9 de Julio. 02:34. Pueblo Lavanda.
Astrid se preparaba para su partida. Aunque en Pueblo Lavanda estaba bien, quería empezar una nueva etapa de su vida. Ya había preparado la mochila, se había despedido de sus familiares, amigos y conocidos y se había metido en la cama para pasar su última noche en el pueblo: partiría al día siguiente. Estaba tranquila porque sabía que podía volver en cualquier momento y que, junto con su vulpix, estaba preparada para lanzarse al mundo. Y, sin embargo no podía dormir. El pensamiento que le rondaba la cabeza, como si de uno de los fantasmas de la Torre se tratase, no tenía nada que ver con el viaje que se avecinaba en el futuro, sino con algo que dejaba atrás.
Hacía unos días que había llegado al Centro un pequeño shuckle con el caparazón destrozado. Por más que las enfermeras intentaron tratarlo, era imposible salvarlo. El shuckle era aún demasiado joven, su caparazón no era lo bastante duro y, en algún accidente o quizá en una pelea, se había quebrado, de forma que los trozos rotos habían quedado dentro, clavándose en su blando cuerpo de forma irremediable, pues no era posible extraerlos sin cortar el resto del caparazón que luego hubiera sido imposible de volver a unir, con lo que el pokémon hubiese muerto igualmente.
El pequeño shuckle, pues, se estaba muriendo en una lenta agonía entre las esquirlas de su propio caparazón. Y lo que era peor, se estaba muriendo solo. A estas horas no había nadie en el Centro de Voluntarios. Y Astrid supo que moriría esa noche. Mientras daba vueltas en la cama sabía que, por el estado en el que se encontraba, cuando ella se levantase por la mañana para irse, el pequeño shuckle habría muerto, solo y asustado en ese lugar desconocido para él.
Astrid volvió a darse vuelta en la cama, y se sentó. Iri se despertó casi al momento, porque era de sueño ligero y al estar enrollada a su lado, el movimiento le fue imposible de pasar desapercibido. Sabía que tenía que descansar para mañana, pero también sabía que no iba a poder descansar así. Aún se preguntaba que había causado una rotura tan monstruosa, bien conocía la dureza de los shuckle. Aunque jóven, el caparazon era fuerte, obviamente que mucho menos que en su mejor forma, pero aún así...
Se levantó pronto, y se vistió a prisa sin decir nada. Tomó a Iri, y procurando no hacer ruido, salió de casa con su mochila, como si se fuese ya de viaje. Dentro había empacado algunas bayas aranja, que aunque usualmente sabía que ayudaban a ponerse mejor a los pokemon, no iban a servir de mucho en este caso. Aún así eran de sabor agradable para ellos, quería al menos distraerle un poco, sintiendose bastante mal por no poder hacer otra cosa. Todavía tenía la llave del lugar, y no sería la primera vez que amanecía en el centro realmente.
Sabía que Iri no le gustaba mucho estar cerca de la torre, había desarrollado un caracter algo miedoso por su "estancia" en la Torre Pokemon, y no le culpaba. Acarició sus rizos para que no se concentrara en ver la figura de ese edificio.
La luna llena proyectaba una sombra negra sobre el Centro desde la Torre, que Astrid sabía que estaba poblada por fantasmas. La calle estaba completamente desierta.
Llegó sin problemas hasta la puerta e introdujo la llave. La puerta, bien engrasada, se abrió sin un gemido y Astrid e Iri entraron al Centro de Voluntarios.
Astrid cerró tras de si volviendo a colocar la llave, y dejó a Iri andar por su cuenta. Le hizo un gesto de no hacer ruido alguno, no sea que inquietara a los demas inquilinos del Centro. Avanzó por los pasillos oscuros rememorando, cuando era pequeña aquel sitio no era mas que una casita. Y ahora era un centro especializaco, con tecnología similar a las de los centros pokemon y recursos para atenderlos mas allá de su salud. Paso a un lado de un poke-muñeco para mascar que había sido olvidado en el suelo de los pasillos.
Se apresuró. Sabía cual era la habitación, subió las escaleras a paso veloz y se aproximo a la puerta, preparandose para abrirla con delicadeza, no fuera a darle un susto al pokemon.
La puerta se abre sin hacer el menor ruido, pero ya antes de terminar de abrirla Astrid puede oír un ligero gemido lastimero que le rompe el corazón:
-U-uuuh... Uuh... Uu-uuhh...
La luz está apagada, pero la habitación está iluminada por el resplandor de la luna, que da a todo un matiz de irrealidad. El shuckle se encuentra en una mullida cama para pokémon adecuada a su tamaño. Tiene muy mal aspecto. Su caparazón muestra un boquete irregular, cuyos bordes dentados se recortan contra el negro del interior. Las enfermeras retiraron los trozos que pudieron, pero Astrid sabe por la radiografía que sus órganos internos están muy dañados, llenos de esquirlas. Parece estar solo semiconsciente, gimiendo entre la vela y el sueño.
