Partida Rol por web

Morti abre la boca como para contestar algo, pero finalmente parece pensárselo mejor y cierra la boca mudo, como un magikarp.

Con semblante solemne, alza la pequeña campana, que refulge a la luz de la luna, y la hace tintinear una vez.

Kiriiiinn...

El sonido es límpido, agudo, dulce, de una pureza como Fiódor, que tiene sensibilidad para la música y las artes, nunca ha escuchado. Es como si fuera un sonido de cristal. Claro. Transparente.

Kiriiiinn...

Un sonido que, de alguna forma, reverbera en su la misma fibra de su alma, que le invita a cerrar los ojos, que podría hacerle llorar, que parece llamar... ¿a qué? ¿A quién? Muy lejos, puede sentir las plumas erizadas de Farf, posado en su hombro, rozándole la cara ligeramente.

Kiriiiinn...

Solo el silencio de la noche responde. Los hoothoot, los cricketune, todos los pokémon de la noche se han callado. Morti abre sus ojos claros, que había cerrado en algún momento.

Silencio. 

Pero nada más.

El sonido de la campana no tardó en dejar paso al silencio.. un silencio sepulcral capaz de estremecer a cualquier persona. Fiódor no se atrevía a abrir la boca, temía que un simple sonido, por leve que fuese, rompiese aquel encantamiento que parecía haberse adueñado del lugar.

Uno, dos, tres..

Lo cierto era que, por más que pasaran los segundos.. nada parecía responder a la llamada de la campana. El asombro comenzó a convertirse en incertidumbre.. ¿realmente habían hecho lo correcto? ¿Aquélla era la forma en la que debían llamar al Pokémon legendario del que hablaban Yuki y Morti?

Fiódor desvió disimuladamente la mirada hacia su compañera.. Quizás buscaba en ella algo que le inspirase confianza y que borrara del todo sus dudas..

Yuki observa a Morti tocar la campana con los ojos muy abiertos, la mirada llena de esperanza, brillante a la luz de la joven luna. Vista así, con las mejillas solo ligeramente arreboladas y los puños suavemente apretados en expectación, casi parece hasta guapa.

Los segundos pasan y el hechizo se disuelve, aunque es Morti quien finalmente se decide a terminar de quebrar el ambiente con su voz.

-No parece tener ningún efecto. -Dice con voz apagada y la cabeza gacha, mirando la campana. -No sé, Yuki, quizá... Quizá lo de la Campana Clara no sea más que una leyenda, quizá no sea más que una campana normal...

-¡No es verdad! No... -No encuentra un argumento.- Yo... no sé si suena muy diferente de otras campanas... No entiendo mucho de campanas, la verdad, pero... -Hasta que, de repente, se le ocurre un buen argumento. -¡Todos los pokémon se han callado!

-¡Cruá! -Exclama Farf desde el hombro de Fiódor, para darle la razón a la chica. Poco a poco, los cricketune y los hoothoot vuelven a iniciar su canto entre las hojas y es ahora cuando queda patente que antes estaban en silencio.

-¡Estaban escuchándola! Celebi también tendría que escucharla... Sólo que... Sólo que... ¡Seguro que tú estás haciendo algo mal!

Morti suspira.

Por lo que puede deducirse, parece que ninguno de ellos dos ha sentido lo mismo que Fiódor al escuchar el tañido del pequeño instrumento.

Fiódor se ruborizó durante el tiempo que mantuvo su mirada clavada en el rostro de Yuki. Tan concentrada que estaba, tan radiante y preciosa.. Lamentablemente, ese rostro lleno de esperanza e ilusión desapareció en el instante en el que se dio cuenta de que nada había sucedido.

No, el chico no podía dejarla así.. aquella campana debía llamar a Celebi, y él no pensaba desistir.. no después de haber observado lo importante que parecía aquello para la chica.

-Déjale probar a Yuki, Morti - Dijo mientras lo miraba con una seguridad en sí mismo casi sorprendente - Quizás Celebi venga si la persona que toca la campana se trata de alguien que de verdad confíe en que va a venir. Estoy seguro de que Yuki podrá traerlo hasta nosotros.

En ese momento, Fiódor miró a la chica y esbozó una ligera sonrisa.. una sonrisa que trataba de transmitirle la seguridad que él mismo sentía en aquel momento. El chico quería volver a oír de nuevo la campana.. cerrar los ojos y escuchar cada pequeña vibración de aquel sonido tan puro.

