Partida Rol por web

Los datos que aparecieron en mi nueva pokedex eran realmente interesantes, solo tenía que fijarme en la llama de su cola y entendería como se sentía.

Escuché atentamente las palabras de la profesora Acacia, estaba deseosa de hacer todo lo que nos había dicho, un mundo lleno de pokemon y gimnasios nos estaba esperando fuera y no podía estar más ansiosa por ir a descubrirlo. Lo que había mencionado de tener cuidado con cuantos pokemon capturábamos tenía sentido, ya que si no íbamos a poder hacerles caso no tenía mucho sentido dejarlos a cargo de la profesora Acacia encerrados, además ella parecía ser una persona ocupada, asi que le haría caso y seleccionaría bien mi equipo.

- Muchas gracias profesora, tendré cuidado en no capturar a todos los pokemon que encuentre en mi camino.

Entonces la chica con la que más había hablado, que no era mucho, se dirigió a mí para proponerme ir juntas, lo que me pareció una fantástica idea ya que seguro que juntas nos divertíamos el doble, además su pokemon era muy adorable. 

- Sí, claro, me encantaría ir contigo, seguro que hacemos un buen equipo.

Observé alucinado los datos que la pokédex me ofrecía sobre mi nuevo amigo. - Así que me seguirás caminando, ¿No? Pues te pienso dejar fuera siempre que pueda, aunque espero que no te de por escupir fuego a menudo. - El fuego de Torchic parecía ser algo potente, solo esperaba no acabar chamuscado sin querer. Guardé la pokédex y miré a la profesora, que aún seguía hablando.

- Puf, qué tostón. - Pensé mientras Acacia terminaba. En esos momentos solo quería salir y comprobar cómo era un combate pokémon.  Había escuchado algo de 12 gimnasios pero no sabía mucho de ellos, y tampoco de los otros profesores. Solo estaba aquí por que el pokémon que había escogido como inicial era de tipo fuego. También habló sobre los pokémon que capturásemos. - No tengo intención de completar la pokédex como algunos buscan, así que no creo que haya problemas. - Miré a la profesora y sonreí llevándome por mi codicia.

- Entonces. ¿Ya no nos va a dar nada más gratis? Digo... ¿Podemos irnos ya? - Mejor no pido mucho, que ya me ha dado un pokémon. - 

Noté que dos de las chicas hablaban de ir juntas así que supuse que todo había acabado. - Menos mal que eres macho, pequeño. Ya he tenido suficiente contacto con chicas por hoy. - ¡Vamos, Torchic, demos un paseo hacia la ruta 35 y ya veremos que hacemos! - 

Empecé a caminar hacia la puerta esperando que Torchic me siguiese. - ¡Muchas gracias profesora Acacia es usted una señora muy amable! ¡Prometo venir a verla para mostrarle mis progresos! - Y así quedas como un rey, River siempre decía que hay que ser caballeroso con las chicas. - ¡Hasta luego! - Les dije a todas antes de salir del laboratorio, orgulloso de ser un chico educado.

-¡¿Cómo que "señora"?! ¡Pero bueno! - grita la Profesora Acacia con el ceño fruncido al escuchar la despedida de Chikawa, quien rápidamente sale corriendo por la puerta antes que nadie. Sin embargo, no parece que él la haya huido. La profesora suspira negando con la cabeza y se relaja, cambiando el peso de su cuerpo de una pierna a otra. - En fin... respondiendo a la pregunta de antes: sí, podéis contactar conmigo en cualquier momento para que os envíe un Pokémon que hayáis dejado a mi cargo, o para enviarme uno. - Acacia cambia la mano que tiene posada sobre su cadera. - Y antes de que os marchéis, un último consejo: podéis pedir un Kit de Iniciación en cualquier Tienda Pokémon de la Región. Es gratuito y tiene varios artículos interesantes para Entrenadores nuevos. Aunque sólo lo podéis recibir una vez, claro. - sonríe Acacia. - Ahora sí, creo que eso es todo... aunque siempre podéis preguntar vuestras dudas a los guías de cada ciudad o pueblo, o en los Centros Pokémon, por ejemplo.

