Partida Rol por web

La joven ya se había agachado al lado del noble cuando Morrigan le pidió que se encargara de él. A pesar de su temple común se la notaba realmente nerviosa.

- No es que sea una experta...- aclara preocupada mientras intenta atender a Ekron como buenamente puede. Por un instante la veis buscando indecisa en su bolsa hasta que de repente una confianza innata se apodera de ella y empieza encargarse del herido, si bien no con las manos expertas de un sanador si con bastante tiento. Termina por suspirar aliviada.- Habría que llevarlo a un lugar para que descanse, eso o quizás algo de magia curativa podría despertarlo antes. Sea como sea, ya no corre ningún peligro.

Sea como sea ahí os encontrabais sin saber muy bien que hacer ahora mismo.

¿Cómo he llegado aquí? - Es lo primero que me pregunto al ver tan extraño paisaje. Luego lo recuerdo: Maerwald y su bastón mágico de los coj...

En fin, estoy aquí y no hay nada que pueda hacer al respecto, así que vamos con lo que estamos. De entrada todo me resulta muy confuso. Todo ese desfile de almas atrapadas, tristes y miserables, atrapadas por esas cadenas que saben los dioses de dónde han salido o cómo se han forjado. Y cuanto más las miro más entiendo cómo funcionan. Podría liberarlas y que siguieran adelante en el ciclo de la rueda y la muerte. O apartarlos de ese ciclo condenándoles aún más, o convertirlas en combustible para mi propio poder. La idea me tienta...

... hasta que pienso en las consecuencias: sumar sus penas a mi alma para arrastrarlas hasta que mi cordura se evaporase como la de Maerwald. Eso, y que si condeno a alguien por toda la eternidad luego no podría quejarme de tener que pagar impuestos.

¡Largo! - empiezo a romper cadenas, disolviéndolas con un toque de mi mano. Al principio resulta fascinante hacerlas desaparecer. Luego es algo más mecánico: cadena rota, alma a la Rueda - ¡Vamos, moveos como si os cobrasen por estar aquí! Venga, arriba ese ánimo. Sí, vuestra vida acabó y puede que fuera una mierda, pero eso no tiene por qué volver a pasar. Hay sitios que ver, gente a la que conocer, amores a entablar, amistades a forjar, cobradores de impuestos a los que esquivar, maridos cornudos a los que capear... ¿Quién quiere pasar la eternidad haciendo el fantasma? ¡Venga ya!...

Entrecierro los ojos apenas unos milímetros, notando la esencia de Maerwald liberarse hasta este punto. Lo justo para estar al alcance de mi mano... Tengo que reconocer que había sido un mago poderoso y que seguramente podría sacar algo más de él... Pero sabiendo cómo estaba cuando nos lo hemos encontrado hace apenas unos minutos, sinceramente prefiero no tener que llevármelo encima. Hago un ligero gesto con la mano, como tomando el hilo invisible de su alma y tirando de él hasta tirarlo con algo de desdén fuera de la habitación y de este mundo. Será mejor que descanses... Te hace mucha falta. 

Suspiro aliviado al ver cómo Morrigan consigue acabar con el mago antes de que tenga que decir un tercer ups por otro aliado caído. Hago un ligero gesto con la mano cuando cae y luego niego con la cabeza, pensativo. Me acerco a la guerrera y le poso la mano en el hombro, con una pequeña sonrisa de consuelo.

- No te preocupes. Él ya no era él mismo. Estoy seguro de que le hemos hecho un favor antes de dejarle seguir viviendo con esta locura. Pero si no queremos que a otros o incluso a nosotros nos pase lo mismo, tenemos que seguir adelante. 

Me alejo de ella, dejando que piense o rece o lo que quiera, y me fijo en Meriel que efectivamente se ha puesto a curar a Ekron. No lo saben, ¿verdad? Habría sido tan fácil como pedírmelo... Pongo los ojos en blanco y sacudo la cabeza medio riéndome, acercándome a Ekron y tirando de él para sacarle de ese lugar tan lúgubre, para dejarle en el centro de la sala anterior.

- Si no le pasa ná, no se quiere morir... Solo necesita un poco de motivación para levantarse. - le dedico un guiño a Meriel. Tú mira y aprende.

Después de mover a Ekron, me tumbo en el suelo a su lado, apoyando el codo en el suelo para sujetarme la cabeza con la mano para poder mirarle bien. Con la otra, me despeino un poco el pelo y luego la poso encima de su pecho, dándole unas suaves palmaditas y conteniendo la risa mientras lanzo el conjuro. En cuanto veo que se empieza a despertar, le susurro en tono seductor: 

- Despierta, dormilón. Menuda noche me has dado, ¿eh? 