En contra, quizá, de lo esperado, Morti asiente dócilmente y le tiende la campana a Yuki con un movimiento lánguido, pero con una expresión carente por completo de cinismo o sarcasmo.

A la chica no se le ha pasado por alto la sonrisa de Fiódor, que parece infundirle ánimos. Titubea un momento, con la campana cuidadosamente cogida entre sus manos y luego, bruscamente, da un paso hacia Fiódor, clavando sus ojos, brillantes de ilusión, en los de él. Sus mejillas están arreboladas, pero su ceño y sus labios se aprietan hacia abajo en un gesto de inquebrantable determinación.

Sin decir palabra pero diciéndolo todo con la mirada, le coge las manos con las suyas; una de ellas, cálida, le aprieta con fuerza; en la otra tiene la campana, pero extiende los dedos lo suficiente para entrelazarlos con los del muchacho, haciéndole alzar con suave firmeza su mano, quedando así la pequeña campana colgando delicadamente entre las manos de ambos.

Sin apartar los ojos de los suyos, inspira y contiene el aliento.

-Kiriiiinnnnnnn.

Fiódor no era capaz de desviar la mirada de ella, ni siquiera en el momento en el que la chica le cogió de la mano y entrelazó sus dedos con los de él. Como si de una respuesta inmediata se tratase, las mejillas del chico comenzaron a arder... Nunca antes había sentido aquella sensación, ni siquiera sabía cómo reaccionar... su corazón latía con fuerza, y apenas era capaz de mover su cuerpo... pero lo que sí tenía por seguro era que no quería que aquello acabase nunca. 

¿Y cuánto tiempo estuvieron así? Fiódor había perdido la noción del tiempo... Fue solo en el momento en el que la campana emitió aquel dulce sonido... en ese preciso instante, Fiódor notó cómo su cuerpo se relajaba y volvía a reaccionar ante sus órdenes. Su sonrisa no tardó en aflorar de nuevo llena de seguridad en sí mismo... incluso no dudó en acercarse a la chica, casi hasta el punto de llegar a rozar ambos cuerpos en un ligero abrazo. Su mirada pasó lentamente de sus ojos a sus suaves y bien definidos labios... sentía una necesidad inmensa de besarla, e incluso acercó instintivamente su rostro al de ella. Los dedos de sus manos seguían entrelazados, y sus brazos... aún alzados, eran lo único que evitaba que ambos cuerpos se abrazasen.

-Celebi vendrá... - Dijo casi en un susurro mientras volvía a mirar a los ojos de la chica con total ternura - Lo sé, responderá a ti... nada podría ignorar a una persona tan maravillosa.

Las palabras brotaron de su boca con total claridad y certeza. No sabía por qué, ni siquiera podría asegurar que Celebi realmente existiese... pero sabía que aquel momento era único e irrepetible. Nada podía salir mal.

Los ojos de Yuki están fijos en los de Fiódor, enormes, negros, profundos como el mar de noche. Está ligeramente temblorosa y su rostro ha perdido la dureza. Por un momento, no sabe cómo reaccionar ante el piropo de Fiódor y parece apunto de perderse, pero no pierde su aplomo.

Un. Asiente.

-Reza fuerte-. Susurra con firmeza, aunque con una extraña dulzura.

Por favor, Celebi. Por favor... Fiódor se da cuenta de que puede oír los pensamientos de Yuki en su mente. Ven. Salva a Ciudad Iris. Ayúdanos...

Señor de los Bosques... Ayuda a los humanos. Ayuda a Yuki. Es mi amiga. Intercedo por ella ante Ti. Es Katsurou. No hay duda. Es la voz sin voz del abra, grave -de alguna forma-, incorpórea*. Claramente es él el que ha establecido el vínculo telepático que permite que la voz de Yuki haya llegado hasta su mente. Pero hay más...

¡Guardián del Bosque! ¡Acude, por favor! Mi amigo Fiódor te está buscando. Yo también te lo pido-. ¡Cruá!

Por favor, Celebi, si estás ahí, escucha mi súplica. Haría cualquier cosa por Ciudad Iris, es el hogar de almas de vivos y difuntos. Ven. Un humilde servidor te lo ruega.