Astrid cerró la puerta tras ella e Iri, y se acercó al lecho. Dejó que su pokemon estuviera en libertad por el cuarto, mientras velaba por el shuckle. Se arrodilló a un lado y estuvo unos minutos observadolo, sin saber que hacer. Lenta y con mucho cuidado, acarició la cabeza, que normalmente estaría guardada en su caparazón mientras dormía.
-Lo siento... -susurró- Oh Arceus...lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...-repetía una y otra vez en un susurro, con voz temblorosa. Las disculpas no iban a arreglar el hecho de no poder salvarlo, pero era algo involuntario. Repitió durante largos momentos aquella frase, llorando, cada vez mas bajo hasta quedarse sin voz.
A través de las lágrimas, a Astrid le pareció ver un resplandor verdoso, de un verde brillante y claro. Levantó la cabeza, parpadeando.
-Bi... ¿Biii?
No es Arceus, pero tendrá que valer u.u
Astrid levantó la vista, y se secó un poco. Miró al pokemon en la estancia, pero sorprendentemente no lograba reconocerlo.
-Tu no te escapaste de ninguna de las habitaciones, ¿verdad?
Intentó sonreirle lo mejor que pudo.
-Me pregunto como terminaste aqui. Pero...quizá no te guste ver esto, este pequeño de aqui esta muy mal...
Astrid observó al pequeño ser, esperaba comprender pronto sus motivos para estar, ya sea que se hubiese perdido, o que fuese de alguien, o sus intenciones. Nunca lo había visto, pero le sonaba conocido de algo.
Motivo: Mitos
Dificultad: 0
Habilidad: 5+10
Tirada: 5 6 9
Total: 6 +5 +10 = 21 Éxito
¿Bromeas? No esperaba a un legendario paseando por aqui! xD Es que Arceus es "Dios" en este universo, así que los dichos "Por Dios!, Por el amor de dios!" Y etc se traducen cambiando "Dios" por "Arceus" xDD
He tirado mitos para ver si atina a notar que no esta hablando con cualquier pokemon xD
Las palabras fueron muriendo en sus labios.
No podía ser. Juraría que... pero no podía ser. Un escalofrío recorrió la espalda de Astrid, pero no por el miedo, sino por la emoción al comprender que no, no había salido de ninguna de las otras habitaciones porque no era un pokémon del Centro. Había oído hablar sobre este él, pero para ella no eran más que cuentos que le contaba su abuela cuando era pequeña. Celebi
El pequeño ser revoloteó hacia ella, la cogió suavemente de las manos y, esbozando una dulce sonrisa, le dio un beso justo en el lugar de su mejilla que aún se encontraba húmedo por las lágrimas.
Quizá no se hubiera levantado en ningún momento de la cama y todo aquello fuera un sueño.
Mientras Astrid se encontraba aún presa de su estupor, Celebi se dirigió hacia el pequeño shuckle, que se hallaba en su camita semiinconsciente, describiendo un pequeño tirabuzón a su alrededor en el aire. Se posó delicadamente junto a él y lo abrazó, cerrando sus enormes, enormes ojos azules y sonriendo pacíficamente. Un resplandor verde y cálido como el sol del verano inundó la habitación.
Cuando todo cesó, Celebi aún se encontraba en la habitación. Había vuelto a elevarse en el aire y miraba a los presentes con una sonrisa dulce a la par que juguetona.
El pequeño shuckle estaba completamente curado.
Astrid parpadeo y bajó la vista para ver al shuckle tenía un caparazon brillante y saludable cubriendo su antes expuesto y moribundo cuerpo. Sonrió primero levemente y gradualmente fue ensanchando la mueca, tomó el paquete improvisado que constituían las bayas que había traido en un paño, y lo dejó justo a un lado de shuckle. Se giró a Celebi, y junto las manos.
-Gracias -dijo sinceramente- Aunque seguramente tengas que marchar pronto, al menos quedat unos minutos mas a compartir estas bayas con shuckle.
Quizá era atrevida, pero por ser legendario no dejaba de ser un pokemon. Realmente era un ser sagrado, nunca había visto algo así. Un total milagro, realmente. Secó el rostro con la manga y revisó a shuckle.
-¿Que tal te sientes pequeñín? -Le acarició suavemente la cabeza.
El shuckle se deja acariciar alegremente por Astrid, restregando su cabecita contra su mano. Al principio parece no creerse muy bien lo que le ha pasado, pero enseguida deja escapar pequeñas exclamaciones de contento, moviendo sus patitas.
-¡Ku! ¡Kuu! :D
Rápidamente se vuelve hacia Celebi e inclina la cabeza. Da la impresión de que estuviera mostrando sus respetos y dándole las gracias.
Ante esto, Celebi deja escapar una risita cálida y juguetona. A Astrid le resulta como si le quitase importancia a lo que ha hecho, como si dijera "¡No tienes por qué agradecerme nada, je je!". Tras esto, da una vuelta alrededor de donde se encuentran Astrid y el pequeño shuckle y coge al vuelo dos de las bayas que Astrid le había ofrecido, que se come con expresión de inmensa felicidad, ante la atenta mirada de Iri, que sigue todo con sus enormes ojos ambarinos, sin perderse detalle.
