Partida Rol por web

-¡Wzzz! >:3 -Muy bien apontocado en el hombro de Dan, su entusiasta amigo arácnido no tarda en obedecer sus órdenes y lanzar una tela que corta el aire como una flecha... errando su objetivo estrepitosamente.

No es de extrañar: el botón del teletransporte queda junto a la puerta, pero por fuera de la habitación y desde el teletransporte no se puede alcanzar el botón ni siquiera lanzando cualquier cosa, por el ángulo en el que se encuentra.

El que diseño la celda lo hizo a conciencia. No está pensada para que su ocupante se traslade por propia voluntad.

-Wzzz :( -La arañita amarilla trepa por la cabeza de Dan y se acurruca entre su pelo, sintiéndose algo mal por no haber sido útil.

Con algo de frustración pues mi plan no ha funcionado, pienso en volver y continuar explorando las habitaciones en las que aun no he entrado... en busca de una nueva manera de llegar a los niveles inferiores... No te preocupes Spyke, tengo un nuevo plan!

Mientras digo esto a mi deprimido pokemon para devolverle la moral; empiezo a avanzar a rumbo hacia lo que en el mapa que tengo es la habitación de Paolo... claro nuevamente teniendo cuidado de no toparme con los otros visitantes de las mansión.

La otra parte de mi nuevo plan incluye cierto tubo de lavandería...

Dan sale al pasillo tratando de ser Sigiloso, pero al parecer, no lo es lo suficiente: la puerta del laboratorio (la sala contigua a la celda donde él estaba, descontando la sala de vigilancia), se abre repentinamente y de ella sale abruptamente una joven.

Lo que por las cámaras a Dan le pareciera un chico con unos pantalones cortos muy poco masculinos resulta ser efectivamente una chica (aunque precisamente por el volumen de su pecho nadie lo diría). Tiene el pelo rubio, corto como un chico y alborotado y lleva los ya mencionados pantalones vaqueros cortos casi por debajo del culo y una camiseta de tirantes anchos con unas grandes letras negras que ponen "METAL INSIDE", unas zapatillas deportivas de lona y unos mitones. Completan el conjunto unas gafas de aviador. Parece muy agitada. Está sacando una pokéball ya desde antes de salir por la puerta.

-¡Hostia, un polizón! -Exclama. -Bueno, además de nosotras...

Ante la abrupta escapada de Jan, Tábata había salido tras ella sin pensarlo en absoluto. En aquellas milésimas de segundo, sus labios se habían entreabierto tratando de avisarla del peligro y su mano había tratado de agarrar su camiseta; pero nada podía impedir que Jan... dejase de ser Jan.

La mano de Tábata, que se lanzó decidida a agarrar a la joven, había acabado balanceándose en el aire y provocando que Tábata perdiese el equilibrio por unos instantes. Dio dos fuertes pasos de más con el mismo pie —no colaborando en absoluto a pasar desapercibida— y acabó dejándose caer con cierto patetismo y drama contra la pared del pasillo.

Tratando de mantener la calma ante lo que pudiese estar ocurriendo, Tábata se deshizo de su torpeza y alzando las cejas rectificó su postura.

—Jan... —comenzó Tábata controlando sus emociones. En vano—. ¿¡Qué demonios estás haciendo!?— gritó ella también, exasperada.

Por su sorpresa, cualquiera diría que a Tábata se le había olvidado cómo era Jan. ¿O quizás es que en estos casos la memoria selectiva es aún más poderosa?

Tábata le lanzó una mirada al supuesto polizón y respirando fuerte, en silencio, se dedicó a observale.

