Partida Rol por web

Tan pronto como el puño de Lybious derribó al no muerto al suelo, un proyectil de brillante energía arcana centelleó desde la runa que Bakji inscribía en el aire hasta el no muerto, impactando con una descarga de fuerza. A medida que giraba su espalda a Mondo y Halem, la espada de Halem cayó como la hoja de una guillotina, cortando su pierna derecha en dos, mientras que Mondo apuñalaba en lado derecho de su cabeza con su kukri, con un sonoro crujido al romper el hueso. Ni siquiera esa avalancha de ataques parecía romper el cuerpo del no muerto.

La energía sagrada de Erastil les invadió a medida que la clériga suplicaba al Viejo Ojotuerto su guía en el combate, y con ello Mondo y Halem cayeron de nuevo a tándem sobre la criatura, que aún se movía lastimeramente en el suelo, pero no lo suficientemente como para esquivar la hoja del pícaro, que le sujeta firmemente hasta que la hoja del paladín es quien finalmente envia el alma del no muerto con Cayden Cailean, al cercenar limpiamente su cabeza con la espada. El cuerpo se movió con unos espasmos más hasta que llegó a la calma completa.

"Nooooo... Me lo prometisteee..." — son sus últimas palabras al extinguirse la magia nigromántica que lo animaba.

Con esto, el silencio invade de nuevo el cementerio por la noche, y os halláis solos de nuevo. La preocupación de haber sido oídos por los gnolls es tangible, y sois súbitamente sobresaltados a medida que en plena medianoche, el gutural aullido de una hiena parece retumbar desde los Picos de Bronce, casi como una llamada. Poco a poco otras voces, quizás una docena de ellas, se le unen desde diversos lugares de los Picos de Bronce. Aquellos que hayáis pernoctado aquí podéis reconocer este fenómeno como el Aullido del Rey de la Carroña, la llamada de un lejano señor de la guerra gnoll que habita en dicha región montañosa, y cada medianoche se comunica con sus súbditos de esta forma.

El paladín miró con cautela al cadáver, unos segundos después comprobó que nada se movía. Descansa en paz. Durante el combate volvió a entrar en un controlado frenesí que le unía a cualquier engendro del mal hasta eliminarlo pues debía activar todos sus sentidos para no morir contra estas criaturas, pero tras ello se compadeció del espíritu errante. Era su sino, su camino en la vida, nada tenía sentido si las almas torturadas no eran liberadas, y ahora el sacerdote podía descansar en paz.

Y de pronto el sonido, lo reconoció de inmediato pero las miradas de sus compañeros le hicieron entender que quizá esta vez sonaba también por ellos. Había que salir de aquí, la posibilidad de que los hubieran escuchado era enorme. ¡¡Vamos rápido, por el pozo!! Era la ruta que les había indicado la arpía.

Yo cubriré el camino, esperadme abajo e iré delante si nadie aparece por esa puerta, dijo mirando hacia la entrada de la mezquita.

¡¡Deprisa, corred!!

Agarró su medallón y lanzó un juramento, mientras se ponía delante del pozo con la espada preparada bloqueando los pasos que habían desde donde habían entrado hasta allí.

Lybious, el espíritu de Tempestad te transmite una sensación de inquietud. Un vago sentimiento de lejana melancolía y de advertencia. Te encuentras cerca de uno de los Templarios de los Cinco Vientos. Notas la presencia de Ciclón, el Viento del Sur​​​​​​.

"Bueno, señores. Os debo la vida y la libertad" digo presentandome
"Soy Lybious Thrallex, y como ya dije, estoy al servicio de la princesa mercader. Perdí el conocimiento explorando el templo de San Vardishal y me separé de mis compañeros"

"¿Donde estamos ahora? y tambien ¿Como debería de llamaros a vosotros?"

Creo que has sido tú solo quien se ha liberado, aún recordaba la heroica aparición del semiorco. Mi nombre es Halem y eres bienvenido si estás en contra de esa sucia escoria gnoll. Ven con nosotros si quieres.

