Partida Rol por web

-Hm ciertamente, soy Astrid Truesdale. ¡Mucho gusto! Vamos donde te parezca mejor entonces, no tengo problema.

Astrid... un nombre bonito aunque no le quedaba muy bien, mas bien tenia nombre de flor aunque ciertamente era guapa así que casi cualquier nombre la abria quedado perfecto y con el cariño con el que llevaba a sus 2 compañeros la verdad es que no se podia mas que pensar que ella era una especie de angel o algo parecido.

- En ese caso - tiendo mi mano para ver si queria aceptarla y que nos pusieramos en marcha, era una costumbre algo rara y muy antigua eso de ofrecer la mano a las chicas para caminar, pero yo era un chico mas bien clasico y no se me parecia lo mas elegante del mundo - Si me permites te mostrare uno de mis lugares preferidos en el mundo y sin duda el mejor que tendremos para tomar algo los 4 -

Hasta el momento todo salia correptamente, ella parecia contenta aunque un poco dejandose llevar por la situación era extraño que nadie se dejara llevar con tanta facilidad, pero igual yo acababa de encontrar a una de las pocas personas en el mundo que aun contaban con eso que a la gente gustaba llamar ilusión y esperanza.

Y eso sin duda era asqueroso y lamentable... bueno alguien tenia que despertar de su ensoñación a esa joven chica.

Astrid aceptó la mano, extrañada por el gesto pero no molesta aparentemente. En el otro lado llevaba a shuckle, dejando que Iri caminara por su cuenta. De cuando en cuando se detenía a mirar el reflejo de su pelaje al sol, le encantaba la vista de un pelaje saludable.

Por suerte para mi el lugar que queria mostrarle a Astrid no estaba lejos así que no seria dificil mantener la emoción de ver el lugar, realmente no era el lugar mas espectacular de la tierra, pero si mi preferido, una zona llena de plantas preciosas que en esa epoca brillarian con la luz del sol y algunos arboles que nos darian sombra para que pudieramos contemplar el lugar, no sabia muy bien si a ella le gustaria el lugar tanto como a mi ni siquiera si realmente no lo abria visto nunca, pero esperaba que la vista le entusiasmara y para eso siempre habia un pequeño truco, el factor sorpresa.

Cuando estabamos cerca del lugar pero no lo suficiente como para que pudiera verlo completamente me pare en seco.

- La verdad es que enseñarte mi lugar preferido así es algo un poco soso...  - Puse una cara forzada de hombre misterioso que evidentemente no me salia nada bien y que casi de seguro mas bien conseguiria que Astrid se riera de mi - Si me permites que te vende los ojos me gustaria sorprenderte con la visión, no te preocupes no te soltare la mano en ningun momento y por supuesto tus fieles guardianes estaran a tu lado protegiendote de las piedras y los tropezones que puedas tener, eso si no tenemos en cuenta que estamos al lado del pueblo y lo que te quiero mostrar esta a menos de 3 mintuos de aqui -

No le queria mentir en absolutamente nada y realmente era un juego tonto para que se llevara una pequeña sorpresa... bueno no sabia como de sorprendente podia ser ver una flores y unos arboles pero el paisaje a mi siempre me relajaba y la idea de aquello era hacer que ella se riera aunque fuera tan solo de mi y tampoco es que se pudiera tener mucho miedo de aquel lugar, no habia mas que 4 minipiedras en la calzada, como mucho uno podia resfriarse y casi ni eso.

El shuckle va moviendo la cabeza de un lado a otro como si fuera un metrónomo (no es que haga ese ataque, simplemente está feliz). Parece muy animado. De vez en cuando le da a Astrid un pequeño cabezazo juguetón.

Shiert puede observar que, para ser un shuckle es un poco pequeño, probablemente aún es muy joven.

Iri va trotando unos pasos por delante, parece gustarle estar al aire libre. Sin embargo, se mantiene siempre un poco alejada de Shiert y le echa miradas de reojo: es tímida con los extraños y se siente más segura estando hacia el lado donde está su entrenadora que hacia el lado donde camina el muchacho.

No necesitaba vendarle los ojos para aquello, pero si queria dar la impresión de chico encantador que pretender tratarla como una princesa aquel detalle era perfecto, claro estaba no esperaba que ella aceptase sin mas, pero si lo hacia las cosas serian mucho mas sencillas y yo no le mentiria le mostraria mi lugar preferido en el mundo aunque no de la forma que ella seguramente pensaba.