A pesar de mis intenciones de pasar inadvertido, soy sorprendido por una un par de forros que parecen la fantasía de cualquier lector de "comic's hentai" que se precie; una viene enfundada en un indecentisimo minishort que apenas le cubre alguna cosa, pero que deja ver mas... tiene un pecho poco desarrollado, es rubia y de ojo azul, (se me antoja comérmelas y mas cuando me ha fallado el intento con la otra chica hace poco)por lo demás parece una entrenadora y de las que son impetuosas a cual mas (golosa!!). La otra es el sueño de los que gustan del fetiche de "la hermana menor" a primera vista, torpe, pero agraciada y femenina, también tiene su coraje pienso al notar como un fuego pequeño brilla en sus ojos a la hora de increpar a Jan (a quien entiendo por como se han dado los acontecimientos que describí previamente). Tras una rápida mirada saco las siguientes conclusiones... Da la impresión de que una chica así (refiriéndome a Tabata)solo andaría por un lugar como este siendo una entrenadora también ya que aunque la otra chica parece capaz lo cierto es que este es un mundo peligroso para andar haciendo el tonto y andar desprevenido. Ante tan inesperado giro de acontecimientos un par de voces surgen de manera espontanea en mi mente una dice: no me queda otra que increpar a las simpáticas damitas, en busca de su dirección , edad, medidas, hobbys y el numero de su pokegear... humm... mientras que la otra rebate a la primera así : ¿No querrás decir en busca de informacion sobre los otros asuntos que nos interesan...? luego de estas fugaces ideas, simplemente les digo al par de adorables Señoritas con una voz dulce y una amplia sonrisa para presentarme: Hola, no esperaba encontrar a nadie por los alrededores de esta casa, y menos a dos señoritas tan hermosas! Mi nombre es Dan! y estoy explorando este lugar.

Podría ser cierto que Tábata se había pasado gran parte de su vida aislada de los humanos, pero esto no quería decir que no supiese leer las miradas ajenas. Si algo había aprendido de los pokémon era, precisamente, a leer los ojos de los demás: lo que éstos tenían de decir, o callar.

Por este motivo, la lectura de rayos x no pasó desapercibida para Tábata, como tampoco lo hizo lo que ella consideró una presentación vaga e infantil por parte de aquel muchacho. Algo de él le recordaba a Leroy, aunque éste nunca había hecho alusión a su belleza, sino a las... curvas de Galatea. A pesar de que algo en su interior le decía que debía sentirse ligeramente halagada (no es que muchos hombres le prestasen atención, además de su hermano), un brote de ira la llenaba por dentro. La situación, tal y como avanzaba, no aportaba demasiado optimismo. No tenía ni que mirar a Jan para saber que ésta ya estaba sonriendo ante la idea de encontrar a un nuevo "compañero" con quien explorar. "Explorar", repetía Tábata, haciendo crecer su ira. "Explorar", como si ir a la Mansión del Team Rocket fuese un paseo en Tíovivo o, quizás por los sustos, unas vueltas en el Tren de la bruja. Era consciente de que con la mirada que le estaba echando al muchacho debía de parecer ella misma la bruja, pero esto no le hacía sentir menos aversión por los acontecimientos: las continuas bromas de Jan, su espontaneidad, aquel beso tan estúpido, los gritos y, ahora, el descubrimiento de un niñato que decidía pasearse por una mansión así para "explorar". ¿Y explorar QUÉ? Seguro que no la muerte de su padre. Eso estaba claro.

Tras esta oleada de pensamientos, el humor y la paciencia de Tábata cayeron en picado. Se sentía estúpida y poco profesional, cuando lo que ella más valoraba eran el compromiso y la seriedad, al menos en tareas que las requerían. "Con los pokémon", de decía, "esto no me estaría pasando. Ellos me toman en serio".

—Explorando este lugar —repitió Tábata con cierto retintín—. ¿Y para qué, si se puede saber? ¿No te das cuenta de dónde estás? —continuó, alzando la voz en susurros y mirando para su alrededor, con cierta paranoia— ¡¡Por si no te has dado cuenta, no estás en el centro comercial de Ciudad Trigal, Sherlock!! ¡Lárgate de aquí y vete a explorar a otro lado! Aquí no se te ha perdido nada. Como hagas que nos descubran, te prometo que no te vas a olvidar de mí en lo que te queda de vida.

Tábata ya podía escuchar a Jan protestando o interrumpiéndola, así que se apresuró a añadir: "Y no, ni se te ocurra sugerir que te vienes con nosotras. No eres de ayuda". Demasiada hostilidad para Tábata: conforme hablaba, la joven se iba percatando de la seriedad de su tono. No estaba acostumbrada a utilizarlo, o al menos no con desconocidos. Pero tenía que hacerse de respetar, así que finalizó su mensaje con toda la rapidez que pudo, sin percatarse de que esto podía restarle cierta autoridad.

