Partida Rol por web

La cordinación entre los dos piratas es casi perfecta. El buen doctor salta haciendo gala de su fantástica destreza con una cuerda en la mano para poder atar a la persona que está tumbada sobre la tabla, mientras tanto, Rodrigo de Luna, el experto en nudos y como desenredarlos, coge con fuerza la otra punta para poder levantarlos en cuando se pueda.

En ese momento, Stanley repara en la tormenta, que cada vez parece más cerca. La mar comienza a estar un poco más revuelta y el viento mueve el barco de un lado a otro.

Tirando de la mujer, Spade se la echa a la espalda mientras se acerca al barco y busca el bichero del Holandés para poder tener mejor apoyo.

- ¡Halad con fuerza! ¡Vamos!

-¡La tormenta se nos echa encima!- grita Stan desde lo alto de la torre, que empieza amoverse mucho debido a la tormenta.- ¡Hay que arriar las velas o la tormenta las destrozará!

Antes de bajar a cubierta para ponerse a salvo decide echar un último vistazo a la mar.

Parece que el doctor es un experto nadador y esta llevando a cabo el rescate casi a la perfección, con un pie en la baranda para hacer más fuerza tenso el cabo para subir al naufrago a bordo.

La habilidad de Spade hace recordar a un nadador profesional. Ha podido coger a la señorita y la está arrastrando en un mar cada vez más peligroso hacia el Berenice. Rodrigo ayuda lo que puede, pero ahora, siendo dos cuerpos, necesitará más ayuda para rescatar a los dos que se encuentran en el otro extremo.

Stanley, en cambio, mira por última vez la tormenta que se cada vez está más cerca del barco, y baja lo más rápido posible a ponerse a salvo, pero en ese momento, ve el rostro rojo cual pimiento de Rodrigo, el cual parece que no puede más con la cuerda.

CHICOS, ¡¡VOY A NECESITAR ALGO DE AYUDA AQUI!!

Sientes como alguien te tira de la cintura y ahora te lleva sobre sus hombros. Abres los ojos sólo un poco y vez el pelo largo y unos bigotes de tu rescatador. Pero el cansancio te vence, y nuevamente, cierras los ojos y te quedas recostada sobre uno de sus hombros.

Vargo que hasta entonces había estado ocupado con mantener a flote el barco oye las palabras de Rodrigo y se dirije apresurado a ayudarle. - ¡Voy, aguanta! - dice mientras de un salto se planta donde este se encuentra y empieza tirar del cabo con poco efecto, pues tiene las manos empapadas.

-Pero que...- Stan se asoma por la barandilla y ve que de lo que están tirando los demás es del doctor y de una mujer- ¡Hay que salvarlos!- grita entonces, diciendo algo absolutamente obvio, y se coloca delante de Rodrigo y Vargo tirando de la cuerda para salvar a su amigo... y a su pechugona acompañanta.

Con la ayuda de Stanley, Rodrigo logra subir a las dos personas a bordo. Rápidamente, vais a ayudar a vuestro querido doctor, el cual deposita a la naufraga sobre la cubierta. Parece que ha tragado mucha agua y que casi no se le escucha respirar. Está claro que es el momento perfecto para que el doctor utilice toda su sabiduría para salvar a la dama, la cual continúa inconsciente.

Spade, sin sacudirse, acude a donde está la superviviente. La agarra por la cintura, boca abajo, con un brazo, mientras con el otro le asesta varias fuertes palmadas en la espalda.

- Vamos... No quiero haberme bañado para nada, maldita sea...

Y yo, que observo la demostración de habilidad del buen doctor con cara de preocupacion, digo.
No parece que reaccione. Mal asunto. Quiza deberias hacer que vomite para que se vacíe un poco. Por que a saber cuanta agua habrá tragado.

Doctor... estás haciendo todo lo posible, pero aún así, la muchacha no parece respirar... ¿estás haciendo todo lo posible?

En ese momento recuerdas un barco, una mujer, una mortaja... recuerdas que algunos decían que estaba viva... que aunque te había suplicado que la salvases, una y mil veces, hacías oídos sordos...

¿Estás haciendo todo lo posible?

Todos veis como el doctor os aparta del lugar y comienza a masajearle el pecho y a realizarle la respiración boca a boca...

De repente, se oye un ruido seco, como cuando un palo de escoba se rompe, y todos abrís los ojos como platos.

Parece que una de las costillas de la dama se ha roto...

Spade deja tendida a la mujer. Le da la vuelta y se arrodija junto a ella. Le golpea el pecho, intentando hacerla reaccionar.

- Otra vez no... Otra vez no... Vamos, Elizabeth... ¡Vamos...! ¡VAMOS!

Una vez. Y otra. Y otra

La dama comienza a toser y a expulsar agua por la boca. Una de sus manos se coge el costado, justo donde un pequeño hematoma comienza a formarse. Al parecer, la costilla no ha roto la piel ni ha perforado un pulmón, y eso es un alivio para el doctor, que ha salvado a su segundo paciente en esta campaña. xD

Aún así, la dama desmayada por el cansancio, no parece reaccionar.

-Llevémosla al camarote de Popa, para que descanse.- dice Stanley colocándose a los pies de la dama, dispuesto a transportarla.

La capitana acudió junto al doctor. Observó a la náufraga escéptica.

...Vargo, tómala y llévala a mi dormitorio. Doctor, venga también. Veremos que podemos hacer y también necesita descansar... Stanley, te prefiero vigilando. Quiero que mires si ves más supervivientes o quizás si el barco de esta dama fue hundido por algun otro barco, que no deseo encontrarme...Miró al resto de la tripulación.

Buen trabajo, chicos. Os felicito.Luego tomaremos unas copas de ron dijo, felicitando a su tripulación, pero sin sonreír.

Markus, porfavor, toma el timón en mi asuencia... Pasó por su lado, poniendo una mano en su hombro y se dirigió a su dormitorio, en popa.

- Si, llevadla al camarote de popa. Yo... yo iré más tarde a ver cómo está, Capitana. Estoy... aterido. Ahora iré al camarote, si...

El Doctor se enjuaga el agua de los ojos mientras se alejan con la mujer. Maldito pelo que no dejaba de chorrear sobre sus ojos.

Por un momento... no, es una tontería. Una tontería.

Si, señora. Dijo Markus en cuanto Mery le puso al cargo del timón, y sin más demora corrió a relevarla de los mandos de la nave.

Una vez agarró el timón, Raven echó un vistazo a la tormenta. ¡Vamos chicos, no nos descuidemos ahora, la tormenta sigue ahi! Gritó desde su posición a quienes permanecían en cubierta.