Partida Rol por web

Al hombre, el Duque Kano, parecía que le estaba dando un ataque de nervios, sus ojos azulados se estaban tiñendo de rojo debido a las venas que se le comenzaban a marcar y a explotar dentro de sus cuencas. Semejante acto vandálico, vil y de robo de identidad le hacía que su sangre hirviera, pese a ello, algo dentro de él le indicaba que las palabras de su falso hijo en la silla de ruedas eran ciertas, algo dentro de él le decía que lo sabía muy en su interior. Por lo que señalando a la pálida cara del joven con su dedo, este habló.

¡LO SABÍA! ¡LO SABÍA!

¡LO SABÍA PORQUE TENÍAMOS DISTINTO COLOR!

. . . 

. . .

. . .

¡DE OJOS!

-¡Jajaja! ¡Bravo, Detective! -Este joven saca una pipa y usando el reposabrazos de su silla de ruedas como zona de fricción, este pasa una cerilla por el para tratar de encenderla y así poder fumar a gusto, todo mientras continua hablando al respecto- Muy impresionante... No sé cómo pudiste averiguarlo por tu cuenta si ni incluso yo he podido localizar el barco en el que naufragó el susodicho verdadero heredero ni sus compañeros de viaje.

Dicho esto sacó una fotografía en donde se podían ver los desaparecidos en aquel desastre náutico, en donde, casualmente también aparecía el verdadero hijo del Duque, de pie a la derecha con el enorme colgante de oro, elemento característico que le identificaba en cualquier parte. Pues era el medallón de la familia.

Sí... Tampoco sabía nada de eso.

. . .

¿Enserio?

No.

Respondió el joven detective sin darle muchas vueltas, a fin de cuentas el que sí parecía darle muchas vueltas a la cabeza a todo este asunto había vuelto a fallar al decir que, en efecto, el no era el hijo biológico del Duque, mucho menos el hermano gemelo de Ukara Kano, ahora convertida en la máxima heredera.

Pero para ser justos, probablemente lo hubiera adivinado.

Algo que era bastante cierto, pues Kenshin pese a ser un detective novel, tenía una gran capacidad de raciocinio y percepción, una vista ágil así como una mente traviesa que es capaz de enlazar dos y dos y responder con un sólido cinco antes de que nadie pudiera preguntar que qué diantres hacía en el comedor.

El color de ojos distintos es un indicio irrefutable.

Algo evidente ahora que todo estaba dicho, pese a ello, era algo cierto y que cualquiera que se hubiera fijado en los ojos de los miembros de la familia, Kuro Kano, Mahiro Kurozumi y Ukara Kano, podrían ver los ojos azules de cada uno de ellos, incluso si hubiera visto la imagen, este podría ver como los ojos del verdadero Tomeo Kano no eran iguales que el del impostor que tenían ahí en frente.

Bueno, pues al parecer me he delatado a mi mismo ahí... De nuevo...

Continúe Detective, por favor, no dejes que te interrumpa...

Por su parte Kenshin Nori decidió que lo más conveniente era continuar hablando, a fin de cuentas, si esto seguía así, este no iba a terminar para la hora de la cena y este ya padecía de algo terrible, hambre por una buena hamburguesa tras completar un trabajo bien hecho. Algo que al parecer iba a ser imposible si no le dejaban terminar dando la resolución del caso que con tanto esfuerzo este había trabajado en el. Sea como sea, continuó hablando.

Bueno...

Esperó por un instante antes de continuar, a fin de cuentas, no deseaba que nadie le interrumpiera por lo que dejó un instante para que el que fuera que quisiera interrumpirle, probablemente el falso Tomeo Kano, pudiera hacerlo. Para fortuna de él, no parecía llamar su atención eso, por lo que continuó.

Parece ser que alguien de aquí...

Esperó por un instante más antes de continuar, a fin de cuentas, no deseaba que nadie le interrumpiera por lo que dejó un instante más para que el que fuera que quisiera interrumpirle, probablemente el falso Tomeo Kano, pudiera hacerlo. Para fortuna de él, no parecía llamar su atención eso, por lo que continuó... de nuevo.

Tiene sangre en sus manos.

Una risa irrumpió la estancia, algo que hizo que todos los presentes, incluidos el detective novel, Kenshin Nori; se giraran hacia el impostor de ser el hijo del Duque Kano, Tomeo Kano, el muchacho de la silla de ruedas que, acompañando la risa comenzó aplaudir leve y ominosamente... de nuevo. Ante sorpresa de nadie.

-¡Esta vez estamos en la misma página, detective! -En este momento, todos los presentes ya tenían la atención sobre el joven de la silla de ruedas- ¡Fui yo el que asesinó a la Sirvienta! -Dijo de forma casual mientras mostraba un cuchillo ensangrentado que ocultaba en su silla de ruedas- ¡Sí, Evidencia Irrefutable!. Que hablando de ello... ella tenía una prueba irrefutable de que yo no era el hijo del Duque, por lo que, naturalmente ella tenía que desaparecer... por supuesto, en el momento no sabía que iba a revelar el secreto yo mismo solo unas pocas horas después, pero en el momento parecía ser muy importante acallarla...

¡Bravo, Detective!

¿Cómo es que has deducido que había sido yo?

No... lo hice...

¿QUÉ?

S-Sí... No había forma alguna de que yo supiera de eso...

Detective, estoy empezando a pensar si sabes hacer tu trabajo...

Bueno, no sé que decirte...

Hasta ahora has confesado 3 crímenes.

Touché...

La Baronesa Blond Blackwoman, B.B.B. conocida en el mundillo de la clase alta por el que se movía, decidió romper su silencio e insistirle al detective que tenía enfrente que terminara de una maldita vez a fin de cuentas, ella no se había ido de aquella mansión como el Conde Corvus había hecho dos confesiones atrás, y estas cosas no le importaban demasiado.

Detective, dinos cual es el secreto de una vez.

¡Muy bien!

¡He descubierto que...

-¡Que yo he sobornado al Primer Ministro de Filipinas! -Dijo mientras trataba de encender una cerilla con la silla.

¡NO!

-¡Que yo he extorsionado a un Obispo con Información! -Dijo mientras trataba de encender una cerilla con la silla.