Partida Rol por web

Ruta 16
- El camino hacia Pueblo Ocaso -

Con tu nuevo Pokémon cómodo en el interior de tu capucha, y después de investigar Pueblo Ocaso durante un rato y decidir que la Tienda Pokémon será mejor dejarla para más adelante cuando tengas dinero, te diriges hacia el sur y atraviesas una caseta de guardia que separa el Pueblo de la Ruta situada directamente al sur del mismo, la Ruta 36.

Ésta parece ser un camino natural, un sendero de tierra que atraviesa una pradera salpicada por árboles y arbustos de varios tamaños, aunque todos verdes y relucientes. Un cartel de madera situado al principio del sendero de tierra os da la bienvenida a Torchic y a ti, dándoos lo que parece ser un consejo para Entrenadores novatos con las letras que tiene escritas.

¡Recuerda debilitar a los Pokémon salvajes antes de lanzar la Pokéball!

¡Las Pokéball vacías sólo se pueden utilizar una vez!

Ahora que lo piensas, no es como si tú llevaras Pokéball contigo... y aquí hay unos cuantos Pokémon salvajes correteando por el camino, o por los laterales del mismo, picoteando el suelo, escarbando, o simplemente disfrutando del sol matinal.

A Torchic no parecía disgustarle mucho su nuevo "nidito", el pollito se mecía de un lado a otro mientras yo caminaba hacia la ruta 36 y a veces soltaba algún ruidito que yo suponía que indicaba que estaba disfrutando. Intentaba asegurarme todo el tiempo de que no se caía o se daba la vuelta dentro de la capucha. Pronto llegamos a la entrada de la ruta 36 y me detuve para observar bien el camino que se presentaba ante nosotros. El verde de un prado como ese tenía su encanto, los lugares así rezumaban vida y seguro que los pokémon anidaban en la hierba alta del camino.

- Este sitio es muy bonito, Torchic pero, seguro que el mar te gusta más que esto. - Di un paso decisivo para avanzar y entrar en la ruta 36 y saludé al guardia con la cabeza al pasar. - Bien, Torchic, ahora tenemos que buscar nuestro oponente... ¿Espera, qué es esto de aquí? - Me acerqué a ver mejor un cartelito de la entrada, consejos para entrenadores novatos. - ¡Maldita sea! No tengo ninguna pokéball... Bueno, por ahora nos bastamos tú y yo, siempre podremos dar la vuelta y volver cuando tengamos dinero. - 

Saqué la pokédex y empecé a tomar datos de los pokémon que veía durante el camino.

- Veamos... un Starly, Fletchling, dos pajaritos, como tú, aunque no parece haber Wingull o Taillow por aquí, a estos no los conozco. ¡Mira, Torchic! - Le dije mientras señalaba un pequeño mapachito que asomaba la cabecita desde un arbusto. - ¡Es un Zigzagoon, en Hoenn hay muchos! - La pokédex también avistó un Bunnelby, un pokémon conejo. - Bueno, ¿Cuál debería escoger? -

Un pequeño Starly apareció buscando comida en el camino. - Bien, Torchic, tu primera pelea será contra otro pollito. - Guardé la pokédex y bajé a Torchic de mi capucha para dejarle en el suelo. - ¡Adelante, Torchic, vamos a combatir contra ese Starly! ¡Esto... Ataca! - 

Escoges a uno de los Starly cercanos y envías a tu Torchic a luchar contra éste con una orden más bien vaga. Al ver que Torchic se acerca, el Starly salvaje se gira tranquilamente hacia él.

Torchic, por su parte, va dando saltitos y pasos algo torpes hasta plantarse delante del Pokémon salvaje y, al escuchar tu orden, medita durante unos segundos y luego empieza a dar saltos y a gruñir delante del Starly salvaje, como si estuviera muy enfadado. El Starly salvaje simplemente ladea la cabeza, mirando con curiosidad el extraño comportamiento de Torchic.

- ... - Mi orden no había tenido el efecto que esperaba, quizás tenía que ser más preciso para obtener resultados. Por suerte, la escena si que parecía ser la de un combate pokémon, aunque River siempre describía sus combates como épicas peleas en escenarios casi apocalípticos.

- Vale esto... Torchic. ¡Esta vez vamos a hacerlo bien! Ataca con... - ¡¿Kawa, por qué solo conoces ataques de Blaziken?! Mi padre siempre decía que lo que no solucionaba un doble patada lo hacía una patada ígnea. ¿Pero Torchic sabrá hacer eso con unas patitas así? *Veamos qué dice la pokédex. -

Saqué la pokédex, confiando en que ese Starly esperase pacientemente y no se marchase por ahí a seguir buscando bayas y empecé a mirar los ataques de mi compañero. - ¿Ascuas? No quiero prenderle fuego a esto. Gruñido... bueno, ya Torchic ha hecho ruiditos antes, no parece ser muy eficaz. ¡Oh! - Guardé la pokédex y señalé con decisión a nuestro enemigo.