Alarga la mano hacia él pero no la ve. La frustración es palpable pero de repente.... recoge su brazo despacio mientras se percata de que puede ayudarlo. ¿Pero como? Su lugar debería estar al lado de Berath, pero ¿es lo que querría él?

Una idea egoista se cruza por la cabeza de la mujer y desvia la cabeza avergonzada. No. Ella no quiere ese poder. O lo querría, pero no de esa forma. Tener el alma de alguien "en sus manos" es una carga muy pesada. Finalmente toma aire despació. Se merece su descanso...

... Así que corta la cuerda.

Morrigan giró ligeramente la barbilla para poder mirar la mano sobre su hombro.  Alza la vista como si hubiera despertado de un sueño y aún estuviera desquitandose las brumas de ese sopor. Asiente despacio, pero con el alma algo más ligera. Se incorpora despacio.

Enfunda sin limpiar su espadón. Luego lo hará, pero en esos momentos no procede. O no puede. Al ver lo que Feniel está haciendo no puede evitar componer una sonrisa triste. Incluso en aquellos momentos, el divino sabe poner una nota de humor a la situación.

_{- ¿Estas bien tú? -} le pregunta con suavidad a Meriel.

Ekron liberó las almas en pena y supo que podría replicar esa sensación con facilidad¹. También pudo sentir su agradecimiento y sin embargo notaba que las obligaba a dejar algo atrás. ¿Habría sido lo mejor o solo un simple acto de autosatisfacción? Tampoco es que importara mucho, al fin y al cabo el ya estaba muerto...

Y sin embargo notó un tirón de él, algo bajo su cuerpo y de repente todo se volvió un remolino morado que le hizo perder la conciencia.

Liberas su alma cortando el hilo, notas como la propia alma te guía en el proceso y de alguna manera queda grabado en ti¹. Por lo demás la ves difuminarse y un sentimiento de agradecimiento y calma te imbuye por unos segundos, habías cumplido la voluntad de Berath y por tanto habías hecho lo correcto.

Cercenas lo que une todo ese odio acumulado y poco a poco notas como el ambiente opresivo del lugar se desvanece, pero no solo eso. No es la primera vez que haces algo parecido y ahora estás seguro de que podrás replicarlo a voluntad.¹ Seguramente cansándote, pero mejor eso que nada.

La mujer deja que Feniel cargue con Ekron, pero al ver lo que hace el bardo se queda más que extrañada. Está a punto de decir algo cuando nota a Morrigan cerca y asiente.

- Estoy perfectamente.- era claramente mentira, pues el garrazo del oso aun se le podía notar y la propia chica apenas conseguía mantenerse en pie.

En ese momento la magia de Feniel hace efecto y el noble recupera la conciencia.

Y la oscuridad se vuelve otra vez luz... o al menos lo sería cuando abrieras los ojos. Estás tan agarrotado y cansando que tardas un poco en abrirlos, lo suficiente para notar una suave caricia sobre tu torso. Unos dedos juguetean sobre tu ropa y piel de una manera bastante agradable y de manera rítmica.

Te remueves por un instante y escuchas un susurro sugerente en tu oído, una voz que reconoces.

- Despierta, dormilón. Menuda noche me has dado, ¿eh?- al escucharlo abres los ojos al instante y te encuentras en el duro suelo del pasillo, a tu lado recostado y con una sonrisa pícara y de satisfacción está Feniel con su ígneo cabello totalmente desmelenado.

Más al fondo te parece oír las voces de Meriel y Morrigan, pero ahí tumbado lo único que aprecias es lo pegado que el bardo está a ti.

Ay - es lo primero que digo al despertar. La cabeza me duele como si tuviera una resaca de vino del malo Pero si los demás están vivos y en pie significa que Maerwald no. Acaricio suavemente el cabello ígneo de Feniel - Gracias por traerme de vuelta. El más allá es... - y me quedo pensando un momento hasta darme cuenta de que no tengo palabras para describir lo que vi - ... No quería quedarme allí - Me medio incorporo apoyándome sobre un codo. Como ese capullo me haya dejado marca... - Podemos ayudarles, Feniel. A los espíritus. Liberarles de lo que los retiene aquí y ayudarles a avanzar hacia la Rueda. O eso creo... ¿Qué...? ¿Qué ha pasado con Maerwald? ¿Lo habéis matado?...

Saludo a Ekron de vuelta con una sonrisa divertida, dejando que se levante y levantando una ceja al oír a Meriel. Bueno, si lo ve necesario ya pedirá ayuda... Después me pongo algo más serio al escuchar al hechicero, sin decir nada y simplemente levantándome también para echar un vistazo a Morrigan y a lo que queda del hombre. 