Por un momento, Fiódor se sorprendió de poder escuchar los pensamientos de los demás, incluso los de su propio Pokémon, pero no tardó en darse cuenta que aquello era debido al poder telepático de Katsurou. Además, entendía el por qué se los transmitía... al fin y al cabo, todos daban el mejor esfuerzo por invocar a Celebi, él también debería poner de su parte.

-Por favor, Celebi - Pensó mientras cerraba suavemente los ojos - Sé que no soy nadie para pedirte esto, pero... por favor, salva la ciudad de aquello que lo está perturbando. Hazlo por nosotros: por Yuki, por Katsurou, por Farf, por mí... y también hazlo por el resto de Pokémon y humanos... por favor...

El eco de la campana se repetía incesantemente en su cabeza. Era un sonido cristalino y hermoso, ni siquiera parecía terrenal... era algo más cercano a lo divino que a lo humano...

Ese sonido... Nunca creí que lo escucharía aquí... Tan lejos...

Una voz sin voz resuena en la mente de Fiódor junto a los ecos del tañido de la campana. De la misma forma que la de Katsurou, no está formada por palabras ni sonidos, sino por puros conceptos, ideas, imágenes. Esta presencia, sin embargo, tiene una resonancia totalmente diferente, más profunda, más antigua. Es la voz de una encina milenaria, de la tierra húmeda, del eco del agua que cae sobre las rocas llenas de musgo. Es el rumor de las hojas verdes de primavera, el primer trino de un pidgey y no es nada de eso.

Algo pasa revoloteando sobre sus cabezas, ligero, llevado por la brisa de la noche, reflejando un momento el brillo plateado de la luna en sus alas translúcidas. La pequeña criatura da una vuelta, juguetona y finalmente se acerca a ellos, curiosa, con una dulce sonrisa en su rostro infantil de enormes ojos azules.

-¡Biiiiiii! :D

Yuki, Farf, Morti, Katsurou, Fiódor... No son nombres, no son palabras, es el propio concepto de cada uno de ellos lo que aparece en la mente del muchacho ...incluso tú que estás tan cohibido, pequeño litwick... Vuestra llamada resonaba a través del tiempo junto al tañido de la campana. No sé aún qué queréis de mi, pero aquí estoy.

Fiódor se sobrecogió enormemente al escuchar en su mente la insonora voz del Pokémon. Más aún cuando vio a la criatura con sus propios ojos levitando frente a él. Sabía que vendría, algo en su interior llevaba tiempo avisándole de que aquello pasaría, aún así... no pudo evitar que los nervios, fruto de la emoción, le traicionasen en aquel momento. ¡Estaba frente a un Pokémon legendario! ¿Cuántas personas habrían llegado a encontrarse en una situación similar?

De forma dubitativa, aunque aún maravillado, el chico miró a Yuki. Quería ver cuál era su expersión, si también se encontraba como él o si, por el contrario, permanecía más serena. Además, él apenas era capaz de pronunciar una sola palabra, y su cabeza era todo un torrente de pensamientos... Confiaba en que la chica pudiese tomar la iniciativa por él...

Yuki está extasiada. Como él, parece haberse quedado sin palabras, apenas por el momento. Incluso Morti, que siempre parece tener una respuesta cargada de autosuficiencia a punto, contempla al dios pokémon con la boca abierta.

-Ce-Celebi...-Yuki consigue recuperar su voz y, enseguida, como un torrente, su aplomo-. ¡Por favor! ¡Salva Ciudad Iris! ¡Ha pasado una cosa! ¡Los... los postes eléctricos se han convertido en árboles*! No tenemos luz y... los pokémon heridos del Centro Pokémon se mueren... He oído que también hay problemas en otros lugares... No sé qué pasa, pero... Celebi, por favor,  ¡arréglalo!

-Biiii :)

Dulcemente, Celebi se acerca a Yuki, sonriendo, y le coge las manos suavemente entre las suyas.

¿Arreglarlo? Pero si ya lo estoy arreglando. Estoy arreglando el mundo. ¿Es que no os gusta mi regalo?

Un silencio.

Yuki está blanca, como si el valor de su nombre se hubiese transformado en nieve.

Un escalofrío recorrió la espalda de Fiódor al escuchar aquello.

-¿Y-ya lo estás arreglando? - Significaba acaso que... - Con arreglar... ¿te refieres a que los postes de luz se conviertan en árboles? - Por favor, dí que estoy equivocado, que no es a eso a lo que te refieres... - Sin electricidad, el centro Pokémon no funcionará, y los Pokémon heridos no podrán curarse...

