Partida Rol por web

Svenn les guió por el camino ya casi familiar que llevaba del túnel principal a la casa - por llamarla de alguna forma de Magissa -

La maga no mostró molestia cuando volvieron, pero sí sorpresa. Pero duró poco, ni siquiera tuvieron que preguntar, pues ella misma se acercó a tomar la espada enjoyada para examinarla apenas unos segundos antes de mirarles con sus fríos ojos vacíos y hablar con su voz femenina y agradable que tanto contrastaba en aquel lugar.

-"Veo que habéis encontrado el sable de Anne, a juzgar por el estado en el lago. Que extraño, mala señal, en cualquier caso."

Cuando le sugirieron la posibilidad de conseguirles magia para respirar de forma instantánea, negó con la cabeza.

-"Lo siento, aquí es completamente inútil, por lo que no tengo stock. Podría conseguiros una poción a buen precio en unas cuantas horas; pero Hargrimm podría hacerlo gratis, supongo, en un día o menos."

-¿Tiene alguna idea de lo que pudo haber pasado? -pregunté a la maga al oír su comentario acerca de que esto era "extraño" y "mala señal"

-"Pues, considerando que nadie ha explorado esa cueva, porque no sabemos hasta dónde llega la magia... diría que alguien o algo tiró ahí la espada, para lo que tendría que quitársela por la fuerza. O arrastró por allí a Anne, aunque supongo que para eso primero tendría que arrastrarla hasta ahí, porque ella no se movía de su piedra casi nunca. Tal vez fuera a ver a Hargrimm y pasara por delante. ¿Cómo saberlo?"

-¿Entonces, a su criterio, es poco probable que Anne haya sido llevada por ese túnel? -le dije a la hechicera, aunque no estaba seguro de que pudiéramos confiar en su respuesta. Tal vez deberíamos explorar el túnel de todos modos, sólo por si acaso.

De hecho, aunque no pudiéramos encontrar a Anne, tal vez pudiéramos encontrar alguna otra pista de utilidad.

Zolgren escuchó lo que Magissa explicaba sin inmutarse, ya había decidido que exploraría el túnel y sólo necesitaba de la Magia para respirar agua para no tener que arriesgarse más de la cuenta. Está visto que tendremos que regresar y pedir ayuda a Hargrimm. Gracias de todos modos... le dijo a Magissa, que de nuevo de poca utilidad había sido.

Magissa negó con la cabeza ante la afirmación de Yangol.

-"No, compañero, hubiera dicho que es imposible si no hubierais encontrado su sable. Para ella era el brillante de más nivel en toda la Jaula. Siendo así, ¿quién sabe el oscuro? La cruda realidad es que puede haber pasado cualquier cosa. Pero lo que sí os digo es que eso indica que Anne tendría mejores opciones de no estar en el Libro si la hubiera condenado a La Bestia la misma Dama."

La franqueza de sus palabras emitidas con toda la entonación de convicción de su voz mágica, hizo sollozar y farfullar de forma ininteligible de nuevo a Svenn.

El esqueleto les guió de vuelta, deshaciendo el último camino, aunque para ese camino ya no necesitaban demasiada ayuda. Tras examinar detalladamente la espada que le presentaron como prueba y confirmar brevemente con Svenn que parecía ser, a todas luces, el arma desaparecida de Anne, Hargrimm estuvo de acuerdo en su valoración.

-"No tengo ahora mismo la magia que precisáis. Pero os invito a descansar entre nosotros, podéis aprovisionaros de agua en una cueva cercana. Volved a medio tiempo entre el próximo anticénit y el siguiente cénit. No habéis de temer por las radiaciones necróticas de nuestro hogar, mientras no muráis estando aquí, no os harán ningún efecto en un plazo tan corto."

El clérigo esqueleto se quedó muy quieto en el lugar, como si fuera la figura de un estudio de anatomía - o necromancia - dejando que se fueran a buscar un lugar cómodo dónde acampar, dado que en aquel lugar las camas no eran un bien demasiado común.

