Partida Rol por web

Lo de medio-hombre resulta bastante ofensivo, pero Drassil lo achaca al alcohol mañanero y a querer hacerse el hombretón delante de una mujer, Jilokasina era guapísima, y no importaba la raza cuando se trataba de admirar un monumento, así que solo río divertido sin girarse, Jilokasina por otra parte parecía molesta, pero no lo suficiente para levantarse y retar a un duelo justo a los parroquianos.

Drassil reparó en el hombre de sombrero de ala ancha, tal vez un espadachín, veterano, más introvertido que el resto, pero nada más, solo comentó a Jilokasina- No tengo ganas de problemas, menos sin llenar antes el estómago - Pero tienen razón podrías quitarte la armadura - Oye... ¿Qué vamos a hacer después? Quiero decir.... ¿pretendes seguir buscando a tu hermano? -Drassil se resistió a nombrar a Lynn - Nuestros compañeros han caído o desaparecido... no podremos seguir solos

Los hombretones de la primera mesa seguian riendo, pero Drassil trataba de conversar lo más normal posible

drassil era una persona inteligente y enseguida capto la intencion de la elfa y la dio conversacion para distraerla y que no pensara en cortar lenguas de parroquianos ,quizas cuando llenara la panza se encontrara de mejor humor y solo les acariciaria las mejillas a esos parroquianos con la espada dejandoles una cicatriz de por vida , pero el alegre compañero le preguntaba amigablemente mientras esperaba su frugal festin asi que le respondio

Pues si buscare a mi hermano mientras no tenga nada mejor que hacer aunque ese es un objetivo a largo plazo a corto investrigar este pueblo y si lo han alcanzado alguno de nuestros compañeros , hay que asegurarse que esos aventureros de los que hablo la anciana no eran ello y si no lo eran quizas seria una idea unirse a ellos en busca de nuevas aventuras...

¡Propongo un brindis! ¡Por nuestro buen amigo John! ¡Por su rectitud sin igual, por su temple, su saber estar, frío como un témpano y erecto como un caballo semental! ¡Por John!

El brindis se dirime entre risas... el hombre de sombrero de ala ancha es el único en no unirse al brindis, es de suponer que es el homenajeado.

 ¡Y por las elfas! Jajajajaja...

De las escaleras que llevan al piso superior bajan dos individuos distintos como un dragón y un contemplador, solo se parecen en el blanco de los ojos. Uno de ellos es un viejo enano con un parche en el ojo, portando gruesa armadura y de mejillas teñidas por las diarias borracheras. El otro es un joven humano, un canijo bien vestido, delgado como él solo y de aspecto cortesano.

Le debo eterna gratitud por lo hecho para mi persona, señor Vórtimer. Todo ha sido tan... oh, no encuentro las palabras. Esas horribles mentes perversas, capaz de hundir sus cuchillos por robar... ¿cuánto? ¿Una miseria? ¿Una miseria y media?

Mpghf... Estoy tan indignado como usted, don Gregor, pero yo no tacharía de miseria el objetivo que perseguían.

Vanalidades. El crímen es una atrocidad, independientemente del premio que se persiga. ¿No cree lo mismo? ¿Sería un pecado menor si lo que hubieran codiciado fueran montones de piedras sin valor? Dígame, Vórtimer... usted que entiende tanto de pecados...

Ehm... solo entiendo del tema de oídas, don Gregor. Los elfos son elfos, no hay porqué buscar una explicación.

Los elfos son elfos... muy tautológico, si me permite decirlo. Haciendo un paralelismo, yo también podría decir... los velos que ocultan las mentiras son solo velos... y en cambio, ¿qué pasa con las mentiras que hay más allá? El caso es que toda mentira, todo asalto y todo latrocinio es merecedor de castigo. Castigo, señor Vórtimer... tanto para los ejecutores como para las mentes pensantes. ¿No sería de recibo?

La extraña pareja avanza hacia la salida de la posada, pasando cerca de todas las mesas. Los alborotadores han guardado silencio, y prestan sus oídos a la conversación. Curiosa reacción para una pandilla de borrachos. Gregor y Vórtimer pasan en estos momentos por la mesa de Drassil y Jilokasina.

Drassil dirigió una mirada al hombre del sombrero de ala ancha, y con un vaso imaginario le lanzó un brindis y hizo ver que bebía, observó al grupo de extraños, que aún estaba en la mesa del fondo y en quienes no se había podido fijar bien; tras esto bajó la extraña pareja, un solemnte enano embutido en una armadura y una bella joven de voz aflautada... no un momento...  ¿Don Gregor? ¿era un joven? Parece ser que eran impartidores de justícia por este pueblo y hasta los borrachos lo sabían, no les temían, pero sí procuraron parecer buenos chicos, como el niño que tira la tiza y esconde la mano.