Fennekin mira con ilusión a Lina, asintiendo, mientras que Cyndaquil parece estar durmiéndose en brazos de Raine. Charmander parece no querer separarse de Akane y estar atento a la conversación en todo momento.

Después de despedirte de las chicas y la señora profesora como todo un cabellero, sales a toda prisa al exterior del Laboratorio Pokémon de la Profesora Acacia. Te encuentras a las afueras de Pueblo Ocaso, contemplando gran parte del pueblo desde tu posición: la Tienda Pokémon, el Centro Pokémon... aunque desde donde estás también puedes ver algo que te interesa bastante: la salida de Pueblo Ocaso hacia la Ruta 35, al oeste, tal y como os ha explicado la Profesora. Es el momento de tomar tu primera decisión.

Torchic, por su parte, te ha seguido corriendo con sus patitas todo lo rápido que ha podido, y ahora da saltitos a tu alrededor esperando que decidas.

-Que prisas - Exclamé cuando el chico se marchó del lugar - Nunca había visto a nadie con tantas ganas de comenzar su aventura - entonces fue cuando miré a los presentes y reí levemente - Será que le intimida estar delante de cuatro bellezas como nosotras. - bromeé un poco para quitarle hierro al asunto. La profesora terminó de aclarar nuestras dudas al fin y con ello ya podiamos dar comienzo nuestra aventura. Por ahora Akane y yo iriamos juntas, pero al ver a la otra chica también me acerqué a preguntar - Ey, si quieres también podemos ir juntas. Se que no es muy normal que alguien desconocido diga eso pero... las rutas 35 y 36 serán comunes para las tres... bueno los cuatro, solo que el chico se ha ido primero, y puede estar bien que tengamos a alguien conocido en la región ¿No? - Dije muy alegremente con mi Cyndaquil dormidito entre mis brazos - ¿A ti te parece bien Akane? - No podía olvidarme que por ahora no iba sola.

Finalmente en una libretita apunté el consejo de la profesora - Muy bien profesora lo tendré en cuenta: "Buscar una tienda y pedir kit de iniciación" - Fui apuntando en la libreta mientras lo decía en voz alta - Entonces ya solo falta salir de aquí, y el primer paso fuera del laboratorio si seria el primer paso de nuestra aventura - con los ojos como si salieran estrellitas de ellos, dije ilusionada mientras me empezaba a mover un poco hacia atrás, no sin antes esperar a las otras chicas (En caso de que Lina quiera ir con ambas) - ¿A que esperais?

Lina se apartó del camino de Chikawa en cuanto este salió disparado. Se quedó mirando la salida y suspiró. Ver a personas tan apresuradas siempre le daba cierta pereza. En todo caso, lo importante era escuchar a la profesora. No esperaba que pudieran pedir cosas gratuitas en las tiendas pokémon, aunque contar con cosas básicas para empezar la aventura sería un empujoncito ideal.

Cuando estaba lista para partir, Raine se le acercó para ofrecerle ir con ellas dos. Lina se lo pensó durante un momento y sonrió al darse cuenta de que la chica más joven era la que estaba dirigiendo a las demás. Finalmente asintió.

- Me parece bien- respondió tranquilamente.

Al fin y al cabo, solo había un camino e igualmente iban a compartir la ruta, así que no había nada de malo en hacerlo juntas. Además, se sentiría más segura yendo acompañada de más gente y sabiendo que no tomaba rutas equivocadas. Tenía la mala costumbre de meterse por donde no debía y acabar perdiendo la orientación.

- Estoy lista- respondió cuando Raine les metió prisa-. Adiós y gracias, profesora- añadió a modo de despedida antes de salir detrás de Raine y Akane.

Me aparto un poco al ver al chico salir como una exhalación del laboratorio, ¿pero qué le pasaba?, se veía que tenía ganas de empezar su aventura.

Miro de reojo a mi pokemon mientras la profesora Acacia nos da los últimos detalles antes de que nos vayamos, Charmander parece muy atento también a sus palabras, es tan adorable.

- Sí, claro, seguro que si vamos las tres juntas no tenemos ningún problema si nos sale algún pokemon salvaje por el camino.