-Uhm...de acuerdo si te parece necesario -consintió.

- No - digo rotundamente - De hecho podria asegurar que es sin duda es la cosa mas imnecesaria del mundo, pero precisamente las cosas imnecesarias son las que hacen que este mundo sea divertido y precisamente eso es lo que queremos hacer ahora, divertirnos -

Realmente no era necesario taparle los ojos, pero siera algo que me gustaba, ademas seguro que su reacción al ver el lugar era mejor si lo hacia así que si lo veia venir desde lejos o como minimo esperaba que ella exagerara aunque solo fuera por seguirme la corriente y que nos rieramos un rato.

Con mucho cuidado le ofreci un pañuelo negro que tenia, no era nada vistoso ni realmente nada impresionante, pero era el unico complemento que tenia y bueno por primera vez en mi vida resultaria util para algo mas que para el frio en el cuello.

Cuando se lo enseñe espere a que ella se diera la vuelta para vendarle los ojos y poder continuar.

No, no es necesario pero me ahorrara una cantidad de tiempo que no puedes llegar ni a imaginar y por supuesto evitara que puedas sufrir algun daño, claro esta esto no puede saberlo por que no puedes leerme la mente y por supuesto yo no pienso decirtelo, pero eso si no te preocupes que sere delicado contigo y evitare que te ocurra absolutamente nada.

Con mucho cuidado de no apretarselo demasiado para no hacerle daño pero teniendo especial cuidado en colocarselo de forma que no pueda ver absolutamente nada le coloco el pañuelo, procuro ser delicado mientras se lo pongo y como por descuido una vez que lo tiene puesto paso mi mano en una pequeña caricia a su rostro.

- Muy bien - Enlazo la caricia de mi mano de forma que desciende por su brazo hasta alcanzar su mano - Ahora solo dejate llevar yo te guiare y tus amigos tambien -

Guiándola con mucho cuidado la llevo hacia la zona verde, no tardamos demasiado en llegar ya que esta cerca de la entrada aunque eso si cuenta con la ventaja de esta algo tapada lo cual consigue que no haya publico inesperado y también que las flores esten frescas y no pisoteadas por la gente, es sin duda un lugar perfecto para un picnic romantico.

Cuando llegamos al lugar la guío hasta la zona donde mejor se puden ver las flores y la sombra del arbol nos cubre y me coloco tras ella para despues acercarme un segundo hasta su oido y susurrarle con una voz muy lastimera - lo siento -para justo despues lanzarle el contenido del pequeño saquito que descansaba en la mano que tenia libre hasta ese momento.

Desde que le vendo los ojos en la mano que no la guia lleo sujeto el saco preparado con sonmifero, no pienso dejar pasar esta oportunidad pero tampoco soy un monstruo es una chica dulce y no la dejare dormida en medio del camino donde cualquier ser sin escrúpulos podria tratar de aprobecharse de su cuerpo ademas yo cumplo mi palabra, abriria los ojos y veria el campo de flores y la zona mas preciosa del lugar.

Hasta el ultimo segundo no le lanzo el polvo sonmifero, pero ella no tiene defensa y esa es precisamente la idea de tenerle los ojos vendados, no puede reaccionar a mi truco, aunque eso si procuro sujetar su cuerpo y demas cuando cae para evitar que se haga un daño real.

Astrid no puede verlo, pero desde que Shiert le vendara los ojos, Iri se ha puesto alerta, dando vueltas alrededor del grupo, insegura. Pero para cuando se da cuenta de lo que está pasando en realidad y se decide a intervenir, ya es demasiado tarde: el chico que los acompañaba ha lanzado somnífero a la cara de su amada entrenadora.

Astrid siente cómo se le resbala el shuckle de la mano, cayendo con un suave POF sobre la hierba que la chica no llega a oír ya que ella misma, segundos después, pierde la consciencia y cae. Shiert la atrapa justo a tiempo para que su cuerpo no dé contra el suelo.

El shuckle ha caído rodando, medio atontado también por los polvos somníferos. Sin embargo, Iri no pierde tiempo y pasa a la acción, superando por fin su inseguridad para plantarle cara a Shiert.