Partida Rol por web

- Un eco anímico, ah, sí... De esos de los que taaanto se hablan en el mercado. Un clásico. - muevo los ojos teatralmente hasta fijarme en Meriel, con una sonrisa sarcástica - No todos hemos leído tantos libros, así que estaría bien algo más de detalle.

Mientras espero la respuesta, empiezo a rebuscar por el lugar. Después de registrar la sala, casi se me nota una ligera decepción en la cara. Nada de puzzles ocultos, trampas o tesoros bajo la fuente. Me encojo un poco de hombros a lo que dice Meriel y termino por asentir, señalando con la cabeza hacia el pasillo del que viene el mal olor. 

- Es posible... Porque tiene pinta de que ahí hay algo bastante más grande que los que hemos visto por el momento. Si vamos a entrar, será mejor ir preparados. - concluyo, colocándome estratégicamente detrás de Morrigan y dándole un par de palmadas en el hombro - ¿Crees que podrás hacernos una vez más de escudo humano, Morri? ¿O necesitas más ayuda por mi parte? - le susurro al oído con una sonrisa divertida, aprovechando para dejar caer algo de mis mágicos ánimos sobre ella.

Nada parecia hacer saltar sus alarmas. Tampoco la de sus compañeros. Meriel dió un buen apunte de información al indicar que aquello parecia ser un nido y que muerto el perro, acabada la rabia. Miró con cierta irritación a Feniel al escuchar esa caracteristica suya de burlarse todo.

_{- ¿No puedes simplemente preguntarle directamente que no lo entiendes? -} le regañó por encima del hombrio al sentirlo acercarse a ella por detrás. _{- No necesito nada. Gracias -} dijo algo cortante al sentir ese incómodo cosquilleo en su nuca. Tampoco pudo evitar sentir esas energias positivas que de repente comenzaron a invadirla y a hacerle creer que podría con todo.

Avanzó con cautela y lista para atacar si fuera necesario.  Sus ojos estrechados para centrarse en lo que podría encontrarse al subir aquellas escaleras y atravesar aquella oscura entrada.

No se vosotros, pero no le veo mucho fuste a entrar a una zona que no conocemos donde hay un número indeterminado de enemigos esperándonos para cenar. Para convertirnos en su cena, me refiero. A mí me queda poca energía mágica y creo que aquí la señora tampoco está muy boyante que digamos - Me acerco a las escaleras intentando ver o escuchar algo que me indique la presencia o la ausencia de esas cosas - ¿Por qué no hacemos nosotros por sacarlos de donde estén y llevarlos a nuestro terreno? Es una regla básica para triunfar en los negocios...

Morrigan no es la única que mira con desgana a Feniel cuando se expresa así.

- Pero sabrás lo que es un eco, ¿no? Pues es más o menos lo mismo pero con el alma y no rebota contra las paredes y muros sino con los planos. Esto se debe más que nada a almas que no consiguen cruzar normalmente toman forma de sombras o espectros. Pero gracias a la animancia se ha comprobado que también queda algo más parecido a su antiguo receptáculo, teniendo recuerdos e incluso emociones. El hecho de que los tres podáis verlos os señala como Observadores.- le explica con tono condescendiente al bardo.

Por otra parte ya cuando estáis dispuestos a subir se prepara para lo que viene.

- Yo aún tengo algo de carga pero es cierto que no voy a poder darlo todo. Por otro lado la idea de atraerlos no está mal. ¿Cómo lo hacemos? ¿Simple ruido?- pregunta con curiosidad y sonriendo hacia Ekron.

Perro se aleja de las escaleras casi gimoteando, era cristalino que temía lo que pudiera haber arriba. Mientras tanto Morrigan y Ekron pueden escuchar la misma respiración pesada que ya había oído el bardo. No estaba durmiendo, eso lo tenían claro pero estaba claro que el tamaño de esa criatura era superior a los que os habíais encontrado hasta ahora.

