Al despertar Kalina sintió como recuperaba las fuerzas en sus piernas. Había pasado todo el día sin sentirlas, pero ahora que había logrado descansar sentía como su cuerpo volvía a responderle, y aunque seguía herida, el hecho de poder valerse por sí misma, hacía que se sintiera muchísimo mejor.

El despertar fue difícil las pocas horas de sueño de Arthur fueron terribles, llenas de pesadillas y  recuerdos nada gratos, los mosquitos y otros insectos revoloteaban por sus oídos, no era como en los hoteles que su padre frecuentaba, la arena en el cabello, en la ropa y los zapatos, todo el estilo de galán que pudiera tener se había ido al caño, olía mal por un día sin asearse y estar bajo el sol, el estomago se le hacía nudos por el hambre y peor aún el sol comenzaba a darle de lleno en la cabeza por lo que el calor iba en aumento, esto no era un paraíso tropical,  más bien se podría considerar un infierno.

El joven  intento despejar la pereza de la mañana y ver quienes aún se encontraban cerca, por suerte la noche ho había pasado incidente trágico, salvo las incomodidades antes mencionadas todo estaba bien, por lo que el muchacho decidió reanudar la marcha hacia donde creía estaba el grupo de Nirvard y los otros sobrevivientes, esperaba que aquella chica y el otro muchacho estuvieran bien.

-*Voy por Nirvard y los demás*- dijo abriendo un coco con el hacha y dispuesto a tomar su agua y saciar un poco el hambre con su pulpa -*Podemos ir juntos, quizás estén bien y un grupo grande es bueno*- sugirió el muchacho nervioso, no es que fuera un líder ni mucho menos tuviera iniciativa, pero en los documentales de la escuela siempre decían el grupo grande tiene mayor probabilidad oportunidad de sobrevivir.

André despertó después de una noche de sueños agitados. Todo el cuerpo le dolía y se sentía aterido de frío. Sentía ardor en la piel, sobre todo en la cara y en los brazos. Y sed, de nuevo, más que el hambre.
La botella que encontró el día anterior y el medio bocadillo habían desaparecido. Supuso que alguien había aceptado su invitación, cosa que en aquel momento lamentó.

Torció el gesto. No había sido una pesadilla, después de todo. Se incorporó, reconociendo a casi todos los presentes, menos a un chico que aun dormía. También echó en falta otros rostros. Y a sus perros. Decidió acercarse al agua, para asearse.

Eligió un lugar algo discreto, fuera de la vista del resto, tapado por la vegetación. No es que André fuese tímido, pero tampoco pretendía dar un espectáculo. Se desvistió, sacudió su ropa, eliminó la arena y algún insecto que había encontrado su cuerpo acogedor. Después encontró algunas picaduras, pero no le dio importancia. Años trabajando en las granjas terminaban por acostumbrar a cualquiera. Se introdujo en el agua, intentando no mirar los restos del accidente. Aun le traían imágenes de pesadilla. Salió al poco. El agua no estaba congelada, pero si bastante fría y aun era temprano, por lo que la brisa le hizo temblar un poco al salir. Pero también le secó con rapidez. Permaneció allí hasta que pudo vestirse de nuevo y después volvió con el grupo.

Cuando llegaba, uno de los chicos estaba hablando de reunir al grupo, de juntarles a todo. André se arrodilló en el suelo, en el lugar donde había dormido mientras escuchaba en silencio y asentía.

- *Yo puedo ayudarte. También quiero ir a buscar a otras dos personas, Diana y Luis. Diana es doctora, esta cuidando de Luis, que está mal herido. Mejor si estamos todos juntos. Podemos ir ahora, ¿si? Pero alguien se ha de quedar con Kalina. No podemos dejarla sola, ¿si?*

Miraba el coco que el muchacho estaba abriendo con desesperación, pero se sentía un poco cohibido. Hasta que el hambre y la sed pudieron más que André.

- *¿Puedo? Lo de los cocos es una idea buena. Es una fuente de liquido, pero somos muchos. Pronto tendremos que encontrar fuentes de agua fresca. Pero eso mejor luego. Espero que los equipos de rescate lleguen pronto*

-*Claro los que gustes*- Arthur se encontraba avergonzado, había comido un coco sin considerar a los demás, aunque en este momento a quien importaba eso, el joven tenía hambre y sed, por lo que el sabor de la fruta había ayudado a mitigar el efecto de las mismas, aún así ofreció uno de los cocos restantes a Andre.

