Partida Rol por web

Los tres tripulantes salieron del hangar en el que Pattinari y su equipo habían estado trabajando las últimas dos semanas y se perdieron por el espaciopuerto orbital de Paal. El sitio en realidad era bastante interesante, y aunque Pavel y Doble lo conocían después de llevar casi dos meses usándolo como base de operaciones, Holderlin se había hecho rápidamente al lugar, llegando a conocer bastante bien el entramado de bares, restaurantes, tiendas y hangares del espaciopuerto.

Renzio miró por unos instantes al ingeniero en silencio. Por un momento pensó en apretarle las tuercas, pero luego recordó las historias que contaban sobre las consecuencias de las prisas con esta nave, y decidió que prefería no ser el segundo capitán que tropezara dos veces en la misma piedra. Además, no creía que fuera de dos días.

-Tómese su tiempo, Pattinari -dijo–. Pero no demasiado. Quiero la nave en perfecto estado dentro de dos días. Ni uno más. O tendré que hablar con sus superiores.

Pattinari pareció realmente contento por tener sus dos días adicionales. - Gracias, Capitán. - Su voz tenía un matiz de alivio inconfundible. - Nos esforzaremos para tenerlo listo cuanto antes. Dos días máximo.

La noche se quedaba bastante corta para lo que quería averiguar, así que habría que priorizar lo que era mas importante conocer. 

-El sr Holderlin no esta para ser parte del submundo, como extra, si se pone a realizar averiguaciones le clavaran un cuchillo en diez minutos, o terminara borracho y drogado en cualquier lado con los bolsillos vacíos, su fuerte es la informática, asi que usemoslo en su campo-penso.

Se dirigio a este.

-Señor Holderlin, necesitaremos su pericia en la red para sacar toda la información que pueda, por lo legal o por otros medios..., asi su ayuda nos hara avanzar mas deprisa y podremos cotejarlo con lo que podamos sacar sobre el terreno. Si es que ello es posible, claro.

Y dirigiéndose a Malta.

-Supongo, sr Malta, que entre las varias cosas que debemos saber antes de embarcarnos en la misión, lo prioritario, supongo que coincidirá conmigo, es intentar averiguar quienes son los asaltantes, así que me concentrare en tal tarea dejo a su discrección y buen hacer por donde encaminar sus investigaciones, su seguridad no me preocupa ni lo mas mínimo y si de quien se cruce con ud. Podemos estar en comunicación con el sr Holderlin por comunicador para que nos vaya orientando, su "asombroso" conocimiento de los bares y tugurios locales, asombroso por el poco tiempo que lleva con nosotros le hará mas fácil ayudarnos pese a la distancia. La información sobre los dos planetas, un tema muy sencillo pero que llevaría un tiempo que en principio no tenemos, podemos comprarlo por la mañana a algun experto, no debería ser muy caro una información general y poniendo un pequeño incentivo lo mismo sacamos algo mas interesante aunque tengamos que estudiarlo con calma por el camino.

Les miro por si tuvieran alguna otra opinion.

-Pongámosnos manos a la obra

Stefan quedo bastante decepcionado con la misión impuesta por Pavel, se sentia muy capacitado para entrar en la noche, que era su elemento, no del estirado con pinta de enfermo que parecía que daba demasiadas ordenes en un tipo cuya utilidad no le parecía manifiesta.

Aun asi, algo habia en su mirada que admitia pocas discusiones cuando tomaba una decisiín, cierto es que parecía apreciar y respetar a Malta, pero lo del respeto estaba claro, tampoco parecia que fuera persona a la contrariar, pero desde luego esos sentimientos no parecían alcanzarle a el.

Se puso a la tarea mientras se mantenia en contacto con ellos por medio de los comunicadores.

-Desde luego Pavel, aquí estaré removiendo datos como bruja con su caldero.

Una mirada fria de Pavel le hizo entender que, quizas, no era buena idea por ahora tomarse demasiadas familiaridades.

-Señor De Blight...-dijo mas bajo mientras ocultaba la nariz tras la pantalla

Puso su láser en la pistolera de hombro, aunque dejo el aturdidor en el cinturón, se puso la ropa de "espero problemas", un fajo de créditos y se interno en la noche.