- Oh, podría, podría... - le respondo a Morrigan encogiéndome de hombros. No hace falta decir que no lo voy a hacer, menos con alguien de quien no me fío nada - Pero si ya soy amable contigo, Morri, no hace falta que te enfades.

Escucho a la explicación como un niño bueno, haciendo oídos sordos al tono que me dedica y que no me extraña para nada. La verdad es que haría más preguntas si no fuera porque lo que tenemos delante es más importante y peligroso. Levanto las cejas al escuchar a Ekron, que al parecer tiene un plan más allá de entrar a lo loco y le dirijo una sonrisa divertida al ver que ya tiene la atención de la peliblanca.

- Yo tengo algún que otro truco para llamar su atención, con un ruido o con algún olor a lo mejor... Si los pillamos cerca de alguna puerta más estrecha, podríamos hacerles pasillo de golpes. ¿Pero qué tienes tú pensado? - le pregunto a Ekron.

Precisamente - señalo a Feniel - Ruido. Cuando más estridente, sonoro y desagradable mejor. Sabemos que esos bichos se guían por el sonido ¿Por qué no les damos el equivalente sonoro de una luz cegadora? Un sonido dirigido hacia esas escaleras y que vaya aumentando con el eco.

Miro hacia uno de los cadáveres más antiguos y señalo sus ropas resecas y llenas de polvo - Otra opción es hacer una buena hoguera y asfixiarlos con humo...

Bufó en tono bajo ante las palabras de Feniel, pero no podía evitar estar de acuerdo en su idea y la de Ekron. Quizás aquello era mejor que entrar sin ton ni son.

_{- Vosotros decid y yo lo haré lo mejor que pueda -} se apartó ligeramente su capa. Lo suficiente para que no le molestara en demasia con algunos movimientos mientras se deslizaba hasta un lado de aquellas escaleras. Si ellos los atraian con algo... en cuanto alguno asomara el hocico... ZAAAAAAAAAAAAAAAAAAAS. Espadonazo que te crío...

Entre todos reunís algunas telas viejas y manchadas que estaban desperdigadas por la sala hasta reunir un buen montón en las escaleras y encenderlas gracias a la magia de Meriel, a su vez el Bardo utiliza un pequeño truco arcano para generar sonido por la sala que se extiende hacia el pasillo cuando todos están colocados.

En cuanto el humo empieza a subir y llegar a la sala, unos chillidos comienzan a oírse. Son demasiado agudos para pertenecer a la bestia que habíais oído respirar, incluso más que la que habíais oído al resto de bestias a las que os habíais enfrentado. Sin embargo eso dio igual cuando la otra bestia se asomo por el pasillo.

Apenas siente vuestra presencia avanza velozmente mientras suelta un chillido grave que retumba por toda la sala.

Había tomado distancia respecto al pasillo para dejar maniobrar a Morrigan y desenfundado la daga. Sabía que lo que íbamos a sacar del túnel iba a ser feo, pero...

¡QUÉ COSA MÁS FEA! - mis manos vuelan trazando en el aire los símbolos arcanos para mi último conjuro potente. Al menos agotaremos nuestros recursos con estilo...

Aunque tengo la ballesta preparada, sinceramente me parece un juguete en comparación a lo que aparece por el pasillo. Más le vale a Morri ser buen escudo humano. 

- ¡Y tan feo! - asiento a Ekron, empezando a concentrar magia con una sonrisa nerviosa. En cuanto tenga listo el conjuro, ya lo tenga Morri encima o yo, le pienso lanzar el sonido más horrible que haya escuchado con esas orejas.

Su respiración se había acompasado al movimiento que ejecutó para descargar su filo contra aquella cosa cuando apareció rebasando su posición y dejando su espala expuesta* El humo que decoraba su cabeza y hacia las formas de su cabello bailó al compás también mientras las guerrera soltaba un grito, si es que se podia llamar grito a aquello, para que el bicho solo le prestara atención a ella y dejara a sus compañeros al margen.

