Partida Rol por web

El caballero se deshizo de la armadura en cuanto le fue posible. Una vez liberado deambuló entre el público con su aire despreocupado, intentando captar alguna noticia interesante. Estaba haciendo tiempo. Las justas debían hacerse a un lado frente al deber. Por lo que acabó desapareciendo entre el gentío. 

Volvieron a cruzarse con Ser Roshar al volver al pabellón de la familia. Donde escucharon las noticias sobre los Dannett de boca de Willard. La vida del joven Dannett le preocupaba en la medida que podía afectar a la casa Crogall, nada más. Consideraba que se había dejado arrastrar demasiado por las acusaciones. ¿Lo quieren como mártir? ¿Su padre? ¿o quién? El Blackfist aún no consigue concretar la trama en torno a la familia. Le faltan aún pruebas... o testimonios. Había una visita que no se podía postergar más. 

- ¿Sobrevivirá? - pregunta sin mostrar gran interés. 

Ser Roshar no se aceleró en abandonar la zona del torneo. Dio las suficientes vueltas, empapándose de rumores a pedazos, para aburrir a cualquiera que le siguiera o hacer suponer a quien lo viera que seguiría en su paseo. En su mente anotaba a qué caballeros se les apoyaba más, que otros tenían una carga como él... A menudo alguien se apresura a contársela a cualquier conocido en cuanto sale a escena. Se puede oír de todo. Pocas veces la verdad. Que cuando asoma en algún relato es rasgada y con remiendos. Lo que gustan son las buenas historias. 

El caballero, una vez alejado del gran espectáculo, se dirigió a su reunión con Rata. Los nuevos sucesos planteaban nuevas preguntas. Era posible que el culpable estuviera entre los Dannett. El mercader. Si se casara y Adham muriese... Era una posibilidad con muchas papeletas. ¿Cómo no se le había ocurrido antes? Habría podido envenenar a Adham en cualquier momento. ¿Sabría algo Iris?... ¿Sabría algo Lady Varya que quiere hablar con la joven Dannet en cuanto la encuentre? ¿Habría visto algo su hombre de confianza? ¿Lo habrían capturado y ahora serviría a sus propósitos? Intentó poner orden en su cabeza mientras llegaba al lugar indicado. 

El heredero estaba en el pabellón aquella noche. Jugueteaba con la comida y no parecía muy contento, que digamos. Whalen se sentía abatido. Una vez más, la mano en la sombra jugaba con ellos como títeres. A pesar de esa sensación, se sentía extrañamente a gusto. Allí en aquella tienda, sentía que podía confiar en todos los presentes. Desde el noble Adrik hasta su madrastra o el escurridizo ser Roshar. Y su padre... Su padre estaba siendo la sorpresa de aquel viaje. Lo miró con ojillos tiernos y luego posó su mirada, más dura y triste en la espada juramentada.

¿Sobrevivirá? No lo creo. Si nos dejaron la daga con los restos de veneno era debido a que esperaban que íbamos a descubrir todo eso... Lo que hace muy probable que muera. Supongo que ya contaban con todo lo que estamos haciendo. Estamos siendo muy perdicibles... Murmuró un Whalen abatido, pero enseguida vió el rostro de su fiel escudero, que había estado todo el día cumpliendo su competido, y no había podido disfrutar del torneo.

Aunque quien sabe. Añadió mirando a Willard, con una sonrisa. Quizás no contaban con que íbamos a colaborar en lo posible con nuestra casa rival... Tras eso, paseó su vista por todos los presentes y los posó en ser Roshar. La pregunta es... ¿Qué haremos si Adham muere?

Ser Roshar se dirigió al lugar acordado de antemano con su joven aprendiz. Cuando llegó a los alrededores, como era habitual en él, extremó las precauciones para no ser visto. Después dio un rodeo antes de colarse en el callejón en el que Rata solía esperarle. Le extrañó un poco que el muchacho no anduviese ya por ahí, pues normalmente era él quien llegaba en primer lugar a sus furtivos encuentros. Le esperó durante largo rato, mas Rata no apareció.

