Partida Rol por web

-Mmmm -Fue toda la respuesta que recibió el servicial maestre.

-Gale, ser el señor de esta casa implica algo más que ir de caza y tener ciertos placeres que otros no pueden cumplir... Tenías que haber estado aquí junto a mí, tu padre y tu señor como hizo Dana. -Le reprendió mientras sus pensamientos volaban: -Si ella hubiera nacido varón no tendríamos estas charlas...

Solo entonces su rostro se suavizó comprendiendo la futilidad de preocuparse por esas cosas. -Supongo que te has enterado del torneo, participarás representando a la Casa Swanriver. Por supuesto, aprovecharé la situación para buscar un marido adecuado para Dana. Es por ello que además irán Dana y Warren escoltados por Ser Gyle. Aunque lo prioritario para ti sea el torneo, no debes descuidar el enlace, si logramos unirnos a una casa importante, nos reforzará es por ello que deberás acompañarles en las negociaciones de la dote. ¿Lo has entendido?

Sin esperar la respuesta del impetuoso joven se volvió a dirigir al Maestre y corrigió la lista de participantes:

-Ser Gyles como dijo él, no participará, será vuestra escolta, aunque el camino real es seguro Desembarco del Rey no me inspira demasiada confianza. Confirma nuestra participación y di que justarán dos personas. Creo que Osbin tiene en mente participar pero irá por su cuenta. Aunque veterano si cayera en primera ronda no olvidaría que les mandamos un "viejo" a hacer el rídiculo.

-Bueno, bueno esto empieza a ser algo-. Respondió mientras paraba sin demasiada dificultad aquel par de estocadas que le dedicó. Tras ello de improviso cargó repentinamente y le golpeó con el guantelete en los riñones provocando que su rival se quedara postrado sin resuello.

-Primera lección: soy el castellano de la casa Swanriver. Me he emborrachado y he follado más veces de los que jamás te habrás imaginado. Cada vez que te folles a alguien de por aquí empezarás a dudar si he estado yo antes con ella, así que si van a mirar a alguien no será a ti. - Tras pavonearse orgullosamente por los alrededores como una caricatura de su rival le apremió nuevamente: -Vamos levántate que no ha sido para tanto. Si logras golpearme una vez con ese palito, te dejaré participar.

Lo cogió por sorpresa y escupió un quejido ahogado cuando le dio en todo el costado. Se repuso lo más rápido que le fue posible después de semejante humillación inesperada y agarró la espada con fuerza.

—Entonces sois un hombre de verdad. Millie la porquera había insinuado otra cosa cuando me contaba las malas experiencias que mi polla le ayudaba a olvidar —escupió en el suelo algo de saliva pastosa y volvió a intentar ir a por Gyles.

La agilidad del joven frente a la tosquedad de su pesada armadura le pilló con la guardia baja, trastabilleó mientras trataba de alejarse, aquel momento no lo desperdició, le golpeó una, dos y ¡Tres veces! La cuarta ya le pilló recuperado y la detuvo con la mano.

-¡Peleas como un ganadero! Pero un ganadero valiente, con mi escudo y mi mangual esto habría acabado distinto. -Aseveró totalmente en serio. -Participarás en la contienda, si tienes suerte con los emparejamientos, llegarás lejos. Normalmente los mejores lo dejan para las justas.

Mientras dejaba a un lado la espada de entrenamiento prosiguió con la explicación: -No sé si será un torneo a primera sangre, o habrá que golpear cinco veces al adversario. Como ves ahora iría perdiendo tres a uno. De ser de primera sangre, el primer golpe que te di, incluso podría haber sido mortal según qué arma. Sabiendo eso, ¿sigues queriendo participar?

—Así que un ganadero valiente... —aceptó sonriente.

Lo he cogido desprevenido y se está intentando disculpar. Pobre, ya no es lo que debió ser.