Después de abrir un coco y ofrecerlo a su interlocutor el muchacho se dio cuenta que no se había presentado, de hecho no sabía con quien hablaba  por lo que  decidió corregir eso -*Me llamo Arthur*- mencionó torpemente, no sabía que más decir, esto no era un grupo de preparatoria donde se pondría de pie y diría "Hola soy Arthur Smith tengo 15 años bla, bla, bla" puesto que sería tonto, dudaba si quiera si recordarían su nombre pero tenía la imperante necesidad de que al menos alguien supiera su nombre y de saber el nombre de los demás sobrevivientes.

La picadura fuerte de un insecto despertó a Tiago. El muchacho abrió los ojos y al girarse vio que algunos de los supervivientes que había encontrado por la noche ya habían despertado. Hola, soy Tiago. Dijo mientras se frotaba los ojos tratando de quitarse las legañas. 

Su piel era morena, como si acabara de llegar de otro viaje en el que sí que había podido descansar y tomar el sol. Os encontré anoche mientras dormíais, pero no quise despertaros. Me desperté hace unas horas yo solo a varios kilómetros de aquí. Pensaba que aquí estaría todo el mundo. Por eso cuando escuchó las palabras del resto de supervivientes sonrió alegre. ¿Hay más gente en la isla? ¿Hemos sobrevivido más? Y entonces, cuando vio al chico que se acababa de presentar beber de los cocos se alegró. ¡Oh! ¡Cielos! ¡Llevo todo el día buscando algo para comer y tú tienes uno de esos! ¿Te quedan más? Le preguntó mientras se relamía.

Sus ojos comenzaron a abrirse tímidamente, sintiendo la primera luz de la mañana impactar contra su cara. Fue ahí cuando se dio cuenta de que se había quedado dormido. Demostrado quedaba que aquello no se podía comparar con las guardias del hospital, para nada. Había terminado tan cansado que el sueño le venció y eso le hizo sentirse mal, sentirse culpable.

Se incorporó violentamente y antes que nada se aseguró que Kalina estuviera bien, la cual seguía presa del sueño. Y luego se giró hacia los demás hasta cruzar su mirada con un nuevo integrante. Al principio lo miró ligeramente alerta hasta que se presentó y se explicó.

- Soy Alistair, y ella es Kalina. Y sí somos más supervivientes. - Dijo en voz baja. Sentía la boca y garganta secas. Necesitaba hidratarse. - Arthur, ¿Puedes abrir el coco, por favor? - Preguntó mientras le cedía el coco que le había dado la noche anterior para que lo abriese. - Si vais a ir a por Diana y Luis, también deberíais encontrar por allí a Alisson y a Melvin, por favor. Ella tiene un brazo roto y Melvin tiene atravesada la pierna con un hierro. Todos deberíamos reunirnos aquí, es el mejor punto de encuentro que tenemos. - ¿Pero por cuánto tiempo? Porque nadie los había ido a rescatar, y por allí no se veía pasar ningún barco, o helicóptero... ¿Acaso tenían que esperar unos días más? Alistair no quería perder la esperanza.

- Yo me quedaré con Kalina. Pero para próximas expediciones podemos cambiarnos, quedándose alguien con ella e ir yo. Hay que seguir buscando alimento ya que por lo que se ve vamos a quedarnos aquí más tiempo del previsto. - echó una rápida mirada al avión - Ahí dentro deben haber más cosas de utilidad pero hay que tener la sangre bien fría para que no afecte el horror de su interior. Prefiero evitarlo de momento. ¿Donde encontraste esos cocos?

Esa noche Kalina soñó que volaba.

Era una sensación agradable que siempre le había encantado, estar en el aire impulsándose gracias a los columpios y saltar, estirando la mano salvadora de su compañero de profesión y amigo Dudek. Sin embargo en esa ocasión no había una mano esperándole, más bien un vacío que se extendía a sus pies y le hacía caer, y caer. Esos minutos donde sabes que no puedes hacer nada mientras esperas tu inminente muerte eran los peores, viendo toda tu vida pasar por delante como si una película de fotogramas se tratase.

