Partida Rol por web

Persiguiendo Papeles

Capítulo III - La luz al final del túnel

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25/07/2012, 20:12
Murdock Cassidy

Corrí. Era todo en lo que pensaba.

El crujido de la garra sobre la pared. El grito, inhumano, de lo que había sido Douglas Kimball. En esta ocasión el instinto de supervivencia se había apoderado de mi, nublando la razón.

Abracé los libros con ambas manos para impedir que cayeran. Aun mantenía la pistola firmemente sujeta en la mano derecha, que no paraba de sudar. Ni yo de correr. La única dirección posible: hacia la mansión.

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19/08/2012, 11:40
Guardián

El detective corrió a toda velocidad huyendo de aquel mostruo que amenazaba con matarle. No miró hacia atrás, pues la sola idea de encontrarse con él de nuevo le llenaba de terror. Rápidamente dejó atrás la tapia del cementerio para cruzar a oscuras el bosquecillo siniestro que se encontraba entre el cementerio y la casa de Thomas Kimball. La visión de aquellos viejos árboles meciéndose en la oscuridad habría bastado para aterrorizar a cualquier transeunte, a cualquiera que no acabase de ver a un mostruo salido del mismísimo infierno.

Cuando Murdock llegó al barranco no se detuvo ni un momento y comenzó a trepar con manos y pies para alcanzar la cima, la salvación. Al llegar arriba se dio cuenta de que estaba hecho unos zorros: los zapatos llenos de barro y tierra húmeda, los bajos de los pantalones completamente sucios, la camisa se le había salido parcialmente y estaba llena de manchas de sudor mezcladas con el color verde de la hierba... Pero nada de eso importaba más que salvar la vida.

Antes de encaminarse hacia su objetivo, Murdock Cassidy no pudo aguantar más y se giró para contemplar el cementerio desde las alturas. Suspiró aliviado al ver que nada ni nadie le había seguido y que aquel monstruo ya no estaba en la grieta amenazándole. La noche volvía a estar en calma y había recuperado los libros, aunque aquella experiencia se la llevaría consigo toda la vida.

Recuperó el aliento, se colocó de nuevo la camisa, y se encaminó a grandes zancadas hacia la casa de Thomas Kimball tratando de encontrar las palabras adecuadas para describir lo que acababa de presenciar.

- Tiradas (1)

Motivo: Cordura

Tirada: 1d4

Resultado: 1

Notas de juego

*Pierdes 1 punto de Cordura y ganas +3% en Mitos por el encuentro con Douglas Kimball.

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19/08/2012, 16:07
Murdock Cassidy

Sólo al llegar frente a la puerta de la mansión intenté recuperar la compostura. Levanté el puño como si fuera a golpearla para que me abriera, pero lo dejé en el aire, a mitad de camino. Respiré una vez, y otra vez. Inhalaciones profundas, que me ayudaran a repasar y entender lo ocurrido aquella noche. Pero habían sido muchas cosas. Y algunas todavía me podían seguir en la noche. Así que volví a poner en movimiento mi mano y llamé a la puerta repetidas veces, para que el señor Kimball me abriera.

No tenía muy claro en que momento había guardado la pistola. Pero lo que si que sabía era que no había soltado en ningún momento los libros recuperados. Sonreí para mi mismo. No era la tarea encomendada, encontrar los primeros libros robados, pero al menos había conseguido evitar un nuevo robo. Y la información sobre Douglas Kimball que había obtenido. No sabría si realmente me creería, pero era lo único que teníamos. Y, con suerte, pronto recibiría mi recompensa y podría marchar de aquel pueblo, para siempre.

 

Notas de juego

Edit: Los libros que llevo no son los originalmente robados, sino los del último robo. Cambiado.

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22/08/2012, 11:55
Guardián

Murdock tuvo que esperar un poco hasta que escuchó movimiento dentro de la casa, algo completamente normal teniendo en cuenta que era de noche. Finalmente unos pasos bajaron la escalera de madera y una figura se asomó ligeramente a la ventana de la sala de estar, para después andar apresuradamente hasta la puerta principal y abrirla.

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22/08/2012, 11:58
Thomas Kimball

- ¡Señor Cassidy! - exclamó Thomas Kimball sorprendido, mientras sostenía una vieja lámpara de aceite.- Pe...pe...pero ¿Qué hace usted aquí a estas horas? ¿Ocurre algo?

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23/08/2012, 22:50
Murdock Cassidy

Entré en la casa, prácticamente empujando a Thomas. Dejé los libros sobre una mueble bajo que había cerca y cerré la puerta con tantos candados como pudiera encontrar.

