Partida Rol por web

Aquello se está enredando más de lo que habría deseado, pero Nadia sale bien al paso, aunque en su explicación acaba por salirle aquella forma de hablar que usa cuando se refiere a Alex. Lo interesante es que aquellas me parecen buenas personas, así que quizás había malinterpretado todo.

-Buenas señor.- Saludo al padre del chico.- No se preocupe, solo estamos haciendo unas preguntas rutinarias. Entonces si lo entiendo bien, alguno de ustedes dos, quizás Bruce...- Digo pensando en voz alta.- Estuvo junto al aprendiz y el hombre del charmeleon en el encinar. E intuyo que en algún momento se acercaron al antiguo altar que había allí. ¿Puedo saber porqué?

Alex había dejado de preocuparme por el momento, pues al fin y al cabo parecía que estaba bien. Creía sus palabras en cuanto a que estaba allí porque así lo había querido.

Extrañado, miro a mi padre y luego al detective

- ¿Altar? Si se refiere a la piedra musgo enorme que apareció en el encinar...- y entro en la casa tranquilamente, con Tide siempre tras de mí, busco al joven Leafeon y lo llevo hasta la puerta - Para comprobar sus efectos sobre este pequeñín, que, como puede ver, ha evolucionado perfecta y saludablemente- acaricio al Leafeon y le doy una chuche.

-No, no me refiero a la roca. Sino a un templo de madera no muy lejos de ella. Creo que el charmeleon estuvo escavando allí.- Quizás solo el hombre de la barba hubiera estado en el templo.

- Ni idea de ningún templo agente... Papá, ¿tú sabes algo de eso?- miro a mi padre, mientras acaricio al Leafeon y a Tide. -Vamos a tener que ponerte un nombre, pequeñín- digo, mirando al Leafeon

-¡Maww! -El leafeon mueve las orejas, contento. Parece especialmente entusiasmado ante la idea de tener un nombre. Es muy gracioso, con sus orejitas acabadas en hojas. 

-¡Ay, que bicho tan mono! -Exclama Nadia. -¿Puedo tocarlo? :D -Y, sin esperar respuesta, se agacha y extiende una mano hacia el leafeon, que se acerca a olisquearla. Unos segundos más tarde, la chica le está acariciando con verdadero entusiasmo y el leafeon se echa al suelo con las patitas para arriba, juguetón, para que pueda rascarle la barriga. El vaporeon, Tide, observa a su nuevo compañero con mirada de hermano mayor, divertida y solo un poco condescendiente. Al fin y al cabo, el leafeon es aún muy "joven": hasta ayer solo era un eevee, y es normal que su nuevo cuerpo atraiga la atención de todo el mundo a la par que resulte nuevo y extraño incluso para él mismo. Tide lo entiende porque él también pasó por lo mismo.

Mientras, Richard contesta a su hijo, sin hacer demasiado caso a los juegos del pokémon planta.

-Sí, claro, el templo del Encinar. Es un antiguo templo de madera dedicado a un pokémon legendario, Celebi, el Guardián del Bosque. Mucha gente pasa por ahí, van a rezar o a visitar el templo, aunque cada vez menos. -Se encoge de hombros y mira a Bruce. -Quizá tu amigo este haya ido allí con su charmeleon. Y, bueno, Alex dijo que antes trabajaba allí, así que quizá haya visto algo, pero... No entiendo, detective. Ustedes han venido aquí buscando al muchacho que hemos contratado para la contabilidad. Ya lo han encontrado. Si quieren le digo que venga o si quieren pueden pasar en vez de estar aquí hablando en el tranco de la puerta... ¿Pero qué tienen que ver el templo del Encinar o el amigo de mi hijo con esto? 

Escuchaba con atención las palabras del hombre mientras dirigía alguna mirada de reojo a Nadia. Podría haberle regañado por su actitud poco profesional, pero al fin y al cabo la chica era así, y yo no iba a cambiarla. De echo era una de las cosas que me llamaban la atención de ella. Al ver que me alejaba de lo importante volví a centrar toda mi atención en el hombre.

-Le seré sincero. El muchacho y su ubicación es un encargo que nos ha surgido por el camino. Yo estaba investigando quien y porque ha mancillado el templo de Celebi, excavando desde su alrededor hasta debajo de este. Lamento no poder darle más información, pero es importante que hable con el dueño del charmeleon.- Hago una pequeña pausa para centrarme en el otro asunto.- En cuanto al aprendiz del carbonero me fío de vuestra palabra, aunque tal vez Nadia quiera verlo.- Digo mirando a la chica.

