Partida Rol por web

Con una sonrisa mira al chucho ninguneandolo de todo

"Esto es todo lo que sabes hacer chucho del infierno? dice mientras levanta su espada para dar su golpe letal dándole de lleno e incrustando todo el acero en el pellejo del chucho

El golpe de Lezort es tan fuerte como su fanfarronada indica y corta la cabeza del animal reanimado, provocando también que explote igual que el otro y que bañe a él y al druida en restos de carne, podredumbre y extraños pétalos de flores.

El Campamento queda en silencio unos momentos, a unos pocos metros de los Pathfinders un grupusculo de leñadores supervivientes con la piel pálida y llena de pústulas os miran con una mezcla de esperanza y hostilidad. Los restos de sus compañeros se esparcen por el claro.

Aaronvir, mira sus ropas empapadas con las entrañas de la bestia y con esos curiosos pétalos que llevaban en sus entrañas. Mientras apartaba tal podedumbre, su mente no dejaba depensar: Algo tendrá que ver las hadas en todo esto... petalos dentro de algo muerto... eso no cuadraba. Pensó el elfo mientras se acercó a los leñadores que quedaban en pie.

Los leñadores miraron al elfo con una mezcla de esperanza y hostilidad, era evidente que estaban enfermos, con caras palidas y llenas de ronchas, se habían defendido como podían de los lobos, perdiendo a muchos en el proceso.

Stilgur se limpian como puede los restos de los sabuesos demoníacos de las ropas, con escaso éxitos.

- Tranquilos, nada debeis temer de nosotros. ¿Estais bien? ¿Alguno de vuestros amigos se encuentra malherido?

Mira a sus compañeros Aaronvir y Valandil

- Habrá que vendaros esas heridas, nos han sacudido bien. Dejadme ver.

Cuando nos acerquemos a ellos, indico a mis compañeros que se acerquen y hago un canalizar energia que nos afecte a nosotros (tenemos creo que tenemos dos heridos) y a los leñadores que esten vivos. Tiro por anticipado, salvo que surja algun imprevisto nos indicas cuando se aplica para que se curen los heridos.

Quiero tambien Heal para revisar nuestras heridas y las suyas (tiro tres veces, si te parece bien)

El elfo mira a los humanos que allí se encontraban. Sus cuerpos dejaban a las claras la huella de la terrible plaga que se cernía sobre aquel bosque. luego miró a los lobos que acababan de derrotar y de ahí al asqueroso líquido con el que ahora estaban cubiertos. No le gustaba.

Luego se miró la mano mordida. Un hilillo de sangre corria bajo el brazal. Parece que el animal ha hecho presa en mi brazo. Pensó el elfo. Tras quitarse el brazal y remangarse su camisa, vió que la sangre manaba de una fea herida producida por el propio brazal*. Suponía que el mordisco había hundido una tachela en su carne. Al intentar librarse del lobo, la misma había hecho un surco en el antebrazo del elfo... una herida de la que poder contar a sus nietos.- Un rasguño.- fue el escueto comentario para el enano, que se había percatado de la herido del elfo.- Mira a ver lo que tiene Valändil, igual él está peor.- Dijo y comenzó a vendarse la herida para que no saliera más sangre de la misma.

Puaj pero que mierda es esto?
veo que estamos bien todos, yo iré con los leñadores para ver como están, tened cuidado posiblemente alla mas bichos como estos por aquí cerca.

Mientras va hacia los leñadores empieza a mirar por los lados del camino por si hay algun bicho preparado para hacer una emboscada

Valándil, cogeando debido al dolor de su pierna, se sienta al pie de un árbol.

Completamente pálido permanece sentado junto al árbol mientras susurra para si...

-No puede ser, no puede ser... es imposible...

Tanto Valändil como Aaronvir suspiran aliviados cuando sus heridas se cierran debido a la magia de Stilgur.

El examen posterior de Stilgur es bastante preocupante, esas criaturas y el asqueroso líquido en el que han estallado son un potente transmisor de enfermedades y podéis haber pillado cualquier cosa.

