Partida Rol por web

Alatar no puede menos que contemplar con los ojos abiertos de par en par como la energía del rayo envuelve de nuevo al no muerto y se disipa inofensivamente al transmitirse al suelo bajo sus pies... ¿Puede que esta bestia sea inmune a la electricidad? Podría ser...

Herido pero dispuesto a vender cara su no-vida, el diablo se retira ligemamente y se agacha para tocar con una de sus garras el suelo. Al instante, el suelo se reblandece bajo vuestros pies y os hundís en el barro recién formado...

Maldita sea!! este engendro como nada por la tierra como quien lo hace por el agua... Como narices puede hacer esto!!

El enano nota como se hunde en el barro y su peso, sumado al de su armadura completa, no le ayudan demasiado. Aún así aún tiene al alcance a la criatura...

- ¡Esperad a que yo conjure! -Grita la oráculo mientras nota como se hunde en el suelo... 

Cuando el suelo se convierte en barro profundo bajo sus pies, sólo Zaev y Garin consiguen mantener el equilibrio y mantenerse razonablemente erguidos, aunque se hunden hasta la cadera. Dalía, Eredhir y Garv por su parte pierden pie totalmente, aterrizando de bruces o de espaldas sobre el viscoso fango. Ante la sorprendida mirada de Alatar, la mitad del grupo queda incapacitado temporalmente...

Garin reacciona propinando dos certeros hachazos al diablo de polvo, pero el filo de su arma no parece ser especialmente efectivo contra este monstruo...

Las opciones de Zaev eran escasas. Hundido en el fango hasta las caderas, no podía maniobrar con libertad si intentaba flanquear al no-muerto, por lo que se exponía a su ataque. Si dejaba caer la daga para ganar tiempo y empezar a disparar, la perdería en el lodazal. Muy a su pesar, decidió enfundar la daga, y alejarse un poco del alcance del engendro mientras preparaba su arco.

El clérigo se hundió en el barro quedando inmovilizado totalmente, impotente sin poder hacer absolutamente nada. Y al parecer no había sido el único afectado por el terreno traicionero.

Se hundía rápidamente... a duras penas consiguió sacar un pie del fango y apoyar la rodilla en el suelo... el otro pie seguía atrapado... apoyó las manos en el suelo, junto al arco y tiró con fuerza...

- Salid del barro en cuanto podáis, no puedo conjurar, pero si podéis salid de aquí...

Si aquel ser era capaz de controlar la tierra a su alrededor a su antojo, sus compañeros estaban en un aprieto. ¿Debería intentar contraconjurar a su enemigo, o acabar con él de una vez por todas?

Alatar contempló por un momento la situación: sin duda su enemigo estaba bastante afectado, pero ¿quién sabía cuanto daño podría soportar antes de caer? Por otra parte, estaba bastante seguro que no sería fácil hacer un contrahechizo en caso de que el monstruo fuese capaz de transformar el barro en tierra de nuevo...

Al mago no le quedaba más opción que intentar acabar con la criatura lo antes posible, aún sabiendo que la madición le impedía utilizar todo su poder.

Dos rayos llameantes surgen de la mano de Alatar pero sólo uno de ellos impacta en el no muerto, dejando un considerable boquete donde antes estaba su pétreo corazón. La bestia gime, gruñe y casi cae de rodillas en el barro que sobre el que flotaba. Desgraciadamente, parte del barro parece reptar sobre el cuerpo del no muerto y comienza instantáneamente a cerrar el agujero de su pecho.

Con lo que juraríais es una sonrisa maligna, la bestia toca de nuevo con una de sus garras la superficie del barro y este comienza a endurecerse desde ese punto hacia vosotros. Eredhir, Garv y Dalía están demasiado sumergidos para evitar que el endurecimiento del fango los deje atrapados e incapaces de cualquier movimiento. El resto del grupo tiene una oportunidad de escapar...
 

Dalía no era una mujer elástica ni hábil, pero era hermosa, muy hermosa... y fuerte también, extraordinariamente fuerte.

Tanto como para romper el lodo que se había endurecido a su alrededor, con un profundo gruñido primero sus brazos y después sus piernas salieron a la luz.

- Gracias por el punto de apoyo bestia inmunda, del lodo no habría sido capaz de salir...

En esta ocasión la jugarreta de la béstia pilla desprevenido al enano y consigue atraparlo pero...

Por mis barbas que tú no me atrapas cual gusano!!

Zaev siente como el barro se solidifica bajo sus pies, pero su ligereza y gracilidad le mantienen a flote sobre la tierra cambiante. Dos flechas contundentes pasan del carcaj al arco. Sólo tiene cinco, las tiene que aprovechar bien...

Demasiado seguidas.

El ansia por ayudar a sus compañeros hace que la segunda flecha salga casi sin apuntar, pero toda su desesperación parece concentrarse en el primer disparo, que impacta brutalmente sobre el cuerpo terroso de la criatura no muerta.

¡¡La primera flecha de Zaev encuentra su blanco en una de las cuencas oculares del diablo de polvo, haciendo que su cabeza estalle en mil pedazos!! El cuerpo decapitado cae de rodillas y a continuación se desintegra en un fino polvillo. Un humo surge de los pedazos y se dirige al interior de la casa, filtrándose bajo la baldosa que Zaev había examinado previamente..