Durante su estancia en Paal había recorrido con bastante frecuencia los bajos fondos del planeta, mitad por deporte y seguir manteniendo sus habilidades, mitad por la necesidad de encontrar un sitio donde tomar una copa con tranquilidad y anonimato. Incluso Habia llegado a comprar drogas y preguntado por la adquisición de armas para tomar el pulso al planeta, ni había llegado comprar las armas, ¿para que?, ni había tomado las drogas pero había sido una experiencia  muy instructiva.

Se concentro en los tugurios y prostíbulos frecuentados por la marinería de paso por el planeta y por todos aquellos, que especialistas en armamento o suministros navales, pudieran poder haber servido con los piratas, prestado algún servicio o conocer el percal. También se codeo con agregados comerciales y periodistas. A uno de estos últimos le encargo la tarea, tras pagarles unas copas, alquilarle un poco de compañera placentera y llegar a un acuerdo en lo monetario que le reuniera la información sobre los planetas.

Aprovechó para comprar unos cuantos estimulantes, dado que la noche prometía ser larga y precisaria toda su fuerza y no sabia si podría descansar correctamente.

Un flujo de información iba llegando a su comunicador vertido por Stefan, embarques, compañías, personal llegado a tierra, fichas policiales, locales particularmente interesantes que agilizaba su trabajo y dirigía su esfuerzos con mayor efectividad.

-¿A ver si el indisciplinado este va a servir para algo?-pensó. 

Al finalizar la noche, con en una gran taza metalica con el escudo de los marines de Drinax  llena hasta arriba de te, se puso al ordenador para poner en orden cuanto habia averiguado para presentar al capitán.

Doble asintió a las instrucciones de Pavel. Lo respetaba tanto como le preocupaba el cruzarse de malas en el camino de un hombre como él. Sabía perfectamente que ahora estaban en el terreno de Pavel y que él podía dirigir al pequeño grupo de investigación mejor de lo que Malta siquiera podría soñar.

- Personalmente, me trae sin cuidado la relación de la princesa con los nobles de esos planetas, aunque estoy seguro de que será algo que nos convenga averiguar más adelante, pero seguro que nos es más fácil averiguarlo cuando lleguemos a alguno de esos planetas y podamos investigar sobre el terreno.

- Me centraré en averiguar algo sobre Sal, aunque no creo que nos resulte especialmente relevante para la misión. – le informó antes de despedirse a visitar los tugurios de la zona.

Se preparó con su armadura cloth que podía pasar ropa normal y su camisa de protección, así como el cuchillo stealth en la bota, el aturdidor y el personal defender. Sabía que las armas no estaban permitidas en el planeta, pero confiaba en que llegado el caso si le retuvieran su puesto en la flota de protección del planeta ayudara a que hicieran la vista gorda. Podía justificar que por su trabajo podía ser un objetivo de quienes quisieran mermar las defensas del planeta.

Pavel no se equivocó al mencionar su conocimiento extraordinario de los garitos del planeta. No había mal gastado el tiempo libre y se había ido de copas con Roberto y Darko en más de una ocasión. Aunque no podía decir que en un mes había conocido todos los garitos habidos y por haber, sí que tenía una larga lista de locales conocidos y rostros familiares a los que poder hacer preguntas sobre una contrabandista dicharachera con la que se podría pasar una buena noche de fiesta.

No había más que empezado la noche de fiesta cuando me crucé al estirado ese del excapitán y bien pertrechado para mantenerse a salvo a juzgar por mi ojo. Desafortunadamente él también me vio a mí. Una copa, dos copas,… al final parecía que cuando estaba fuera de la nave no era tan estirado, así que acabé aceptando su propuesta para conocer los garitos de Paal y averiguar algo sobre la contrabandista que nos había traído el encargo.

Me importaba un pimiento (o ni eso) averiguar una mierda sobre esa chica, pero podía aprovechar el tour para ver si me daba tiempo de organizar una última timba para desplumar a estos nobles de pacotilla.

Al final entre garito y garito nos dio tiempo a preguntar por la chica esa… y regresar a la nave cantando con Malta.

La noche fue, al final, bastante entretenida. Pavel conocía bien la zona y se movía extremadamente bien en los bajos fondos. Y una vez Irina se unió al grupo... descubrieron que la chica del pelo azul era una experta también en moverse por los tugurios. No solo eso, era bastante buena convenciendo a pardillos de que jugaran con ella a distintos juego de cartas en los que, de forma bastante regular, solía ganar y desplumar al personal. 

