Partida Rol por web

Para esta primera cita, el programa se lo había currado mucho. Os había hecho llamar bien temprano en la madrugada y os había hecho ir al helipuerto más cercano que tuvierais. No teníais ni idea de dónde ibais pero todo estaba siendo muy extraño. Ponéis rumbo dirección al mar cuando a penas ha salido el sol, tan solo el cielo se ha vuelto un poco más claro. Lo único que sabéis es que pasaréis 24 h con vuestra cita. Sea cual sea el lugar, absolutamente todo estará a vuestra disposición. No es hasta  pasado un tiempo que entre tanto mar, conseguís ver una isla. El helicóptero pierde altura y termina aterrizando en una zona libre de árboles. A vuestros pies, un camino de conchas os dirigen a algún lugar. A penas habéis caminado unos metros, hasta que véis el lugar de la cita, justo cuando empieza a amanecer.

En la mesa, un delicioso desayuno que contiene un poco de todo: desde fruta, a cereales, zumos y tostadas. Si vuestra cita no está ahí ya, poco tardará en llegar, pues véis a lo lejos como se alejan dos helicópteros. Seguramente os han dejado a la vez.

La preparación de la cita es francamente increíble, no puedo evitar mirar hacia todos los lados mientras camino por el pasillito de conchas que han preparado.

Finalmente llego al lugar de la cita desde ese momento tenía 24 horas con quien, habiendo cruzado datos de mis preferencias y las suyas, se me había asignado para la primera cita.

Mientras esperaba, me quedé de pie en la plataforma donde se encontraba la mesa con el desayuno, observando el horizonte, con aquella salida del Sol tan bonita que estaba sucediendo. No era la primera vez que veía algo así, pero una nunca se cansaba de la quietud de la naturaleza y de las imágenes que esta nos ofrecía.

No había duda de que el programa de citas se lo había currado mucho con aquella cita. Un helicóptero para recogernos, unas maravillosas vistas junto a la playa, una mesa con un delicioso desayuno...

Me sorprendió gratamente ver a Aila, por lo que me acerqué hasta ella, saludándola con dos besos en las mejillas.

-Me alegro mucho de verte de nuevo -le dije, esbozando una sonrisa-. ¿Qué tal todo?

- Yo también me alegro de verte - dije devolviéndole a Eric los dos besos con una amplia sonrisa - ¿Has visto eso? - dije señalando al horizonte - Sin duda es una gran forma de comenzar una cita además de con un buen desayuno, ¡porque tengo un hambre! - dije con una risilla y llevándome las manos a la barriga - ¿Nos sentamos? No he comido nada desde que salí de casa y me está matando.

Caminé hacia la mesa y me senté en una de las sillas.

- ¡Que aproveche! - exclamé.

Esperé a que Eric tomase asiento para comenzar, tenía hambre, pero no era maleducada.

-Yo también tengo un poco de hambre, la verdad -reconocí, esbozando una sonrisa-. Lo cierto es que este lugar es precioso -comenté, observando el horizonte.

Después, decidí sentarme en la otra silla, frente a Aila.

-Gracias, igualmente -respondí al "Que aproveche" de la pelirroja, sirviéndome algunos cereales en un cuenco, para luego añadir un poco de leche-. Creo que se ha currado bastante lo de esta cita, ¿no te parece? -Me llevé una cucharada de cereales a la boca, un tanto hambriento.

- La verdad es que sí, se lo han currado mucho - contesté llevándome algo del desayuno a la boca -. Entonces podremos disfrutar de cualquier cosa que podamos compartir para conocernos mejor, me parece. Espero que tengan por aquí una buena senda para disfrutar de la naturaleza - le dije a Eric.

Así en frío lo único que me evocaba aquel paisaje era tranquilidad, y con la tranquilidad no me venía otra cosa que quedarme ahí plantada sin hacer nada, pero teníamos que conocernos el uno al otro y me acordé de la afición de Eric

-Si quieres, luego podríamos caminar un poco para disfrutar de este sitio mientras charlamos -le propuse a la pelirroja, sirviéndome una pieza de fruta.

Acostumbrado a los bosques y montañas de Kansas, aquella zona de playa me resulta de lo más apacible e idílica y, sobre todo, distinta a lo que estaba acostumbrado. Me alegraba comprobar que Aila también parecía muy a gusto con aquel paisaje.

-O, si quieres, también podemos darnos un baño en el mar. Aunque ya te aviso que no he traído bañador -bromeé, esbozando una sonrisa.

- ¡CLARO! - exclamé con un grito.

Me tapé la boca con la mano al instante por el volumen del chillido que había hecho, a veces me pasaba del entusiasmo, esa había sido una de ellas.