Ser Roshar comenzaba a incomodarse. No le gustaba estar más rato del necesario esperando en un lugar tan sombrío. Así que cuando lo consideró necesario hizo una marca en la pared para indicar a Rata que había estado allí y se fue antes de que su presencia solitaria comenzase a levantar sospechas entre quienes pudieran verle. Algo le preocupaba, pero que Rata no hubiese aparecido no tenía porque significar que el joven estuviese en problemas. Rata era un chico listo, si viera que la reunión podría comprometerles habría optado por no acudir.

Los sirvientes ya habían servido la cena para los Crogall cuando el maestre Nicholas entró atropelladamente en el pabellón familiar. Algunos de ellos no habían podido probar bocado, preocupados por todas las sombras que se cernían sobre el futuro incierto de la familia, pero la entrada súbita del viejo maestre provocó que más de uno se sobresaltara y que algún plato se escurriera de las manos de los sirvientes.

Nicholas tenía la cara enrojecida, victima del gran esfuerzo, su frente perlada de sudor y jadeaba sin aliento. Hacía siglos que no corría ni realizaba un esfuerzo físico semejante, y aunque se encontraba en un estado de salud extraordinariamente óptimo para su edad, ya no estaba para aquellos trotes. Intentó hablar, mirando con desesperación a Lord Crogall, pero de su boca no salió sonido alguno, después tomó aire de nuevo y logró articular algo que repetía como un mantra. 

-No me quedo opción, no me quedó opción.... -Dijo el viejo maestre con palabras entrecortadas, suplicantes de perdón y ahogadas, antes de caer desfallecido.

Ser Roshar pensó por un momento que estaban ayudando a sus adversarios con cada uno de sus movimientos. Whalen le sacó de sus pensamientos cuando dijo que no sobreviviría... Podía resultar un problema. 

- Lo necesario para que no nos salpique. - respondió con sinceridad. 

La aparición del maestre le sobresaltó. Fingió estar tranquilo mientras se levantaba. Escuchó las palabras de Nicholas. Necesitaba salir de allí, antes de que fuera tarde. Avanzó con paso resuelto hacia la salida de la carpa Crogall esperando que nadie le obstaculizara el paso. Era posible que la trampa hubiera activado su resorte. No podía dejar que los cazaran a todos, necesitaban poder responder. 

- Vuelvo enseguida. - 

Pero si lo que acudía no era la justicia sería necesaria su espada. Debía proteger a la familia. Aguantad.

- Les debió decir todo y piensan que es cosa de los Crogall. -

El caballero cruza la abertura de la carpa. Intenta pasar desapercibido entre el resto de soldados que pululan entre las tiendas de las distintas casas.  

La repentina entrada del Maestre Nicholas hizo que los acontecimientos se precipitasen. Lord Crogall echó una mirada rápida a Ser Roshar quien ya salía de carpa. Asintió mientras su mirada ya recorría la sala. Necesitaba comprobar que Lady Varya había podido salir. Eran las dos personas que necesitaba lejos de allí...

Antes de la llegada de las capas doradas.

-Whalen..., empezó por no tenía claro cómo proceder. Su hijo había estado luchando con el joven Dannett en la justa. Evan necesitaba mover otra ficha. -Whalen... Debes salir de aquí. Ve con Ser Aldrik. Hazles llegar un mensaje a los Dannett. Pero si os detienen los guardias, no opongáis resistencia. Yo me quedaré aquí. Intentaré ganarnos tiempo. Paciencia.

Acto seguido se arrodilló junto al viejo maestre, y le tomó la mano entre las suyas. -Os perdono, maestre, le dijo pero su mirada era fría y en ella había dureza. -¿Qué les dijiste?, preguntó aún sabiendo que el anciano no le iba poder responder. Y en realidad, ya se imaginaba lo peor. 

