Partida Rol por web

Aquella sensación era aterradora. Parecía como si en esos momentos los créditos de una desechable película aparecieran de repente, sin dejarte contemplar el final, arruinando el tedioso tiempo empleado en autoconvecerte de que esos minutos merecerían la pena...,ya que la escena que el chico vivía le asemejaba a una pantalla negra, a un cese de sonido ciertamente, a un final.

¿Cuántas veces habían vivido esa sensación durante aquella incursión? ¿Ese ajetreo agobiante y aterrador como si su final aguardara en el siguiente instante? Era de sobra conocido que no era el Vietcong, sino el Ente, y no parecía el ruido de una ráfaga o una granada sino, de algún Cobra o una turbohélice... pero era harto improblable, pues lo habrían visto y sentido a cientos de metros aún...

Lo más probable es que aquello fuera alguna especie de tanque que se aproximaba. Y ciertamente Bartholomew lo hubiera querido así: si el tio Sam asomara su alto sombrero podrían tener alguna oportunidad de escapar, y si fuera cualquier otro enemigo tendría la suficiente fuerza entre sus manos (el lanzagranadas) como para morir matando a quien fuera. No obstante un aullido acompañante hacía dudar al chico.

Entonces resopló. Lo hizó mientras se giraba hacia la procedencia invisible en el preciso instante que se quitaba el lanzagranadas e hincaba una rodilla al suelo, quedándose casi en cuclillas para lograr mayor precisión de tiro. Fuera lo que fuera estaba en el punto de mira del joven soldado.

El silencio le produjo a Mills una sensación desagradable, como un terrible augurio de lo que iba a suceder a continuación. Cuando por fin llegó el aullido Mills lo recibió casi con alivio, al menos había algo aparentemente tangible ahí delante.

Actuando casi instintivamente, se desplegó ithaca en mano hacia delante, intentando flanquear a lo que fuera que cargase al grupo. Tan buen punto viera una oportunidad para ello dispararía.

Baronetti hincó la rodilla en el suelo preparando el lanzagranadas con la mirada fija en la selva mientras Mills se apartaba a un lado con su arma, dispuesto a flanquear a lo que fuera que embestía en ese momento hacia ellos.

Mavs reacciono algo tarde en comparacion con sus compañeros, que ya se habian echado a tierra. Desplego el bipode de la MG contra el suelo y se llevo la culata al hombro esperando a que lo que fuese saliese de la jungla.

Morriset se aprestó a emular a sus compañeros de escuadra y buscó una cobertura cercana tras la que parapetarse y poder preparar su Winchester para disparar. Aún no sabía qué se aproximaba, pero en cuanto pudiera verlo buscaría sin tardanza el punto más débil para colocar en él una bala.

Los soldados ocuparon sus posiciones. Estaban entrenados para luchar y ahora parecía que tendrían oportunidad de hacerlo en lugar de enfrentarse con acertijos absurdos. Y en ese momento la cosa salió de entre los matorrales. Quizás en su interior todos estaban preparados para un momento así, pero el descubrimiento de aquel monstruo despertó un terror atávico en ellos. ¿De dónde había salido aquel engendro?

Hubiera parecido un enorme simio de más de dos metros de altura si no fuera por los extraños apéndices que surgían de su cuello y cabeza, parecidos a tubos transparentes de cartílago por los que se bombeaba un líquido oscuro y espeso, de color indefinido bajo la luz nocturna. Sus enormes garras, desproporcionadas con respecto al resto del cuerpo, parecían acabar en cuchillas afiladas de hueso más que en manos prénsiles. Y sin embargo lo más desconcertante era su rostro. Porque pese a su deformidad aquel rostro podría haber sido perfectamente el de un un hombre caucásico cualquiera. Sus ojos enormes, azules, miraban con furia descontrolada a su alrededor.

Tan rápido había salido de la selva que Maverick sólo tuvo tiempo de abrir fuego con su primera ráfaga antes de que se abalanzase en medio del grupo.