No obstante no terminaba de fiarse y tendría un ojo sobre él hasta que demostrase su confianza.

No creyó necesario decirle más, y quiénes eran era algo que cada uno debía revelar o no. Siguió mirando la puerta esperando que algo entrase por ella.

Rápido, bajemos.

"Esos malditos Gnolls?"
"No os referireis por un casual a acabar con los Gnolls que asedian el mercado de batalla de Kelmaranae ¿Verdad?" digo con una expresión de asombro.

"Esa era mi misión aquí. La libertad a cambio de la asistencia. Sin embargo, es como si mis pasos me hubieran llevado a algo más. Entre los gladiadores me llamaron "El Libyon Reencarnado", el bravo gladiador que murió en un Bestiarium hace unos años. Por supuesto, todo eso es mentira, no sólo no soy reencarnación de nadie ¡Aparte de eso, a Libyon lo llegué a conocer en vida!"

Me llevo la mano al mentón, pensativo "Si pudieramos contactar con la princesa Almah, tendríamos refuerzos. Su grupo no debe de estar acampado lejos de aquí"

¿Una princesa dices? No conocía a nadie de la realeza con ese nombre pero el desconocido parecía ser más útil de lo que había intuido al principio si conocía la existencia de su ubicación. Si tiene un ejército es lo que estamos buscando.

Vinimos aquí por lo mismo que tú, acabar con este campamento infesto de esclavistas, pero nos apresaron aunque hemos podido escapar. Ayúdanos a encontrarla y volveremos con sus tropas a arrasarlo todo. Sabemos que el pozo por el que has venido contiene túneles que nos alejarán rápidamente de aquí.

Tendió la mano al recién llegado a modo de saludo, apretando el brazo al estilo de los privados de libertad. La respuesta del semiorco mostraba que era uno de ellos, pues devolvió el gesto del mismo modo. Encontremos la manera de bajar ahí y salgamos de aquí cuanto antes.

"El primero problema que nos encontraremos es la oscuridad. Una que no puedo penetrar ni con los ojos de la noche"

Dicho esto, señalo mis ojos. Ojos de mestizo, de semiorco (Y por tanto, con infravisión) Temo que las antorchas no basten. Que sea oscuridad mágica. Pero aparte, ahi debajo hay una suerte de... mal extraño. Mi instinto de gladiador" digo apretando sendos puños, y apretando los dedos contra las ataduras de combate  que llevo "llamemosle así, ese institno me ha tenido en vilo en todo momento. Como si una presencia demasiado cruel y poderosa crepitara por ahí"

"Por suerte, fuese lo que fuese esa presencia, en todo caso, es algo que esta aletargada. En tanto que a nadie le entren ínfulas de juglar, deberíamos de estar a salvo"

Luego recuerdo mi periplo por estas cavernas, mi larga caminata a ciegas, usando como palo de ciego mi atesorada Rudis, la espada de madera que me atestigua el camino de la arena a la libertad

"Si desandamos los pasos que dí antes, deberiamos de llegar al monasterio abandonado de San Vardisal, y allí podremos coordinarnos con el grupo de la Princesa Mercader, la sabia Almah. Eso sí, no espereis un ejército como el de las leyendas: Se trata de una caravana muy bien protegida, con varias compañías de fieros mercenarios."

Si son tan fieros como tú nos bastará, dijo con una sonrisa recordando el salto del guerrero. No hagamos ruido entonces.

Respecto a la oscuridad... se quedó pensativo unos segundos... por nacimiento puedo ver en la negrura más absoluta y creo haber intuido, miró a Silene, que la sacerdotisa tiene el mismo don, ¿no es así? Con el tiempo había aprendido a reconocer esa habilidad por el brillo de sus ojos, concretamente los del paladín poseían un iris en constante movimiento y la mujer parecía despedir un extraño brillo en los suyos (la había visto además moverse sin dificultades cuando los demás solo podían hacerlo a ciegas). Nosotros os guiaremos.

