Partida Rol por web

Miyuki se puso también a cocinar, mientras respondía a Yuuta. - Bueno, es un poco largo, pero está bien, os contaré lo importante. - suspiró, y se masajeó la cabeza, intentando recordar. - Desde siempre han existido las sombras, seres que representan nuestro lado más oscuro, no necesariamente tiene que ser malo, sino que simplemente pueden ser vagos, avariciosos, tristes... No tienen por qué ser agresivos. - asintió mientras señalaba a a las criadas que tenían alrededor.

También existe una sala, llamada la "Velvet Room" o Habitación de terciopelo, donde nacen y mueren las Personas, las personificaciones de nuestra alma, capaces de luchar contra las sombras. Pero esta sala fue tomada por un grupo de sombras malvadas y ahora es nuestro deber como usuarios de Persona, acabar con esas sombras malvadas y recuperar la "Velvet Room", para evitar que se apoderen del corazón de todas las personas. - tomo aire y resopló un poco, no acostumbraba a hablar de tantos dramones.

Y bueno, aquí estamos, en el castillo de Eldwin, una de esas sombras malvadas que tomaron dicha sala. Y no solo eso, también ha corrompido a una chica policía para que nos meta en chirona a todos. Seguro que la habéis visto antes de entrar aquí... ¡y bueno ahora estáis en el ajo! ¡Bienvenidos a bordo!

WRYYYYYYYYYYY

Exclamó la pequeña niña, mientras lentamente el cuerpo de Momoka se levantaba del suelo; al parecer la fortaleza de Lilie se había incrementado y no solo eso; sus ansias por terminar de una buena vez con aquel castillo, por lo que cogiendo en peso a Momoka, esta la lanzó sin siquiera pensar a la joven compañera a la última puerta que quedaba, a la par que gritaba.

Habíamos perdido la oportunidad de volver hacía detrás pero curiosamente lo único que sentía era emoción... se acercaba la batalla final, el jefe de la última fase, el último reto y nosotros nos saltamos la sala de recuperación antes de el. Ya no había vuelta atrás, él nos había visto así que tocaba dar la cara. Empecé a caminar hacia el decidido a empezar el combate.

- Parece que ya no hay otra opción tendremos que... -el grito de Lillie me hizo girar la cabeza y verla lanzar por los aires a Momoka, mi cuerpo reacciono por su propia cuenta y se puso a correr detrás de ella para llegar en el último momento a evitar que se estrellara contra el suelo poniéndome en medio de su trayectoria para agarrarla recibiendo yo en su lugar el golpe- Ay, ay, ay... ¿estás bien? -pregunté mas preocupado por ella que por mi mismo sin borrar la sonrisa de mi cara

Tremendo espectáculo estábamos dando frente al conde, pero como si eso nos importara lo mas mínimo.

Volviendo hacia atrás, nos encontramos que no podríamos llegar a nuestro destino pues una densa oscuridad nos bloqueaba el camino. No había otra salida. Con preocupación, pero determinada, miré aquel rostro cegado por la locura.

- Chicos, tened cuidado, organi... ¿eh? - de pronto, me vi levantada en el aire por Lillie - ¿Lillie-chan? ¿Qué...?

Lo siguiente que sentí fue que era lanzado por los aires contra la última sala. Pegando un grito puse los brazos por delante para intentar inútilmente frenar el golpe. Para mi sorpresa, el aterrizaje fue mucho más suave de lo que había esperado. Al abrir los ojos, vi a Saito, quien me había cogido.

- Gracias, Saito, me has salvado de un buen golpe - dije dándole un beso en la mejilla y luego mirando a la pequeña con una sonrisa dulce, muuuuuy dulce, y brillante - Lillie-chan, cuando volvamos vas a estar castigada, te van a encantar los castigos de Momoka-sama.

Tras pensarlo bien, hice algunos cambios en los equipos y me encaré con la atemorizante figura que nos observaba.

- Si no hay más remedio, adelante.

Ayame se quedó boquiabierta y con los ojos haciendo chiribitas cuando vio la potencia del lanzamiento de Lillie-chan. Estuvo a punto de desafiarma a un combate sumo o a que la lanzara a ella también, cuando al segundo siguiente se dio cuenta de que no había lanzado un muñeco o a una sombra, ¡sino a la pobre Momoka! Menos mal que el siempre atento de Saito estuvo ahí para detener su caída. "¡Ah! ¡¿Estáis bien?! ¡Lillie-chan, tengo una idea! ¡Usa esa técnica secreta de lucha libre para el señor de la Mansion! ¡S-seguro que no se lo espera!"

Tras mucho meditarlo, decidís entrar en la siguiente sala (18), donde la chica policía os estaba esperando.

Al entrar, os sorprendió mucho la ausencia de su brazo izquierdo, que ahora era un manto de oscuridad que la recubría.

Veo que por fin os habéis decidido entrar... Aunque os ha costado lo vuestro. - rió. - Aunque todos vuestros esfuerzos no servirán de nada... - esta vez su expresión cambió y se volvió más seria. - ¿De que va a servir que me venzáis? ¿De que va a servir que acabéis con Eldwin? El mundo va a seguir igual de mal ¿u os pensáis que a mi toda esta situación me parece buena? No, pequeños, debo eliminaros para poder ascender de una buena vez en mi trabajo ¡entonces es cuando podré cambiar el mundo a mejor!