- Ooops - dije -. Creo que me he pasado un poco. Me encantaría poder caminar un rato mientras charlamos, no va a ser todo el día estar tirados aquí a ver el tiempo pasar.

Aunque pareciera tentador, quedarse ahí parados no era una opción.

- Bueno, al menos estaremos en igualdad de condiciones, porque yo tampoco he traído bañador - le contesté a la broma a Eric -. Ahora en serio, ¿a ti también te han dicho que tenemos a disposición nuestra todo lo que queramos? Es decir, ¿si hay algo que se nos ocurra y que sea posible de realizar aquí podríamos hacerlo, no? - pregunté - Pero de momento comenzar por estirar las piernas e ir conociéndonos un poco mal, ¡es un plan genial!.

No me había dado demasiado tiempo a conocer a Eric en la speed date, y probablemente en estas 24 horas solo alcanzaríamos a profundizar en lo que habíamos aprendido el uno del otro. Pero de alguna manera congeniamos bien aquel día, sin duda que estuviéramos los dos en nuestra primera cita, juntos, dejaba claro que tanto el como yo habíamos puesto nuestro nombre bastante arriba en las preferencias.

Reí, divertido, al escuchar el chillido que había dado Aila, demasiado sonoro. Aunque, dadas las circunstancias, era muy poco probable que hubiera alguien en los alrededores que hubiera podido escucharla.

-Eh... Pues sí -dije, respondiendo a la pregunta de la pelirroja-. A mí también me han dicho lo de que tenemos a nuestra disposición todo lo que queramos. -Al escuchar la segunda pregunta de la chica, se forma una sonrisa en mis labios-. Sí, creo que podemos hacer todo lo que se nos ocurra. ¿Qué te apetece? Levantarnos y dar un paseo por la playa no me parece en absoluto un mal plan, ¿qué me dices?

Tras terminar de desayunar, me incorporé de mi asiento y aguardé para escuchar qué quería hacer Aila.

- Pues vamos - dije levantándome -. ¿A qué estamos esperando para ir a dar un paseo por la playa?

Me agarré del brazo de Eric.

- La verdad es que me hace ilusión, con los pedregales que tenemos en Inglaterra cuando vamos a la playa, poder pisar arena fina va a ser toda una experiencia - dije guiñándole el ojo y casi tirando de el para ir a dar el paseo.

Me sorprendió mucho que Aila hubiera tomado la iniciativa de tomarme por el brazo, aunque era de agradecer. Tenía la sensación de que, de otro modo, probablemente hubiéramos pasado largo rato sentados alrededor de la mesa.

-En Kansas, directamente no tenemos playa -comenté, con una sonrisa-. Lo más parecido sería cualquier lago, así que te entiendo perfectamente con lo de los predegales. -Reí, divertido, mientras caminábamos-. Andemos un poco por la playa. Desde aquí se ven unas vistas magníficas, pero dime, ¿qué te gustaría que hiciéramos luego? Creo que aún nos queda bastante de cita.

- ¿Luego? - pregunté mientras me llevaba un dedo a la boca de forma pensativa - Pues no sé, no es muy habitual que tenga tantas cosas a mi disposición para hacer... podríamos bañarnos antes de comer un poco, aunque la sensación de la arena en los pies invita a quedarse tanto como uno pueda dando un paseo - añadí quitándome el calzado cuando comenzamos a andar sobre la arena -. No habrá problemas con el bañador - concluí sonriendo.

Habíamos hablado la mayor parte de las cosas durante la cita rápida, ahora solo nos quedaba compartir momentos juntos. Pero entonces algo se me ocurrió mientras caminábamos.

- Pero bueno, cuéntame algo más de ti, por ejemplo, ¿que querías ser de mayor cuando eras pequeño? - pregunté.

-¿Que qué quería ser de mayor cuando era pequeño? -repetí la frase que me había preguntado Aila, haciéndose el distraído. Sonreí-. Pues quería ser veterinario. Me encantaban los animales, e incluso me pasaba el día viendo documentales. Pero luego con el tiempo me fue llamando más la atención la Medicina, e incluso empecé a hacer la carrera, pero por suerte me di cuenta a tiempo de que aquello no era lo mío...

Resultaba un poco bochornoso tener que decir que había abandonado mi carrera al primer año de comenzarla, aunque con Aila me sentía lo suficientemente cómodo como para no tener que ocultarlo.

-¿Y tú? ¿Qué querías ser cuando eras pequeña?