Pero en esta ocasión, por suerte o gracia del destino, no había una dolorosa caída esperándola, sino un fuerte despertar que le hizo abrir los párpados con un grito ahogado.

Tardó unos segundos en reubicarse en su realidad, tocando la arena de la playa como si fuera la primera vez que lo hacían. Entonces recordó todo, el accidente, el miedo, sus compañeros supervivientes… Lo que no se había percatado es que con su repentino despertar una de sus piernas estaba encogida, como si intentara colocarse en posición fetal. Al principio podía haber sido un acto reflejo estúpido pero para ella significaba algo más.

Alistair.- Llamó al médico mientras no dejaba de mirar sus piernas, moviendo con cierto esfuerzo los dedos de los pies. La joven checa no pudo reprimir una sonrisa esperanzada, aquella de quien acababa de recuperar el control de algo tan preciado como sus piernas.

Inmediatamente intentó levantarse, pidiendo a alguien ayuda para que le funcionara de apoyo momentáneo, concentrando toda la fuerza de la mañana únicamente en las piernas.

Todavía estaba débil, no sabía si era por estar recién levantada o porque todavía no había recuperado las fuerzas necesarias, pero podía moverse poco a poco, mantenerse en pie y andar.

Posiblemente de aquí a una hora estuviera en sus completas facultades para ayudar al resto.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Alba, temperatura 23ºC
Hora Local: 8.00; 
_{^{Acordarse para las tiradas de la existencia del "token"}}

-*Tranquilo  amigo, mi español es malo*- Dijo el jovén al intentar comprender todo el discurso que pasaba a su alrededor, aún así por los gestos hechos por el hombre podía intuir que necesitaba ayuda con el coco, por lo que el chico tomó el hacha y comenzó a abrir la fruta de Alistair.

-Tiago, Hola yo soy Arthur me no talk Spanish- intentó el joven comunicarse con los demás, eso de no hablar la misma lengua era un problema, el muchacho lamentaba su poco dominio de la lengua, aún así le agradaba que al menos hubiera personas con las que hablar y no  solo como esa película de naufrago.

-*Iré a buscar a Nirvard y los demás*- el chico abrió los últimos cocos para Tiago y Kalina, Arthur se puso de pie, se sacudió la arena y se preparó para ponerse en marcha, miró al grupo una vez más y consideró si quedarse con ellos o intentar llegar con el grupo inicial de sobrevivientes, sabía que había posibilidades en grupos grandes.

-*¿La señora se encuentra bien?*- preguntó el muchacho viendo a la dama que pedía ayuda, tenía mucho en que decidir pero era cierto que dejarlos solos no le parecía correcto - *¿se puede mover?*- el chico le ofreció su hombro a la dama.

-

André recibió con gran agradecimiento la porción de coco de manos del muchacho y la comió con calma mientras los demás hablaban. Tomó nota mental de los nombres, incluso de los que ya había visto pues era terrible para recordarlos. Miró a Kalina mover las piernas y elevó una ceja, reflejando una gran extrañeza que terminó en una mirada intensa a Alistair, pero no dijo nada.

Terminó de mordisquear hasta el ultimo fragmento de pulpa, sintiendo las manos pegajosas cuando terminó. Se las limpió un poco, frotándolas con arena, hasta que el resultado fue aceptable.

- *Yo soy Andre* -dijo tendiéndole una mano al muchacho, Arthur. Después hizo lo mismo con Thiago, aunque repitiéndoselo en español- *Por mi parte podemos irnos cuando queráis. Creo que tu sabes donde tenemos que ir, yo solo recuerdo donde estaban Diana y Luis. Pero al menos ella es médico. Así que te sigo*

Después se giró a Kalina.

- *¿Está usted bien? ¿Seguro? Puedo llevarla como ayer si es necesario. Al menos una parte del camino*

Y después se acordó de nuevo de sus amigos. Allí había alguien nuevo y no perdía nada por preguntar. Trató de hacerse entender en español.

