Partida Rol por web

El Chambelán Sivar Rytep les había convocado en una de las salas del Palacio Flotante de Drinax, una maravilla tecnológica sacada de un tiempo ya pasado. Un testimonio del poder del Reino de Drinax, masacrado un siglo antes por los aslan, como represalia por creerse más grandes de lo que eran. Un museo de obras de arte y títulos nobiliarios que ya no tienen la más mínima importancia en una galaxia que ha olvidado el poder de Drinax.

Cuando entráis en la sala, veis a Rytep esperando detrás de un escritorio. Es un hombre de estatura media y porte señorial. Un auténtico noble en una ciudad en la que hasta el encargado de limpiar los lavabos puede presumir de tener sangre azul en sus venas. Rytep os observa al entrar. 

- Damas y caballeros, por favor, siéntense. - dice, señalando una mesa de reuniones de madera y plastiacero en la que se pueden ver seis sillas. Una de ellas es más señorial que el resto, y parece reservada para Rytep. - Les supongo ya informados de la razón de su presencia aquí...

Irina entró en la sala con andar decidido y mirada desafiante, como siempre. Muchos la consideraban una bala perdida que si no había sido largada de una patada aún de la armada era probablemente por su ojo habilidad para disparar desde una torreta.

Apenas saludó a Rytep con un alzamiento de barbilla. Puto estirado.

Tomó asiento sin siquiera quitarse su chupa de cuero.

- Un trabajo en una nave poco convencional… - dijo llanamente arqueando las cejas en señal de esperar una confirmación a sus palabras.  

Ino ya había estado aquí. Algunas de las fiestas de cuando era joven, habían sucedido por el palacio, y también, en las presentaciones, sobre todo cuando ascendió a su último rango. No había sido nada divertido, ya que el protocolo no lo es, pero, por lo menos, los canapés posteriores, habían sido sabrosos. Quería salir del lugar de una vez. Había soñado durante años, o con terminar en un astillero, construyendo naves, o, si se podía, ser el mando de su propia unidad. Ser la Señora del Navío. 

Parecía que no tendría esa suerte. Le daba en la nariz, que otra vez, terminaría, siendo la "mecánico" de a bordo. "La Jefa", por ser, o más bien, ostentar, el puesto de "Jefe de Máquinas". 

- Espero que por lo menos den bien de comer.

Stefan entro con naturalidad, como si todo aquello fuera su ambiente y tuviera todo el derecho del mundo a disfrutarlo. Una media sonrisa y una mirada apreciativa a cuantas riquezas les rodeaban, parte por placer, el resto por calculo.

Hizo una elaborada reverencia a Sivar Rytep demostrando su educacion cortesana aunque la sonrisa burlona le quito bastante de su elegancia. Lo cierto es que pese a los modales su ropa desentonaba bastante, un mono espacial inusualmente limpio para ser el, ojeras de alguna fiesta y las pupilas todavia contraidas por los estimulantes tomados, en realidad era gracais a ellos por los que estaba de pie y razonablemente coherente.

La compañia no tenia desperdicio, habia algunos conocidos e incluso amigos de pasadas epocas, algunos con una reputacion no mucho mejor que la suya, sonrio con verdadera simpatia a Irina y saludo de manera informal al resto.

-Algun oficial de postin y carne de cañon en general, todos con buenas referencias profesionales eso si-penso

Sonrio aun mas cuando Irina solto su apreciacion y la completo.

-Y que nadie en su sano juicio o con algo perder aceptaria, pero claro, no es nuestro caso, Para mayor gloria del reino, por supuesto.

Se puso comodo y espero acontecimientos.

Renzio acompañó al resto al interior de la sala con andar informal y enfundado en su sempiterna chaqueta de cuero con el cuello subido, prestando al mismo tiempo atención a todo lo que le rodeaba, pero sin abrir por ahora la boca. Esbozó una media sonrisa, saludando con un gesto de cabeza a los conocidos que había en el grupo que le acompañaba, pero sin entablar conversación. También se fijó en aquellos a los que no conocía, intentando calibrar sus habilidades por su aspecto. Algo que nunca le había funcionado, pero era un defecto (otro más) de su carácter, qué se le iba a hacer.

Se sentó en una silla ni muy cerca ni muy lejos del tal Rytep, al que le sonaba haber visto en algún evento de alto copete previo, aunque no recordaba cuál (y eso que no había ido a muchos). Por ahora guardó silencio, con los oídos bien abiertos. 