- No serás el único que haya pasado por la fase veterinaria, como ya te dije vivía rodeada de animales y supongo que una cosa llevaba a la otra, pero me di cuenta que de veterinaria me tocaría tratar con las cosas malas que llevan consigo los animales, y yo no estaba preparada para esto, luego me enganché al dibujo, y fui llevando una senda más artística, en algún momento de la vida me regalaron una cámara y ya no me he separado de la especialidad - comenté con una sonrisa . ¿De verdad comenzaste la carrera de medicina? Bueno no pasa nada darse cuenta que lo que uno estudia no es lo suyo, si lo miras en perspectiva, podrías estar trabajando ahora de ello y que no te hiciera feliz, y por lo que cuentas, al menos pareces a gusto con el periodismo - le dije.

Tenía varios compañeros de carrera a los que les había pasado algo parecido, a todos les parecía una derrota, al principio, luego les iba pareciendo una buena victoria. Asentí con una sonrisa haciéndole entender que todo estaba bien.

- Y hablando de periodismo, ¿hay alguna cosa de tu carrera que te gustaría hacer? - pregunté.

-Pues la verdad es que me gusta bastante lo que hago en mi trabajo -comenté, encogiéndome de hombros-. Creo que no me gustaría tanto, por ejemplo, ser presentador de informativos o reportero de un programa de televisión. No me veo en ese tipo de ámbitos. Con mi empleo en el periódico me va bien, creo que es justo lo que más me gusta. ¿Y a ti? ¿Qué te gustaría llegar a hacer como fotógrafa?

- Además del trabajo que hago como freelance y que me encanta, me gustaría poder exponer algún trabajo mío, independiente, en alguna galería, pero de momento parece que la mayoría de comisarios de exposiciones consideran que soy demasiado joven, que no tengo mucha trayectoria - dije haciéndome la desairada -. Pero no pasa nada, mi trabajo me llena, me hace viajar y hacer lo que me gusta, y me deja compaginarlo con mis proyectos personales - dije sonriendo.

La verdad es que no era una cosa que me preocupase, aunque sí que era verdad que oír de la gente que solo por ser joven no podrías presentar una buena exposición me había hecho enfadarme.

- ¿Tú crees que el agua estará suficientemente bien para meternos? - le pregunte a Eric acercándome al agua - Hmmm, creo que está perfecta. Mira ahí hay unos vestidores, deberían haber bañadores para nosotros - comenté señalando las típicas casetas de playa donde cambiarse -. Me encanta nadar, aunque en Inglaterra en mar abierto no podamos mucho, ¿te apuntas?

-Sí, creo que el agua estará lo bastante bien para que nos demos un chapuzón -comenté.

Advertí que Aila me señalaba a una de las casetas de playa que nos servirían para desvestirnos, así que me dirigí a una de ellas, esperanzado de que nos hubieran dejado algún bañador con el que poder bañarnos. Por suerte, así será. Me hubiera sentido un tanto extraño bañándome en calzoncillos durante una cita.

Una vez que terminé de desvestirme y ponerle el bañador, salí de la caseta y aguardé a que Aila también terminara.

-¿Preparada para darnos un baño? -le pregunté, con una sonrisa.

Salí del vestidor con el bañador de una pieza que habían preparado.

- ¡Lista! - exclamé alzando el puño en señal de victoria.

Salí corriendo hacia el agua sin pensarlo.

- ¡¡Tonto el último!! - grité mientras continuaba mi carrera.

Llegué al agua sin pensar en si Eric me había alcanzado o no, mis pies tocaron el agua que parecía estar lo suficientemente fría como para tener reparos de entrar lentamente, pero yo iba a todo lo que mis piernas daban. Mientras el agua llegaba solo un poco por encima de mis tobillos no había ningún problema podía seguir corriendo, pero pronto el agua llegó un poco por debajo de la rodilla y una ola hizo el resto. Con una de las piernas en el aire el agua golpeo a la que todavía estaba en el suelo haciéndome perder por completo el equilibrio y cayendo de cara al agua.

Me levanté, quedando de rodillas con el agua por debajo del pecho, escupí agua mientras tenía la cara tapada con mis empapados rizos y me reí.

- He batido mi récord de permanecer en carrera más tiempo - dije.

Cuando vi que Aila corría hacia el agua, decidí detenerme para darle la suficiente ventaja y que llegara en primer lugar. Una vez que la pelirroja ya estaba acercándose hacia el agua, decidí echar a correr tras ella.

-Ups, creo que me has ganado en esa carrera -comenté, con una sonrisa pícara. Me aproximé hasta ella y le aparté uno de los rizos de la cara-. ¿Qué te apetece hacer? Creo que tenemos toda la playa solo para nosotros...