Son muy enanos los enanos - Observó Drassil divertido en un tímido murmullo audible, con ánimo de unirse a tan filosófico debate y esperando aún su plato, se giró un momento pero si los extraños posaban duras miradas sobre el mediano, se giraría cauto y prudente deseando no haber molestado demasiado.

Jilokasina se estaba empezando a impacientar ,la conversacion le distrajo ,no entendio mucho pero supuso que el enano salvo al cortesano de un ataque de ladrones para conseguir algo de el ,quien sabe puede que si seguian hablando podian ofrecerles sus servicios de salvaguarda y proteccion asi que le dio un codazo a drassil para que agudizara los oidos y les escuchara puede que si seguia la conversacion ,podria darles pie a ellos dos a presentarse , asi que les miro y estuvo atento para ver si se sentaban y podia seguir escuchando o si iban a salir del establecimiento en tal caso le diria algo a Drassil de que le parece y presentarse a ellos 

Hay tantas cosas que son de recibo...

...Y tantas cabezas que cortar... En fin, no quisiera entretenerle más. Perdone que no le acompañe. Me despido aquí, es que veo algo que me gusta.

Gregor se gira derrepente hacia la mesa, se inclina por la cintura y besa una mano. La de Jilokasina.

Los cabellos de mil ninfas no brillan en mil centurias tanto como un solo pelo vuestro, mi Señora. Me presentaré... Mi nombre es humilde siervo, esclavo enamorado, amante atento... o simplemente Gregor.

El enano deja escapar un suspiro de hartazgo y se aleja de su pomposo compañero. Cruza el dintel de la puerta y deja la posada todo lo aprisa que le permiten sus cortas piernas.

aquel efebo no le parecia digno de ella pero tampoco habia motivo para ser descortes ,usualmente simplemente le hubiera mirado mientras hablaba y cuando terminase giraria la cabeza a su sitio original como si la cosa no le causara gran impresion, pero dadas las circunstancias....

Te llamare simplemente gregor entonces....., yo soy Jilokasina y este es Drassil

escueta y misteriosa , decidio ser parca en palabras por si queria continuar halagandola o llegar a alguna parte

No. No, no, no-no-no... No. Que sus labios no digan nada más. Jilokasina. Recordaré ese nombre. Ahora, si me lo permite, debo irme.

Sin dar tiempo a que ese permiso tenga lugar o no, Gregor sale disparado de la taberna quizás a asuntos que le incumban u otras doncellas a las que presentarse. Sin embargo, sus maneras y su voz casi femenina harían pensar en que sus gustos tiran más por los jóvenes mancebos que por las señoritas. Véte tu a saber.

Llega cojeando el posadero, y a cada pisada renqueante la comida de la bandeja amenaza más y más con suicidarse y tirarse al vacío. Falsa alarma, aquel hombre llega a la mesa sin derramar nada. Pan, un platito con abundantes pegotes rojos de lo que podría ser mermelada y unas jarras con leche blanca manchada por unas gotitas de vino tinto.

Es pronto para la comida. Estas son las sobras del desayuno. Son dos piezas de cobre cada uno. Cuatro cobres en total. Alquilar una habitación sencilla cuesta una pieza de plata diaria... extranjeros. Eso incluye el precio de tres comidas al día para una persona.

Carraspea y juega con la flema en el interior de su boca, como si tuviera algo desagradable que decir, o como si estuviera a punto de escupir sobre la comida.

Si... Si sois una de esas extrañas parejas interraciales...-dice con bastante asco al imaginar las intimidades de un mediano y una elfa-quizá prefiráis pagar quince monedas de cobre por una habitación doble, tres comidas al día para dos personas.

No tuvo mayor interés en aquél joven que tan pronto vino y se presentó desapareció, seguramente tras su enano-amigo, pero seguramente le volverían a ver, debía de ser uno de aquellos acosadores de poesía barata y lengua rápida que espera hacer con ella las delicias de una dama.

El tabernero trajo entonces nuestro ansiado bocado -De acuerdo, por ahora con esto será bastante, gracias- Dijo Drassil sonriente sin desmentir ninguna de las suposiciones del tabernero, y con avidez empezó a picotear y a comer de aquello, tenía la peor pinta del mundo, pero tenía "un hambre de Tarasca", expresión que escuchó decir de.... bueno, historias para no-dormir.

