Partida Rol por web

-Ehhh...

Astrid por un momento se vió perdida, pero luego comenzó a hablar, ligeramente ruborizada.

¿Como te atreves?...

-Eso es verdad, aunque llevamos algo de prisa -apremió- como todo el mundo hoy, ya sabes...

-Oh... -Parece francamente decepcionada. -Qué coñazo, ¿no? Bueno, pues...

La conversación se ve interrumpida por un capataz con pinta de estar muy estresado.

-Eh, vosotros tres, quedan tres plazas libres en el turno 5, entrad por esa puerta y...

-Eh, eh, jefe, para el carro, yo ya tengo turno asignado -la chica mira su reloj-. Tengo aún un minuto para llegar, pero mejor me voy yendo -Se vuelve hacia Shiert y Astrid y hace una suerte de imitación de saludo militar al tiempo que se despide: -¡Que os den! xD-antes de perderse entre un ajetreado río de gente vestida de negro.

Al ver a la chica correr hacia su puesto, el capataz centra su atención en los dos que quedan.

-¡Vamos! La siguiente tanda está a punto de salir. Si no llevas uniforme, irás de paisano. Por allí -les espeta, apremiante, señalando una puerta en el lado opuesto al que se ha ido la pelirroja.

- Me temo que no - digo bastante serio al capataz - Ordenes directa tengo que ir a los laboratorios para reunirme despues con el grupo principal, me entregaron un transporte mas rapido que el que vais a usar así que si me disculpas vamos con cierto retraso -

Menuda cantidad de pesados y bueno la cara de Astrid desde luego me indicaba que me acordaria de mis palabra luego, en fin mereceria la pena.

El capataz mira a Shiert con los ojos entrecerrados.

-No me consta que haya tal excepción y menos en un día como hoy. Estoy al cargo de coordinar la misión en esta base. Si os creéis que vais a escaquearos con esa excusa tan barata...

Lanzo una mirada asesina al capataz - Me importa poco o nada lo que tu creas, tengo ordenes directas y voy a cumplirlas y t aseguro que si te pones en mi camino te tratare como a un enemigo del grupo así que mas te vale callarte y dejarme cumplir mi cometido - las amenazas aqui suelen funcionar muy bien sobre todo cuando alguien no sabe quien eres ni quien es tu superior directo.

Astrid se mantuvo quieta y ceñuda, prefiriendo dejar que Shiert hablara. Despues de todo ella ni siquiera tenia puesto "el uniforme" así que no imponía nada como para apoyar sus palabas. Se mantuvo con expresión neutra, esperando una respuesta del capataz.

El capataz no se deja amilanar. Ni siquiera parece impresionado, más bien molesto, en todo caso.

-¿Un enemigo del grupo? ¿Yo? Vamos, hombre. Yo también tengo órdenes directas. Todas las unidades deben dirigirse a Ciuda Trigal ahora mismo. Si es cierto lo que dices, demuéstramelo. Habrás recibido un permiso especial de Atlas, supongo, ¿no?

- No, mi permiso es de Charlotte y como se que ahora me diras que ella ya no da ordenes aqui te recuerdo que sigue siendo la encargada de todo el capital de la organización y sigue siendo la encargada de los laboratorios y el equipo cientifico, por supuesto tambien trabajo bajo las ordenes de Atlas pero en este caso yo no participare en el ataque frontal a Trigal mi misión es otra diferente y la verdad no se ni por que me molesto en darte explicaciones no estas ni en mi rango ni en mi unidad así que largate de una vez y sigue con tu trabajo -

Alrededor se ha ido formando subrepticiamente un grupillo de curiosos que malamente disimulan que están cuchicheando las más variopintas opiniones. Efectivamente, algunos soldados son de la opinión de que, básicamente, Charlotte ni pincha ni corta y solo Atlas los llevará a la victoria... mientras que otros consideran que la ejecutiva tiene unos métodos mucho más efectivos que el que lleva esta región. También hay un soldado que claramente preferiría estar a las órdenes de la jefa de Shiert porque tiene un par de buenas razones y unos cuantos que al olor de un posible conflicto interno huyen más rápido que un abra salvaje.