Ser Adrik se levantó sobresaltado en cuanto el anciano maestre entró trastabillando y tropezando con su propia sombra. Al verlo vencido por el cansancio de la huida, se arrodilló junto a su tío al lado del maestre, pero antes había recogido una copa con agua fresca para su viejo mentor. Sujetó la cabeza del anciano, con toda la delicadeza que la urgencia del momento le permitía, y le dio a beber algo de agua.

-Bebed, maestre Nicholas. Es agua. - Le dijo con palabras suaves ante la resistencia inicial del anciano desfallecido.

El agua ayudó a que el maestre se recuperara un poco. Lo suficiente como para poder añadir unas palabras resollando entre bocanadas que se afanaban en tomar aire como un pez en la orilla. Los ojos del maestre querían agradecer el agua que Adrik le había acercado, pero no tuvo fuerzas para pronunciar los agradecimientos y las urgentes explicaciones al mismo tiempo, por lo que optó solamente por las últimas.

-Le tuve que decir a Ferris... -los pulmones del viejo trataban de trabajar después de la extenuante carrera, - que veneno era... No podría... no podría salvarlo. No lo... hubiera adivinado... Cree que... cree que hemos... nosotros... ¿Roshar? -Buscó al caballero con la mirada, pero éste ya se había ido a toda prisa. -Lo envenenó él. - El viejo ya no tuvo fuerzas para pronunciar otras palabras, pues se quedó sin aire y volvió a beber de la copa de agua que Adrik le tendía. Aunque una tos horrible le sacudió al estar a punto de atragantarse.

Cuando los hombres de la casa llegaron a la carpa familiar, se encontraron a lady Varya en el interior con semblante pensativo. No había obtenido nada que pudiese ayudar en la situación actual. A pesar de todo puso buena cara y atendió a su esposo aligerando los ropajes que lo cubrían, mientras escuchaba los comentarios sobre el final de los combates y, lo más importante, el estado del joven Dannett.

Apenas comió de la sabrosa cena que les sirvieron cuando la entrada apresurada del maestre hizo que se levantase y diese unos pasos hacia él, de inmediato se paró. Las palabras que dijo junto con la reacción de ser Roshar y la mirada de su marido, le dijeron que la situación se había calentado demasiado.

Hizo una ligera inclinación de cabeza al lord, dando así entender que aceptaba sus indicaciones, y marchó a su estancia para recoger lo imprescindible antes de salir de los terrenos destinados a la casa Crogall. Su destino era incierto, esa era la primera vez que pisaba desembarco y sus contactos se reducían a los pocos hombres que habían conocido en la posada.

Salió presurosa de la zona de acampada y se dirigió a la posada pero no entró en ella, en vez de eso esperó por la llegada de ser Genady pues esperaba que fuese a remojar el gazante o, en su defecto, de Orten Lugus pues se alojaba allí. Todavía no tenía claro si abordar al hombre directamente lo pondría en un futuro aprieto del que se libraría delatándola, pero si no había suerte con ninguno de los dos pediría una habitación con compañía en el local de al lado.

-Entonces... ¿Adham Dannett sigue vivo?

Eso cambiaba ciertas cosas. No quitaba la sombra de la sospecha sobre los Crogall. Ahora ya casi certeza pues había pruebas y testimonios que ponían a su familia en el centro de todas las miradas. El veneno era el principal problema, e iba a resultar complicado de explicar cómo sabían del envenenamiento sin haber sido los culpables.

Pero.. Adham seguía vivo. Ya no les podían acusar de haberlo matado con malas artes. Y con la victoria de Whalen en la justa, se había solventado la primera acusación, la de los campesinos asesinados.

-Habéis obrado bien, maestre. Con vuestra ayuda, se ha salvado la vida del joven Dannett. Y nos habéis ganado un tiempo valioso.

El maestre no habló hasta encontrarse más recuperado, pero cuando cogió algo de aliento tomó otro trago de agua y se dirigió al Lord dispuesto a matizar sus optimistas afirmaciones. Su gesto era grave y sus palabras salieron todavía entrecortadas por el gran esfuerzo que había hecho al correr a toda velocidad a informar a sus señores, pero al menos ya estaba más recuperado.