Veo como Raine apunta algunas cosas en una pequeña libreta, lo cual es un alivio, puesto que con lo despistada que soy seguro que se me olvidaba algo de todo lo que nos había dicho la profesora. Asi que me mantendría cerca de ella para acordarme de todo, parecía una chica muy despierta y atolondrada.

- De nuevo muchas gracias por todo profesora, recibirá noticias mías.

Y tras despedirme me giro hacia las chicas.

- ¡Vamos entonces!.

Y salgo detrás de mis compañeras junto con mi pequeño amigo caminando a mi lado.

Más feliz que si fuese un pokémon con su pokécubo salí del laboratorio para ver ilusionado todo mi alrededor. Ya antes había visto el pueblo, y me había perdido en él, pero ahora se veía totalmente diferente. Cada lugar que se encontraba frente a mi era un sitio al que adentrarme junto a mi Torchic y hasta pensaba que podría colarme en casa de la gente, aunque fuese solo para que me diesen su opinión sobre mi pokémon acompañante.

Tenía ganas de comprar pociones para tener bien protegido a Torchic pero, no abundaba el dinero en mis bolsillos así que por el momento iríamos con cuidado. Me fijé en que mi pequeño amigo tenía las patitas muy cortas por lo que seguramente se cansaría si fuese todo el rato corriendo tras de mi así que le cogí con las manos para que viese el mismo escenario que yo.

- Bien, Torchic. Eso rojo de ahí es un centro pokémon. Ahí os llevamos los entrenadores cuando os ponéis malitos u os hacéis daño para que os curéis. ¡Y eso de ahí es una tienda! - Le seguí diciendo, girándole hacia la dirección de ese edificio verde azulado. - Allí venden casi de todo. En mi pueblo no había ninguna de esas así que cuando tengamos un poco de dinero nos pasaremos a ver qué tienen. - 

Tampoco conocía nada más así que le enseñé nuestro objetivo. - Y por ahí está la ruta 35. Creo que será un buen comienzo para que entrenemos juntos. - Mi primer combate... ¡Y el suyo también! ¿Estará tan nervioso como yo? - ¡No te preocupes por nada, que pase lo que pase estaré a tu lado! -

Comencé a caminar llevándolo en mis brazos aunque me di cuenta de que si lo llevaba siempre allí no podría sacar la pokédex ni nada parecido. -Hmmm... A ver qué te parece esto... - Lo llevé hacia detrás de mi cabeza y lo puse dentro de la capucha de mi sudadera intentando que entrase bien y que no estuviese agobiado pero tampoco pudiese caerse. Los pollos no vuelan después de todo, aunque algún otro pudiese usar pájaro osado por que sí.

Tras dejarle dentro y notar el leve peso del pollito giré la cabeza para intentar verle. - ¿Estás cómodo ahí dentro? Agárrate... con el pico o algo, ¡Vamos a probar un ratito y si no te gusta pues buscamos otro método! - Dicho eso empecé a caminar hacia la ruta 35.

La Profesora Acacia se despide de vosotras mientras salís de su Laboratorio Pokémon las tres juntas, pues habéis decidido seguir su consejo de pedir el Kit de Iniciación en la Tienda Pokémon más cercana, que es evidentemente la de Pueblo Ocaso.

Ahora mismo la población de Pueblo Ocaso está algo más activa que cuando todas vosotras habéis bajado del avión a primera hora de la mañana, aunque no demasiado. Se nota que es un pueblo tranquilo por naturaleza, más allá de ser importante por la presencia de un Laboratorio Pokémon en éste. Además el lugar está bien señalizado y no tardáis nada en encontrar un cartel que indica dónde se encuentra la Tienda de Artículos Pokémon más cercana. Como en las Regiones de origen de algunas de vosotras, la Tienda Pokémon de Pueblo Ocaso tiene el tejado azul y el símbolo de una Pokéball en la fachada, lo cual la hace inconfundible.