Cuando volvieron, más de doce horas después, se diría que Hargrimm no se había movido un ápice en todo aquel tiempo, con su báculo de calaveras en la misma posición, la misma postura corporal y parado en la misma zona del templo - la mayor de las cavernas que habían visto en el complejo -

Les habló cuando ya llegaban a su lado, como otras veces, aunque su voz era modulable decidía hacerlo en un tono monótono y tétrico que se diferenciaba poco del de el resto de esqueletos.

-"He articulado parte de mi propia divinidad en la forma de la magia que precisáis." - en otro tiempo cualquiera de los tres se habría extrañado sobre manera de aquella forma de explicar una magia clerical, pero llevaban el suficiente tiempo en Sigil para que aquellas cosas que en sus mundos se considerarían aberraciones, herejías o infamias les resultasen... no naturales, pero sí comunes.

-"La magia que os impondré tiene una duración limitada, como es habitual, pero grande. Si la usáis para uno sólo llegará hasta el anticénit. Si lo preferís puedo repartirlo entre los tres y podréis respirar agua hasta un poco después del cénit." - el clérigo cantó un réquiem monocorde y triste, pero que sonaba bien y muy solemne, mientras agitaba su bastón y los ojos de los cráneos que le formaban brillaban con luces de colores diferentes. Un áura similar a una burbuja de agua se creó en torno a la cabeza del bastón.

-"¿Qué decidís? ¿sólo el drow o los tres?"

-Pues, creo que sería más eficiente que Zolgren tuviera el efecto más duradero posible -le respondí a Hargrimm luego de su explicación- aunque fuese sólo él. Si necesita refuerzos puede volver y veremos si podemos ir todos juntos, probablemente necesitaríamos preparar el hechizo denuevo, pero me parece más seguro.

Tras algunas opiniones más y señalar el peligro en que podría verse Zolgren si había corrientes inesperadas, decidieron finalmente repartirse el conjuro e intentar atravesar juntos. El clérigo les dio tiempo para prepararse, quitarse la armadura Mattheus y asegurarla con lona impermeable junto al resto de materiales que no convenía que se mojasen demasiado.

Tras un tétrico cántico an el que las calaveras de su bastón parecieron unirse, Hargimm tocó sus narices con el extremo del extraño cayado y los tres sintieron el poder divino recorrerles. No tuvo más efecto aparente en aquel momento, dado que sin estar sumergidos no sería apreciable el efecto.

Svenn les acompañó de vuelta hasta la oscura laguna, despidiéndoles con ampulosos gestos de la mano, ofreciéndose a esperarles allí hasta la vuelta, su tono era el contrario de su gestualidad, muerto y sin ánimo.

Los tres se sumergieron en las aguas negras, aunque su vista mejorada les ayudó en ese aspecto. El recorrido hubiera supuesto un desafío para Zolgren, no sólo las corrientes hacían lo bastante complicado el camino para que Yangol se quedase atrás a veces y hasta tuviera que bajar al fondo y andar penosamente en lugar de nadar, sino que resultó lo bastante largo como para que el elfo oscuro hubiera tenido que tomar una difícil decisión, en caso de ir sin conjuro, pues a buen ritmo - sin esperar al gith - habría andado con el aliento justo para atravesar el recorrido.

Salieron a un lugar más alto en los túneles, pero aún bajo la ciudad, en un lago mucho más pequeño, más bien un charco de apenas un metro de ancho pero que formaba un pozo de unos siete o ocho metros antes de alcanzar el túnel que, con algunos recodos y giros llevaba a la laguna de las Naciones Muertas.

En ese lugar los túneles parecían menos ramificados, pero mucho más ancho, con frecuencia casi cuevas comunicadas entre sí, con numerosas piedras y columnas y hasta alguna floresta de hongos aquí y allá. No les costó notar huellas de garras de tamaño humano en la cercanía del charco, aunque no fueron capaces de seguirlas, más allá de que iban y venían de ambas direcciones.

Hacia la izquierda el túnel se estrechaba, aunque parecía llegar a algún tipo de cavidad más amplia si se miraba tras un par de recodos. Hacia la derecha se abría cada vez más, hasta formar una gran cueva cerca del límite de la visión en la oscuridad de Matteus y Yangol; se podían distinguir piedras, columnas naturales y hongos en el límite de la visión en la oscuridad de Zolgren en ella.