-¡Biiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! :D
Astrid le hizo un gesto a Iri para que también se acercara y tomara algunas bayas. Dejó que Shuckle comiera unas cuantas mas mientras con cierta timidez estiró la mano para acariciar a Celebi, y luego se dirigió al recién curado pokemon.
-¿Como te rompiste el caparazón? ¿Fue un accidente, o algun pokemon salvaje, un humano, o culpa de tu entrenador quizá?
-Ku ku ku -contesta el shuckle con expresión grave. Celebi, que se deja acariciar por Astrid gustosamente, asiente al oír al shuckle, con cara de circunstancias. Iri mira de uno a otro, curiosa, mientras se acerca y coge una baya.
-¡Ku ku ku ku! -Añade el shuckle, poniendo punto final a la conversación y a continuación sigue comiendo bayas animadamente.
Tienes toda la razón, shuckle u.u
-Bueno, amanecerá en unas pocas horas. Ahora que estas bien quizá quieras volver a casa. -Se asomó a la ventana. Para ella era natural conversar con los pokemon de esa forma, como si fuesen personas, aunque para otros era una locura. Le puso especial atención al shuckle, quería comprender mejor su situación.
-Este pueblo ya tiene suficiente ayuda con el Centro, comenzaré a viajar para intentar hacerle la vida un poco mas ligera a los pokemon que encuentre en el camino.
Motivo: Trato con pokemon
Dificultad: 0
Habilidad: 5+10
Tirada: 5 9 9
Total: 9 +5 +10 = 24 Éxito
Se vale alguna tirada de trato con pokemon para comprender que cosa esta diciendo? xD
Su experiencia tratando con pokémon y su sensibilidad natural hacen que para Astrid lo que les ocurre esté casi tan claro como si realmente pudiera entender lo que dicen. Por su tono y su expresión corporal, está casi segura de que el pequeño shuckle no fue atacado, sino que tuvo algún tipo de accidente, probablemente una caída desde un lugar muy alto, como un precipicio, que hubiera matado en el acto a casi cualquier otro pokémon. No recuerda quién lo trajo al Centro, pero debió de encontrarlo en el campo.
Se asoma a la ventana. Efectivamente, la medianoche ha pasado hace tiempo y quedan pocas horas para que empiece a clarear. La ciudad duerme.
-Bi...
Cuando Astrid se vuelve de nuevo, Celebi ya no está en la habitación.
Sin embargo, el pequeño shuckle contesta con entusiasmo a sus palabras, mirándola con los ojillos brillantes. ¿Irse de la ciudad? Eso merece toda una ristra de "ku ku kus" alegremente exclamados. Se encarama al borde de la cama para pokémon donde se encuentra y se tira deliberadamente al suelo. ¡Ploc! Luego rueda (rueda), hacia Astrid, desplazándose de una forma bastante absurda y poco adecuada a la costumbre de su especie. Claro, es un pokémon aún muy joven. Aunque cuando llegase al centro apenas se moviese por su estado, ahora que ha recuperado la salud ha recuperado también la energía y las ganas de jugar.
No pensaba darte por válida una tirada de trato con pokémon para esto, pero te ha salido una tirada tan buena que venga, te lo acepto ^^.
Astrid sacó un pokemuñeco de Clefairy, de esos que emitían un pequeño chillido al estrujarlos, sabiendo que le resultaría entretenido al pokemon enrredarlo entre sus brazos. Eséraría el amanecer ahí, entreteniendolo. Pensó cuan afortunada había sido de que Celebi hubiese aparecido allí y lo hubiese sanado, el porque estaba en ese sitio seguiría siendo un misterio de por vida aparentemente.
Otra cosa, ¿habrá que especificar que tenemos en la mochila no? Yo intento no metarrolear tener lo que necesito justamente y solo portar cosas lógicas, al rato veré de escribir bien una lista de cosas que tengo asi lo tengo nítidamente, si me la das por válida.
El pequeño shuckle, efectivamente, se entretiene enredando sus largas y flexibles patitas con el pokemuñeco alegremente, hasta que finalmente cae rendido y se sume en un plácido sueño abrazado a él poco antes del amanecer. Iri se queda también adormilada enroscada entre los brazos de Astrid, en quien los efectos de la noche en vela y las emociones también se van dejando notar.
Al poco rato, el sol empieza a teñirse de rosa por el horizonte.
Sí, sí, es que para no ralentizar más el inicio de la partida (y también porque se me olvidó :P) no os pedí equipo, y entiendo que lleváis las cosas que son más o menos lógicas a vuestro trasfondo. Pero si me escribes una lista, mucho mejor ^^.
Astrid se quedó sentada en su sitio y apoyo los brazos en la camilla de shuckle, dormitando ahí las siguientes dos horas para recuperar algo de sueño. Se sentía bastante en calma, aunque le extraño un poco la desaparicion de Celebi, la comprendió.
Los dioses no pueden quedarse mucho junto a nosotros.
La escribiré en la ficha en un rato y te aviso.