El chico miró de forma dubitativa al Pokémon mientras en su interior solo rezaba porque con aquel "ya lo estoy arreglando" no se refiriese precisamente a lo que le estaba pasando a la ciudad. Si era así, ¿cómo podrían convencer a un Pokémon legendario de que aquello que hacía no era lo correcto?

No pudo evitar mirar disimuladamente a Yuki... la chica estaba totalmente pálida, ¿quizás ella también había entendido esa misma frase como él lo había hecho?

Arreglando... "Postes de la luz"... Árboles muertos, querían vivir... Estos conceptos pasan por la mente de Fiódor, sin palabras, pensamientos ajenos, verdes. Excepto "postes de la luz". No es un concepto. Son palabras. De hecho, suena con las voces de Fiódor y Yuki, como si se tratara del recuerdo de su voz. El pensamiento rápido, vivo, de Celebi lo asocia enseguida a la imagen de un poste eléctrico gracias a la información extraída de las propias mentes de los humanos allí presentes, pero al chico no se le escapa esta breve disociación.

"Centro Pokémon"... Los pokémon no podrán curarse...

-¡Biiiii! ^^.

Qué tontería. Todos los seres vivos pueden vivir si hay vida en ellos. Todos los seres vivos pueden curarse, porque hay vida en ellos. Y si no lo hacen, mueren. No parece afligido ante la idea. Y vuelven a la tierra, dando la vida a otros seres. A lo largo y ancho del tiempo, el ciclo de la vida nunca se detiene.

Celebi da una vuelta, revoloteando, alrededor de Fiódor, ante las miradas anonadas de Yuki y Morti, y se queda flotando justo a la altura de la cara del muchacho. Sus enormes ojos azules se detienen en los de Fiódor y en los de Farf, profundos como una sima del mar, y sonríe dulcemente. Parece irradiar una luz, un aura, como la luz de una mañana primaveral.

La capacidad de curarse está en la esencia de los seres vivos. La muerte está en la esencia de la vida. Como Guardián del Tiempo, mi misión -mi razón de ser, mi esencia... los pensamientos de Celebi se desdoblan, resuenan, se ramifican, florecen dentro de la cabeza de Fiódor- es proteger este ciclo. Como yo mismo Deseo dar la vida -la muerte- a todo aquél que desee vivir -morir- ... permitir que florezca la semilla de vida que hay en él.

-¡Bii! :)

Todo lo que decía Celebi tenía sentido... pero aún así, Fiódor no podía tolerarlo. Aunque supiese que los centros Pokémon, los postes de electricidad e incluso los humanos y sus períodos de modernidad, alteraban el ciclo de la naturaleza...

¿Por qué rechazar algo que puede evitar sufrimiento? ¿No crees, Celebi, que morir por vejez... porque nuestro cuerpo no aguante más y haya llegado nuestra hora... es mejor que morir por una herida o una enfermedad que se podría curar fácilmente con medicinas?

El chico hizo una pequeña pausa al tiempo que desviaba su mirada hacia su propio Pokémon. Aún recordaba la vez que lo vio por primera vez... Varios Pidgeottos le habían atacado, y el proceso de curación de aquellas heridas había durado varios intensos días. Si las heridas hubieran sido más graves y si no contase con tratamiento médico, probablemente no habría conseguido sobrevivir.

Lo siento, Celebi, pero creo que no estás haciendo lo correcto...

Alzó la mirada, dirigiéndola nuevamente al Pokémon. Quizás contradecir a un Pokémon legendario no era lo más sensato... pero, por alguna razón, Fiódor creyó que era conveniente no seguir divagando más en aquel asunto. Con algo de fortuna, quizás Celebi lograse entenderle gracias a la sinceridad de sus pensamientos, aunque éstos pudiesen ser considerados como rudos y tajantes...

-¿Biii? -Celebi inclina su cabecita.

No parecía haberse planteado esa cuestión hasta ese momento.

-Fiódor... No creo que... Yo entiendo lo que Celebi quiere decir; bueno... -Morti interviene en voz baja, aunque no parece muy seguro de su postura. Ha perdido su deje de suficiencia y medio se traga sus propias palabras. -Por otra parte, lo que dices... -también tiene sentido, parece querer terminar.