También era un buen modo de socializar y hablar con unos y con otros. El cuarteto terminó averiguando una serie de cosas interesantes. Al parecer los piratas que operaban por la zona de Clarke y Torpol pertenecían a varios grupos distintos, facciones lideradas por verdaderos príncipes piratas como los de las holonovelas. Escucharon hablar sobre todo de los tres grupos que parecían los más activos últimamente: el más importante, el del Almirante Darokyn. Al parecer Darokyn era un oficial del Tercer Imperio que desertó con unas cuantas naves y se hizo corsario. Ahora lideraba una pequeña flotilla pirata de casi treinta naves. Después estaba Hroal Irontooth, un aslan con una flota mucho más pequeña, de tamaño indeterminado, pero comandada por un crucero de 1.200 toneladas de clase Halaheike, una pequeña monstruosidad con una potencia de fuego considerable que era el terror de las flotas de defensa de los planetas de la Extensión Troyana. Pavel incluso escuchó hablar de Petyr Vallis, un tipo que comandaba una pequeña flotilla de apenas ocho naves, pero que era famoso por su crueldad y por su odio a los Aslan. No era extraño que Vallis y sus cortagaznates realizaran incursiones incluso a las superficies de los planetas, pero solían atacar más bien posiciones de los Aslan, y Torpol y Clarke eran planetas primariamente humanos. Lo que tenían en común estas tres organizaciones piratas era su base: el planeta Theev, el famoso "puerto libre pirata". La ciudad sin ley. 

La información que lograron averiguar sobre Sal Dancet fue mucho menos interesante. Sal era la típica comerciante independiente que tan pronto se dedicaba a llevar mercancías y pasajeros al otro lado de la galaxia como a llevar mensajes, comerciar con armas y alta tecnología ilegal, burlar bloqueos, etc. Su base de operaciones parecía ser Drinax, y entre algunos comerciantes se decía que contaba con la protección de la Casa Real del Palacio Flotante, sobre todo, de la Princesa Rao. Algunos decían que la princesa y la contrabandista eran amantes, y otros que en realidad Sal era una de las muchas hijas ilegítimas del Rey Oleb. Fuese cual fuese la verdad, lo cierto es que se sabía que Sal Dancet contaba con algún tipo de protección por parte de los mandamases de Drinax. Y eso a veces era suficiente para sacarla de más de un aprieto.

Una vez Renzio tuvo todo organizado y contó con la promesa de Pattinari de que dejaría todo listo lo antes posible, el Capitán de los corsarios drinaxianos se fue a buscar a Sal Dancet, para invitar a esa copa que tenían apalabrada. No fue difícil encontrarla: los tripulantes de su nave, El Gato con Botas le dieron la indicación del bar en el que solía pasar la noche, jugando a juegos de cartas y azar. Cuando entró en el local, un sitio bastante elegante no al alcance de todos los bolsillos, Renzio se dio una vuelta en busca de la capitana.

Como era de esperar, al final fue ella la que se encontró con él.

- Vaya, vaya. Mira lo que ha traído el gato. - Al darse la vuelta, Gormanidi se encontró con la mirada juguetona de Dancet. La contrabandista parecía estar bastante satisfecha con este encuentro. - Capitán Gormanidi, ¿al final ha decidido invitarme a esa copa?

Renzio esbozó una sonrisa medio socarrona, y replicó:

-Debí de entenderla mal, capitana... ¿no era usted la que me iba a invitar a mí? Casi me siento fuera de lugar en un establecimiento tan elegante...

Antes de que pudiera replicar, Renzio le guiñó el ojo y pidió una copa para él y lo que quisiera Dancet. Mientras la traían, miró a los ojos a la contrabandista diciendo:

-Reconozco que me intriga usted, capitana... Había oído muchas historias sobre sus andanzas, pero en ninguna se mencionaba que anduviera al servicio de los poderes de Drinax. ¿Puedo preguntar cómo ha terminado haciendo este "recado"? No me entienda mal, ha sido un placer conocerla, y me encantaría seguir haciéndolo -esbozó su sonrisa más seductora–, pero tanto usted como yo sabemos que hay mejores formas de transmitir ciertos mensajes...