-Todavía es pronto, me temo. Las lágrimas de Lys son un fuerte veneno. Lo único que he hecho es ahorrarle un tiempo valisosísimo al maestre Ferris que estaría empleando en realizar un difícil diagnóstico. Pero aún con el antídoto... No os voy a engañar, mi señor. Adham Dannett lo tiene muy difícil.

El maestre tomó una gran bocanada de aire, durante los últimos instantes había logrado recuperar la verticalidad hasta sentarse en un cojín que le acercó Ser Adrik. Pero pese a la urgencia de aquella noticia, lo que le había llevado a hacer acopio de todas las fuerzas que le quedaba para semejante carrera no había sido la revelación del nombre del veneno de la daga.

-Anoche atraparon a un muchacho de ser Roshar merodeando por la tienda de los Dannett. Al parecer llevaba un veneno consigo y pretendía usarlo contra ser Adham. Solo los Siete saben si lo usó... Pero aún no siendo así, esto nos deja en una situación nada favorable.

Lady Varya se quedó fuera de la posada intentando echar un vistazo al interior de la misma a través del cristal traslucido de las ventanas, en busca de ser Gennady o de algún aliado que pudiera echarles una mano en esos momentos de necesidad. Era difícil adivinar, si entre todas las borrosas figuras que se movían de un lado a otro podría encontrar alguna mano amiga, algo similar, pensó, a lo que ocurría en aquella ciudad de intrigas y figuras entre las sombras donde las intenciones se volvían borrosas como a través del cristal de esa ventana.

En ese momento la puerta de la posada se abrió y salieron varios comensales, Varya pudo ver fugazmente que la familia Lugus se encontraba en el interior, al parecer disfrutaban de otra noche de juerga y alcohol para celebrar la victoria de ser Naton en el campo de batalla, y cómo no, lo hacían aprovechándose del pobre Orten. Varya no tuvo que esperar mucho a que Orten saliera de la posada para dejar atrás todas esas risas a su costa y tomar algo de aire fresco ante el viciado ambiente del interior.

-¡Mi señora! - Se sorprendió al verla. -¿Qué hacéis aquí fuera tan sola?

El heredero se levantó en cuanto vió entrar al congestinado maestre y le ofreció su silla para que tomara aliento. Todos estaban pendientes de lo que tenía que decirnos. Su padre le ordenaba salir con su primo... Suponía que por temor a que fueran apresados con el resto de la casa. Eso era lo que parecía reflejar la urgencia de la carrera de Nicholas, pero cuando por fin pudo hablar, lo que dijo fue una bomba aún mayor.

Uno de los chicos de ser Roshar...

Repitió un incrédulo Whalen. No podía ser. Otro traidor no. Y ser Roshar se había ido. ¿Dónde había ido?

No hacía falta que él le dijera a su maestre que había actuado bien. Whalen se lo debía todo a él. Tomó la mano del anciano entre las suyas y lo miró con ternura. Lo había dado todo por los Crogall.

Muchas gracias, Nicholas. En momentos así, es cuando se descubre quien es un verdadero amigo.

Y luego paseó la visto por los presentes. Su padre, Su primo y... Su madrastra. Era increíble como podía cambiar la percepción de uno en tan poco tiempo.

¿Y ser Roshar? ¿Alguien sabe dónde ha ido?

Entonces recordó las órdenes de su padre.

Milord, ¿aún es vuestro deseo que nos marchemos ser Adrik y yo?

La palabra de un lord es ley, y no quería que alguien de los allí presentes no lo interpretara así.