- ¡Adelante, Torchic! ¡Usa arañazo! ¡Dale con tu patita a ese pájaro, que sepa que vamos en serio! - Los dos juntos éramos los más chungos de la ruta 36. Y pronto de todo ámbar.

El Starly apenas tiene tiempo de reaccionar cuando Torchic deja de hacer su extraño baile de batalla delante de él y comienza a atacarlo. Torchic da un salto y, con su pata por delante, araña al Starly salvaje. Sorprendido, Starly cae hacia atrás emitiendo un sonidito dolorido.

Sin embargo, se levanta rápidamente y mira a Torchic con actitud desafiante. Aunque se le ve bastante débil y jadea, ¡se lanza al ataque! Tomando impulso con sus patas en el sulo, Starly se lanza hacia Torchic con todo su cuerpo por delante y lo golpea. ¡Torchic se lleva un golpe y se queja en voz alta, pero aún le queda energía de sobras!

El ataque de Torchic dio de pleno en el pequeño pájaro que cayó al suelo herido. - ¡Muy bien hecho! - Pero el combate no había acabado, el Starly contraatacó placando contra mi compañero. - ¡Oye, al menos dame tiempo para hablar con Torchic! - Me quejé a nuestro oponente, que parecía estar en las últimas.

- ¡Torchic, le tienes contra las cuerdas! ¡Repite tu ataque, arañazo contra ese Starly! - Sí, nuestro primer combate parecía ser bastante sencillo.

Ruta 16
- El camino hacia Pueblo Ocaso -

Con vuestros nuevos Pokémon recién recibidos, y ya equipados con el Kit básico de Entrenador que habéis obtenido en la Tienda Pokémon de Pueblo Ocaso, finalmente las tres decidís que es el momento de comenzar por fin vuestra aventura y os dirigís hacia el sur, donde atravesáis una pequeña caseta de guardia y os metéis de lleno en la Ruta 36 de la Región Alba.

Ésta parece ser un camino natural, un sendero de tierra que atraviesa una pradera salpicada por árboles y arbustos de varios tamaños, aunque todos verdes y relucientes. Un cartel de madera situado al principio del sendero de tierra os da la bienvenida a las tres, dándoos lo que parece ser un consejo para Entrenadores novatos con las letras que tiene escritas.

¡Recuerda debilitar a los Pokémon salvajes antes de lanzar la Pokéball!

¡Las Pokéball vacías sólo se pueden utilizar una vez!

No es como si no supierais eso de antes, ¿verdad? Pero es un buen consejo para Entrenadores novatos que quieren capturar un Pokémon para su equipo... y, de hecho, aquí hay unos cuantos Pokémon salvajes correteando por el camino, o por los laterales del mismo, picoteando el suelo, escarbando, o simplemente disfrutando del sol matinal.

-¡Chiiiiiiiiiiic! - grita Torchic al lanzarse una vez más contra el Starly salvaje, con sus patitas por delante. El Starly, al recibir el golpe, emite un gruñido y cae hacia atrás, aunque esta vez no se levanta, sino que queda tendido boca arriba evidentemente debilitado. - ¿Torchic? - pregunta Torchic, acercándose al Starly debilitado y girando su cabeza con curiosidad mientras lo mira. Cuando se da cuenta de que ha vencido, empieza a dar saltitos en el sitio mientras emite gruñiditos de felicidad. - ¡Chic, chic, chic! - dice el Pokémon de Tipo Fuego mientras regresa con su entrenador, dando vueltas a saltos a su alrededor. ¡Habéis ganado vuestro primer combate!

Al llegar a aquella ruta, mis ojitos estaban lanzando estrellitas. No era la primera vez que había estado en una, y veia pokemon salvajes, pero ahora era muy diferente. Ahora yo era la entrenadora, y podía hacerme amiga de muchos pokemon salvajes. Estaba muy ilusionada y quitando el consejo que el cartel nos daba, empezamos las tres a ver a los diferentes pokemon de la ruta.