Sal se permitió un pequeño y fingido mohín de disgusto al escuchar a Gormanidi decir que era ella la que tenía que pagar. Pero cuando el Capitán pidió una copa para ambos, Sal convirtió su gesto en una encantadora sonrisa. Pidió un combinado especial con una pajita de la que sorbió con picardía, mientras no dejaba de examinar de arriba a abajo a Renzio.

Ante la pregunta del drinaxiano, Sal se encogió de hombros - Pero, Capitán, ¿no me diga que ha oído hablar de mis andanzas? Si soy solo una pobre chica tratando de ganarse la vida lo mejor que puede, seguro que lo que ha escuchado son una sarta de exageraciones y embustes. - Los ojos de Sal brillaban, dando a entender que probablemente la mitad de esas historias las había podido difundir ella misma. - En cuanto a cómo he llegado a hacer este recado, bueno, digamos que tengo algún que otro contacto en Palacio, y que se puede confiar en mí para llevar mensajes de forma discreta de un lugar a otro, de forma rápida, eficaz y segura. - La sonrisa de Renzio se reflejaba en la mirada de Sal. - El caso es que yo también he escuchado historias tuyas, Gormanidi, pero confieso que me parecían un poco... - La mujer se dio un par de golpecitos en los labios y miró para el techo un instante, como si estuviera pensando. - ...aburridas. Un joven comandante de la Gloriosa Armada de Drinax, bastante guapo según algunas chicas impresionables. Me pregunto... - Sal adelantó una mano y tocó ligeramente el pecho de Gormanidi, en el lugar donde normalmente los oficiales de la armada drinaxiana llevaban los galones. - ¿cómo se convierte uno en Capitán de una nave tan bonita como la que tienes en el hangar? Porque es una verdadera preciosidad. - Sal miró a Gormanidi a los ojos. - Lo más sexy que he visto en la Armada de Drinax en toda mi vida. - Probablemente Sal seguí hablando de la nave.

Renzio tuvo que hacer un esfuerzo para no sonrojarse y le siguió el juego a la capitana:

-En la vida hay quien tiene muchos talentos... a mí no me sobran, la verdad. -Dio un sorbo a su trago-. Pero por sorprendente que parezca, lo que me falta en talento me sobra en suerte. Es la suerte, sin más, lo que ha hecho que acabe como capitán de esa sexy nave.

Le dio un trago a su copa y se atrevió a caracolear un rizo del cabello de Sal.

-La fortuna me sonríe constantemente, y ha sido sin duda ella la que ha hecho que coincida con una preciosidad como usted... como tú. ¿Podemos pasar ya a tutearnos y dejarnos de protocolos? Será todo mucho más natural...

Mientras hablaba, tras apurar su copa, Renzio se iba inclinando poco a poco hacia los sensuales labios de Sal...

- Oh, claro que podemos tutearnos, Renzio. - dijo Sal, con voz sensual y ronroneante. - Tú puedes llamarme Sally. - Las bocas de ambos se acercaron y la contrabandista miró los labios del capitán un instante... y luego bebió de su copa. Aprovechó también el momento para echarse un poco hacia atrás, alejándose de Gormanidi.

Desde una posición más alejada, pero con los ojos aún brillantes, Sally miró a Renzio con una mirada juguetona. - Sin embargo, Renzio, aunque sí es verdad que eres bastante guapo, hace mucho tiempo que dejé de ser una chica impresionable. Tampoco soy fácil. Te hará falta algo más que suerte esta vez. - Sal se puso de pie. Seguía sonriendo, divertida. - Pero no te preocupes, seguro que esta no es la última vez que nos vemos. Te dejaré que te lo trabajes.

Se acercó al capitán. - Y te voy a dar un consejo gratis. Para que no te vayas triste a tu solitario camarote... - Se acercó a la oreja de Renzio. Su olor era fragante, sofisticado. - Todo este jueguecito de los corsarios es muy divertido, pero la anterior capitana de tu nave ahora está en las mazmorras del Palacio Flotante. A Oleb no le gusta el fracaso. Si algún día la cagas, la Princesa Rao puede ser tu mejor opción...

Sally se mantuvo aún un instante al lado de Renzio. Al fin, se apartó. - Bueno. - dijo, antes de terminarse su copa de un trago. - Ha sido muy divertido. Ya nos veremos, Renzio. Dulces sueños. - Y, antes de irse, le dio un beso en la mejilla al capitán y se marchó, moviendo las caderas con descarada elegancia.