El tabernero esperó pacientemente sus monedas y Drassil mordisqueando un trozo de pan sacó una pieza de oro mirándole de soslayo, esperando que tuviera el cambio en plata. -Cuatro de cobre - Dijo confirmando y estirando la mano en un gesto que intentaba ser disimulado y era de lo más descarado y... esperaba que cumpliera su función y resultara gracioso en vez de ofensivo. Aunque parecía energético y animado, Drassil estaba ahora meditabundo... ¿Porqué Jilokasina decía de unirse a otro grupo y vivir aventuras? ¿Acaso no deseaba encontrar a su hermano perdido? ¿Acaso no era esa la épica búsqueda que había soñado cantar a la luz de una linterna alrededor de una mesa de siete brazadas llena hasta las cencerretas de gente ávida de historias?

Tal vez, Jilokasina no era la aventurera que él esperaba, pero era una paladina, eso seguro, sierva de Dios, y sin duda aún le quedaba mucho que patalear antes de que las parcas decidieran mordisquear su hilo vital

Come Jilokasina, tú aún no has comido ni un bocado

El momento de asueto la habia reconfortado por un momento se sintio como en aquellos maravillosos años de juventud en la que eras una jovial  y despreocupada elfa que vivia el momento sinembargo la realidad era muy distinta las multiples mazazos del destino habian hecho desaparecer aquella feliz elfa , la muerte de su hermana tras una larga busqueda , la perdida del unico objeto que quedaba de ella por el misterioso hombre de la mascara de hierro, la busqueda de su hermano ,que era lo unico que le quedaba de familia.

EL inocente flirteo de aquel humano la habian hecho olvidar por un momento todas esas maldiciones que pesaban sobre ella como una gran losa a sus espaldas y que la martilleaban la cabeza como el repicar del martillo de un herrero , tanto que al volver a la realidad , le habian hecho sumirse en un mar de pensamientos que ocupaban su mente y le ausentaban de la realidad del hambre que pasaba.

Drassil se habia dado cuenta de su ausencia ,pero seguro que no se dio cuenta de porque y de las dudas de seguir su busqueda si esta le traia solo infortunios ,pero la elfa no iba a contarselo ya que era una carga que debia soportar ella sola  y no lastrar a otro con su pesada carga.

Asi que volvio en si porfin y asio los cubiertos como si fuera una arma de gran envergadura lista para usarse en batalla.

-Que aproveche.

El posadero refunfuñó. Seguro que esperaba que se le diese el dinero justo. Ahora debía volver a la mesa de sus clientes para devolver el el cambio. Seguro que eso no le podría hacer ningún bien a su pierna. Tomó la moneda y sacó de su bolsillo un par de cuchillos sin filo, de los de untar, acompañado de unos hilos de franela. Los dejó en la mesa para darse media vuelta.

Cojeó de nuevo hasta la barra y preparó las monedas. Nueve de plata, seis de cobre.

La comida-desayuno bajaba con facilidad. El pan y la mermelada iba menguando en cantidad. Se notaron los días de hambre porque, al acabar, los estómagos llenos ni siquiera se apretaban contra las armaduras.

Los hombres alborotados se fueron volviendo más discretos. No pidieron una ronda de bebidas en el tiempo que Jilokasina y Drassil acabaron con lo suyo. Seguramente estaban alargando el vino para no gastar demasiado.

Cuando el tabernero trajo la vuelta Drassil la guardó en varios bolsillos - Eh oiga, ese remilgado muchacho y el enano a quien acompañaba, ¿Quienes eran? ¿y ese grupo de gente al fondo de la sala ¿Quienes son? Hemos oído que unos mercenarios habían llegado y nosotros estábamos esperábamos que unos compañeros alcanzaran tal vez este pueblo.

Drassil había dejado algunos últimos bocados para la dama elfa junto a la cual seguía sentado, tras la bajada del enano los impertinentes parroquianos habían adoptado otro carácter, aunque el hombre de sombrero de ala ancha... seguía como antes - ¿Y ese? Señalo con la mirada discretamente, ¿Quién es? No parece de por aquí aún bebiendo con esos muchachotes

Sabía que el tabernero no iba a hablar mal de sus habituales pero tal vez sí le facilitara algo de información acerca de los últimos en llegar al pueblo

El enano es el párroco del pueblo, el señor Vórtimer. Bautizos, comuniones y funerales. El chico que le acompañaba era un cliente, se aloja en esta posada. Y yo de mis clientes no hablo.