El capataz abre la boca airado para contestar a Shiert, pero luego parece pensárselo mejor. Resopla, molesto, pero al final los deja pasar:

-Muy bien. Si los jefes no se organizan entre ellos no es mi problema, yo ya tengo bastante con lo que tengo. Ahora, como surja algún problema en la base, eres completamente responsable, soldado. Seguid a lo vuestro, yo tengo un desembarco que coordinar. -A continuación se dirige a los que cuchichean en el rincón- ¿Y vosotros qué hacéis ahí parados mirando, haraganes? ¡Vamos, moveos! -Tras lo que los soldados se dispersan como una bandada de pidove. En realidad al capataz parece más que le vaya a dar una úlcera de estómago que que le importe lo que Shiert o Astrid están haciendo. A juzgar por lo que sabe Shiert, las órdenes le han tenido que llegar esta misma mañana de improviso.

Tras esto, a Astrid y Shiert no le resulta difícil seguir por el pasillo hasta alcanzar la escalera que lleva a la planta donde están los laboratorios. Hasta ese punto es hasta el que Shiert conoce las instalaciones. A partir de ahí quizá tengan que "callejear" un poco por la planta.

El capataz era un imbecil pero por lo menos cumplia ordenes adecuadamente, por desgracia no sabia si la proxima vez que alguien me asaltara así Charlotte podria ayudarme, aunque realmente decia la verdad tenia ordenes directas suyas y un permiso especial para el laboratorio el problema es que el imbecil de Atlas habia perdido el juicio el dia mas importante del mundo y de mi vida, pero bueno ya tendria tiempo para plantearme cosas luego y cobre todo de acordarme de los burocratas imbeciles de la organizacion.

- Perdona Astrid, como te dije hoy es un dia complicado aqui y no esta la cosa para muchos follones, en cuanto lleguemos a los laboratorios la cosa ira algo mejor... espero -

-Adelante.

Astrid guardó silencio tras eso, aparentemente estar en ese sitio seguía sin causarle ninguna simpatía. Tampoco es que su confianza estuviese aumentando nada. Puso una mano en el bolsillo por cualquier otro gesto, rozando con las yermas de los dedos el horror del acero fundido.

Me encojo de hombros antes de seguir andando, no es que pareciera que ella fuera a cambiar de oponion sobre lo de odiarme por mucho que yo me esforzara así que suponia que decirle algo seria completamente inutil, una lastima por que realmente necesitaba que confiara en mi por una vez, claro que visto mi historial..., en fin ya me las apañaria.

En contraste con la planta anterior, esta planta aparece prácticamente desierta. Tras unas cuantas vueltas sin sentido, pasillos sin salida y teletransportes electrónicos de recorrido circular, los dos llegan a unas puertas dobles que, aunque no están señalizadas más que con unos números, por su forma, tamaño y situación tienen toda la pinta de conducir al laboratorio principal. El hecho de que tengan un cierre electrónico al lado solo confirma esta idea.

Por supuesto, al pasar la pokégear de Shiert por la cerradura, esta se abre con un amable -¡Pii!-. La voz que los recibe desde dentro, no obstante, no es tan amable.

-¡Como dije la vez anterior y la anterior, no, el proyecto no está acabado y no, no lo podéis utilizar en la operación de hoy; y por más que bajéis cada veinte minutos a preguntar va a seguir sin estar listo porque la velocidad a la que crecen los cultivos es la que es y punto!

Aquel lugar era deseperante hasta para mi que lo habia pisado miles de veces así que Astrid ahora mismo tendria ganas de matarme y largarse de alli por hacerle peder el tiempo de forma absoluta, por suerte tras un larguisimo camino y perdernos un par de veces logre encontrar lo que buscaba, el maldito laboratorio secreto, la instalacion mejor guardada y mas secreta de todo el equipo, yo jamas habia estado en su interior y los que trabajan en el eran agentes secretos de una categoria superiro, vamos que basicamente yo alli en los laboratorios era como un simple insecto o incluso menos, por suerte tenia un permiso de la jefa y tal vez eso contara mas de lo que parecia.

No pude evitar quedarme algo de piedra cuando tras pasar mi gear por el cierre de la puerta y abrirse una voz extraña empezara hablarme desde el interior sin que tan siquiera pudiera ver al emisor de dicha voz y hablando sobre armas secretas.

- Me temo que te confundes, yo soy Shiert y vengo enviado por Charlotte no busco ningun arma secreta ni nada por el estilo, necesitamos que nos ayudeis con unas Pokeballs que han quedado destrozadas por una explosión con Pokemon dentro, necesito que libereis a los Pokemon - Era mejor ser claro y no mentir en aquel lugar.

-¿Hola? Esto es nuevo... -Contesta la voz con solo un ligero deje de diversión.