- Thiago, yo... quiero preguntarte una cosa. Yo viajaba con dos perros, ¿si? En jaulas. Iban con las maletas. ¿Has visto dos perros? Son grandes, uno es... alemán, no recuerdo. ¡Ah, si! Pastor alemán. El otro Border Collie. ¿Has visto algo? ¿Has oído ladridos?

Esbozó una sonrisa de gratitud cuando Arthur abrió el coco que le había cedido la noche anterior, y comenzó a beber de él, así como comer su carne — había que recargar bien las energías para aquel día—. Los escuchó planear una ruta sin mediar palabra, él iba a quedarse con Kalina en ese mismo lugar ya que moverla de un lado a otro no era una buena opción. Pero entonces la voz de la muchacha clamando su nombre le hizo girarse, y descubrir lo que estaba pasando.

Sus ojos se abrieron y sus labios se estiraron en una sonrisa. Había llegado a temer que su mal no fuese temporal al no haber detectado ninguna mejoría a lo largo del día anterior, pero ver como comenzaba a mover las piernas le hizo darse cuenta que había esperanzas para todo. Igual que la había para que fueran a rescatarles, solo se necesitaba tiempo.

Rápidamente se movió para ayudarla. Antes de levantarla, flexionó con cuidado sus rodillas, activando sus músculos y articulaciones. Kalina estaba reaccionando mejor de lo que había esperado, lo que significaba que los síntomas del traumatismo sufrido habían acabado. No sumo identificar la mirada de André, pero tampoco le echó mucha cuenta teniendo en cuenta la alegría que sentía pues uno de los mayores problemas de la joven para poder sobrevivir se había desvanecido.

— Estás bien, Kalina. Estás bien. — repitió con una sonrisa al tiempo que la miraba a los ojos. Rodeó su rostro para que le prestara atención pues le iba a hacer una pequeña petición —  Sé que es difícil ahora con la emoción, pero tómatelo con calma, ¿de acuerdo? — Después de eso se levantó con ella para ayudarla a levantarse. — Me parece que hay cambio de planes — comunicó a los tres hombres — Si le parece bien a Kalina, os acompañamos. Tenemos que empezar a reunirnos, y de momento confío plenamente en Diana para que atienda a los heridos que tiene con ella. — Luego le entregó a la trapecista la manzana y la botella de agua que había cogido del interior del avión para cuando lo necesitase.

El muchacho esbozó una sonrisa al escuchar que todos emprenderían el camino, aunque ahora se sentía responsable del grupo, no era como si fuera el delegado de la clase o el jefe escolar, esta era una responsabilidad real, así que con mucho cuidado comenzó a recordar de donde había llegado del día anterior,  los minutos iniciales fue para que el chico buscará un punto de referencia, toda la playa le parecía igual, sin embargo lentamente fue haciendo memoria.

El día anterior se había dirigido a la columna de humo del oeste, si quería regresar con su grupo inicial debía caminar hacia el este al menos eso pensaba, quizás no había sido prudente que el dirigiera el avance, aún así el chico quería ser útil.

-*Es por aquí*- dijo en su idioma natal, el español era una lengua que no dominaba, podía decir pequeñas frases o cosas que había aprendido en la escuela, lo suficiente para ser un turista en los países de habla hispana pero no muy útiles en el caso de necesitar recibir o dar indicaciones.

No esperaba tanta atención de todos, respondiendo un “Estoy bien” de manera general. Entendía que se preocuparan porque sus piernas flaquearan, pero para una persona deportista, alguien activo que dedicaba horas al día a estar en movimiento, el hecho de recuperar la capacidad motora era un regalo que quería aprovechar. Puede que sí, que tuviera que tomárselo con calma, pero en esos instantes lo único en lo que pensaba era que podía caminar.

Se sorprendió cuando el médico rodeó su rostro para advertirla sobre lo que ya estaba sintiendo, pareciendo que era una niña siendo regañada por un adulto. Iba a abrir los labios para replicar cuando lo pensó mejor, soltando un suspiro y asintiendo con resignación.

De acuerdo.- Tendría que conformarse con dar pequeños pasos y esperar a estar del todo recuperada, aunque la impaciencia la hacía querer probar a andar sola en vez de apoyada en alguien, al igual de aumentar un poco el ritmo para comprobar su resistencia.