-Buaaaaa, mirad. Un Fletchling, un Starly, un Zigzagoon y un Bunnelby - Realmente el tiempo en la guardería, me había dado para conocer muchos pokemon. Acto seguido saqué la pokedex para analizar, principalmente al que más tenía ganas de atrapar, Fletchling, pero sin olvidarme del resto. - Son tan preciosos. - Decidida y con una idea en la cabeza, bajé mi mochila al suelo para buscar entre mis cosas comida de pokemon ya hecha. - ¿A quien vais a intentar capturar vosotras chicas? - pregunté al sacar la comida y luego miré a Cyndaquil. - ¿Vamos a tratar de hacernos amigos de un Fletchling? - le pregunté para ver si estaba de acuerdo que buscaramos otro compañero.

-Voy a tratar de buscar a algún Fletchling que quiera venirse conmigo. Cyndaquil, espero que me cubras si ves que me van a atacar. - Confiaba plenamente en el al decir aquello y luego me fui acercando hacia la hierba a buscar algún Fletchling y tratar de ganarmelo con la comida - Mira Fletchlin bonito, mi comida está muy rica.

Al poco llegamos a la ruta y empiezo a ver pokemon salvajes, no puedo estar más ilusionada, aunque parece que mi compañera Raine está más o menos como yo. Siempre me habían gustado los pájaros y me habían contado que incluso podían ayudar a trasladarte entre distintos lugares, asi que me decidí a atrapar uno de ellos.

- Yo voy a intentarlo con Starly, ¿te parece bien Charmander? - digo mientras me agacho un momento para acariciarlo - pues si os parece bien, chicas, podemos entretenernos un poco intentando capturar a algún pokemon salvaje por aquí y cuando hayamos acabado volvemos a reunirnos para continuar, ¿vale?

Asi que imitando a Raine me acerqué a la hierba para intentar capturar algún Starly descuidado.

- Starly bonito, ven... tengo algo para ti... Starly... Charmander y yo queremos ser tus amigos...

El segundo ataque de Torchic hizo caer redondo al pequeño Starly. Ambos nos quedamos mirando esperando algún tipo de respuesta pero no, Starly había sido debilitado y Torchic había ganado el combate. Alcé la mano emocionado por haber derrotado a mi primer pokémon junto a Torchic. - ¡Genial, muy bien hecho! - Le dije mientras se acercaba a mi.

Siendo honestos y, pensando un poco en profundidad la situación, el pobre Starly no había hecho nada. Torchic y yo habíamos llegado a la ruta con intención de combatir y habíamos cogido por banda a un pobre pollito que estaba comiendo y le habíamos zurrado hasta dejarle KO en el suelo. Decidí alejar esos pensamientos de mi mente, así era como se entrenaba, ¿No?

- Cuando lleguemos a un centro Pokémon preguntaré si hay más formas de entrenar... - Me agaché hacia Torchic que no paraba de dar saltitos junto a mi. - ¡Enhorabuena, pequeño! - Le puse mi mano en su cabecita y le acaricié las plumas. - Te mereces un buen "pat-pat", River también lo hacía conmigo cuando me portaba bien. - Aunque eso ya había acabado.

Me incorporé y miré a mi alrededor, aún había varios pokémon salvajes sueltos. - Bueno, pequeño. Un combate más y seguimos nuestro camino, ¡Quiero ver qué tal es tu fuego! - Un pequeño Zigzagoon correteaba en zig-zag por el camino. Nuestro siguiente objetivo, o víctima. - Torchic, ahí está nuestro oponente. ¡Usa ascuas contra él! - 

Decides que tu primer amigo de esta región, aparte del Cyndaquil que has recibido como primer Pokémon y que te acompaña ahora mismo por la Ruta 36, será uno de los Fletchling de este lugar. Antes de batallar, al parecer, decides que vas a probar a ganarte su amistad con comida, y te acercas con sigilo a un Fletchling susurrándole palabras dulces y tranquilizadoras.

Llamas la atención de un Fletchling, tal y como tú querías, y éste se te queda mirando con curiosidad, ladeando su cabeza sin saber muy bien si acercarse a ti o salir huyendo. Le ofreces comida, pero... ¿qué comida concretamente?

Charmander asiente cuando le dices que, al contrario que Raine con Fletchling, tú vas a intentar atrapar uno de los Starly de que se pasean tranquilamente por la Ruta 36. De momento te acercas al Starly que mejor te parece con una actitud cautelosa, despacio, intentando no asustarlo.

Llamas la atención del Starly, quien se te queda mirando muy quieto, como decidiendo mentalmente si debería huir o por el contrario no supones un peligro para él... Bien, ¿y ahora qué?

Al contrario que sus compañeras de aventura, Lina decide sentarse en una roca cercana y observar el comportamiento de los Pokémon salvajes de la ruta antes de lanzarse a hacer nada. Su Fennekin se sienta junto a ella.

