y Garin se acercan a la puerta. Por la estrecha abertura sólo emana un fétido olor y jurarían que a la derecha de la puerta hay cuatro o cinco bultos que se parecen sospechosamente a cadáveres. Es curioso pero parecen formar un círculo perfecto...

Alatar y Garv parecen esperar al momento adecuado para poder usar sus habilidades arcanas en beneficio del grupo.

Confuso ante el desarrollo de la situación Garv observó como el inquisidor echaba mano de una varita para cerrar sus heridas quedando las más graves cerradas. No había tiempo que perder y sabía que les esperaba un combate complicado si realmente estaba allí su objetivo por lo que con un encogimiento de hombros a modo de disculpa dirigió sus pasos hacia la puerta.

Se situó tras Dalia, listo para que, de ser necesario, le cedieran la entrada y acceder al recinto cubierto con el pavés para bloquear lo que fuera que les estuviera esperando. Si bien no alcanzó a realizar todo lo que tenía en mente, como empezaba a ser habitual.

Dalía tomó su maza con ambas manos y golpeó la ya maltrecha puerta, tratando de abrirla un poco más sin exponerse a pasar por un hueco tan estrecho.

Dalía le propina un gran golpe a la puerta, que resuena como un enorme gong. Pero más allá de una pequeña abolladura, pocos efectos tiene su golpe en el metal corrompido por la herrumbre.

Parece claro que derribar la puerta a golpes puede ser un proceso extremadamente lento a menos que alguien le pegue un buen golpe en el punto justo...

Alatar, viendo que sus compañeros deciden no entrar hasta que se pueda cruzar con garantías, decide seguir vigilando el horizonte, preparado para correr hacia la puerta cuando la situación lo requiera.

Alatar otea el horizonte justo a tiempo de ver como una nueva bola de fuego cruza el cielo hacia sus posiciones...

"¡¡A cubierto!!"

...y con una puntería envidiable aterriza encima de la flecha llameante. Afortunadamente los miembros del grupo están lejos del área de efecto de la metralla, pero las llamas de la explosión engullen a los que están delante de la puerta.

Dalía siente como el fuego quema su carne y, desesperada, carga contra la puerta hasta conseguir desencajarla de sus goznes y abrirse algo más de espacio.

Arg!! maldita puerta!! me estoy abrasando las barbas por tu culpa!!! Grita el enano y vuelve nuevamente a realizar otro golpe con el anillo.
 

¡¡CLANG!!

Con un chasquido metálico el puñetazo de Garv con el anillo mágico arranca las dos puertas de sus bisagras y éstas caen hacia atrás haciendo un ruido ensordecedor. La luz del amanecer penetra rápidamente en la tenebrosa oscuridad que hasta ahora presidía el interior de la torre, permitiéndoos ver razonablemente bien a aquellos que contais con visión en luz tenue.

Aquellos que estáis cercanos a la puerta podéis ver como a la derecha de la misma hay una zona ennegrecida que forma un círculo perfecto. Dentro de los límites del mismo hay varios cuerpos con tatuajes tribales que habéis aprendido a reconocer como propios de los Lobos del Príncipe..

A la izquierda de la puerta una cortina de enfermizo color amarillento, invadida de hongos, separa el vestíbulo de la torre de la habitación adyacente, imposibilitándoos saber que hay detrás.

"Bien hecho Garin!" gritó el elfo mientras salía corriendo en dirección a las escaleras, donde se plantó mirando a lo alto de la torre. "Vamos! Entremos! Donde está el mago?"

Gracias a la bendición de Dalia, Zaev se mueve sigilosamente y con ligereza hacia el interior de la torre.

Colocándose en un extremo de la cortina, intenta ver que hay al otro lado. Para ello, aparta mínimamente el asqueroso tejido, apoyando la punta de una flecha en uno de los pliegues de las colgaduras. No se atrevía a tocarla, y empujando desde un pliegue en vez de en el borde de la tela evitaba que el reflejo del metal lo delatara.

Total, después del ruido que hemos hecho con la puerta no quedará vivo ni muerto que no sepa que estamos aquí. Pensó el pícaro al darse cuenta del exceso de precauciones que tomaba.
 

Cuidado chicos, lo más seguro es que hayan trampas. Igual eso es lo que les pasó a esos lobos de ahí... Dijo Garin mientras avanzaba con cautela con el hacha y el escudo preparados para lo que pudiera acontecer.

- ¡It's a trap! -dijo Dalía en algún extraño dialecto mirando la cortina- Cuidado con eso, no me parece útil, lo mejor sería quemarla con fuego antes de atravesarla... a ver si... 

Garin y Zaev se acercan a la cortina, separándola con cuidado. Al otro lado Garin no puede ver nada, pero Zaev alcanza a ver lo que sólo puede describirse como una mano gigante amputada llena de pústulas que permanece erguida pero inmóvil al final del corredor.

"¡¡No deberíais haber venido a Feldgrau, porque aquí solo os aguarda la muerte!!!" surge una tenebrosa voz de las profundidades de la torre. A continuación. una niebla de color verdoso empieza a surgir de las aberturas en la estructura central de la torre, dispersándose hacia el interior del corredor...