Al entrar, Astrid y Shiert se encuentran con un laboratorio grande y muy muy bien equipado con los recursos más punteros. Shiert puede reconocer tecnología robada de Silph, Devon y otras tantas, adaptada y mejorada por los expertos de la casa. La puerta se cierra diligentemente tras ellos con apenas un zumbido. Al fondo de la estancia hay otras puertas y teletransportes que probablemente llevan a otras dependencias de la planta. Este, no obstante, parece ser el laboratorio principal, aunque solo hay trabajando tres personas. 

Los tres llevan la típica bata de laboratorio, están pálidos, tienen ojeras de distinto grado y hacen cobrar a la expresión "rattata de laboratorio" una nueva realidad.

La que ha hablado en ambas ocasiones, concretamente, es una mujer que debe estar a principios de la treintena. No se puede decir que sea guapa. Sus rasgos faciales dicen claramente que trabaja demasiadas horas y está hasta los ovarios de ello. Lleva el pelo castaño recogido en una coleta lacia y unas gafas de protección que se sube a la cabeza para mirar a los recién llegados con curiosidad y algo de sorpresa.

Trabajando en la mesa de al lado hay un hombre joven y, pese a todo, ciertamente atractivo, con una brillante melena ondulada que a su pesar ha tenido que recogerse también en una coleta. 

Parece que la mujer iba a contestar algo a Shiert, probablemente con tono cínico, pero no le da tiempo porque el joven se ha plantado delante de Astrid tan rápido que parece que se haya materializado allí, pasando por al lado de su compañera y de Shiert sin que les haya dado tiempo ni a reaccionar.

-Rara vez se digna a iluminar con su presencia esta fría cueva una flor tan bella. Cualquier cosa que pidas con esa boquita de piñón será la más alta orden para mí. -Dice con voz empalagosa, acercándose a la chica más de lo necesario e ignorando por completo a Shiert.

-...porque, por supuesto, las órdenes, permisos o plazos de entrega no importan un carajo cuando hay una "boquita de piñón" de por medio. -Completa la mujer con tono ácido. Luego parece dirigirse a Shiert. -Pedir un cambio de departamento no se considera deserción ¿verdad? No pretendo escaquearme de mi trabajo, pero como tenga que oír otra de las gilipolleces de ese tipo media hora más le voy a meter un microscopio por el culo.

La tercera persona es un hombre de unos cincuenta años con barba que no ha hecho ademán de participar en la conversación, moverse o prestar siquiera un ápice de atención a los dos chicos. Parece estar realizando unas mediciones.

-Uhmmm... -Retrocedió un paso, algo impresionada- Ehh...gracias. -se afirmó y tomó la ball de Iri- Como dijo mi...acompañante, necesitamos liberar a los pokemon dentro de algunas ball dañadas. Son...importantes, por favor, tengan cuidado con ellos -pidió amablemente.

El científico toma la ball con delicadeza de la mano de Astrid, no sin perder ocasión de acariciar su piel al hacerlo. Observa la ball, haciéndola girar lentamente entre sus dedos, con claramente menos satisfacción que la que le produce observar a la chica. Presiona el botón central, igual que hiciera Astrid en su momento. La esfera se mantiene inerte, igual que hiciera en su momento.

-Greenhilt. -Se vuelve hacia el hombre de la barba, que sigue ignorándolos con ahínco y le lleva la lujo ball de Iri. -Extrae al pokémon de esta ball para la señorita.

El hombre llamado Greenhilt habla por primera vez, aunque sin dignarse a levantar la vista de los resultados que está anotando ni a detener lo que está haciendo.

-No es mi tarea.

Nunca habia estado en aquel laboratorio y viendo como se comportaban esos investigadores no podia estar mas contento con ello, lo que si habia tenido que hacer alguna vez era robar algo de tecnologia para alguno de ellos, pero la verdad es que ni sabia que clae de maquina era la que les habia traido, el caso es que viendo su forma de hacer las cosas no estaba seguro de si habia perdido el tiempo, pero claro esta era mejor callarme y aprobecharme de que Astrid era atractiva y parecía gustarle a ese tio.

- Bueno si no le importa estas otras 2 Pokeball tambien estan averiadas y seria de suma importancia que lograsen liberar a los Pokemon de su interior, ademas quizas si lo hicieran podriamos hacer algun acuerdo para que usted... bueno tuviera una cita con mi querida compañera - le guiño un ojo a Astrid para que se de cuenta de que evidentemente no tengo intenciones de hacer algo así, pero si hay que usar su belleza para sacar probecho no seria yo precisamente quien se negase.