- Ya lo sabía. - murmuro, encogiéndome de hombros - Y Maerwald... sí. Está muerto y liberado y todo lo que quieras. No va a volver a darnos problemas... ni respuestas, aunque tampoco sabría si fiarme mucho de ellas, dado el estado de su cabeza. Lo único que tengo claro es que no quiero acabar como él. - termino con mi habitual humor, mirando al grupo - En cualquier caso, imagino que nuestra querida estatua querrá estar al tanto de esto. ¿Volvemos?

Me levanto trabajosamente y me sacudo el polvo de la ropa, pensando en lo que me costaría adquirir ropas decentes nuevas hasta que Feniel hace mención al destino de Maerwald - Es que eso es precisamente lo que he descubierto, amigo mío: que no tenemos que acabar como él. Verás: como Observadores tenemos la capacidad de liberar las almas de aquello que les retiene en este mundo y les impide avanzar en el ciclo de la reencarnación. Pero también lo contrario: vincular esas almas a las nuestras para alimentar nuestra propia fuerza. Y creo que eso es lo que Maerwald hizo: se alimentó de esas almas como una garrapata. El inconveniente es que no sólo vinculas esas almas, sino también sus tormentos y miserias ¿Te imaginas tener todo el día todas esas voces lamentándose en tu interior cada día y cada noche? Además de eso, y corrígeme Meriel si me equivoco - digo mirando a la maga - habrá almas más poderosas que otras, tal vez lo suficiente como para imponerse a ti y volverte... bueno... Volverte un mero recipiente para un alma ajena que tal vez no sepa ni dónde está.

Miro extrañado al bardo cuando hace mención a la estatua hasta que caigo en a quién se refiere - Ah, sí, la silla parlante. Bueno, si es un alma y está atrapada aquí quizá pueda plantearle si quiere quedarse o seguir adelante. Creo que hice un poco el idiota antes de que me trajeras de vuelta. Por cierto ¿Te he dado ya las gracias? Pues muchas gracias por si acaso. Me refiero a que me puse a liberar almas y a imponerles el seguir adelante. No me paré a preguntarles si querían seguir disfrutando tranquilamente de los recuerdos que les mantenían atados - me cruzo de brazos con aire pensativo - Incluso cuando se tienen buenas intenciones se puede ser un auténtico imbécil... En fin, no creo que haya desequilibrado el tinglado cósmico de vida, muerte y reencarnación de forma irreparable. En fin, creo que ahí arriba hay unas cuantas almas que igual agradecen que les dejen salir ¿Vamos y probamos?...

Compuso un mohín con sus pálidos labios mientras observaba el garrazo. Deslizó su brazo por la cintura de la mujer como si solo estuviera buscando contacto con ella cuando en realidad quería proporcionarle sostén.

_{- Antes de ir con la señora ven a echar un vistazo a esto -} Le habló a Feniel sin mirar en ningún momento a Meriel, echando a andar muy despacio a pesar de haber pedido que fuera el divino quien se acercara. En su movimiento arrastraba con suavidad a la mujer de pelo blanco.

_{- Algo has hecho con Ekron. creo -} No estaba segura cien por cien y esperaba explicaciones del burlón hombre. Mientras esperaba una respuesta desvió la cabeza hacia su otro compañero. Sus palabras calaron hondo y un intenso escalofrío recorrió su columna vertebral.

"Así que se trataba de eso..."

Voy asintiendo poco a poco a lo que dice Ekron aunque hay un punto en el que frunzo el ceño, con eso de absorberlas. Tampoco es que yo haya notado nada de eso... Después hago un gesto con la mano quitándole importancia. 

- Un gracias siempre está bien. Aunque si arriba hubiese más almas creo que las habríamos visto. Tal vez al estar tan cerca de morir hayas... ¿visto más de las que deberías? - ladeo un poco la cabeza, sin entender mucho. 

En ese momento veo que Morrigan también requiere mi atención y me acerco, sin tener muy claro qué quiere que mire. Sin embargo, cuando me hablar de esa forma, no puedo evitar esbozar una amplia sonrisa, conteniéndome otra vez las ganas de reír. 

- Por favor, no llames "esto" a la pobre Meriel... Vale que es a duras penas, pero todavía está viva. - respondo medio riéndome y cogiendo de las manos a la maga antes de volverme a mi compañera - ¿Que qué he hecho? Solo calentar un poco las cosas. 