No tengo nada contra vosotros, pero sois un sacrificio que debo hacer para que Eldwin cumpla con su parte y me ascienda a directiva del cuerpo de la policía japonesa. - su expresión ahora se tornaba triste y desamparada. - No os imagináis la de tiempo que llevo trabajando duramente, esforzándome por limpiar las calles en las que vosotros vivís... ¡Y todo para nada! Siempre ascienden al hermano del jefe, a la sobrina de no se quién, al recién llegado porque tiene mucho dinero para invitar a todos... Y así es con todo, no solo en mi trabajo. Este mundo está hecho para los tramposos y los maleantes.

Suspiró con resignación. - Por ello me gustaría que os resignarais a continuar, pero todos los presentes sabemos que eso no va a ser posible, ninguno quiere acabar en la cárcel o en un centro de menores... Os advierto que Eldwin está tras esa sala, podéis ir ya, pero os aseguro que no vais a poder vencerle... Nadie puede. Los jefes y líderes son así, siempre en una posición de poder intocable... Pero aunque yo no sea intocable ¡os daré guerra igualmente! ¡Cambiaré este mundo lleno de lobos disfrazados de ovejas!

El grupo de físicos junto con Momoka, se quedaron en la estancia donde estaba la chica policía, por lo que el grupo de las chicas super mágicas avanzó hasta la sala donde Eldwin las esperaba (13). Una vez allí, Eldwin se levantó de su trono y caminó hacia el centro de la estancia. Hablaba tan alto que hasta los de la otra habitación eran capaces de oírlo.

Vaya, vaya... Veo que habéis llegado hasta aquí. - dijo con un tono burlesco. - Pero todo formaba parte de mi plan, solo quería que mis lacayos os cansaran hasta que llegarais hasta aquí, para acabar con vosotros yo mismo ¡no me perdería por nada del mundo la satisfacción de ver vuestras caras de desesperación al ver que soy intocable!

Ahora el noble fijó su mirada en la pequeña Lilie. - Vaya, veo que la pequeña de la familia sigue en pie. ¿Prender fuego a tu casa no fue suficiente? No, claro que no lo fue, lo hice adrede para que vieras a tus padres arder, no quería acabar contigo en ningún momento, solo crear un saco de desesperación y odio. Además pequeña, creo que eres la única de la familia que no sabe mi pequeño gran secreto... ¿O si que lo sabes? Como sea, te doy la oportunidad de ser mi pequeña mascota ¡te daré de comer las sobras de mis comilonas! Asesina a tus amigas. - hizo un gesto con la mano y les dio la espalda, esperando que Lilie hiciera el trabajo sucio.

Mientras la pareja acaramelada prepara juntos la comida, como si de una escena de recien casados se tratara, me siento en una silla algo alejada, pero lo suficiente para escucharla conversacion. Ladeo la cabeza mientras cruzo los brazos. No termino de entender del todo la explicacion de esta chica, pero parece que estamos en una especie de lucha del bien contra el mal

-Miyuki-san, si he entendido bien ¿Estamos en la casa del malo?-la verdad, no termino de entender las cosas que dice-¿No es eso un poco muy peligroso? ¿Y como poseyó a la policia? ¿Hay alguna forma de liberarla? Y lo mas importante ¿Tienes novio? Yuuta esta soltero ahora mismo ¿Te puedo llamar Miyuki-onee-san?

Tetsuya estaba bastante parado. La verdad es que no estaba haciendo nada a derechas desde que entraron en el castillo ese día ¡ni si quiera reaccionó rápido cuando Lilie lanzó por los aires a la pobre Momoka! Por suerte Saito estaba allí, para recogerla. Él si que era genial, siempre con fuerza, siempre esforzándose, siempre atento...

Al pasar por la puerta las palabras de aquella chica policía hicieron bastante mella en Tetsuya. - _{Eso n-no es cierto...  -} Murmuró. Su voz sonaba un poco rota, a pesar de la alzó algo más. - Es cierto que hay mucha gente mala en el mundo y gente que no merece estar donde está... A mi no me habría importado acabar en la cárcel por un mundo mejor, pero no puedo permitir que encierres a mis amigos. - cerró los puños con fuerza. - Además... Si alguien malvado te asciende ¡nunca estarás por encima de él! ¡Nunca lograrás erradicar el mal! Aliarse con el mal nunca es la solución ¡y mis amigos y yo te lo vamos a demostrar!

Miyuki no se distrajo de sus tareas mientras contestaba a la niña. - Si, en la mismísima casa del malo ¡pero no hay nada que temer! Hay más como vosotros, que ya han despejado toda esta zona. ¡Por eso hacemos tantos pastelitos! ¡Para alimentarlos a ellos también! - dijo de una forma muy risueña y alegre.

¿Cómo la poseyó? Bueno... No está poseída como tal, si no que ha logrado aumentar el poder de su sombra, es decir, el lado oscuro de la chica policía, de forma que su sombra ahora es más dominante que la real ¡que locura! - golpeó su mano diestra contra la izquierda. - ¡Pero si le damos una buena tunda a su sombra volverá a la normalidad!

Después miró mal a la pequeña. - ¡Vaya con la niña! ¡Yo ya tengo novio! - mientras lo decía dio un zapatazo al suelo.

Los pasteles ya estaban casi listos. Los de Akemi tenían bastante mejor pinta que los de Yuuta, quizá si el chico tuviera más conocimientos culinarios o fuera más habilidoso con los fogones, le habrían salido mejor. Por otra parte, las sirvientas no paraban de mirarlo de arriba a abajo, parece que les había calado bastante, aunque ahora era tarde para pedirles nada, pues los hornos ya estaban en marcha.