-Gracias por abrirme a estas horas, señor Kimball.- Dije, centrándome de nuevo en mi anfitrión. -No se creerá la noche que he pasado ahí fuera.- Pasé una mano rápidamente por mi rostro, recogiendo algunas gotas de sudor en el proceso.- Pero ha habido suerte, he conseguido evitar que robaran el resto de sus libros..- Señalé el montón que había dejado sobre el mueble. -Quizás lo mejor sea ir a la biblioteca. Me temo que un ladrón a asaltado esta noche su hogar. Tiene la ventana rota y podría volver a entrar. Al menos hasta que amanezca...- Dejé esa última frase en el aire, mientras las palabras salían de mi boca cada vez mas débiles, como si ni siquiera yo las creyera.

Llevé la mano cerca de mi arma y me dirigí hacia dicha habitación, haciéndole un gesto con la otra para que me siguiera.

-Una vez allí, creo que podré contarle lo que he descubierto sobre la desaparición de su tío.

Y comencé a avanzar.

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25/08/2012, 13:39
Thomas Kimball

- Pe...pe..pero... - Thomas Kimball no llegó a terminar su frase.

Aún no se creía lo que estaba ocurriendo, desde luego el detective tenía prisa y algo tenía que haberle ocurrido o de lo contrario no se habría presentado en su casa a esas horas y con el traje lleno de barro. Se limitó a escucharle con atención e incluso trató de intervenir, aunque no pudo hasta que Murdock terminó de decir todo lo que tenía que decir.

- Eso es ridículo, señor Cassidy, si hubiera entrado alguien en mi casa me habría dado cuenta - dijo Thomas Kimball mientras entraba en la biblioteca, el suelo estaba lleno de cristales rotos.- ¡Dios Santo! Tiene usted razón... otra vez me han robado ¡Maldita sea! Bueno... veo que ha conseguido recuperar los libros pero ¿Ha pillado al ladrón?

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25/08/2012, 17:54
Murdock Cassidy

Me coloqué junto a la ventana, vigilando el exterior por si aquella abominación se atrevía a volver a aparecer. Aun mirando a los árboles cercanos, comencé a hablar con el señor Kimball:

-Me temo que no he podido detener al ladrón. Sólamente salvar los libros de su huída. Pero mejor empezaré a relatar lo ocurrido desde el principio.- Dí un paso al frente, pisando los cristales esparcidos por el suelo, para poder tener una mejor línea de visión a la lejanía. Mi mano siempre en la empuñadura de mi arma, sin sacarla de la cartuchera pero alerta a cualquier eventualidad. -Todo comenzó con el diario de su tío. Me pasé toda la noche estudiándolo, buscando cualquier pista de lo que le podía haber ocurrido. Y detecté un fuerte cambio en la personalidad de Douglas. Alucinaciones, amigos imaginarios, pasajes invisibles para todos menos para él a un mundo de fantasía...- Hice una pausa, mirándo de reojo a Thomas. -El Diario está con el resto de los libros. Léealo si no me cree.- Volví mi atención a la ventana. -Por lo que entendía de sus escritos, el lugar donde podría estar aquel misterioso pasadizo a otro mundo era el cementerio, así que en plena noche vine hacia aquí. Cual fue mi sorpresa cuando oí ruidos procedentes de la mansión, y corrí a ver que ocurría.- Levanté la pierna dando una leve patada que removió varios cristales del suelo, provocando su característico ruido. -Habían entrado, y el ladrón huía con una nueva remesa de libros. Fui tras el hasta el cementerio, donde una abertura permite cruzar el muro sin excesivos problemas. Y allí me enfrenté al ladrón.- Acaricié la empuñadura de mi arma con un dedo, como si temiera que al hablar de él fuera a aparecer. -Estaba fuera de si, hablando de que sólo tenía hasta el amanecer antes de recoger todo lo que quería llevarse al otro mundo para no volver jamás. Mientras estaba distraído buscando la entrada a su pasaje secreto, cogí los libros y vine hacia aquí lo mas rápido que pude. Por suerte el ladrón se quedó allí.- Me giré de medio lado mirando fijamente a Thomas. -Pero hay algo importante que debo contarle sobre el asaltador. Era el desaparecido Douglas Kimball.

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07/09/2012, 18:01
Thomas Kimball

- El... ¿el diario?... de... ¿de mi tio? - preguntó Thomas Kimball sin terminar de comprender lo que había ocurrido.

En cuanto Murdock se lo mostró lo cogió entre sus manos y comenzó a mirarlo con los ojos como platos. Pasó las hojas con avidez mientras el detective continuaba relatando lo sucedido. No les prestó mucho atención al relato hasta que Murdock le dijo que su tio Douglas era quién le había robado los libros.