Por dios que era feo el jodido, pero Mills había visto demasiadas veces el resultado de minas antipersona en compañeros de pelotón como para dejarse impresionar por algo con menos vísceras...

- ¡Yippi kai yei, hijoputa! - exclamó mientras disparaba.

Mills descargó a bocajarro un disparo de su escopeta. Aquella cosa se movía endiabladamente rápido para su tamaño ¿cómo podía hacerlo? Vio relucir sus garras afiladas y pensó que aquellas manazas fácilmente podrían rebanar en dos a un ser humano. Pero era un soldado: ¡no iba a dejarse amedrentar! El disparo impactó al monstruo en un costado y la sangre manó libremente. Aquel monstruo, sin embargo, parecía inhumanamente duro... ni siquiera resopló por aquel impacto que habría matado a un hombre corriente.

El cabo Morriset sólo tenía una idea en su mente: disparar. Estaba seguro de que por muy aterrador que fuera lo que se acercaba, podría afrontarlo si se centraba en apretar el gatillo de su arma a tiempo para colocarle una bala en el punto más vulnerable. Sin embargo, cuando aquello salió de entre la maleza...

- Oh, Dios...

Era demasiado. Morriset no supo si se trataba del cansancio o de la carga mental de todo el día, pero su mano no le respondió. Lo único que podía hacer era mirar a ese monstruo mientras se acercaba para despedazarlos. Tragó saliva y empezó a temblar mientras balbuceaba incoherencias.

- No... no... no...

Ni siquiera se dio cuenta de que sus convulsiones se volvían más y más violentas. Oyó una detonación. Había apretado el gatillo de su Winchester sin darse cuenta y sin siquera apuntar.

Flashback de Baronetti tras ver a sus compañeros reaccionar ante la bestia:

-Veamos, muchacho. Retomemos su declaración... ¿Podría repetirle al subinspector Dann lo que me contó? ¡Si, si! Desde el principio, sin obviar detalle, por favor. Es muy importante, luego puede marcharse, pues su tio le está esperando en la sala de al lado con uno de nuestros becarios desde hace veinte minutos...

-Cla... Clar ag...agente Matthew, espero se...serles de ayuda -dijo el muchacho viendo entrar en el despacho del inspector al agente Dann-. Ve...veamos:

-Vo...vo...volvía de la tintorrrr...torería de la esquina princip...p...ejem...principal de Marvill St. Mi pa...padre había mandado uno de sus tr, tr, tr...trajes para un impecable revissshh...sado dias antes y, su chofer, Stevens, se pus...puso por la mmm...mañana enf, fermo. Mi padre me mandó a mi y me, me, me ordenó que me dirigiera lu...luego en c...c...casa del Tio, mi tio Pelucho Baronetti, pues hab...hab...ejem...había preparado "Scaflinni" italiano él mismo... o creo que recordar que, que así se llamaba... ¿o era Scalaffin...ffini? No rec...recuerdo bien porque la verd...verdad es que...

-Pare, pare, pare... -dijo el subinspector Dann mirandose con el agente en un gesto de incredulidad- ¿Podría avanzar su declaración hasta el encuentro con el asesino y la víctima?

Los subinspectores estaban algo cansados. Era bastante tarde y parecía como si a aquel chico no le preocupase lo más mínimo con tal de aportar lo que pudiera ayudar a aquella investigación de homicidio. Las palabras "asesino" y "víctima", sin embargo, le venían grandes a Bartholomew: era un chico inteligente y capaz, un buen hijo y sobre todo persuasivo y  constante con sus responsabilidades (aparte de un gran sentido moral y lógico).