-¡¿Por qué crees tú que voy yo a querer ver al imbécil ese?! -salta la chica, quizá incluso más alto de lo que pretendía.

Richard, por su parte, parece sorprendido ante las palabras del joven.

-¿Mancillar el templo de Celebi...? ¿Excavando alrededor? -Se vuelve hacia su hijo. -¿Crees que ha sido realmente tu amigo, Bruce? ¿Estaría buscando algo?

[Edit 16 de diciembre: Desde el salón, donde estaba Alex, se oye muy de fondo una conversación en el recibidor, aunque las palabras resultan indistinguibles. Sin embargo, de repente se escucha nítidamente una voz de chica conocida para él que chilla: "¡¿Por qué crees tú que voy yo a querer ver al imbécil ese?!"]

Al cabo de unos segundos se oyen unos pasos quedos tras los dos Forrester y la figura de Alex aparece en el umbral de la puerta, tras ellos.

Es un joven delgado, de facciones delicadas, pelo negro y ojos azul claro, de unos dieciocho o diecinueve años, vestido con una camiseta gastada que pone "Carbonería Azalea".

-¿Qué es lo que pasa...? -Escruta la situación con curiosidad, analizando a los presentes uno por uno, hasta que su ojos se detienen en Nadia.

-¡Tú! ¿Qué haces aquí? -Le dice, clavando la mirada en la de ella. Su tono es perfectamente tranquilo y moderado, y sin embargo suena cortante pese a que no ha alzado la voz en absoluto.

Si le hubiera pegado la expresión de Nadia no sería muy diferente.

-Yo... Nosotros, he... ¡La gente normal se despide antes de irse, tarado! ¡Sirve para que otra gente no se preocupe o se crea que te han secuestrado o algo! Que... Que no es como si yo estuviera preocupada ni nada... Para que lo sepas, ahora soy detective y te estábamos buscando porque, eh... El carbonero... ¡Aunque ya veo que no te hace falta para nada!

Me quedo cayado mientras contemplo la situación. Nadia se pone incluso más nerviosa de lo normal, por su parte el chico solo me parece un tanto borde y cortante.

-Queríamos asegurarnos de que estabas bien. Me alegro de que así sea...- Acabo por decir.- Entonces, ¿que me podéis decir del hombre del charmeleon?

La pregunta no va dirigida a nadie en concreto, sino a cualquiera que se preste a responderla.

- Pues dijo que se llamaba Tharion. Por lo que sé, lleva mucho viviendo de la naturaleza, un superviviente nato. No sé mucho más- rasco tras las orejas a Tide y al Leafeon, medio distraido tanto por las preguntas como por pensar un nombre para el pequeñin.

Alex asiente. Parece haber decidido dejar correr el tema de que hayan venido buscándole.

-Yo llevo unos días viéndolo acampar en el Encinar. Caza caterpies, bebe agua del estanque... Parece bastante despreocupado. ¿Qué es lo que ha pasado con el templo? Pensaba que estaba abandonado. ¿Es que se han llevado algo? O... -Entrecierra sus ojos claros, pensativo, pero no añade nada más.

Escuché atentamente las declaraciones de ambos jóvenes.

-Como digo habían excavado a su alrededor. Además la puerta estaba abierta.- Dije no queriendo dar más información de la necesaria.- ¿Sabéis donde encontrar a ese Tharion?

Le doy el teléfono de Tharion

- Espero que le sea de ayuda, agente-

Guardo el número mientras sonrío al chico.

-Gracias por su colaboración. Ahora si me disculpan un momento, supongo que te querrás poner al día con Alex ,¿no?- Pregunto a Nadia.

Acto seguido me aparto para llamar al tal Tharion y tener algo de privacidad en la llamada.

-¡¿Yo?! ¿Para qué? Ya lo veo más que de sobra en el pueblo. -Volviéndose hacia Alex añade, con un exagerado tono de enfado con un toque infantil: -¡Menos mal que te has ido y ya no voy a tener que volver a verte! -Le saca la lengua.

En el rostro del aludido no hay ni un solo atisbo de sonrisa.

-No tendrías que haber venido, en primer lugar. Nadie te ha dado vela en este entierro. Que sea la última vez que te entrometes en mis asuntos. -Su tono es calmado, frío y serio.

Bruce, con expresión de querer ayudar, se entromete un poco:

- ¿Les apetece entrar y tomar algo?- alzo un poco las manos con gesto de querer bajar los humos.
 

El detective llama por teléfono, pero nadie contesta. Quizá no lo oiga, o se haya olvidado la pokégear en alguna parte.