Escucháis el hilo musical de la tienda nada más entrar por la puerta, y también os dais cuenta de que el local está perfectamente climatizado en su interior. La Tienda Pokémon tiene estanterías por todas partes con todo tipo de productos relacionados con los Pokémon: libros y manuales, guías, artículos para el aseo y el cuidado de los Pokémon, comida para Pokémon de varios tipos, incubadoras para huevos Pokémon, ropa y gadgets varios para entrenadores... aunque si buscáis algo en concreto, probablemente lo más acertado sea preguntar al encargado que se encuentra detrás del mostrador.

-¡Bienvenidos a la Tienda Pokémon de Pueblo Ocaso! - os dice el chico en cuestión en cuanto entráis.

Tras salir de allí del laboratorio comenzamos a dirigirnos a la ciudad de nuevo, obviamente a por el kit de iniciación que nos mencionó la profesora. Ahora me daba pena el otro pobre que llegó con nosotras... - Posiblemente en ese kit habrá pokeballs... y el va sin ninguna - pensé mientras caminabamos, pero me dí cuenta que entonces más que pensar debía hablar con las presentes - Bueno ¿y vosotras de donde venis? Yo soy de la Ciudad Malvalona, en la región de Hoenn. Se me hace raro pensar que estoy tan lejos de casa la verdad - Realmente la ciudad estaba al lado del laboratorio, no sé por qué pensé que el camino era larguisimo al ir al laboratorio... igual porque estaba sola.

Pronto pudimos ver la tienda pokemon - Mirad ya hemos llegado - Al entrar en la tienda, de nuevo como con los pokemon mis ojos se hicieron estrellitas con los productos que veia, especialmente me fijaba en los libros de cuidado para pokemon, comidas, ingredientes y sobre todo en las incubadoras - Woaaaah - realmente por un momento se me había olvidado a que habiamos venido - Algún día usaré una de esta para criar a nuestros propios amigos. ¿Verdad Cyndaquil? - Entonces fue cuando desperté de mi ensoñación poniendome colorada ante mi actuación frente a las nuevas amigas que acababa de conocer y frente al tendero. Reí nerviosamente mientras me ponía de pie - Je je... p-perdón. Esto... ¿A que habiamos venido? - pregunté a Akane y a Lina... ciertamente me había olvidado.

Lina tenía ganas de coger a Fennekin pero dejó que caminara a su lado. La pobre debía de estar cansada de estar tanto tiempo en la pokéball y seguro que agradecería un poco de aire fresco. Se guardó la pokéball en la mochila y siguió a sus dos compañeras de viaje, al menos por el momento.

- Yo vengo de Ciudad Jubileo, de la región de Sinnoh- respondió a Raine.

Estaba bien estar en un pueblo tranquilo, para variar. El ajetreo de la ciudad nunca le había entusiasmado mucho y ahora podía disfrutar de la calma de un lugar como el Pueblo Ocaso. Pronto llegaron a la tienda, donde un chico les dio la bienvenida. Hablando de chicos... ¿Chikawa se había ido sin su kit de iniciación?

Lina se acercó a Raine, que estaba curioseando las incubadoras, y sonrió.

- Vaya. ¿Quieres ser cuidadora pokémon? A mí también me atrae la idea- le explicó con una media sonrisa-. Estoy segura de que es un trabajo muy gratificante.

Miró a Fennekin y le hizo un gesto para que se subiera a sus brazos. Le encantaban los pokémon pequeños y adorables.

- Hemos venido a por nuestros kits de iniciación- dijo al tendero cuando Raine admitió haberlo olvidado, y le dedicó a esta otra sonrisa-. ¿Están disponibles?

No podía dejar de mirar de reojo a Charmander, me encantaba, todo en mi pequeño compañero era tan adorable... y la llamita que ondeaba en su cola me parecía muy graciosa. Entonces oí que parecían estar hablando de donde venían y decidí prestar un poco de atención a mis compañeras, después de todo parecía que íbamos a ir juntas, al menos de momento.

- Pues yo vengo de la región de Kanto y estoy buscando a un amigo que emprendió esta aventura algo antes que yo, tengo muchas ganas de ver como lleva su gran aventura.

Les sonreí, pensar en Hiro siempre me ponía alegre.

