Partida Rol por web

Stan llega con la Copito de Nieve atada con una cuerda y un fardo con algunas cosas útiles que ha visto por ahí.

En ese momento se encuentra con el panorama de la chiquilla desmayada.

Stan mira al doctor.

-¿Está bien? Habrá sido la emoción... Mejor nos ponemos en marcha si queremos pillar a los comerciantes en el mercado.

Poco a poco me recupero y aunque sigo algo mareada puedo mantenerme en pie ...
- yo ... ¿no ireis a vender a la cabra no? mira que mona - digo mirando a la cabrita y a stanley ...
- si, vayamonos cuanto antes de aqui, oh esperar ... - murmuro y entro a la carabana, saliendo de ella con algo metido en una funda negra
- podemos .. irnos - murmuro

Spade se levanta sin preocuparse, dirigiéndose a Rodrigo y Westen.

- Ya ves, cosas de mujeres.

En cuanto la muchacha regresa, le entrega el montón de libros.

- Lleva esto también. Veamos si aún nos alcanza la luz para comprar algo de Opio...

A buen paso, Spade se dirige al mercado

Cita:

- ¿opio? - le digo, no sabia que era ... mi madre para las sopas usaba apio pero ... ¿seria lo mismo?

- haber si vamos a quedarnos en tierra - murmuro echandome a la espalda en gran saco negro con algo dentro, rigido , y cogiendo los libros del doctor

-Es un... tipo de té- le dice Stan a la chiquilla con una sonrisa en la cara.- ¿Vender la cabra? ¡Ni locos! ¡Esta cabra es nuestra leche fresca diaria!- dice sin detenerse, siguiendo a Spade hacia el percado.

Rofrigo también va cargado con la cabra sacrificada y algunas cosas más que le a traido María del huerto, Su cara ya no refleja el gesto de preocupación que tenía cuando a visto desmayarse a la muchacha. Sigue a sus compañeros esbozando una sonrisa al oir la explicación que ha dado Stan de lo que es el opio.

El cuarteto llega al mercado después de un bonito paseo por la selva tirando de la cabra y oliendo a cadaver.

-¿Por que no vais vosotros dos a por la comida mientras el Doctor y yo vamos a ver a los chinos?

Spade asiente, distraido, mirando alrededor, buscando a alguien.

- Si, mejor que vayamos sólos. A Wu no le va a gustar que vayamos tantos blancos a su "negocio".  Creo que aquel de allí es Kwan-Yu. Vamos, Westen...

-Cuida a la cabra ¿vale?- dice pasándole la cuerda que sujeta al animal a María.- Nos vemos aquí mismo dentro de media hora... más o menos.- comienza a caminar tras Spade, que es el que mejor conoce a los chinos de la isla.

Tras terminar las labores de limpieza de la casa de María, los cuatro piratas se dirigen al mercado de Kingston para realizar las últimas compras antes de emprender el viaje. Cuando llegan allí, ven la una cantidad de puestos enorme, donde se comercia con todo lo que llega a la isla. El buen doctor, conoce muy bien este lugar y sus callejones, sobre todo, el Callejón Wan Shin, donde los negocios de medicinas orientales están ubicados.

Westen y el Doctor se dirigen a ese lugar, pasando entre la gente que regatea el precio de todo cuanto compra en los puestos, en cambio, el Español, María y Copito de Nieve, se dirigen a comprar lo necesario para el viaje, cosas tales como la comida y demás.

Kwan-Yu se incorpora de su silla de mimbre cuando ve llegar a Spade acompañado de Westen a la puerta de su pequeño local. Ambos podéis ver que la puerta de entrada esta cubierta por una especie de cotina hecha con tubitos de madera de bambú, entre los cuales podéis ver el interior.

El interior está completamente cubierto de humo, y de allí, sale un extraño olor a incienso y sándalo que llega rápidamente a vuestras fosas nasales. Ambos os acercáis en el momento que Yu abre con su mano la cortina y los invita a pasar.

- Bienvenidos... bienvenidos... -, os dice haciendo pequeñas reverencias. - Un placel volvel a vel-lo, doctol. -

- Veo que la tripulación de la capitana Mary Red ha conseguido a otro bomboncito... -, le dice el tendero en un perfecto español a Rodrigo mientras se rie a rabiar. - Pasad, pasad a mi tienda... la capitana sabe que los mejores articulos son los míos... -

El doctor hace una pequeña reverencia al anciano y pasa dentro.

- Un honor para mi poder ser recibido, Kwan-Yu. Siempre es un placer hacer negocios con usted. Veamos...

Spade saca su lista del bolsillo.

- Necesito:

• Opio de Esmirna
• Azafrán cortado
• Canela de Ceilán
• Clavos de especia
• Vino de Málaga

¿Sería posible, Señor Kwan, comprar todos estos productos en su magnífica tienda?

El oriental coge la lista y la mira de arriba abajo mientras se estira la barba con la otra mano. Asiente ante tu pregunta y con un chasquido de sus dedos, aparecen rápidamente dos chinos más pequeños, a los cuales entrega la lista.

Los chinos salen corriendo a la trastienda, seguramente a preparar el pedido, mientras que Yu le da una calada a su pipa.

- Clalo, clalo... -, te dice sonriente. - Mi tienda es la mas selecta de Kingston. ¿Deséais algo más? ¿Algo para fumal? ¿Un masaje oliental? -

Los ojos de Stan se abren de par en par cuando el chino les ofrece algo para fumar... y casi se salen de sus órbitas cuando menciona el masaje oriental. En toda la isla era de sobra conocida la habilidad de las sobrinas del Señor Kwan para dar masajes.

Stan se quedó mirando al Doctor.

-¿Podemos permitirnos eso?- le preguntó suplicante.

- ¿Permitil? Ji, ji, ji. -, se rie el chino. - El masaje va incluido si compláis algo para fumal... tengo el mejol opio de la zona... no encontlaléis mejol opio en Kingston. -

- Duda... du... iiiiii... -

-Entonces vamos a celebrar mi suerte de anoche con las cartas. ¿Que te parece Doctor?- dice Stan rebuscando su bolsa de oro entre los pliegues de su ropa.

En ese momento escucha el melancólico canto de Gizmo.

-¿Que ha sido eso?

- Maldito bicho... -, dice todo enfurruñado el oriental mientras cubre la caja con un paño. - ¿Entonces... que haléis? -, os dice mientras los dos chinitos comienzan a traer cosas de la trastienda.

- ¿Eh?

El Doctor se recupera brevemente de un momento de Deja-Vú. Mira su bolsa y asiente firmemente.

- Por supuesto, nos sentiremos muy honrados de compartir una buena pipa de opio y de dejarnos atender por sus hermosas sobrinas, Kwan-Yu. Muy honrados, si...

El doctor se humedece los labios, con la mirada casi vidriosa y gesto impaciente.

Opio...

Opio...

Cabalga el Dragón, Spade...

Cabalga el Olvido...