Miró de soslayo una palmera, ¿cuánto tardaría en poder escalarla para coger los cocos? Esperaba que no mucho, contando las horas que tendría que esperar para volver a estar en plenas facultades.

Sí, quiero ir. Tal vez encuentre a Dudek.- Agradeció con una sonrisa la manzana y la botella de agua que le tendía Alistair, dándole un mordisco para saciar su apetito y bebiendo un par de buches al notar la garganta seca, aunque guardándose un poco para más tarde.

*Encantado* Le dijo en un inglés bastante poco correcto. Tiago se había acostumbrado a viajar y a moverse por el mundo debido a su profesión, por lo que había llegado a dominar muchos idiomas, así que no parecía compartir los problemas con Arthur. 

Se quedó mirando al chico y después al que parecía que había perdido un par de perros. Un par de animales como esos en la isla podrían venirles especialmente bien si en algún momento tuvieran que buscar algo. Dijeron de ir a buscar a los otros compañeros y Tiago pensó que acompañarles sería la mejor forma de ser útiles. Me temo que no los he visto. Le dijo a Andre cuando le preguntó por sus perros. Desde que llegué sois las primeras personas que he visto con vida. Lo cierto es que tampoco he visto ni un solo animal, ni tus perros ni nada. Le contestó en español, pues Arthur parecía querer practicar ese idioma.

Cuando Mitch divisó nuevamente los restos del avión, se sintió devastado. No por contemplar los restos del transporte aéreo, sino al percatarse de que los supervivientes del avión ni siquiera se encontraban ya allí. ¿Dónde estaba Alistair, el médico? ¿O la rubia de aspecto frío? ¿O el chico de los cocos invisibles que había abandonado a su suerte a Nivard? ¿Qué podía haberlos forzado a marcharse todos de aquella localización? Al joven hippie le irritaba especialmente la ausencia del supuesto médico, quien sabía que durante la mañana iba a llevar a una superviviente herida y, sin embargo, se había marchado junto a todos los demás.

Devastado de que, de nuevo, sus intentos de ayudar no habían servido de mucho, el muchacho se tendió en el suelo sobre la arena de la playa y comenzó a sollozar, como Charlton Heston en la película El Planeta de los Simios.

-¡Hatajo de inútiles! -exclamó, golpeando su puño izquierdo sobre la arena-. ¿A dónde diablos se habrán ido sabiendo que iba a traer a una persona herida? ¿Es que no podía quedarse ninguno de ellos? -Miró a sus dos compañeras, apenado y agregó-: Lo siento. Es frustrante que llevemos más de un día sobreviviendo y en esta isla y, unos y otros, se niegan a colaborar en equipo. Primero Erik sin avisar a los otros supervivientes de la playa, luego Nivard separándose por su cuenta, ahora esta gente marchándose todos sin más. -Se puso en pie como pudo, frustrado por todo lo ocurrido-. Nataly, busquemos algo de alimento o bebida. Necesitamos reponer fuerzas.

El hippie decidió entonces intentar buscar algo de comida o líquido con el que poder alimentarse. Recordaba que Vanesa y Arthur habían mencionado algo sobre una Coca Cola y unos cocos, los cuales no había llegado a ver. Con suerte, todavía quedarían algunas provisiones en el exterior del avión.

Nataly también observó con desesperación aquel paisaje desolado. Dadas las condiciones de los restos del avión, era sorprendente que hubiera tantos sobrevivientes. Más aún, la ausencia de los demás solo podía significar una cosa: muy probablemente su esposo no estaba en el grupo, de lo contrario se habría quedado esperando, a ver si podían reencontrarse. El nudo en su estómago se apretó más aún, tal vez no sobrevivió en lo absoluto.

No obstante la voz de Mitch la trajo de vuelta a la realidad. Cuando este se desplomó en el suelo sintió todo el peso de Ava en su hombro, y mientras el hippie gritaba y golpeaba la arena, Nataly ayudaba a Ava a sentarse a su lado. 