Llegamos entonces a la tienda que nos había indicado la profesora Acacia y en cuanto entramos no pude dejar de sorprenderme, había un montón de cosas, que no tenía ni idea para que servían, pero todo llamaba mi atención, y no parecía ser la única, Raine también parecía fascinada. Entonces fue Lina quien tomó la iniciativa y se dirigió al que parecía el tendero. Mientras tanto yo me dedicaba a curiosear por todo el lugar y pensar en el pobre chico, que como bien habían dicho ellas, probablemente nunca obtendría su kit inicial.

-¡Ah, ya veo! Entrenadores novatos, ¿verdad? ¿Venís del Laboratorio de la Profesora Acacia? - os pregunta el encargado de la Tienda Pokémon con una amable sonrisa. El chico se agacha y rebusca algo en la parte baja de detrás del mostrador. - Esperad un momento, los tengo por aquí... - os indica. Efectivamente, segundos después vuelve a erguirse y coloca tres cajitas de cartón delante de vosotros y sobre el mostrador. En las cajas puede leerse "Kit de Iniciación para Entrenadores Pokémon". - Aquí los tenéis. Mirad. - os dice, y mientras os indica que os acerquéis con un gesto de la mano abre una de las cajitas. En su interior veis varios artículos útiles. - Cinco Poké Ball, una Super Ball, una Poción, un Repelente, un Antídoto... y esto de aquí - dice, señalando cada unos de los artículos que contiene la cajita. - es un cinturón con sujeción para Pokéball. Para que las podáis llevar cómodamente en la cintura. - os dice, sonriendo y volviendo a cerrar la cajita. - Necesitaré que confirméis vuestra identidad con vuestras Pokédex, eso sí. Sólo tenéis que acercarlas aquí. - os indica, sacando un pequeño aparato que coloca sobre el mostrador. Parece algo parecido a un lector de tarjetas.

-Así que... Sinoh, Kanto y Hoenn. Nos falta uno de Johto y hacemos las cuatro primeras regiones - Sonreí tontamente para mi al pensar eso. Entonces miré a Akane quien había dicho su objetivo claramente y sin tapujos - Vaya, así que en busca de un amigo ¿Eh? - Ya pensaba yo que sería su persona amada o algo por el estilo - Pues si viajamos mucho juntas te ayudaré a buscarlo - Sonreí bastante al decir aquello aunque internamente solo quería ver un poco de pasión de pokemones en estado puro, las pokenovelas son muy malas para dejarlas a medias.

Tras llegar a la tienda y mi euforia mirando todo para cuidadores, se vió muy claro mi objetivo en la vida, de hecho fue Lina la que me preguntó y yo me rasqué la nuca mientras reia nerviosamente - Bueno sí, mis abuelos tienen una guardería pokemon en las afueras de Malvalona y desde pequeña he ayudado a mis abuelos en todo lo posible y tanto es así que acabé desarrollando la idea de en el futuro llegar a ser la mejor cuidadora y criadora pokemon que existe y para ello, no solo quiero hacer un monton de amigos pokemon, empezando por Cyndaquil, sino que también quiero probarme a mi misma como entrenadora. - Dije con mucha ilusión aunque tras decir aquello reculé - A-a-aunque no creo que participe en la liga... no lo sé... todavía... - aún tenía muchas dudas sobre ese punto.

Tras aquella explicación propia de lo que quería hacer de cara a un futuro, Lina pidió los kit y nos dieron a cada uno el suyo. Di mi pokedex para que pudiera recoger mi paquete de iniciación. Lo primero que cogí fue el cinturon, me lo enrollé alrededor de la cintura colocando las cinco pokeball vacias, y luego la pokeball de Cyndaquil la primera del cinturon. Luego miré a mi pokemon y le sonreí - Mira Cyndaquil, ahora si que parezco una entrenadora de verdad. ¿Me queda bien? - Tras preguntarle a el miré a las chicas para ver que pensaban ellas. Luego recogí el resto de cosas y las guardé en mi mochila - Ahora que lo pienso, podría ponerte un nombre como hacen muchos entrenadores - volví a decir mirando a Cyndaquil - ¿Te gustaría que te pusiera un buen nombre? - obviamente, esa idea la hacen los entrenadores, pero yo quería hacerme amiga de mis pokemon y por ello, no le pondría un nombre a un pokemon que no quisiera.