Era una sensación extraña volver al palacio. Cuando salí de aquí para ir a la Universidad pensaba que nunca volvería, o si lo hacía sería convertido en un gran navegante, o explorador espacial, o algo importante y no un simple soldado de 3ª de la Armada de Drinax.

La sensación de que volverían a asignarme a alguna misión estúpida donde se malgastara mi talento durante varios años más empezó a disiparse cuando observé al grupete que se había reunido; nuestro aspecto era cualquier cosa menos mundano por lo que quizás la misión tampoco lo fuera.

Igual por fin hay alguien que aprecia mis cualidades, pensé cuando vi a Renzio, y al reconocer a Irina hasta me atreví a emocionarme pensando que incluso sabrían de mis cualidades de Astronavegador. También reconocí un par de rostros de la Universidad de mi misma promoción, aunque los nombres esquivaban a mi memoria hasta el momento, por lo que saludé a todos con un Me alegro de volver a veros y tomé asiento para escuchar qué tendría el Chambelán que transmitirnos.

Rytep se acercó a su propia y elegante silla, pero permaneció de pie. Resaltando de un modo no del todo sutil que estaba por encima de ellos. - Una nave poco convencional... - dijo, parafraseando las palabras de Irina. - Es un modo interesante de denominarla, sí. - Las palabras de Holderlin provocaron una respuesta fría por parte del Chambelán. No llegó a asentir, pero miró a los presentes, posiblemente tratando de discernir cuántos de los presentes estaban en su sano juicio y cuántos no tenían nada que perder.

- Damas y caballeros, lo que voy a contarles es un secreto que no debe salir de esta sala. Son todos miembros de la Armada de Drinax, y han jurado lealtad al Trono del Dragón. No lo olviden nunca. - La voz de Rytep tenía un tono duro e imperioso, que hizo que alguno de los presentes sintiera incluso la necesidad de sentarse de modo más formal y profesional en su silla. Tampoco fue un sentimiento muy fuerte, pero estaba ahí.

- Hace unos meses, descubrimos una nave en el espacio, orbitando allí desde hace casi doscientos años, desde la Caída de Drinax. - Rytep hacía referencia a la batalla final de la guerra que había destruido el Reino de Drinax. Los aslan bombardearon Drinax con bombas nucleares y biológicas, dejándolo convertido en el desierto radioactivo que era ahora. Para añadir un insulto a este hecho, dejaron el Palacio Flotante intacto, habitado por nobles, técnicos y una Casa Real que ahora solo gobernaba sobre un palacio de alta tecnología con un par de decenas de miles de habitantes, y un enorme desierto. - La nave era un antiguo incursor comercial de clase Harrier. - Rytep pulsó hizo un gesto y en el centro de la mesa se proyectó un holograma con las especificaciones de la nave.

- La clase Harrier fue uno de los últimos navíos diseñados en Drinax y fabricado en sus astilleros. Su nivel tecnológico era puntero, y lo es incluso hoy en día. - A medida que hablaba, se iban mostrando distintas características de los Harrier. - Un Harrier disponía de un motor de salto tipo 2 modificado especialmente para permitir un salto con antelación y sigilo. No es un modo de hablar. El Harrier puede llegar a un sistema habitado a menos de 90 diámetros de su pozo gravitatorio y no proyecta una sombra de salto al llegar. Sus sistemas de sigilo superior y sus contramedidas de nivel militar lo convierten en prácticamente invisible para sus presas.

- Los Harrier se diseñaron para ser la pesadilla de las rutas comerciales. - prosiguió diciendo Rytep. - Podían atacar sigilosamente a las naves comerciales sin que estas los detectaran hasta que los tenían encima. Armados con un cañón de partículas y una torreta de misiles, tenían suficiente potencia de fuego como para hacer que cualquier mercante se rindiera simplemente con verlos aparecer. Un Harrier dispone de sus propios sistemas de refinado de combustible y era costumbre que pasaran meses en el espacio, obteniendo repuestos de las naves que atacaban.

Todos los presentes tenían conocimientos de mecánica e ingeniería y llevaban años sirviendo en la Armada de Drinax. Para todos era evidente que no había nada como un Harrier en una Armada formada por naves mercantes, exploradoras y yates de recreo a los que se había añadido un cañón láser y se les había dado una capa de pintura.