Yo... No lo rechazo, sólo... Celebi también parece inseguro. No molesto. Más bien curioso, interesado. ¿Quieren curarse esos pokémon? Yo puedo curarlos :)

Fiódor dudó durante un instante, por supuesto no porque dudase que los Pokémon heridos quisieran curarse, sino por lo que le decía Celebi. Él podía curarlos pero...

¿Y siempre vas a estar curándolos? Hay muchos Pokémon, pero no solo en esta región... sino en todas. ¿Estarías dispuesto a ayudarlos a todos tú solo? Con centros Pokémon repartidos por todas las ciudades de todas las regiones, no tendrá que recaer en ti toda la responsabilidad de tener que curarlos.

Sonrió amablemente mientras miraba al Pokémon legendario.

Creo que naturaleza y modernidad pueden convivir en armonía, Celebi. Solo hay que buscar la forma de conexionar la una con la otra sin que se perjudiquen entre ellas. Yo creo que se puede hacer.

Por un momento, Celebi permanece callado. El tiempo parece detenerse. Sólo la fresca brisa de la noche y el lejano canto de los cricketune dan fe de lo contrario.

¿De verdad crees eso?

¡Claro que lo creo!

Aquélla había sido una buena pregunta, pero Fiódor sabía que no era momento para dudar. Al fin y al cabo... si él no mostraba esperanza, jamás podría convencer a Celebi y, por tanto, jamás se solucionaría el problema.

¿Por qué no iba a poderse? ¿Acaso hay algo en este mundo que no se pueda conseguir con esfuerzo y dedicación?

No lo sé. ¿Lo hay? :) Si tú crees que se puede hacer, es posible que pueda hacerse.

Yuki mira de Celebi a Fiódor, anonadada. En sus ojos brilla un cálido reflejo verde. Morti y el resto de pokémon se encuentran en una situación similar, aunque ellos no son capaces ni de dar un paso más al frente.

Y, ¿cómo lo harías? Hacer que la naturaleza y las obras humanas convivan.

-Mm...

¡No! ¡No me lo digas ahora! Interrumpe sus propios pensamientos antes de que Fiódor pueda siquiera pensar en contestar. Mejor... Te espero mañana. Piénsatelo. Y entonces ven a verme. Mañana. A "Ciudad Trigal". En la mente de Fiódor, la "Ciudad Trigal" a la que se refiere Celebi son dos palabras y un concepto muy difuso, el recuerdo de algo dicho por dos voces al unísono, una masculina y otra femenina.

Con una sonrisa y un tirabuzón en el aire, Celebi echa a volar.

¡Espera!

Celebi se da la vuelta y se acerca a Katsurou, que lo ha llamado.

Has dicho que curarías a aquellos que quisieran curarse... Bien, entonces... Cura a Yuki. Por favor.

La intensidad de los pensamientos del abra es sorprendente. Si hubiera hablado con palabras lo habría hecho con un grito desgarrador.

Fue culpa mía. Por favor. Ella no lo pedirá. No se quejará. Pero yo no puedo soportar pensar que le he hecho daño a Yuki, a mi mejor amiga, a la persona que más quiero, a mi hermana.

Celebi se dirige a Yuki, que da un paso atrás, cohibida, aunque sus cejas y sus labios vuelven a estar apretados en una expresión que ya empieza a ser auténticamente familiar para Fiódor. Cruza los brazos sobre el pecho, agarrándose la ropa, cubriendo el lugar donde antes Fiódor entreviera las vendas.

-N-no necesito nada, yo... Estoy bie... 

Tienes las costillas rotas, ¿verdad? No es una pregunta en realidad. Celebi le toma las manos y la hace descruzar los brazos con delicadeza, y la chica no es capaz de resistirse.

El pequeño pokémon verde le pone ambas manos sobre el esternón, con suavidad, mirándola a los ojos con dulzura. Yuki aprieta los labios aún más si cabe, con las mejillas enrojecidas. Parece que está a punto de echarse a llorar, o de ponerse a gritarle a Celebi. Pero no hace ni lo uno ni lo otro.

Una luz verdidorada emana del pokémon hacia la chica, como los rayos de sol que se filtran entre las hojas de los árboles. Luego remite.

Celebi sonríe y Yuki agacha la cabeza, apretando los puños sin decir nada.

Gracias. Es Katsurou.

Nos vemos allí mañana :) 

El pequeño Guardián del Bosque sale volando con intención de perderse entre las copas de los árboles.