En ese momento y sin previo aviso, tomo a Meriel por la barbilla obligándola a mirarme, con los ojos refulgiendo rojos durante unos segundos, acercándome... hasta que el conjuro termina. Sonrío y la suelto al ver su reacción o dejo que sea ella la que se aparte, poniéndome las manos detrás de la nuca con gesto satisfecho. 

- ¿Pero a que ahora te sientes mejor? - le digo aún divertido, dando unos pasitos para quedarme al lado de Morrigan y ladeando la cabeza para mirarla a ella - ¿Y tú? ¿Quieres que también te caliente un poco?

La joven está renuente pero tampoco es que tenga mucha fuerza para resistirse a Morrigan por lo que avanza junto a ella hacia los dos hombres. Si tiene alguna opinión sobre el "humor" del divino de fuego está claro que se lo está guardando por dentro, algo cansada. Además al ver que Ekron se despertaba se la veía un poco más relajada, sin embargo termina por negar con la cabeza ante las teorías del hechicero.

- ¿Y cuantas almas habéis unido a las vuestras para despertaros cada día pensando que sois otra persona? Además, las dos personalidades que le poseían cuadran con lo que vimos durante todo el camino, tiene pinta que en una vida pasada fue la asaltadora que viste dejar a su pareja violar a una aldeana. O al menos uno de sus compañeros de las 9 garras. Y el otro, era el hijo de la mujer que hablaba con Morrigan, puede que incluso la mujer sea la misma en las dos historias.- coge aire con algo de dificultad pero continúa explicando.- Cualquier alma puede despertar una vida pasada, algunos como ellos son tratados en el sanatorio de Bahía del Desafío. Pero que se te despierten dos y además con un conflicto directo... eso volvería culpable a cualquiera. Y si esa persona es un observador, explicaría que hubiera ecos de esos recuerdos invadiendo toda la fortaleza.

Tan centrada estaba en explicarse que el acercamiento de Feniel le pilla por sorpresa. La joven se pone roja como un tomate y reacciona de manera impulsiva abofeteando al bardo y fulminándolo con la mirada sin apenas darse cuenta de que la mayor parte de su herida ha desaparecido.

- No sé que te has creído. Pero esos juegos no funcionan conmigo...- dándose cuenta de que ya no tiene tanto dolor le hace un gesto a Morrigan de agradecimiento y se separa de ella para poder andar por si misma.

Sin más que hacer en el lugar y alguno más enfadado que otro decidís subir arriba para informar a la Administradora. Llegáis sin problema y sin ningún espíritu o eco de uno en la zona. Cuando estáis a punto de hablar la propia estatua se os adelanta.

- Bienvenidos, he dejado de sentir ninguna barrera pero tampoco a mi antiguo amo. Quiero pensar que vuestro acto fue de piedad o defensa propia. Pero sea como sea...- durante un momento os notáis observados por todo el edificio.- Sí, tú. La divina de la muerte. Esta fortaleza te ha aceptado como su nueva ama y por tanto soy tu servidora, espero que tengáis entre vuestros planes poder restaurar este lugar a su antigua gloria.

Me río a carcajadas a pesar de la bofetada que me ha soltado Meriel. Ya solo por ver su cara ha merecido la pena el sufrimiento. Aunque no se me pasa por alto eso del sanatorio ni la explicación que le da a Ekron. Sigo pendiente de la respuesta de Morri mientras subimos por las escaleras hasta llegar a la Administradora, que al parecer ya tiene una ligera idea de lo que ha ocurrido. 

- Digamos que había dejado de ser él mismo... Y no parecía que fuera a volver pronto. Lo sentimos. 

Termino borrando la sonrisa para decirlo en serio. Realmente no habíamos venido a acabar con su vida, ni mucho menos. Pero lo importante es que Morrigan parece la nueva dueña de este lugar, a lo que alzo las cejas sorprendido, mirándola.

- ¿En serio? ... ¿Y qué vas a hacer, Morrigan? La verdad es que en mis planes no está el quedarme aquí pero supongo que es decisión tuya.  

Ayudo a Meriel a subir las escaleras dejando que se apoye sobre mí - Pues... voluntariamente ninguna, te lo aseguro - contesto a la pregunta de la maga. Su explicación me resulta bastante confusa - Entonces, lo que hemos visto ¿Son ecos creados por las almas vinculadas a Maerwald o espíritus atrapados aquí? Porque yo todavía soy novato en esto.

Llegados arriba me quedo boquiabierto por el cambio de lealtad de la administradora. Supongo que fue Morrigan la que le dio el golpe de gracia al puñetero Maerwald mientras yo estaba dándome un paseo por el otro mundo - Podríamos llegar a un acuerdo de negocios - le propongo a la divina de la muerte...