Después de ver la reacción de Cyndaquil, miré el interior de mi mochila pensando que faltara algo que debía comprar... a parte de la incubadora - Vosotras teneis algo más que comprar - pregunté tanto a Lina como a Akane, tratando de pensar lo que me falta en mi mochila, pero al ver que no se me ocurría nada, simplemente la cerré y esperé a mis compañeras.

- ¿Si? Pues te estaría muy agradecida - digo a Raine ante su comentario sobre buscar a Hiro -, la verdad es que tengo muchísimas ganas de verle.

Pronto llegamos a la tienda pokemon y el tendero no tardo nada en darnos los kits que nos había comentado la profesora Acacia en cuanto Lina se los pidió. Cuando tuve el mío en mi mano me lo ajusté a la cintura con una sonrisa en la cara, ahora seguro que ya parecía toda una entrenadora pokemon, y estaba muy contenta por ello. Cogí la pokeball de Charmander y la coloqué en uno de los espacios que había para ello.

- ¿Has visto Charmander? Ya estamos preparados para comenzar nuestra aventura, ¿emocionado?, porque yo sí.

Me agaché entonces para hacerle unas carantoñas y me giré hacia las chicas.

- Ummm, pues creo que no, ¿o se os ocurre algo?, creo que con esto ya podemos empezar, además supongo que en todos los pueblos que vayamos visitando habrá tiendas de estas ¿no?, asi que más adelante ya iremos comprando más cosas si os parece.

La verdad es que estaba deseando salir de allí y empezar a ver el mundo desde la perspectiva que ahora me tocaba, la de una entrenadora pokemon.

Lina pasó su Pokédex por el lector y recibió su kit. Con calma, cogió el cinturón y se lo puso alrededor de la cintura de manera que quedara holgado, casi colgándole. Le gustaba más llevar la ropa ancha y, mientras no se cayera ni fuera molesto, el cinturón también lo iba a llevar así.

Cogió la pokéball de Fennekin y se la colocó en uno de los encajes. Después cogió los artículos que venían en su caja y los guardó en la mochila con cuidado, poniendo cada cosa en su sitio y ocupándose de que nada pudiera romperse o acabar en mal estado.

- Pues ya está- dijo cerrando su mochila y colgándose la mochila a la espalda con parsimonia-. Yo no he pensado comprar nada más. Creo que esto es más que suficiente para empezar, la verdad- comentó encogiéndose de hombros.

Miró a Akane, que parecía impaciente por empezar la aventura, y luego a Raine, a quien empezó a ver de forma distinta ahora que sabía que quería dedicarse al cuidado de pokémons. No esperaba encontrar a nadie con los mismos intereses que ella pero estaba claro que conocería a gente de todo tipo.

- Gracias por todo- dijo al dependiente antes de empezar a salir de la tienda. Se agachó y cogió a Fennekin en brazos para llevarla apretada contra su pecho. Era suave y adorable-. ¡Qué bonita eres, Fennekin!

Se rió discretamente y volvió a mirar a sus compañeras.

- ¿Vamos? Lo más interesante está ahí fuera- dijo señalando hacia el exterior con el mentón.

Pueblo Ocaso
- El pueblo donde soplan los vientos del atardecer -

Sentado en tu asiento junto a la ventanilla, observas cómo el avión desciende lentamente hasta tocar tierra con el tren de aterrizaje. Tras unos segundos en los que el vehículo se sacude lo suficiente como para hacer vibrar tu asiento, el avión comienza a rodar por la pista mientras una voz se escucha por el sistema de megafonía del aparato.

Señores Pasajeros, el vuelo 787 con destino a Pueblo Ocaso, en la Región Ámbar, ha llegado a su destino. Por favor, continúen con los cinturones de seguridad abrochados hasta que se apague la señal luminosa que tienen frente a ustedes y el avión esté completamente parado.

Desde Pidgeot Airlines deseamos que hayan tenido un vuelo agradable y esperamos que nos vuelvan a elegir para volar con nosotros.