—Solo me habéis visto pelear con vos; cuando esté en Desembarco no me confiaré aunque el tipo con el que pelee parezca ya oxidado. ¡Por supuesto que iré! —se recolocó el pelo que le estaba tapando la vista—. Además, alguien tendrá que ir detrás de vos a consolar a las pobres muchachas que dejéis afligidas del susto.

-¿Afligidas?, ¿quién te lo dijo, la porquera?, esa sólo se acuesta con sus marranos, te debio confundir con uno.

Tras ello le dio la espalda y esperó a que el joven heredero apareciera. Entonces recordó la presencia del hombre del hierro.

-¿Y tú? ¿Qué miras?

La reprimenda de su padre borró de un plumazo la sonrisa del rostro del joven. Apretó los labios, aguantando con serenidad y sin dejar traslucir sus emociones. 

_ Lo siento padre... _ murmuró finalmente, inclinando el rostro a modo de disculpa. Luego continuó escuchando y asintió._ Por supuesto... intentaré no dejar en mal lugar a nuestra casa... Y me encargaré de procurar lo mejor para mi hermana.

Se llevó  la mano al pecho con orgullo, aunque a todas luces su rostro ya no era el mismo de antes. Miró a su padre a los ojos, entornando esa mirada verde grisácea y cuando este terminó de hablar, se cuadró apoyando su mano izquierda en el pomo de la espada.

_ Si no tenéis nada más que decirme padre... Ser Osbin me espera... _ dijo con voz seca notando las palabras raspando en su garganta, aguardando el permiso de su padre para retirarse y salir lejos de su mirada reprobadora. 

Lord Swanriver miró satisfecho a su vástago. Y le respondió con una indicación para que se fuera rumbo al patio de armas. No se veía ni rastro de Erryk, aquel muchacho parecía no haber aguantado tanto tiempo sintiéndose fuera de lugar.

Nuevamente a solas se dirigió a la pareja.

-Delegaré en él las funciones de liderazgo, no deberíais tener problemas pues ahora los caminos a Desembarco son bastante seguros, nada que ver con lo que había durante la guerra y postguerra. Dana, Warren, confío en que cumpláis vuestro papel.

Tras ello sintiéndose satisfecho, se levantó pesadamente de la silla. -Aunque parezca algo cómodo, estar sentado aquí y ejercer el señorío es bastante estresante- Y se encaminó a su alcoba. Pocos pasos después se detuvo.

-Warren, ¿Cómo se llamaba ese hombre del hierro? Tal vez alguien de su casa vaya allí, no lo creo pero le vendrá bien salir de estos muros, ofrécele acompañaros, como escolta nada más.

-Oye ganadero... ¿Cómo vas a pelear?, ¿te basta esa armadura? Aparte tendrás un escudo proporcionado por nuestro señor con el emblema de la casa.

La voz de Erryk distrae a todos los presentes, el chico de aspecto bastante regordete va corriendo bastante exaltado en dirección de Ser Osbin.

-¡Señor Osbin! ¡Señor Osbin! ¡Me he enterado que hay un torneo! ¡¿Vas a participar?! -Tras ello se detiene y trazando una torpe reverencia pregunta: ¿Puedo ser vuestro escudero... Mi señor?

En un segundo plano Ser Gyles se dirige por última vez a su aprendiz.

- Veo veo...- la expresión de Brent distaba mucho de verse amedrentada por la presencia del espada juramentada. Apoyado en la unión de dos de los travesaños que conformaban el cerco donde había ido a parar, había contemplado la breve batalla entre ambos contendientes con una expresión en la que escepticismo e incredulidad parecían relucir con la misma fuerza. Una leve carcajada llena de socarronería precedió su respuesta, con aquel tono tan bravuconamente hosco que tanto le caracterizaba.- Cómo un gallo y un bufón compiten por ver quien tiene la polla más grande.- alternativamente, observó a Ser Gyles y Brynden, con la palabra "Patético" grabada a fuego tanto en sus verdes iris, como en la sonrisa que amenazaba con extenderse por sus labios. 