Los Pokémon salvajes de esta ruta tienen una actitud distraída, y ciertamente no parecen asustados de los seres humanos. Cuando Raine y Akane se aproximan a los Pokémon que han decidido añadir a su equipo, los Pokémon salvajes en cuestión no se alejan, sino que miran a los Pokémon de las entrenadoras con curiosidad, decidiendo si éstos suponen o no una amenaza antes de actuar.

Cuando ví que el Fletchling se fijó en mi me agaché lentamente abriendo mi mochila para sacar un pequeño tarro de plastico donde guardé un poco de comida generica. Como fuí previsora y venía directa a por un pokemon de tipo fuego, también hice comida pokemon de tipo fuego para Cyndaquil. Fletchling no era un pokemon de tipo fuego... todavía. Por ello me alegré de haber preparado comida de pokemon generica para no preocuparme por el tipo de comida si no tenía la especifica. Luego al tener los pokemon en mi equipo, les haría la comida según mi pequeña libreta de recetas.

Al abrirlo ya pude oler yo mismo la comida. Cogí unos cuantos trozos para ponerlos en mi mano y se lo mostré a Fletchling - Aquí tienes - dije suavemente - Tranquilo puedes confiar en mi - le sonreí. Miraría la reacción del Fletchling y si notaba que no confiaba en mi, le pondría un trozo en el suelo para luego con un leve impulso alejarlo de mi y acercarselo a el.

¿Qué hago? ¿Le ataco? Miro de reojo a mi compañera, quizás si solo le ofrezco comida se meta él en la pokeball y no tengamos que luchar ¿no?, nos podían dar unas clases de como capturar pokemon, no me parecía bien eso de llegar hacerles daño y obligarles a venirse conmigo en mi aventura, ¿y si no querían?, seguro que tenían sentimientos los pobres y hasta familia, ¿y si ese Starly tenía una hermana y yo les separaba? Akane, basta. Estaba empezando a agobiarme con tanta pregunta en mi cabeza y a sentirme mal, y no estaba allí para eso.

Suspiro hondo e intento centrarme.

Me siento en el suelo e imito a Raine.

- Ven Starly bonito, ven, Charmander y yo queremos ser tus amigos... - mientras lo digo saco trozos de galletas que tenía en la mochila, quizás no fuesen de su agrado, pero tenía que intentarlo - vamos... pequeño...

Sentada bajo un árbol al lado de Fennekin, Lina sacó una libreta y utensilios de escritura. Anotó la ruta en la que se encontraba y los pokémon que merodeaban por la zona. A ella le brillaban los ojos cuando veía a los Zigzagoon, que le parecían adorables. Pero antes de hacer nada quería saber cómo actuaban los pokémon al encontrarse con un entrenador. ¿Serían amigables o agresivos? Para hacerse amiga de ellos, primero tenía que comprenderles.

- Tal vez tengamos que luchar para demostrar de qué somos capaces, Fennekin- le dijo a su compañera que estaba sentada tranquilamente a su lado-. Pero espero que podamos hacernos amigas suyas sin más. ¿Tú que crees?

Continuó observando con atención. Le parecía interesante que tanto Raine como Akane hubieran elegido pokémon voladores como primera adición a su equipo. Era una elección lógica. ¿Funcionaría la estrategia de ofrecerles comida?

- Vamos a ver qué pasa- le dijo a su pokémon mientras daba unos golpecitos con el lápiz sobre la libreta.

Entusiasmado por haber vencido en su primer combate, Torchic se acerca rápidamente dando saltitos a uno de los Zigzagoon que corretean tranquilamente por la ruta. El Zigzagoon se queda mirando a Torchic un poco extrañado al verle tan hiperactivo en ese momento, y apenas se da cuenta de lo que está pasando cuando el Pokémon de Tipo Fuego abre su boca y lanza múltiples chispas de fuego directamente hacia él.

El Zigzagoon salvaje intenta esquivar el ataque, pero no tiene forma de hacerlo. Las chispas de fuego impactan contra su cuerpo, y emite un quejido en voz alta. Eso, evidentemente, lo enfurece.

El Zigzagoon salvaje aprieta sus patas traseras contra el suelo y sale disparado entonces hacia el Torchic de Kawa quien, entusiasmado por haber lanzado su primer ataque de fuego, ni siquiera ve venir el ataque. Por suerte para él, el golpe no es demasiado fuera y simplemente sale rebotado hacia atrás.

El Fletchling ladea su cabeza con curiosidad, y al final parece que confía lo suficiente en Raine como para acercarse a ella dando pequeños saltitos en el suelo con sus finas patitas. El Fletchling se detiene ante la chica y su Pokémon y, tras unos segundos pensando si será seguro o no lo que está a punto de hacer, picotea la comida que Raine la ofrece directamente de su mano.