-Cla...claro, lo, lo siento, aaaaagentes... -respondió Bartholomew. Me disp...ponía a tomar un tax...taxi una vez recogido el traje de la tintorería. Si...sin embar...bar...ejem...bargo, aunque la ta...tarde pronto se nublaría, aún brillaba el s...sol, por lo que decidí dar un ppp...paseo y llegar ju...justo a ti...tiempo para la gran cen...cen... cena familiar. Por ell...ello, crucé el parque Marvill tras la esquin... quina. Aún había algún jó...jóven con su perro, pero pro...pronto se marchó de allí... que... quedando desolado aquel hermo...moso paraje de co...co...ejem....coníferas bien cuid...cuidadas.

Enton...entonces mir...miré mi reloj y decidí sen...sentarme en uno de los bancos del lu...lugar: aún era pro...pro...pronto.

Bartholomew hizo una pausa y bebió un sorbo de agua, la cual se la había traído el primer inspector previamente.

-Ciertam...tamente me pa...parece un lugar estu...tupendo donde pasar el ra...rato, un pa...parque agradabl... agradable, hasta que se me...se me viene a la mmmm....mmmente el su... ¡oh Dios mio! el suceso....

Bartholomew resopló como apesadumbrado. Entonces, el que ahora interrumpió fue el agente Matthew en el momento que notó esa reacción en el chico.

-Si, debe dolerle, ciertamente... su tio debería llevarle ahora mismo al hospital -dijo señalando la mancha oscura y rojiza (que claramente era sangre) y seguía brotando poco a poco tras la gasa que sujetaba con su mano Bartholomew sobre  uno de sus hombros.

Entonces Matthew, con el pertienente permiso de Bartholomew, le retiró la camisa al joven y el agente Dann pudo  observar cómo una hendidura de al parecer gran tamaño y muy mala pinta molestaba al chico. Éste se sorprendió  enormemente, pues una herida así preocuparía a cualquiera y, por contra, aquel chico parecía estar haciendo esfuerzos inhumanos y en silencio en pos de una declaración.

-Arma blanca. Oh dios mio. Le agradecemos que nos ayude en este estado, de verdad, señor Bartholomew -dijo el subinspector Dann considerando ahora a Bartholomew como un civil ejemplar en su declaración inmediata en vez de procurar por su salud en un estado de emergencia-. Es increíble... sin duda es otro ataque del asesino del "Show Flash"*** Díganos, Bartholomew: ¿Quién le hizo eso? ¿Cómo y porqué? En un instante se irá directo al hospital, no se preocupe.

-¡Oh! No...no es nada -respondió. En esos mo...momentos me desper..per...ejem... perté. Creo que me qued...quedé do..do..dddd...dormido en el banco, y de...debieron pa...pasar unos minutos, pues cu...cuando deserperté con el tra...traje sobre mí ya e...era de nnnn... noche. -Baronetti tragó saliva-. Enton...tonces ocurrió, allí estaba... Yo lo vi, LO VI TODO: Era un...un...una de esas mujer...mujerzuelas de mala vi...vida, si. De esas que v...v... ejem... venden el amor a cualq...cualquiera que se pre, se precie... bueno... a cualquier que p, p, pague el pre...precio estipu...pu...pulado..., ya me enti...entenden. Estaba rond...rondando por el par...parque Marvill, cerca de do...donde yo seguía sen...sentado.

Enton...tonces vi algo inusual. Algo que a cual...cual...ejem...cualquier ciudadano de esta ci...ciudad podría parecer...parecerle indi...diferente... un he...hecho ambiguo...: pero a mi, cré...créanme, agentes... a mi no. Era una sombra, una si...si...silueta oscura en un lugar os...curo, una vaga confu...fusión en un entorno tenue, un posib...posible cerco mortal para aquella mu...mu...mujer, como así fue, y era tan...tan... ¿Co..co...cómo lo di...diría? Tan lle...lll...lleno de sombras que el mis...mismo vacío... y aquel aquella agita...gitación era alta...mu...muy...mu...ejem..., muy alta, con un somb...sombrero en la cabeza y una lar...larga gabardina. Y avanzaba. Ligera, veloz, flo...flo...flotante.