-No te preocupes Mitch, ya has hecho demasiado por nosotras, no todos están dispuestos a ayudar a los demás.- Le dijo mientras se levantaba, cuando mencionó lo de buscar comida y agua contestó-Buena idea, yo buscaré en los restos del avión, en mi maleta traía algunas medicinas, tal vez podríamos usar algo para ayudar a Ava, además podría encontrar materiales para crear trampas o lanzas que nos ayuden a defendernos y cazar. Si tenemos suerte tal vez aún quede algo de comida y agua que no se hayan llevado los otros.-

Era cierto, lo primordial era encontrar comida y agua dulce. La fruta del día anterior había servido para aplacar un poco su hambre, pero no había tomado agua desde la mañana del accidente y la deshidratación, como ella bien sabía, era uno de los enemigos más peligrosos del superviviente. Además estaba Ava, la chica no podía moverse por su cuenta y no había comido ni bebido agua desde el accidente, sus probabilidades de supervivencia eran mucho menores que las de los demás, a menos que encontraran comida y agua para los 3.

No solo eso, capaz y encontraba por lo menos a su pequeña border collie, Lola apenas tenía poco más de un año pero ya sabía trucos como rastrear y traer, no servía de mucho para la defensa porque era de carácter nervioso y pasivo. Sin embargo, sus habilidades podrían ayudar a conseguir más comida, después de todo y a diferencia de los humanos, los perros aún no han perdido totalmente ese instinto cazador. 

Así pues, mientras se dirigía con paso decidido hacia los restos del avión, murmuraba: no te preocupes, no te preocupes, en un intento de calmar las lágrimas de desesperación que quemaban sus ojos al pensar en el posible destino de su esposo.

Cuando llegaron todas las esperanzas de Ava murieron una tras otra. El lugar estaba desierto, no habían más personas, no había nadie que la sanara y no podía ayudar a Mitch y a Nataly, algo que le pesaba demasiado porque ellos dos habían hecho todo por ella y no la habían dejado morir en la selva. Además la pequeña esperanza de que Allison estuviera por allí se había esfumado también y se sintió devastada. 

Se acomodó donde la estaba sentando Nataly sonriendo y luego miró a Mitch, viendo lo desesperado que estaba el muchacho. —Tranquilo Mitch, tenemos que permanecer unidos y tranquilos para salir de estas ¿Quizás se movieron a los alrededores? Este lugar es grande, el avión también — comentó, tragando saliva y tratando de ser útil así fuera con ideas. Ellos comenzaron a buscar por todo el lugar y ella nuevamente solo podía mirar. Respiró profundo nuevamente y desde su lugar trato de mirar alrededor para ver si desde allí podía notar algo importante y avisarle a los otros dos para que lo agarraran. Tenían la oportunidad de revisar mejor el avión, aprovechando que no había explotado o algo por el estilo, tenían que ver el lado bueno de las cosas, por mucho que costara.

Martes, 6 de agosto del 2019.
Mañana, temperatura 24ºC
Hora Local: 11.00; 
^{_{Acordarse para las tiradas de la existencia del "token"}}

Lo que hubiese en el exterior del avión ya parecía haber sido encontrado por los demás. De hecho había una palmera que el avión había tirado tras el impacto, pero no había ni rastro de ningún coco en ella. Sin duda el resto de supervivientes ya habían saqueado el lugar.

Mientras Ava que no era capaz de ver nada a simple vista y Mitch rebuscaba, Nataly se introdujo en el interior del avión con la esperanza de encontrar algo que le sirviera de utilidad.

La situación en el interior del avión fue terrorífica... Nataly no se había parado a pensar que podría ver algo así, estaba lleno de cadáveres calcinados, de fragmentos de cuerpo, de sangre por todas partes. Eran múltiples los cuerpos muertos que había en aquel lugar y andar rebuscando entre ellos no parecía una tarea muy sencilla...

Al menos Nataly fue capaz de encontrar algo rebuscando entre todo aquel lugar. Lo primero que vio fue una pequeña maletita de metal con el símbolo de la cruz roja, que rápidamente identificó como un botiquín de primeros auxilios. Ahí dentro había varias cosas que podrían serles de utilidad, gasas, vetadine, agua oxigenada, ibuprofeno, compresas, tampones, "puntos de aproximación", esparadrapo y tiritas. También encontró una botella de Fanta de Naranja de 2 litros, pero que solo quedaba la mitad.