- Hace ahora poco más de un mes, el Harrier estuvo listo para volar. El Rey reclutó una tripulación y le encomendó la misión de volver a realizar incursiones sobre las rutas de comercio. El plan de Su Majestad tenía dos objetivos: por un lado, provocar problemas en la ruta entre el Tercer Imperio y los Aslan de modo que sus rutas comerciales se debilitaran. Por otro lado, ganarnos la confianza de los planetas del sector de modo que fueran más favorables a la causa de Drinax. - Rytep eliminó el holograma de la nave y lo sustituyó por un mapa de la Extensión Troyana en el que se podían ver las rutas comerciales que existían entre el Tercer Imperio y la Jerarquía Aslan.

- Desgraciadamente, la elección de Su Majestad en cuanto a los miembros de la tripulación no fue... - Rytep pensó un instante y pareció vacilar. Probablemente no quería criticar las decisiones del Rey Oleb. - recompensada adecuadamente. Después de un par de incursiones sobre naves comerciales, el Capitán de la nave, rebautizada como la Valkyria, ordenó un salto apresurado que fundió el motor de salto. La nave ha quedado varada en Paal.

- Su Majestad ha decidido sustituir al anterior Capitán y nombrar a un nuevo oficial al mando. - Ninguno de los presentes tuvo dudas sobre que el antiguo Capitán era ahora un invitado en las mazmorras gravitatorias situados en los subterráneos del palacio, donde los motores antigravitatorios generaban una fuerza gravitatoria de varios G que aplastaban a los presos durante toda su condena. Cuanto peor hubiera sido tu falta, a mayor profundidad se te encarcelaba. Muchos presos morían después de años sintiendo el peso de la alta gravedad. - E incorporar a una tripulación de verdad a la dotación de la Valkyria. Actualmente hay tres marines, un piloto y un agente experto en operaciones planetarias en la nave. - Miró a los presentes. - Necesitamos ingenieros, astrogradores, artilleros y un Capitán que realmente estén preparados para manejar las operaciones del puente de una nave como el Harrier.

- El Ingeniero Pattinari va a viajar a Paal con los repuestos necesarios para reparar el motor de salto del Harrier. Además de componentes adicionales para mejorar sus prestaciones, diseñadas en la Torre del Conocimiento (*). Una vez la nave esté reparada, el Comandante Gormanidi asumirá la capitanía de la nave. - Rytep miró al Comandante. - El resto asumirán los puestos que el Capitán Gormanidi les asigne. Los cinco tripulantes actuales se unirán a su tripulación y se pondrán bajo sus órdenes.

- Su misión será continuar el objetivo original de la Valkyria: sembrar el caos en las rutas comerciales y apoyar a los planetas del sector para que mejoren la posición política de Drinax. La nave dispone de dos transpondedores y de un casco holográfico que les ayudará a mantener una doble identidad: la Valkyria, nave pirata que sembrará el terror en la Extensión Troyana y la Blackmore, una nave adscrita al Reino de Drinax. 

- Como recompensa por sus esfuerzos, al término de la misión, Smirnova, Gutiérrez y Holderlin serán nombrados Comandantes. Shutterland será nombrada Capitán y se le entregará el mando de una nave de la Armada. El Capitán Gormanidi será nombrado Almirante. A todos se les asignará una asignación monetaria acorde a su cargo y una generosa pensión vitalicia.

- ¿Alguna pregunta?

Irina escuchó con cierta indiferencia, ¿pasotismo?, lo que tenía que contarle aquel noble estirado y engreído. Lo suyo era derribar naves desde la torreta y estúpido tenía que ser el capitán si la ponía a hacer otra cosa.

- Si todos nos vamos a pelar el culo por igual – ja, por sus ovarios que el capitán se lo iba a pelar como ellos - ¿por qué la recompensa va a ser diferente entre nosotros? Y ya puestos, ¿qué parte de los botines nos vamos a llevar cada uno? ¿Cómo se reparten esas cosas? – preguntó con su mezcla de altanería e indiferencia.

Cuando el Chambelán terminó de hablar me quedé un momento con la mirada perdida... Comandante Gutiérrez... no suena nada mal... hasta que Irina empezó a hablar. Al escucharla me di cuenta que en realidad era un caramelito envenenado. Seguramente no salgamos vivos de ésta, y de ser así habrá que ver si cumplen su promesa.