¿Alguien tiene una cuerda? La ataremos aquí y la cortaremos luego para que no sigan nuestro rastro.

¿Cómo de alto está ahí abajo?

"Sinceramente, no se como lo he hecho, pero... unos 40-50 pies"

"Si, eso es lo que he saltado" debería de ser increible, pero lo cierto es que me habeis visto saltar todo eso.

Escuchó el aullar del líder de los gnolls, que luego fue seguido por otros tantos de sus súbditos, una especie de muestra de poder que recorrería el desierto. Bakji entrecerró los ojos un instante para darse la vuelta mirando al interior del templo donde estaba el pozo.

- Esa es nuestra salida de este campamento, y sí, queremos ir a conocer a la sabia princesa Almah. Queremos acabar con este lugar, el líder nos ha intentado sacrificar. Sería apropiado que sus víctimas se le rebelaran provocando su caída. Hablando de caídas...

Miró hacia Halem.

- Yo no llevo cuerda, pesan demasiado como para que pueda moverme con comodidad.

No había mucho que él pudiera hacer, lo suyo era fastidiar a los rivales pero no hacer proezas físicas. El samsaran se acercó al muerto ya no tan viviente para detectar magia en él y a continuación registrarlo.

Bakji, examinando el cadáver de este no muerto, tienes la sensación de que debió haber muerto hace varias décadas. Sus pertenencias personales estan severamente desgastadas, monedas oxidadas y corroídas, ropas maltrechas y rotas. No obstante, en el brazo que cortó Halem, sostenía un bastón de madera oscura cuyo cabezal es el símbolo de un sol. Pese a maltratado por la edad, parece aún emanar un aura de evocación leve. En el pecho del no muerto detectas un aura de nigromancia leve, y al retirar sus ropas encuentras que procede de un símbolo roto hecho de plata que reconocerías como el símbolo sagrado de Sarenrae.

Finalmente, tu atención se centra sobre algo que no portaba el no muerto, pero que reacciona con potencia inusual a tu conjuro. En la mano de Lybious se halla el filo sin mango de una cimitarra, hecho enteramente de diamante. Porta runas arcanas y emana un aura de magia universal poderosa.

- Mondo, encantado, saludo al semiorco justamente cuando el aullido penetro en la sala. Debemos buscar algo para bajar, a esta llamada hay dos gnolls que no van a responder y entonces la persecución comenzará.

Rapidamente Mondo busco por la sala a ver si encontraba algo util

Rebuscando entre las tumbas que os rodean y las ruinas de la antigua mezquita, encuentras tirado de cualquier manera, al pie de un torcido árbol, un abandonado encuentracaminos, marcado con el símbolo de la Sociedad Pathfinder, en un estado de deterioro mucho menor de lo que hubieras sospechado. Al darle la vuelta, puedes observar que está marcado por una O con una X en el centro. A juzgar por la evidencia, probablemente pertenecía al Capitán de Ventura Oxvard, quien os acompañó inicialmente en vuestro asalto a Kelmarane.

Lo cojo.

Alguna tela o similar que pueda servir de cuerda, porque creo que morimos todos en breve si no aparece algo con lo que descolgarse xD

Sin problema, puedes encontrar perfectamente un par de trozos de cuerda de esparto entre las ruinas del templo tras un rato de buscar, está un poco deshilachada pero ante una observación minuciosa no parece que sea lo suficiente como para que ceda mientras la estáis trepando. Atándola sería suficiente para descender los 50 pies que Lybious menciona.

"Aqui tengo esta cuerda de 30 pies. Puedo atarlo a una daga a modo de pitón, empaparlo en aceite, y que el último le prenda una pequeña llama al extremo, para que se termine de quemar tras que este último descienda"

"Eso ocultará nuestro camino. Lo malo es que... claro, con una cuerda de 30 pies aun quedan una caida de 10-20 pies"