El tubo del centro pokémon ascendió en el mismo momento en que se cerró la puerta de cristal. Una sensación de temor y nervios inundó su estómago. ¡Era la emoción del principio! Segundos después se encontraba en un extraño lugar:

Había llegado al jardín, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar había un rico aroma debido a la cantidad de flores que había en el suelo, además la hierba invitaba a tumbarse y relajarse. Era casi un lugar paradisíaco y parecía mentira que ese lugar perteneciese a una zona de combate.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

Se asombró tras ver aquél lugar. - ¡La verdad es que parece el paraíso! - olía a naturaleza, el fluir del agua era muy relajante. - ¡Adelante Machamp! - decía mientras lo sacaba de su Pokéball, después de todo ya estaba en la arena de combate, era el momento de dejarle campar a sus anchas. - ¿Cómo estás compañero? ¿Has visto que lugar tan relajante? ¡Vamos a registrarlo juntos!

Tras terminar de rebuscar, se echarían un ratito bajo algún árbol, a disfrutar de la naturaleza y también para esperar para ver si venía alguien. En caso de que se aburrieran de esperar, avanzarían por el portal amarillo.

Jorge y Machamp dieron un rápido vistazo al jardín en el que se hallaron, pero en seguida acabaron bastante cansados y decidieron aprovechar para tomar un pequeño descanso. Se estaba demasiado a gusto en ese lugar como para dejarlo pasar. Por desgracia, en el breve tiempo que estuvieron buscando, no encontraron nada que les sirviese de utilidad.

Después de la siesta, se levantó y se estiró un poco. - Bueno ¡a la sala amarilla! - dijo lleno de energía con intenciones de pasar por la puerta amarilla.

Había llegado al jardín, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar había un rico aroma debido a la cantidad de flores que había en el suelo, además la hierba invitaba a tumbarse y relajarse. Era casi un lugar paradisíaco y parecía mentira que ese lugar perteneciese a una zona de combate.

Por fortuna no había nadie allí y podría aprovechar para buscar algo antes de que su pokémon empezase a sufrir el daño que la sala pudiera causarle por culpa de pasar demasiado rato allí.

Arion dejó atrás al grupo en la sala de los dragones y cruzó el portal rojo con las manos metidas en los bolsillos y su fiel dragón siguiéndole. En un instante, todo el paisaje había cambiado. El nuevo y pintoresco lugar se parecía muy hermoso y apacible, casi se daban ganas de tumbarse bajo un árbol y dormir, pero no tenía tiempo para eso. Estaba allí para ganar, y para eso debía encontrar cuanto antes una megapiedra.

-Venga compañero, vamos a ver si encontramos algo interesante por aquí.- le dijo a su dragón mientras daba un salto y subía a su lomo. El dúo comenzó a sobrevolar la zona, buscando con atención desde el cielo y bajando a comprobar cualquier detalle.

Arion y Salamence sobrevolaron la sala en busca de algún objeto que les pudiera ser de utilidad. Tras un largo rato mirando cada planta y árbol que había por ahí pudieron ver como un objeto brillaba con las luces de la sala.

El dragón y él aterrizaron y Arion salió corriendo para ver de qué se trataba. El objeto era una simple Súperpoción, capaz de curar 50 PS de un pokémon, tanto fuera como dentro del combate.

Cuando finalmente creyó que había descubierto algo interesante, se llevó una decepción al ver que no era más que una Superpoción. Bufó algo molesto por la inutilidad del objeto, pero al menos podría servirle de algo en el futuro. Tras guardarlo en su mochila, miró a su compañero.

-Ten paciencia, seguro que pronto encontramos la megapiedra.- dijo acariciándole la cabeza a su dragón. Tras eso ambos empezaron a buscar a pie, quizá desde el suelo pudieran tener una mejor vista de los objetos del lugar.

Arion y su inseparable pokémon se pasaron un buen rato rebuscando por el jardin. Miraron detrás de cada planta y de cada árbol pero no tuvieron ningún éxito. Aquel lugar ya no escondía nada más y si lo hacía, no eran capaces de encontrarlo...

De pronto un sonido seco se escuchó en la sala, y en las cuatro paredes de la habitación se proyectó una imagen:

Rin acaba de perder su primer combate. Le quedan 2.

Salamanece y Arion pasaron un buen rato más merodeando por la sala en busca de aquel objeto que desean, pero nuevamente, no habían encontrado nada. El chico ya empezaba a suspirar con molestia debido a la frustración de no encontrar nada y estar perdiendo el tiempo.