Ser Roshar no tenía pensado alejarse demasiado de la carpa. Pero necesitaba librarse de la daga, dejarla en algún lugar donde poder recuperarla más adelante. Y, lo más importante, que no le vieran dejándola en ningún lugar. Sería una prueba irrefutable. Se aseguraría de que no le siguiesen con gran insistencia antes de abandonar la daga del veneno. *

Tras zanjar el asunto volvería sobre sus pasos. Con la capucha sobre su cabeza caminaría entre las tiendas de las familias, como un soldado cualquiera. Tendría a la vista la carpa Crogall. No podía permitir que hubiera un ataque sobre Evan, tendría que defenderlo. Vigilaría los alrededores, atendería los movimientos de los capas doradas... No sabía qué iba a pasar.  

-Ser Roshar de Blackfist se ha marchado, dijo Lord Evan constatando lo evidente. De forma intencionada hizo hincapié en la procedencia de Blackfist de Ser Roshar. -Tenemos que ser cautos con las acusaciones, sin duda. Pero no debemos obviar que ahora hay indicios de mucha gravedad en contra de Ser Roshar. Si ha tenido algo que ver, es importante procurar que no manche el nombre de los Crogall.

La cara de Evan Crogall reflejaba la consternación y el dolor al pronunciar aquellas palabras. Eran sin duda momentos difíciles para la Casa, e incluso los aliados parecían volverse en su contra en un entramado imposible.

-Paciencia. Vamos a ver cómo avanzan los acontecimientos. Creo que es mejor que Ser Adrik y Ser Whalen salgan aún así, pues la posibilidad de ser detenidos existe en este momento, y es preferible que al menos uno de los Crogall pueda maniobrar en alguna dirección.

Una patrulla de capas doradas se acercaba caminando por la explanada del torneo, ser Roshar pudo ver su llamativo atuendo desde gran distancia. El caballero se quedó esperando cuál era la dirección que tomaban para maniobrar en consecuencia, podía sentir su pulso en las sienes y su corazón tratando de salir por su garganta. Aún así, intentó mantener la compostura para que su apariencia no delatara el nerviosismo que la situación le provocaba. Había decidido actuar cuanto antes, sin detenerse siquiera a escuchar la explicación del maestre cuando éste recuperara el aliento, sus únicas palabras le habían servido para saltar como un resorte a anticiparse a los sucesos venideros.

La patrulla se dirigía hacía la tienda de los Crogall, tal y como Roshar estaba temiendo. Trató de acercarse disimuladamente para estudiarlos más de cerca. Eran 5 capas doradas que caminaban con gesto tranquilo y despreocupado hablando entre ellos, reían y bromeaban tranquilamente. No parecían mantener la actitud de quienes van a arrestar a alguien, y menos a un Lord y su familia. Aún así, Roshar no pudo evitar contener el aliento cuando los vio pasar junto a la tienda verdinegra del lagarto-león; la patrulla pasó de largo y continuó su ronda a través de la explanada del torneo caminando junto a las otras tiendas.

El caballero se relajó cuando la patrulla pasó de largo ante la carpa de los Crogall y alivió la presión en el mango de su espada. Pensó que era posible que los Dannett estuvieran aún ocupados en salvar la vida del joven heredero y no tenían prisa en presentar la acusación formal con los nuevos datos obtenidos. O que quizás no tenían intención de denunciarlos ante el rey. La justicia no les había servido y podían haber decidido tomarla por su mano.

Ser Roshar, con aquellas sospechas y dudas en la cabeza, se mantuvo vigilante. Se mantendría en movimiento por los alrededores para asegurarse de que no se produciría ninguna hostilidad hacia la familia. Le gustaría poder acercarse a la carpa de los Dannett para observar el movimiento entre sus filas, pero solo lo haría si podía mantener a la vista la posición de los Crogall. Mantener la seguridad de la familia era la prioridad. 

En caso de que no sucediera nada volvería a la tienda para descubrir que había sucedido. Al menos se había librado de la daga. 

La señora de la casa se iba, tal y como su esposo había indicado con su mirada, cuando las palabras sobre el muchacho de ser Roshar hicieron que se detuviera un momento.

-Mi señor, -dijo al lord -¿marcho pues?

Ninguna mención de dónde, aunque pocos sitios y personas de Desembarco conocía la dama.