Solo el tiempo lo dirá.

Por otro lado casi todos los leñadores están heridos o enfermos y es un tributo al desconfiado lugar donde os encontráis el que cuando a pesar de ofrecerles curación se apartan de tí, no sabes si porque piensan que luego les cobrarás o por otra razón...

Tampoco Lezort tiene más suerte buscando alguna otra amenaza, vanza por el campamento maderero observando las tiendas de los leñadores a los lados. Pero no ve nada de interés.

Stilgur se acerca a los leñadores con gesto conciliador.

Guarda el arma y se acerca con las manos bien a la vista, lentamente.

- Sólo queremos saber que ocurre aquí. Os hemos librado de estas bestias, nada teneis que temer de nosotros.

Los gestos del enano, y ¿quien sabe? la familiaridad por ver a un tipo que seguro que no tiene nada que ver con las hadas y además seguro que adora las hachas hacen que los leñadores se tranquilicen y pierdan el miedo que tenían.

-Hola amigo y gracias por ayudarnos.- dice uno de los leñadores.

-Me llamo Vanick Inor y somos honrados leñadores... las malditas hadas no hacen más que molestarnos y siempre estamos a la greña con los esbirros de la reina hada, los sátiros.-

-Hace unos días perseguimos a unos sátiros por el bosque, para cortarles la cabeza, malditas criaturas, y entramos en un extraño campo de flores atendido por druidas... unos druidas que tenían estas criaturas de mascotas, huimos, pero las criaturas nos han seguido el rastro hasta el campamento y nos han atacado durante estos días.-

-Y además, los que entraron en ese campo de flores han sido los primeros en sufrir una extraña enfermedad... una que afecta también a los sátiros, porque los que hemos visto estaban enfermos.... el capataz de nuestro campamento ya ha muerto y creo que nosotros le seguiremos pronto ¿Podríais ayudarnos?.-

Los leñadores parecen aquejados de una horrible enfermedad... y Stilgur se ve impotente de hacer nada sin un remedio apropiado...

Stilgur palidece ante la sospecha de haber contraido la mortal enfermedad.

Con preocupación revisa los estragos de la enfermedad.

- Poco podemos hacer si no encontramos el remedio apropiado. ¿Acaso las autoridades no han enviado a nadie para ayudaros? ¿Esto es el país de la libertad? Si, tal vez libertad para morir ...

Me extraña mucho Vanick lo que dices de los druidas ... son muy raros, unos comeflores que hablan en acertijos, pero se dedican a sanar y cuidar la naturaleza, no a propagar una enfermedad que afecte a las criaturas de los bosques. Y mucho menos aliarse con seres no-muertos.

Pero aclararemos esto. Indicadnos donde encontrasteis a los druidas y hayaremos una solución.

Resistid mientras tanto, en cuanto encontremos el remedio volveremos.

Tras recivir las curas de Stilgur, el explorador se terminó de vendar la mano y colocarse su brazal. Mientras hacía esto, escuchaba como el enano hablaba con los humanos leñadores. Todos parecían habe cogido la enfermedad, así lo verificaban las pustulas y ronchas de su cuerpo.

Realmente debían encontrar la causa de esta enfermedad y dar con una cura si no... Aaronvir se miró su cuerpo por si había comenzado a sufrir las consecuencias de la infección. Sería un martirio a partir de ahora.

Mientras Aaronvir busca llagas por su cuerpo, todavía sin encontrar ninguna, Vanick responde a Stilgur.

-Puedo indicarte donde estan esos campos de flores con los druidas, están a unas horas de camino en el interior del bosque. Pero debéis prometerme que si hayáis un antídoto lo compartireis conmigo.-

 Stilgur asiente seriamente ante el comentario del leñador.

- Tienes mi palabras. Si lo encontramos no tengo intención de negarselo a nadie.

¿Donde decias que estaba ese claro?

Tiene mi palabra tambien que si encontramos un antidoto lo sobrante se lo daremos a vos.

Ahora indicanos el camino donde debemos ir