Que le faltaran el respeto de una manera tan descarada era algo que le sacaba de sus casillas, y más siendo el hijo de un traidor. -¿Así que la gallina se pica por no poder competir? ¿Quieres un duelo, mangual y escudo en mano contra tu... Afilada lengua y lo que quieras empuñar?

- Tranquilizaos, Ser Gyles. Recordad que es nuestro... invitado, y batiros en duelo con él aquí mismo no sería adecuado.

Sin embargo, se me ocurre que tal vez quiera aportar algo a este entrenamiento; y el própio Brynden acaba de decir que solo le habéis visto combatir contra vos mismo.

a él tampoco le había complacido aquella competición por ver quien era el más lascivo, pero prefería evitar que Ser Gyles se enfureciera, no haría ningún bien a nadie.

Al dirigirse a Erryk moldeó una breve sonrisa en su cara, y se bajó del caballo antes de contestar poniéndole la mano enguantada en el hombro

- Erryk, no te apresures, recuerda que tu señor Gale necesitará un escudero, y sería mucho mejor, tanto para él como para tí, que te vean realizando un buen trabajo para el heredero de la casa antes que para un viejo como yo.

-Haced lo que os dé la gana. Yo ya cumplí mi parte. -Joder con el puto invitado-. Refunfuñó mientras se alejaba.

Al entrar en el patio de armas Gale percibió que Ser Gyles se está marchando. Ser Osbin por su parte se encontraba en pie sujetando a dos caballos listos para prácticas de justa. A su lado se encuentra Erryk y un poco más alejados el hombre del hierro que se encontraba apoyado divertido sobre una de las vallas que circundan el espacio. Brynden por su parte en el centro del patio de armas, su ropa manchada evidencia que acaba de pasar por un entrenamiento.

Miró al hombre del hierro con evidentes ganas de seguir con el improvisado entrenamiento. La propuesta de Osbin le hizo reír y encararse Brent.

—¿Qué? ¿No estás demasiado lejos del mar como para no asfixiarte con un pequeño esfuerzo? Me temo que aquí solo hay agua dulce, y no huele a algas podridas —se encoge de hombros—. A lo mejor no te sientes cómodo.

Asiento servilmente a mi señor y me doy un toque con la mano en la frente cuando me corrige. ¡Oh, claro mi señor! Seguiré sus indicaciones al mandar el cuervo. Meto las manos dentro de mis mangas como de costumbre y pongo erguida la espalda. No podríamos fallar a Lord Swanriver en semejante tarea. No si de mí depende.

Miro a la joven Dana y luego me vuelvo a dirigir a Lord Bronwell. Estoy seguro de que su hijo hará un papel intachable, tiene madera de líder y su sangre. Haré mi papel lo mejor posible como consejero de Gale, Lord Swanriver. Carraspeo la garganta antes de seguir. El joven Gale... No le quitaré el ojo de encima. ¿Se refiere mi señor a Brent... Blacktyde? Creo que está... capacitado para eso, mi señor. Si por mí fuera no saldría de estos muros...

Si me disculpa he de ir a mis labores. Hago una marca reverencia y luego otra hacia la joven dama. Lady Dana. Abandono la estancia a paso lento y ritmo constante.

Dana no pudo evitar llevarse una mano a la cara, ante la situación, aunque finalmente disimuló tocándose el pelo. Veo mi futuro negro, muy negro, en manos del incompetente de mi hermano y su criterio.

A continuación Lord Swanriver habló de darle el liderazgo a Gale, provocando un escalofrío en el cuerpo de la joven Dana. La joven no pudo evitar mirar a su padre unos segundos, aunque, como es el deber de una buena hija, no dijo nada y vió como el Maestre Warren partió.

Será lameculos, él sabe bien como es mi hermano y que Blacktyde no debería salir de aquí. El juicio de padre está nublado por sus sentimientos. Cuanto daño ha hecho la muerte de madre.