Luego volví en mí y me incorporé un poco para escuchar la respuesta de Sylvar, me interesaba saber si otra vez iban a ningunearme por mi clase social, esta vez cobrando menos que los demás. Luego no pude evitar mirar de soslayo a Renzio ¿Qué puesto me asignará el capitán? Aunque por primera vez en mucho tiempo me veía en el puente de mando de una nave surcando el espacio...

Renzio apenas pudo reprimir un sobresalto al oír el término "Comandante Gormanidi". ¿Él, capitán? Menuda responsabilidad. Nunca se había sentido un líder nato, pero por otro lado... comandar una Harrier y libertad para hacer lo que se le antojara. Era el sueño dorado de cualquier viajero estelar digno de ese nombre, y quien decía "viajero" decía "granuja". Sin decir todavía palabra, escudriñó con más atención al resto de asistentes, intentando decidir mentalmente para qué puesto era más adecuado cada uno, tanto los que conocía como los que simplemente había visto por primera vez desde que habían entrado en aquella sala. Ah, en fin, ya tendría tiempo de conocerlos.

Luego escuchó la pregunta de Irina. Parecía que la chica tenía carácter, eso les vendría bien. Con expresión divertida, miró expectante a Rytep. No parecía de los que toleraban las insolencias.

Escucho el discurso del chambelan con indiferencia y mrandose las uñas en la que habia restos de grasa.

-Otro tarado con el cuento del imperio, ¡hay que joderse!, las drogas que toman por aqui deben ser realmente buenas-pensaba-Unos cojones nos van a dar lo prometido, aunque no es mala situacion para sacar algo de provecho.

Aguzo el oido y levanto los ojos para ver al chambelna, eso si, cuando Irina hablo de recompensas.

-Pues porque el sistema esta montado asi, amor-penso, pero como le gustaba ser un incordio e Irina le caia realmente bien la apoyo un modo algo causitico.

Y de la manera mas inocente que puedo aparentar dijo.

-Pues es una buena pregunta...milord-Y cambiando el tono a muy respetuoso, ceremonial y algo histrionico-Aunque por supuesto cumpliremos de igual modo nuestro compromiso en la defensa del reino y de su majestad, dando la vida si es preciso.

Aunque la media sonrisa que adornaba su rostro quitaba mucha seriedad a tal proclama de lealtad.

Para Inovaz aquello era otro destino más. - Cruceros y sus salas de máquinas. Pero la recompensa le atraía. El mando de su propia nave. Eso significaba no solo dejar el cuerpo de ingenieros, sino que además, pasaría a ser parte de la élite. Los "Pata Negra". Imaginaba que tras el mando en la nave, ya la retirarían por edad, o que pasaría a dirigir algún proyecto de construcción en un astillero. 

Ya eran demasiado años dando tumbos, y quería algo de tranquilidad. Además, ... esperaba que eso ya fuera el fin de su carrera y terminase ya de tener que aguantar perdida de la mano de Dios.

Ella, formal, protocolaria y como militar que era, permanecía impasible en rostro, pero atenta, silente y expectante. Había obtenido grandes beneficios en el pasado, siendo discreta, y ahora, era un buen momento para seguir siendo igual.

Rytep parecía estar acostumbrado a tratar con gente indisciplinada, porque miró a Irina simplemente con un poquito de desprecio. - La recompensa será la misma para todos los presentes: un ascenso. Un ascenso desde la posición actual que ocupan, y que han obtenido en base a sus esfuerzos en la gloriosa Armada de Drinax. - Las palabras del Chambelán dejaban claro que aquellos que habían ascendido menos... es porque se habían esforzado menos. - En cuanto a su parte del botín, se seguirán las costumbres ancestrales de las naves que disponen de una patente de corso del Reino de Drinax - Ninguno de los presentes había oído hablar de que a nadie se le hubiera entregado una patente de corso antes... pero es cierto que Drinax y, antes, Sindal, eran estados con cientos de años de existencia, así que puede que en el pasado sí que fueran más comunes. - Una parte de cada botín para la tripulación, dos partes para los oficiales - les señaló a todos. - y cinco partes para el Capitán. - finalizó, mirando a Gormanidi.

Pasó la mano por una parte de la mesa, que brilló brevemente, a la vez que un compartimento secreto se abría. De él, el Chambelán sacó una pergamino de fibra de carbono que agitó brevemente. - Esta es la patente de corso. Identifica al Capitán, los oficiales y la tripulación de la Valkyria como corsarios del Reino de Drinax. Cualquier acto de piratería realizado en los límites del Imperio de Sindal se os serán perdonados. Esta patente debe quedar en secreto hasta que se firmen acuerdos de paz y entendimiento mutuo entre el Reino de Sindal y el Tercer Imperio. 