-Creo que será mejor...- en ese momento, sus palabras se vieron interrumpidas por un extraño sonido. La imagen de una chica, la que estaba dibujando en el Centro Pokémon, se vio reflejada en las paredes. Por lo que Arion pudo leer del anuncio, esa chica acababa de perder un combate, y por tanto una de las 3 vidas que tenía. Aquello también le había dado cierta información interesante, al parecer anunciaban cada vez que alguien perdía, eso le serviría para llevar una cuenta.

-Bueno Drake, dejemos de perder el tiempo aquí, vamos a buscar en otro sitio.- dijo el moreno mirando los portales de colores. Dado que los colores no parecían indicar nada en concreto, simplemente se decidió por uno de ellos y fue hacia el azul.

Había llegado al jardín, allí había cuatro portales con diferentes colores que podría atravesar para dirigirse a una nueva zona de la arena. En ese lugar había un rico aroma debido a la cantidad de flores que había en el suelo, además la hierba invitaba a tumbarse y relajarse. Era casi un lugar paradisíaco y parecía mentira que ese lugar perteneciese a una zona de combate.

En aquel momento llegaron a la vez tres entrenadores, Jorge, acompañado de su Machamp herido, Haru con su Espeon y por último Arion que iba con su Salamence.

¿Combate a tres?

  VS  VS  

Cuando el destello inicial del teletransporte desapareció, Arion se dio cuenta de que había ido a parar nuevamente al jardín en el que ya había estado. Apenas avanzó unos pasos cuando se percató de que no estaba sólo allí, también habían aparecido otros entrenadores junto a él. Uno de ellos era ese chico que tenía un Machamp, y la otra una joven con un Espeon.

El Pokémon de lucha estaba algo herido, parecía una buena oportunidad para deshacerse de él. Por otro lado, no tenía necesidad de arriesgarse a que los dos quisieran ir contra él, por lo que quizá fuera mejor esperar.

-Nos volvemos a encontrar, ¿esta vez sí vas a querer luchar?- preguntó Arion con expresión seria mientras su mirada fría se clavaba en el chico del Machamp. También dirigió una mirada fugaz a la chica, pero no dijo nada. Su habitual incomodidad ante otras personas hacía mella en él, causándole problemas incluso para un simple saludo.

Yare, yare... - mustió el pobre Jorge. - Está bien, peleemos. Haru, por mi parte tienes vía libre para explorar la sala, ya que no me has atacado antes a traición, ahora no lo haré yo. - miró al chico. - ¡Y espero que tú tampoco lo hagas después del combate! ¡Tu rival soy yo!

¿Pero tu machamp aun esta débil del combate anterior? ¿Quizá debería descansar, no?

¿Y un combate a tres que os parece?

Si, debería descansar... Pero necesitamos una poción, una superpoción... Algo de eso. - comentó Jorge. - ¿Combate a tres? Bueno ¡puede ser divertido! ¡Venga vamos allá!

¡Lo siento Haru, pero eres mi mayor amenaza! ¡Machamp, Puño dinámico! - dijo mientras señalaba al pokémon de típo psíquico.

Al final todo se desencadenó como Arion suponía que iba a pasar: los dos querían hacer un combate a 3 bandas, que probablemente se convertiría en un 2 contra 1, siendo él el bando solitario. No era la primera vez que le pasaba, y empezaba a hartarse de que la gente se dedicara a unir fuerzas para vencerle. En parte podía entenderles, mediante la unión buscaban superar a un rival superior, pero eso no hacía que le molestara menos.

-No tengo ninguna intención de hacer un "combate a tres".- resaltó con cierto sarcasmo aquellas palabras, dejando claro que aquello iba a ser un 2 contra 1. Sus brazos cruzados, mirada molesta y ceño fruncido indicaban su molestia -Podéis luchar vosotros si queréis, pero yo sólo acepto 1 contra 1.- dijo dejando clara su postura.

-A pesar de eso, si decidís atacarme, no voy a huir.- dijo con una mirada feroz. Puede que perdiera el combate, pero antes se llevaría a alguien por delante.

Que tío más aburrido. - contestó a Arion. - ¡Pero si eres tu el primero que ha propuesto luchar! ¡Ahora no te eches atrás!

De pronto una poderosa luz iluminó las cuatro paredes de la zona de batalla con una imagen

Michiko había perdido su primera vida.

Viendo que sus oponentes no iban a ceder en su empeño por atacarle, no le que quedaba más remedio que aceptar este injusto desafío y seguir adelante. Le hizo un asentimiento a su dragón y este avanzó hacia delante.

-Drake, usa Enfado contra ese Machamp.- ordenó simplemente con cara de aburrido. Esperaba que al menos pudiera llevarse a uno de ellos por delante.