¿Có...cómo podría yo sab...sab...saber que iba di...directa hacia ella...? En su ex..exquisi...exquisito vaiven de preca...caución... (si...siempre por de...trás de la ppp...ppp...prostituta). No lo en... No lo entiendo. Qui...quizá se olvidó de m...m...ejem...¡de mi! O qui...quizá quiso que...que... que lo viera... aunque lo du... lo dudo... Entonc...ces vi cómo se aba...aba...abalanzaba sobre ella, có...cómo la absorbía, cómo la muj...muj...ejem...mujer dejaba de tener esen...esencia propia y pasaba a formar par...parte de la fig...figura, solaparse, al ti...tiempo que ésta hacía un macabro ges...gesto inhumano...: Agentes -Bartholomew se apoyó la mesa con fuerza, juntó sus manos y les miró fijamente-,

¡pu...pude percibir el silenc...lencioso he...he...ejem...hedor de la mmmmm...muerte mi...mientras veía cómo le...le... ¡Oh Señor!, cómo le robaban la v...la...vida a esa... muj...mujer!

-Testigo presencial: Correcto. Lugar y fecha del crimen: Correcto. Descripción del homicida: ......Mmmmm.... El subinspector Dann no dijo nada, sólo se limitó a asentir a Matthew y transcribirle mentalmente el ambiguo parecido que les había relatado Bartholomew con poca precisión, aunque dado su estado era bastante. Vale vale, vale... -continuo Dann-, suficiente. Sólo díganos ¿Cómo le vió a usted? ¿Cómo le hizo...eso? ¿¡Cómo escapó!? La herida del chico parecía no parar de sangrar.

-Si, ve...verá -continuó Bartholomew. Me quedé pa...paralizado. Lo vi...todo. La cu...cuchillada, bu...bueno... por decir al...algo, ya sa...saben (No habían sido cuchilladas precisamente, pues el cadaver presentaba una gran deformación fisiológica por humerosas incisiones anatómicas...). Asi qu...que, mi mente, una vez blo...bloqueada, tan sólo despr... prendió un, un... un estímulo: mis ma...manos se agarrota...taron. Curi...riosamente, las tenía enci...encima del traj...traje de mi padre, con un plást...plastico  de fun...fun...ejem...funda protecccccc....tora... Entonces, al arrugar di...di...dicho material en el rei...reinante silencio la figur...gur...gura se giró. Jamás habi...había pasado tanta angu...gus...ejem...gustia.

Bartholomew apoyó su espalda de nuevo en el respaldo de la silla y se frotó la cara en señal de cansancio y miedo al recordar el episodio que horas antes había vivido. Luego bebió otro trago de agua hasta acabarla.

-La mu...mujer cayó al ces...césped como un la...lastre -prosiguió-, pe... pe...pero él... ¡él venía hacía mí! ¡¡No corría, se deslizaba!! -ahora parecía no tartamudear. Mi mente aún es...esta...es...estaba bloqueada, ¡abso...absorta! Limpi... limpiaba el cu...cuchillo constan...tantemente durante el de...devenir que me espera...espera... ejem... esperaba... Y su cara, pe...pese a que no pu...pude verla con cla...cla...claridad, reía... ¡Lo hacía! Sonre...sonreía, y, y, y...  se rego...regocijaba en mi te...temor... Y yo mi...mientras tanto, apreta...pretaba más y más la fu...funda plástica, allí, sent...sent... sentado, ¡inmó...inmóvil! Fue en esos momen... momentos cu...cuando me alcanzó... Sentí sus ma...manos... sus manos po...po...por primera vez, estaban helad...he...ejem...heladas, pero a la v...vez sentía el pál...pálpito de su corazón sobre sus lle...llemas, las cuales rodea...deaban aho...ahor mi cuello... aprisio...nado, entumec...entumec...entumecido por la ago...agonía.