¿Los del fondo...? También son mis clientes... Y el invitado que tienen a la mesa... Pfff... Ese no será cliente mío en la vida.

Oigan, yo no soy de los que dan palique. Si son aventureros vayan a hablar con el alcalde Cléquetto. Es lo que hicieron aquellos mercenarios antes de abandonar mi posada ayer por la mañana. La alcaldía es un edificio de tres plantas, solo vayan en dirección al edificio grande. Incluso vosotros podréis llegar.

Ambos recuerdan entonces el edificio grande. Es cierto que es fácil de localizar, solo hay que alzar la vista por encima de las viviendas de una sola planta.

Doy un golpecito con mi puño cerrado en el hombre del posadero, en un íntimo gesto de camadería con el que me gano un gesto de reproche y un ronroneante gruñido que me da a entender que el tabernero está a punto de hacerme tragar un plato - Muy prudente por su parte no hablar de sus clientes, sí señor, adoro la gente como ud. y gracias por las indicaciones - El mediano salta del taburete saliendo del alcance del malhumorado tabernero que entrecierra los ojos para observar mejor a Drassil quien hace una reverencia con su enorme sombrero retocado con una elegante y bamboleante pluma roja. - A ver al alcalde nos dirigiremos, y si hemos de pasar aquí la noche, será su acogedora posada la que escojamos

Jilokasina permanece sentada, parece que espera que pregunte algo más pero no tengo nada más que decir y sé bien que ella tampoco, no es muy dada a las preguntas a pesar de ser una paladina, es del tipo que están en vanguardia, lista para combatir, aún cuando no haya ejército tras ella.

Drassil pone un brazo en jarra, invitando a la damisela a tomar el brazo del mediano y salir juntos cual feliz pareja de la taberna - ¿Señorita?

pero que sorpresa el locuaz mediano no hacia gala de sus dotes de diplomacia si yo tuviera tanta y paciencia la usaria, despues de todo teniamos la informacionn que necesitabamos y ella no era un senador que digamos le gustaba usar mas la diplomacia de su espada a veces y como esa vez no era ahora y como el mediano la esperaba se levanto

VIo como el mediano le tendia el brazo y la situacion era bastante peculiar porque este le quedaba a la cintura , asi que para no tener que ir agachada abrazada al mediano le dio una cariñosa caricia el la cabeza y se adelanto

Vamos a que esperas , dijo guiñandole un ojo

No tardan más de unos minutos los aventureros en llegar al palacete, no se le puede llamar de otra forma... porque tiene narices que un pueblo tan humilde esté presidido por semejante caserío.

La planta baja no tiene ni puertas ni ventanas, tan solo unas escaleras que llevan a la puerta, ya en el piso inmediatamente superior. A uno y otro lado de la puerta hay amplias balconadas bajo techo cubierto. En una de esas balconadas, tras la balaustrada de piedra, puedes ver una mesa de madera y un par de sillas.

En una de esas sillas hay un hombre, grande y musculoso, con una lanza apoyada en el hombro. Contempla la calle con tranquilidad, mientras su mandíbula cuadrada se dedica a rumiar tabaco de mascar.

¡Alto! ¿Quién va?

A pesar de sus palabras, no hace ademán de ponerse en pie ni de sujetar su pica en otra posición que no sea la de reposando sobre el hombro del hombre que reposa en la silla.

Drassil hizo una sencilla reverencia alargando su brazo izquierdo para deslumbrar a aquél hombre e impedirle cualquier respuesta que el mediano no esperara, conduciendole por las sendas que tan solo él mismo mostraba.

Drassil "Alabador de Alcaldes" y ella es Jilokasina, guardiana de los Garra de Ópalo, de los pueblos elfos. El azar nos ha traído a este pueblo y queríamos pasar a ver a su alcalde Cléquetto. Supongo que si su mejor hombre está aquí presente, él mismo estará ahí. ¿Podría anunciarnos?

jilokasina permanecio en silencio con gesto solemne la diplomacia del madiano no paraba de sorprenderla

¿Garra de ópalo? ¿Qué es eso? ¿Un gremio de caza?

Se rasca la cabeza. Los títulos y heroicidades sirven de poca carta de presentación cuando se viaja al otro lado del mundo.

Uh... No sé... ¿Ver al alcalde? ¿Justo ahora?

Guzmán aparta la mirada nervioso.

¿Y qué tema os lleva a querer hablar con él? ¿Porqué habéis venido a verle?