Pueblo Ocaso, ¡por fin! Han sido casi ocho horas de vuelo transoceánico, pero por fin has llegado a tu destino. Tu avión está aterrizando en el Aeropuerto de Pueblo Ocaso, al este de la Región Ámbar. No es habitual que un pueblo aparentemente tan pequeño como Pueblo Ocaso tenga aeropuerto propio, pero éste es un pueblo muy especial: se trata de uno de los tres pueblos de la Región Ámbar en los que un Profesor Pokémon entrega Pokémon iniciales a los Entrenadores que quieren iniciar su viaje en esta Región. Y eso es precisamente lo que tú vienes a hacer aquí.

Mientras desembarcas, ya con el avión totalmente detenido y cargando con tu ligero equipaje de mano, recuerdas las circunstancias que te han traído a este lugar. La desaparición de tu padre hace un año tras una aplastante derrota, siendo sustituido por un nuevo Entrenador como Líder del Gimnasio que hasta ese momento había sido suyo... te cambió. ¿Cómo podía tu padre haber perdido de una forma tan humillante? Y de su desaparición no podías deducir otra cosa que el hecho de que tu padre había sido consumido por la vergüenza... vergüenza por ser un Entrenador demasiado débil. Nadie en tu ciudad natal se preocupa ya por tu padre o lo que le pudiera pasar, todos aclaman al nuevo Líder de Gimnasio. Eso sólo le pasa a los débiles... y tú no estás dispuesto a ser débil.

Observas la Pokéball que llevas contigo, la de tu Rattata. Todo el mundo piensa que Rattata es un Pokémon débil... pero no lo es, ¿verdad? Es tu compañero, y harás todo lo que esté en tu mano para sacar a relucir todo su potencial. Sea como sea. Y se lo vas a demostrar a todo el mundo... ¿Y cómo vas a hacerlo? El anuncio de la Primera Liga Pokémon de la Región Ámbar, que sin duda atraería a Entrenadores y novatos de todas las regiones del mundo y que además ofrecía una cuantiosa suma de dinero a aquel que se convirtiera en Campeón, fue lo que te hizo decantarte por esta Región como la idónea para comenzar tu aventura Pokémon. Te convertirás, o eso decidiste, en el primer Campeón de una Región entera. Así todos tendrán que reconocer tu fuerza.

Mientras buscas la salida del aeropuerto, piensas en las peculiaridades de la Liga Pokémon de esta Región. En Ámbar no existen ocho Gimnasios Pokémon como en la mayoría de regiones, sino doce, aunque realmente los Entrenadores sólo tienen que obtener ocho Medallas de los Líderes de Gimnasio para participar en la Liga. Por si esto fuera poco, el Líder de Gimnasio tiene el derecho de hacer participar a los aspirantes en un reto o prueba de su elección... ¿Cómo serán esas pruebas?

Pero la principal diferencia que encuentras entre Ámbar y el resto de regiones donde los Entrenadores comienzan sus viajes habitualmente es que en Ámbar no hay una sola persona que entregue Pokémon iniciales a los Entrenadores novatos, sino tres: el Profesor Nogal, de Pueblo Amanecer; el Profesor Abeto, de Pueblo Alba, y la Profesora Acacia, En Pueblo Ocaso. Cada uno de ellos entrega un tipo de Pokémon distinto: Agua, Planta y Fuego respectivamente, y los tres se encuentran en puntos realmente distantes de la geografía de Ámbar. Por lo tanto, según el tipo de Pokémon que cada Entrenador decide recibir para comenzar, empezará su aventura en un lugar u otro de la Región. ¿Afectará esto a la forma en que se desarrolla su viaje?

En tu caso, has decidido que quieres comenzar con tu Rattata, aunque eso va un poco en contra de las normas. No obstante, cuando consultaste sobre esta posibilidad la Profesora Acacia de Pueblo Ocaso te dijo en su mensaje que fueses a visitarla y que lo arreglaríais de alguna forma. Por lo tanto, has acudido a Pueblo Ocaso, al este de Ámbar, para ver a la Profesora Acacia.

Según sales del aeropuerto y llegas a Pueblo Ocaso, observas el paisaje que tienes ante ti. Parece un sitio tranquilo y apacible, lleno de naturaleza. El aire fresco de la mañana azota suavemente tu rostro mientras localizas con la mirada el Laboratorio Pokémon de la Profesora Acacia: ¡Allí está!

