Partida Rol por web

Con un flash de luz, el aire frio y salino de Absalom desaparece convirtiéndose en el calor insoportable de la jungla Garundi. Por momentos el sudor comienza a inundar vuestros poros y el apestoso olor del clima local os envuelve.
El pergamino de las manos de Aram Zey se convierte en polvo. El Maestro de Conjuros de la Sociedad Pathfinder se quita el sombrero y comienza a abanicarse.

De acuerdo Pathfinders, bienvernidos al apestoso agujero de la jungla Mwangi. Aquellos que os hayais preocupado de estudiar las Crónicas sabréis que la Socidead tiene una expedición arqueológica en la meseta de Terwa, a 80 millas de nuestra posición. Por supuesto, dudo que vosotros hayais leido nada a parte de poesía picante asi que os haré un resumesn. El Risco Azlante no debiera estar aquí. De hecho no se conocía ningun emplazamiento Azlante en la jungla Mwangi. Un siervo de Angazhan llamado Ruthazek el Rey del Lomo Plateado quiere reclamar el lugar. Sus tropas han asedidado el campamento y nuestra gente se muere ve hambre, enfermadaes y por la falta de munición y suministros.
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Zey apunta al norte, hacia una ciudad hecha de puentes de madera y edificios de madera sobre el deltar de un río rojo.
Vuestra primera parada será Bloodcove. El Risco Azlante necesita suministros y Bloodcove es el puerto más cercano. Necesitan 2 toneladas de comida y agua, cinco cajas de flechas y ballestas, y vendas para los heridos. La Casa Carthahegn es vuestra mejor opción ya que la Sociedad trata con ellos en ocasiones. Hemos negociado un pago a un lider de caravanas llamado Raimondo Scevola hace unas semanas. Contactad con él para llevar todo al norte. Buscad también a un hombre llamado Senzer. Es una alquimista que solia darnos productos e información, pero hemos dejado de tener noticias de él. Necesitareis encontrarle para recuperar el suministro de pociones.
No penseis que este será un viajecito sencillo al mercado. Bloodcove era un pozo de piratas gobernados por criminaels. Peor aún, este es un cuartél del Consorcio del Áspid, que adoran pervertir y abusar de los descubrimientos de los Pathfinders. Debeis evitar llamar mucho la atención. No vayais por ahí rompiendo puertas haciendoos los héroes, porque si fallais el Risco caerá.
Aram saca un bolsa de monedas. Como os he dicho, hemos negociado una tarifa para la caravana. Esto debería valer para eso y para comprar los suministros. Una vez que hayais terminado, dirigios ala noroeste.
Tras decir esto el mago os enseña un pergamino adornado y una llave dorada colgada de un trozo de cuero. [B]Proteged esto con vuestra vida. Desconozco el proposito de la llave, pero el símbolo que porta se repite en un puerta de Azland Ridge. La caja de pergaminos tiene un mapa para la excavación. Mi magia ha asegurado la caja y explotará si se abre con violencia a menos de 5 millas de distancia de Bloodcove. Podreis abrirla en cuanto os alejeis de la ciudad.

Podeis preguntar lo que querais ahora. Yo regresaré a Absalom en cuanto crea que estais listos para partir a Bloodcove.

 Ravenath se alegra de haber pasado un poco de frío esta mañana en Absalom. Le aconsejaron ropa ligera para este viaje y así lo hizo. Aún así, notaba el sofocante calor. Era la primera vez que salía de la capital del mundo.

-Bueno, aquí estamos. -tenía una sonrisa de oreja a oreja ante la perspectiva de su primera misión. Se encontraba mirando los alrededores hasta que su mirada se posó, tal vez por casualidad, en el maestro de conjuros- Señor Zey. ¿Se conoce fauna peligrosa del lugar? ¿Algo que pueda ponernos en peligro por esta zona además de los piratas y del Consorcio?

-Santa ramera de Calystria, no me estoy enterando de nada- pensaba Gargholo poniendo su mejor cara de estar entendiéndolo todo antes de determinar.- Claro como el agua.- Y decidió quedarse con lo más importante, con fragmentos como "evitar llamar la atención" y "no vayáis por ahí rompiendo puertas". Lanzó una mirada hacia sus compañeros, escrutándolos con atención y valorando si alguno de ellos habría sido capaz de captar y asimilar todos los detalles de la misión. También se aburrió de eso y acabó estudiando las caderas de las dos mujeres presentes para calcular cuántos hijos podrían dar.

Owen se quedó mirando el pergamino de teleportación que habían usado para llegar. O al menos lo que quedaba de él.

Tengo que hacerme con uno de esos, o un par mejor.

Luego escuchó las instrucciones de Zey, para memorizarlas. Así no tendrían problemas luego. La verdad es que era una misión importante, y urgente sobretodo. Lo cual siempre era un fastidio porque se tendían a hacer las cosas sin planificar demasiado debido a las prisas.

Vaya, parece que el lugar es un sitio simpatico. Que bien. Habrá que andarse con más cuidado que de costumbre.

Otra cosa que se dio cuenta era del calor sofocante que hacia. El mago estaba acostumbrado al calor del desierto. Pero el de este sitio era diferente. Más humedo, lo cual era extraño.