—YnomellamesniseñoritanihermosaquenomeconocesVámonosJan.

Que se la restó.

Tras esto, Tábata carraspeó con nerviosismo, se giró y miró a Jan con la severidad que le restaba. Le temblaba el labio inferior. Agarró su riñonera de cuero negro, que una vez había pertenecido a su hermano (o que aún pertenecía y ella se había apropiado sin avisar; todo dependía de la perspectiva con la que se viese). Sin mirar, abrió uno de los bolsillos y palpó algo en su interior. Mantuvo la mano ahí dentro y no volvió a mirar al joven. Su mensaje, pensó, había quedado bastante claro.

Pese a que Tábata parece le ha dado la espalda a Dan y parece resuelta a marcharse, Jan no piensa dejarse mangonear así como así. A Jan solo la mangonea Jan.

-De eso nada, monada -replica rápidamente la chica. Pero no está dirigido a su compañera, sino al chico. La chica rubia esboza una sonrisa torcida que es más bien una mueca digna de un sharpedo y, con un ágil movimiento, lanza la pokéball que tenía en la mano... detrás de Dan.

Al momento el joven puede oír a sus espaldas materializarse algo grande, metálico y aparatoso y una especie de graznido que parece más el chillido de un cuchillo si los cuchillos pudieran gritar.

Mientras lanzaba la pokéball con una mano, la chica saca con la otra una navaja plegable grande y de aspecto tosco y, abriéndola, avanza hacia Dan, aún con la sesgada sonrisa pintada en la cara.

-¿Qué te crees, que nací ayer? Eres del Team Rocket, ¿verdad? Si no, ¿cómo coño has entrado aquí? No te creas que te voy a dejar largarte de rositas. Estás rodeado. Ya estás contestando a la pregunta de mi colega.

Dan sonríe ante la reveladora explosión iracunda de la chica a quien Jan se refiere como Tabata, y también lo hace a pesar de que justo detrás de El, algún enorme y metálico pokemon se materializa, tras de haber sido lanzado por la Rubia quien al parecer aparte de Sexy es muy atrevida... es obvio que de entre las dos es, la chica de los lentes la que lleva las riendas de la cordura; a pesar de la turbación momentánea provocada por la sorpresa del encuentro con ellas Dan siempre ha tenido una mente muy ágil.

Creo que ya nos vamos entendiendo, empiezo a decirles a ambas chicas antes de que las palabras se vuelvan hechos y sin dejar de vigilar a Jan y su juguete, es normal ser hostil con un desconocido, mas en un lugar como este, pero como les decía Yo soy Dan, y por sus comentarios la chica del sexy atuendo es Jan y ella te ha llamado Tabata, digo mirando a cada una en el momento adecuado, es cierto que tengo un objetivo "todos buscamos algo" ¿no? ustedes deben tener alguno o no estarían en esta mansión, En mi caso yo solo fui contratado para buscar información, una información que solo puedo encontrar en este Lugar eso es todo, ahora ya lo saben. Espero un momento a que mis palabras hagan su efecto y continuo: Es verdad que pueden irse de aquí sin Mi y que eso no seria un problema para nadie, pero también es cierto que Yo ya casi terminado de explorar este lugar, que conozco algunos de sus peligros... y he podido sortearlos, no se de donde vienen ni en que circunstancias y de momento no me importa mucho, solo que mencionaste que alguien las busca... eso si me preocupa por que no se como procederían si me encuentran a Mi y no a ustedes... pero si cooperamos creo que puedo ayudarles a llegar a Ciudad Azafran si eso les conviene... ¿que dicen?

luego de explicar lo anterior se queda callado un momento para que digieran las palabras, a Dan no le gusta que una joven tan sexy le levante la voz de una manera tan altanera como si tuviera todo bajo control asi que volviéndose hacia la desafiante niña del cuchillo le dice sin descuidar en ningun momento sus movimientos: Ademas igualmente no se que decirles respecto a Mi opinion sobre ustedes, no parecen ser otra cosa que niñas, pero según Tu propia perspectiva Srita. Jan, ustedes tienen mas pinta de ser del Team Rocket ya que amenazan sin la menor provocación e intentan obligarme mediante tácticas tan poco sutiles y por demás violentas a decirles una verdad que he dicho por las buenas ya que no es nada malo...