Luego una difícil excursión bajo las oscuras aguas, salimos a lo que parecía ser un nuevo sistema de cuevas. Parecía que habíamos descubierto todo un nuevo mundo.

-Esas huellas parecen peculiares -dije al notar las marcas que se desparramaban por todo el lugar- pero no sé si tendrá relación con el caso.

Tras recibir las energías del conjuro que les permitió respirar agua, cruzaron el frío lago y llegaron al otro lado no sin cierta dificultad. Zolgren se daba cuenta de que hubiera sido demasiado arriesgado cruzar sin ayuda mágica.
Sea como fuera, estaban ahora en otra galería de túneles, donde se veían claramente los restos de pisadas de algún humanoide.
No parece haber nada más que estas huellas. Tratemos de seguirlas. sugirió el drow, comenzando a seguir el rastro.

Una vez fuera del agua, mi atención se centra inmediatamente en las abundantes marcas de garras que hay en los alrededores y tras apoyar una de mis rodillas en el suelo, comienzo a examinarlas.

-Otra vez marcas de garras... ya encontramos unas así en la roca en la que Anne solía pasar el tiempo -le digo a mis compañeros sin apartar la mirada de las huellas- Estad alerta y avanzad con cautela, no sabemos que ser acecha en estos túneles.

Sin nada más que decir, hago todo lo posible para averiguar en que dirección llevan las huellas más recientes o, por lo menos, intentar saber cual túnel es el más transitado por esta ignota criatura.

Examinar las huellas pronto les dejó claro que seguir el rastro como tal no parecía factible, éstas iban y venían, eran abundantes y se pisaban unas a otras; pero sobre todo, no tardaban en llegar por ambos caminos a zona de roca viva dónde se perdían, al menos para el nivel de habilidad que podían reunir en ese momento. Lo único que pudieron sacar en claro es que el camino hacia la derecha parecía bastante más transitado que el de la izquierda.

Lo que quedaba claro es que las garras eran de varios individuos de bípedos, de un tamaño y complexión parecido al de un humano; las huellas que vieron que llevaban a la caverna dónde desapareció Anne eran variadas, pero sí creía que podían coincidir con algunas de ellas, pero no con las que había de trepar por la roca: éstas eran claramente unas huellas de un pie humanoide bestial, aquellas eran menos identificables.

-Aquel camino parece más transitado -dije señalando el camino de la derecha- Tal vez podamos encontrar un asentamiento allí. Podríamos hacer preguntas y aprovisionarnos.

El drow coincidió en la apreciación de Yangol.
Es cierto, vayamos por allí. respondió, y sin más comenzó a avanzar hacia el camino de la derecha.

A pesar de que el terreno pedregoso no es en el que mejor se puede examinar un conjunto de huellas, la poca información que extraigo de ellas es más que suficiente para hacerme una idea de que es lo que nos espera más adelante.

-Más que encontrar un asentamiento yo diría que nos toparemos con un cubil -le digo a mis compañeros mientras me pongo de pie- No soy tan buen rastreador como para identificar a una criatura con solo ver su pisada pero creo que nos estamos adentrando en el territorio de los hombres-rata. Id con cuidado y si nos topamos con ellos, procurad que no os muerdan a menos que queráis convertiros en uno de ellos.

El camino de la derecha pronto se ensanchaba a una cueva, aunque el camino transitable era relativamente estrecho, puesto que columnas y estalagmitas se alternaban con enormes rocas y hongos gigantes en torno a paredes muy irregulares para hacer difícil transitar por cualquier parte que no fuera el camino que se había abierto por años de tránsito.

Habían entrado unas docenas de metros en la cueva cuando comenzaron a distinguir un cierto olor a humo. La visión en la oscuridad no daba mucho detalle, pero a Zolgren, que la tenía más aguda, le pareció distinguir un punto demasiado blanco* en lo alto más allá de unas piedras y unos hongos. Quizás una fuente de fuego a nivel del suelo.

Avanzaban con lentitud, conscientes de que estaban en territorio salvaje y en un entorno propicio para las emboscadas. 

Viendo que nos adentrábamos en territorio salvaje, decidí sacar mi bastón. Si alguna bestia se abalanzaba sobre nosotros, estaría preparado.