El viaje fue largo y cansado pero no pude dormir en ningún momento, mi aventura estaba a punto de comenzar y debía darlo todo desde el inicio. En mi mente repasaba una y otra vez mis conocimientos sobre pokemon, tipos de entrenamientos, combates de gimnasio que había presenciado de mas pequeño y las retransmisiones de la liga de Kanto que daban por la televisión. Todos mis conocimientos eran teóricos por eso esta era mi oportunidad de demostrar mi valía con experiencia real.

Nada mas bajarme del avión cogí mi pokeball, la observé y la apoyé contra mi frente -Vamos a hacernos fuerte, los mas fuertes de toda la región Rattata-

eché un vistazo rápido al pueblo pero rápidamente me dirigí hacia el laboratorio de la Profesora Acacia, lo antes que empezara antes nos haríamos fuertes. Entré por la puerta y rebusqué a alguna mujer mayor con la mirada -Con permiso, Soy Joey Cross!- medio grité cerca de la entrada.

Si tuvieras que utilizar una sola palabra para describir el interior de ese laboratorio, seguramente sería algo parecido a "desordenado". La sala que hace las veces de recibidor es grande y espaciosa, con estanterías de múltiples pisos cubriendo las paredes, aunque sólo están llenas hasta la mitad de su capacidad máxima. El resto de libros que deberían ocupar los huecos vacíos de las estanterías, sin embargo, se encuentran sobre las múltiples mesas que también hay repartidas por la sala: algunos cerrados, otros abiertos, la mayoría acumulados en pilas de cinco o seis libros, algunos incluso acumulados en pilas en el suelo al lado de las mesas. Estos libros son acompañados de papeles, libretas, bolígrafos, pizarras, ordenadores portátiles y artefactos varios que supones que la Profesora Acacia utiliza durante sus investigaciones, pero que es evidente que no se molesta en volver a dejar en su sitio tras utilizarlos. Más allá del camino que lleva desde la entrada del laboratorio a la siguiente sala, que está despejado, te sientes incapaz de caminar por cualquier por cualquier otra zona de la sala sin tirar por accidente algún libro o aparato.

-¿Se puede saber qué son esos gritos? - pregunta una voz femenina mientras tú te dedicas a observar el entorno. Escuchas el sonido de unos tacones acercarse, y por la puerta que lleva a la siguiente sala aparece la propietaria de la voz con el ceño fruncido. Desde luego, no es la vieja profesora que te habías imaginado que sería.

Se trata de una mujer joven, alta, de piel blanca, con una larga cabellera rubia y ojos de color azul claro. Su busto es generoso y la ropa que lleva, un elegante traje blanco con generoso escote y una falda no demasiado larga, acentúa las curvas de su cuerpo. La mujer te echa un vistazo por encima, hasta que coloca su mano derecha en su cadera y ladea la cabeza, mirándote algo molesta.

-¿No sabes que hay que llamar al timbre antes de entrar en los edificios? - pregunta.

Aquel lugar estaba hecho un desastre, casi parecía un vertedero. Miré por encima algunos de los libros que estaban abiertos sobre las mesas "maquinas técnicas", "Cambios de tipo y evolución" "movimientos Z" no comprendía ni la mitad de los conceptos que aparecían en ellos pero eso no me importaba, la teoría estaba bien pero la practica era lo importante.

Me sonrojo al ver a la mujer joven y esbelta que acababa de aparecer frente a mi, me quedé embobado mirándola durante unos segundos antes de reaccionar. Sacudí mi cabeza para despejarme y me dispuse a hablar:

-Estoy buscando a la profesora acacia, supongo que tu trabajaras para ella- tutee a la joven suponiendo que era solo una aprendiz o una becaria e ignorando su pregunta que que estaba seguro que si hubiera llamado nadie hubiera venido a abrir con tal desastre de por medio -Dile que Joey Cross ha llegado, quiero hacer los tramites necesarios para comenzar mi aventura lo antes posible- digo con una sonrisa impaciente