Repasó una vez  más al grupo. Habían bastantes combatientes, o por lo menos eso parecia. Lo cual por lo que había dicho Zey vendría bien.

Shaire se sentía incómoda en la presencia del semiorco, y cuando lo pescó mirándola comenzó a ponerse muy nerviosa. Trató de que no se notase y consiguió mantener el rictus en el rostro, aunque alguien buen observador habría visto su exagerada forma de sudar y que tenía la mano en su daga. Inconscientemente dio unos pasos, para acercarse al paladín, como si, sin darse cuenta, buscase la protección del hombre.

Todo aquello le impidió prestar atención a lo que se decía.

Nazredin suspiró pesadamente y se pasó la mano por la frente empapada de sudor. Alguien podía habérselo dicho antes de cargar con la armadura. El pobre paladín estaba totalmente impresionado por el calor asfixiante pero, nobleza obligaba, intentaba que no se le notara. Eso tenía el problema de no estar enterándose demasiado bien de la explicación del Maestro de Conjuros. Si acaso pudo notar como Shaire se acercaba, probablemente a saludarlo. El semi elfo se las arregló para sonreirle con cierto donaire. Y luego volver a mirar a Aram Zey.

Al menos se había quedado con la idea de la urgencia y de que los nuestros estaban en peligro. También que no había que ser demasiado llamativos. En ocasiones normales se habría reido. Era un grupo que claramente iba a ser llamativo.

Pero con este calor buena parte de su sentido común estaba ocupado explicandole la conveniencia de mantener cierto decoro con lo que ni formuló dudas, ni pensó demasiado en lo que le acaban de contar

Si hubieras revisado las crónicas sabrías que la jungla Mwangi tiene mucha y diversa fauna. Sobre todo debeis tener cuidado con los siervos del Rey del Lomo plateado, los hombres-mono llamados Charau-ka.

De todos modos ahora vuestra principal preocupación debe ser obtener los suministros, contactar con el transportista y averiguar qué pasa con Senzer. Todo eso con discrección para no llamar la atención del Consorcio.

Escucho las instrucciones, mordiendome el labio en un par de ocasiones en los puntos en los que parece quequiero memorizar algun nombre, mientras que acomodo un poco el vestido, abriendolo un poco para luchar contra el calor

Hay algo en la economia de Bloodcove que haga que los precios de alguno de los suministros necesarios tenga un precio distinto de losque solemos encontrar en otras zonas?

La casa Carthagehn siempre nos ha hecho buenos precios, deberia bastaros con lo que os acabo de entregar. De todos modos si conseguís un mejor precio, el resto os lo podeis quedar.

 Ravenath hace una mueca de dolor fingido ante el comentario del maestro de conjuros. Si, no le había dedicado "demasiado" tiempo a estudiar esos tratados.

Owen tomó buena nota mental de los peligros que Zey comentaba. No había leido para nada las cronicas de este lugar. Por lo que le pareció interesante saber de su fauna local.
Además, estaba seguro de que si tenían que llevar todos esos suministros por la jungla, algún que otro tropiezo tendrían. La vida no es facil y bonita.

La pregunta de la clérigo le pareció muy interesante. No sabía los demás, pero Owen no llevaba mucho dinero encima. Si con lo que les había dado Zey no bastaba tendrían problemas.

El mago se giró a la ciudad para echarle un buen vistazo. Parecia estar toda hecha de madera, no veía nada de piedra.

Curioso. Es la primera vez que veo una ciudad así.

Peligrosamente ...inflamable.

¿Alguna pregunta más? No soporto mucho el calor y la humedad.

-Por mí no. Partamos hacia Bloodcove. No será difícil hacernos pasar por lo que somos, comerciantes.- dijo Gargholo con cierto fastidio después de repasar mentalmente el encargo punto por punto: ir a Bloodclove, acudir a la Casa Carthahen para comprar los suministros, contactar con Raimondo Scevola para llevar todo en una caravana hacia el norte, buscar a Senzer, el alquimista desaparecido y marcharse al ala noroeste de la ciudad. Los de la Sociedad lo podían llamar como quisieran pero eso, aquí y en Qadira, era sencilla y llanamente comerciar. Se ajustó el cinturón ya que los pantalones se le estaban cayendo arrastrados por el peso de todo lo que llevaba en los bolsillos y se dispuso a dirigir la marcha por la sofocante jungla de Mwangi abriéndose paso con la cimitarra.- Caballeros...- Invitó.- Y señoritas, claro.-

 -En marcha pues. -dijo segundando el comentario del semiorco. Después se giró al maestro de conjuros y se despidió- Que tenga un buen... ¿viaje? -el medio de transporte que utilizaba el maestro de conjuros no era demasiado ortodoxo.

Owen se volvió un momento al maestro de conjuros.

No. Por mi parte por lo menos, no tengo ninguna pregunta más.

Además nuestro compañero tiene razón, cuanto antes nos pongamos en marcha antes podremos llevar esos suministros al Risco.

Despues miró nuevamente la ciudad a la espera de que alguno de sus compañeros fuera en cabeza. No le gustaba abrir las marchas. Demasiado arriesgado.

Shaire asintió, sin decir nada, todavía parecía muy nerviosa.