- Eh...hum... ¿Cómo? - se sobresaltó tanto que se le cayó el diario al suelo.- Eso no puede ser... mi tio... mi tio ¿vivo?... no, esto debe de ser una equivocación - pero el rostro de Murdock no dejaba lugar a dudas.

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08/09/2012, 18:27
Murdock Cassidy

-Me temo que no lo es, señor Kimball.- Negué con un leve movimiento de cabeza. -Está vivo, pero casi puede darle por perdido. Siguiendo los pasos de sus "amigos imaginarios", intentará viajar al "otro lado".- Puse cierto énfasis en aquellas palabras. -Y temo que vaya a cometer alguna locura para conseguirlo, ya que dijo que no volvería nunca mas.

No era la verdad. Al menos no toda la verdad. Pero Thomas sería mucho mas feliz si no descubría en que se había convertido su tío.

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08/09/2012, 19:31
Thomas Kimball

- Pero... si mi tio está vivo ¿Por qué me ha robado los libros? ¿Por qué no viene aquí a verme? - preguntó Thomas Kimball aún sin entender lo que estaba ocurriendo.- Bueno, eso da igual, si está vivo quiero saber dónde está... subiré un momento a ponerme algo de ropa y enseguida estaré listo para que me lleve usted hasta él.

Estaba completamente decidido a hacerlo, de hecho daba la impresión de que todo aquello de los libros no le importaba demasiado en realidad. Parecía que todo este tiempo había deseado reunirse con su tio, el robo simplemente había propiciado el asunto de la investigación.

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09/09/2012, 17:23
Murdock Cassidy

-No creo que sea una buena idea salir ahí fuera, señor Kimball.- Me estremecí con un leve escalofrío. Parte por el viento que entraba por la ventana rota. Y parte por recordar la cosa en que se había convertido Douglas, y la posibilidad de volver a encontrarmelo, frente a frente. -Su tio huyó por un pasaje a simple vista nada seguro. Lo mejor será esperar a que amanezca antes de aventurarnos a perseguirle.- Y, si todo salía tal y como había dicho, para entonces no habría nada que encontrar.

Miré por la ventana, con la mano cerca de la empuñadura de mi arma.

-La noche es muy peligrosa, señor Kimball.

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10/09/2012, 18:05
Guardián

Thomas Kimball quiso insistir, le parecía inconcebible que su tio estuviera tan cerca y que no pudiera ir a encontrarse con él, pero la fuerte convicción de Murdock consiguió disuadirle. Tras tensos momentos de negociación acordaron que irían juntos al cementerio en cuanto ameneciera. Thomas Kimball había aceptado a regañadientes, y también a regañadientes había vuelto a su dormitorio para intentar que las horas que quedaban hasta el alba pasasen lo más rápido posible. Por desgracias para él, estaba tan excitado por la noticia que apenas pudo pegar ojo.

Por su parte, Murdock Cassidy pasó la noche sentado en una silla frente a la ventana de la biblioteca. Durante horas escudriñó las sombras del cementerio mientras sostenía el revólver en la mano hasta que por fin vio aparecer los primeros rayos del Sol de la mañana. Sus temores desaparecieron, al menos por el momento, pues tenía claro que aquella criatura no se atrevería a aparecer a plena luz del día.

Juntos emprendieron el camino hacia el cementerio en busca de Douglas Kimball. Murdock tenía claro que no iban a encontrarle pero Thomas Kimball había insistido mucho y él había terminado por rendirse, ya sólo le interesaba cobrar lo suyo y dejar zanjado aquel asunto para siempre. Hablaron que el viejo Melodías, le dijeron que era necesario levantar la lápida de una de las tumbas. No se mostró muy colaborador al principio pero en cuanto Thomas Kimball le entregó un billete de veinte dólares se transformó en un cachorrito sumiso. Tomó su pala de enterrador y les condujo hasta la tumba que Murdock les había indicado.

No había ni rastro de Douglas Kimball y cuando consiguieron por fin mover la losa de piedra no encontraron absolutamente nada. Ni siquiera los restos del que se suponía que estaba allí enterrado, no era más que una cama de losas de piedra. El detective pensó por un instante que allí tendría que haber alguna especie de pasadizo por el que Douglas Kimball había escapado, pero una inspección a fondo no reveló ni rastro de tal cosa. Si alguna vez hubo allí un pasadizo se había cerrado para siempre.

Notas de juego

- FIN DEL CAPÍTULO III -