—¿Pero q...?— comenzó Tábata, tras lo cual añadió un largo y pesado suspiro. Lo último que de verdad necesitaba era alguien más metiendo las narices en sus planes. Jan estaba dentro de ellos porque... era Jan. Pero, ¿aquel chaval, Dan o como quiera que se llamase...? No. Definitivamente no.

Sin embargo, Dan podría ser de utilidad si era cierto que conocía la mansión y ya había sorteado algunas de sus trampas, pero... "¿Qué tendría que ver su investigación con mis asuntos?", se preguntaba Tábata.

—No puedo permitir que nos acompañes. Los asuntos que tanto tú como yo tenemos que tratar aquí son privados y, como tal, no nos incumben más que a nosotros mismos. Pero tampoco me fío de ti, no tras habernos encontrado contigo y que sepas de nuestra existencia en la mansión— Tábata hizo una breve pausa. Quiso continuar, pero tenía demasiadas dudas.

En silencio, se limitó a mirar a Jan y a preguntarle con la mirada si debían o no permitir que Dan les acompañase.

Jan no aparta la vista de Dan ni por un momento. Tampoco guarda la navaja ni cesa la actitud amenazadora, aunque no se adelanta ni hace ademán de atacar.

-Eh, Tábata... ¿recuerdas las huellas que vimos abajo? Puede que sean de este. No creo que haya nadie más en la Mansión. Así que ya podemos mandar a la mierda el sigilo. A no ser que tengas algún coleguita escondido -añade rápidamente dirigiéndose a Dan y escrutándolo con la mirada, con el ceño fruncido-. ¿Acompañarnos? Ja. Atado, quizá, o en cachitos y metido en una fiambrera. No tienes escapatoria; Hike te hará picadillo antes de que te dé tiempo a pestañear y, si no, lo haré yo, así que ya puedes ir cantando: ¿quién te contrata y qué es lo que buscas? Tábata, Hike, vigilad por si hay más cabrones escondidos.

Claramente, "Hike" solo puede ser el pokémon que hay detrás de Dan y que aún no se ha vuelto a mirar. Claro que quizá tampoco sea muy buena idea darle la espalda a alguien que lleva una navaja.

A Dan no le hace ninguna ilusión terminar en una fiambrera como alimento de lo que quiera que sea "Hike" por lo que piensa en que la mejor manera de zafarse de la extraña situación en la que esta, es cambiar la posición de poder… jugársela en una maniobra de todas por todas. Bueno no se si cuente como un amigo, pero esta detrás de esa puerta digo señalando hacia el lugar por donde entre previamente; con una mano al tiempo que corro en la dirección de la pequeña perra de la navaja, con la sana intención de quitarle su arma y amenazándola con ella hacer que retire su pokemon usandola como escudo a la vez; como medida de contingencia y segunda distracción mientras corro hacia Jan, ordeno a Spike quien se encuentra en mi hombro: !!vamos amigo fríe a su pokemon, Electrotela a toda potencia!! y simultáneamente por ultimo, introduzco la mano derecha al bolsillo y extraigo algo de la comida pokemon que traigo en un frasco y se lo lanzo a la rubia para continuar con la maniobra de distracción y culminarla buscando hacer presa en la mano armada de la sexy joven hasta reducirla. Mientras ejecuto la acción, una frase resuena en mi cabeza: por que siempre me veré forzado a hacer las cosas por la vía difícil…

Jan desvía la vista solo un segundo en la dirección que señala Jan, pero no lo suficiente para cogerla desprevenida: el movimiento del chico hacia ella es lo bastante llamativo y ella está demasiado alerta como para que eso funcione.

-¡Ah, mierda! -exclama la chica al oír que van a atacar a su pokémon- ¡Hike, Aire Afilado al bicho!

Se prepara para recibir el ataque de Dan e intenta no solo que no la desarme, sino girar las tornas para ponerle la navaja en el cuello e inmovilizarlo así.