- El diez por ciento de todas las ganancias obtenidas se entregarán al Reino de Drinax antes del reparto del botín. 

- ¿Tienen alguna pregunta más...? - dijo Rytep, observándolos atentamente. - ¿O están dispuestos a enrolarse en esta gloriosa misión?

Inovaz se había caracterizado socialmente y en combate por estar en la cabeza de los movimientos, y esta vez nos sería diferente.

- ¿Dónde hay que firmar?

Se puso en pie, y con paso firme se encaminó hacia la mesa del chamberlan. Realmente, dijera lo que dijera, ya la habían elegido para la misión, así que negarse, era un caso perdido. Podría gustarle más o menos, pero, fuera como fuese, el resultado sería el mismo.

- Oh, no es necesario, no se levante. - dijo Rytep, al ver que Inovaz comenzaba a ponerse en pie. Pulsó en otro de los mandos holográficos que se veían en su mesa, y ante cada uno de los presentes apareció un escáner de palma de mano. - Simplemente, acerquen su mano al proyector. - El escáner tenía un color rojo. Al poner la mano sobre él, sin necesidad de tocarlo, se ponía de color verde.

- No, señor - masticó las palabras despacio infligiéndole ese tono de desprecio no disimulado que él había usado con ella, para contestar a su pregunta sobre más preguntas.

Levantó la mano y la estiró para ponerla en la luz roja para confirmar su participación.

Antes de poner la mano en el lector y que éste se pusiera verde, no pude evitar parar y mirar la mano como para recordarla tal y como era ahora porque quizás después de esto nada volvería a ser igual. Tengo un mal presentimiento, pensé al retirar la mano del lector verde, y miré a mi alrededor tratando de sonreir forzadamente.

-Por supuesto milord, todo por el reino-dijo mientras extendia la mano.Como si fuera a salir vivo de aqui si me negara-Penso algo divertido por la situacion en la que una vez puestos todavia querian que pareciera quue habia opciones.-En cualquier caso la marina es arriesgar la vida por mucho menos generalmente.

Y puso la adecuada cara de compromiso y seriedad.

Renzio tuvo que reprimir una mueca de sorpresa atónita cuando escuchó las palabras "cinco partes para el capitán". Tragó saliva, consciente de que su cabeza sería también la que caería primero en caso de problemas, y trazando ya un plan de contingencia para evitar que esa circunstancia se diera en un futuro cercano. Mientras lo hacía, levantó la mano hacia el escáner y pronunció sus primeras palabras desde que se había sentado, esbozando media sonrisa:

-Creo que esto va a ser el principio de una historia maravillosa...

- Perfecto, - dijo Rytep, una vez todos dieron su aprobación al plan (*). Con una sonrisa de satisfacción (gesto que quedaba extraño en la cara del Chambelán, y se asemejaba más bien al doloroso rictus de alguien que sufre de cólicos), Rytep hizo un gesto sobre el panel holográfico - Entonces no hay nada más que añadir. Han sido licenciados de forma inmediata de sus actuales puestos, con una excedencia inicial de un año. Pueden despedirse de sus familias y amigos. Les dirán que han sido enviados a Paal, donde se unirán a la tripulación de la Blackmore, una nave diplomática del Reino de Drinax. Eso, en realidad, es cierto, así que será sencillo mantener la charada. Saldrán mañana mismo hacia allí en una nave que está esperándoles en el puerto. El ingeniero Cassian Pattinari y su equipo les acompañarán con los repuestos y componentes necesarios para poner de nuevo en funcionamiento el Harrier.

- Les deseo a todos mucha suerte. - Sorprendentemente, Rytep casi pareció sincero al decirlo - La tripulación a la que se incorporan son en su mayoría gente que sabe lo que hace en el tema del saqueo y la piratería. Espero que ustedes añadan un plus de profesionalidad a dicha tripulación, y que recuerden que siguen formando parte de la gloriosa Armada de Drinax. Pueden retirarse.

Antes de que todos abandonaran el despacho, Rytep se dirigió a Renzio. - Capitán Gormanidi, por favor, quédese un momento, tengo que hablar con usted en privado (**)