El ataque por sorpresa de Morrigan sirve para más bien poco, pues la criatura se aparta con una facilidad sobrehumana. Afortunadamente eso hace que la guerrera se ponga entre sus compañeros y la bestia.

Sin esperar un solo segundo más Meriel, convoca tres haces ígneos que consigue impactar contra la criatura haciendo un considerable daño a esta, esto hace que la bestia ruja de dolor mientras intenta golpear a Morrigan con sus dos garras y acertando con al menos una. La guerrera empezaba a notar sus fuerzas flanquear y sabría que no aguantaría mucho más...

Ekron, quizás debido al esfuerzo de concentrar la mayoría de su poder restante, no consigue atinar a la criatura con su conjuro, el cual se estrella hacia el fondo de las escaleras generando una cacofonía con las voces agudas de la sala posterior.

Ruido que se queda en nada ante la explosión sónica que crea el bardo justo a la espalda de la criatura, sin embargo puede notar que a diferencia de sus congéneres más pequeños sus orejas parecen estar protegidas contra los sonidos agudos.

La bestia estaba claramente herida pero no iba a dejar de dar batalla...

El aire salió con brusquedad entre sus dientes apretados cuando falló aquel ataque. Sintió un temblor en sus piernas y un fuerte resquemor en sus lumbares. Su cuerpo estaba clamando por un descanso, una bocanada de alivio para el sobreesfuerzo al que estaba siendo sometido, pero no podía. Se sentía responsable de sus compañeros y además... si se querían las cosas bien hechas tenía que hacerlas una misma. Y aquello era lo suyo... la batalla, el cuerpo a cuerpo....

Sus hombros se cuadraron y sus manos se afianzaron en el pomo de su espadón, reuniendo todas las fuerzas que le quedaran para aguantar hasta acabar con el enemigo. Hizo un amago de atacarlo por la derecha pero en el último momento su cuerpo viró y eligió el costado izquierdo de aquel bicho. Si podía ser la cabeza mejor que mejor

La destreza de la guerrera sobrepasa el puro instinto de la bestia y consigue asestarle un golpe más que certero en todo el torso. Antes de que la criatura pueda siguiera gritar Meriel aprovecha el desliz de la bestia y le lanza otro conjuro, esta vez en forma de Orbe de rayos que impacta en el hombro dejando un chamuscón.

Este golpe no solo daña a la criatura si no que la desestabiliza consiguiendo que Morrigan evite uno de sus garrazos, sin embargo el otro ataque desesperado de la bestia vuelve alcanzar a divina de Berath, quitándole parte de su aliento.

Todo apunta a que esto es un combate en el que gana el que consiga aguantar más tiempo. Por nuestro bien espero que sea Morrigan.

¡Refréscate, bicho! - digo lanzando un rayo gélido contra la criatura...

El sutil rayo helado consigue alcanzar a la criatura y aunque el daño es casi anecdótico sí que queda cierta escarcha que se extiende por el cuerpo de la bestia, no demasiado gruesa como para inmovilizarla pero sin lugar a dudas molesta para su movimiento.

Está claro que no le molesta tanto el ruido a pesar de sus orejas... Y también está claro que como no acabemos rápido con él, Morrigan podrá ser la primera en caer, pero nosotros iremos después. Miro a Meriel esta vez y por primera vez le dirijo una sonrisa amable, guiñándole el ojo. 

- Confío en ti para esto. - le digo en un murmullo, esperando que sea suficiente para animarla un poco y que le dé caña a ese monstruo. 

Acto seguido fijo mi vista en él y con una sonrisa bastante más torcida empiezo a murmurar palabras incomprensibles para los demás, intentando crear una cacofonía en la mente del monstruo. 

Otra vez sus compañeros pueden comprobar como Feniel mueve los labios sin generar sonido alguno y sin embargo un enemigo gime de dolor como si lo estuvieran torturando. No obstante la bestia se mantenía en pie o mejor dicho de rodillas, se la notaba en las últimas a completa merced de la divina de Berath.