Instan...tantes después me lanzó al sue...suelo del parque... su fu...fuerza era extraor...traordinaria y al mismo ti...ti...ejem... tiempo era un estímulo ante esa pa... parálisis que me inva...vadía. Caí en medio de un ca...camino de are...arena entre varias pla...plantas, el cu...cual cruzaba de lado a...a...a lado el pa...parque. Fue entonces cu...cuando sentí un pinchazo en, en, en el ho...hombro, una mo...molestia, que pro... pronto se traduciría en dol...dol...dolor: esta...taba sangrando... En ver...verdad, agentes... ni siqu...siquiera me había dado cuen...cuenta del mo..mo... momento de  esta pu...puñalada -el chico miró de reojo a su hombro malherido.

-¿Y entonces? -preguntó Dann-. ¿Que ocurr...? -pero antes que el subinspector acabara la frase Bartholomew continuó.

-Fue en ese mo...momento cu...cuando las his...his...historias de mi tio Pe... Pelucho sirvi...vi...ejem...sirvieron para algo: Los grandes héro...heroes de la guerra, aque...aquellos que no se amedrenta...tan aún cuando el lobo arrin...arrin...ejem... arrincona al conejo sin dej...dejarle escapatoria po...posible; aquellos cuya únic...ú...única finalidad era liberar la opre...presión de los demo...demonios mo...modernos, y cuyos ac... actos han de ser re...recorda... recordados pa... para que jamás vu...vuelva a ocurrir... para que la ide...idea de un Mu...Mundo libe...berado y formal sea un hec...hec...ejem... hecho reconocido y no una ines...nestable uto...topía de ingenu...genu...genuos...

Es po...po...por ello que, mientras se acerca...caba a mí, desliz...lizándose, tomé un puñado de are...arena del cami...camino, casi con ra...rabia, sintiendo cada gui...guijarro entre mis de...de...ejem...dedos, y con la pres... presteza de aquellos héroes la lancé instan...tantáneamente a su rostro... cómo aque... aquellos que lanzan una gra...granada salvaje y segund...segundos después oyen el cru...crujir de pol...polvo, huesos, car...carne y muerte...
... la silue...lueta hizo un tor...torpe ademán de impedi...pedimento, de protecc...protección, aunque se revol...revolvió ense...enseguida, ¡di...dió un paso atrás, y que...que...quebré su equilibrio! Entonces, oh agentes, mi á...ánimo creció...

Fue una sen...sación que jamás ant...ant...ejem...antes había vi..vivido, y ni si ...siquiera sabía que pose... poseía: Mi brazo to...tomó un impul...pulso, casi sin aún ha...ha...ejem...haberme incorporado del su...suelo cuando...

Baronetti hizo un ridículo gancho de derechas, un "mandoble" propio de un boxeador profesional pero llevando su brazo casi desde su zapato hasta la cabeza del alto subinspector Matthews...

-Y la si...silueta se des...despl...ejem... se desplomó, agentes... se...se desplomó... Por cierto, deberían escuchar alguna de las historias que ése, mi Tio que está ahi fuera, podría contarles.

En esos momentos Bartholomew esbozó una sonrisa. Y era la típica sonrisa de haber cumplido un encargo, un trabajo o cualquier otra responsabilidad con acierto (en este caso la de ciudadano testigo), la cual resultaba algo grotesca y ciertamente levemente macabra teniendo en cuenta que había habido una víctima de por medio, un testigo herido (él mismo) y un asesino desaparecido, todo ello hacía pocas horas...

-Mmm....ya... -murmuró Dann- ¿Asi...? ¿Sin más? -preguntó ahora levantando la voz.
-Bueno, las marcas y muescas evidentes halladas sobre el camino indican que hubo un forcejeo -rebatió Matthews encogiéndose de hombros y mostrando cierto convencimiento.
-Estooo..., ehmmm...,si, si... Claro. Por favor, señor Bartholomew, su tio le espera, debe estar impaciente. Puede irse. Acuda inmediatamente a un hospital. ¡Ah! y tenga: nuestra tarjeta. Cualquier otro dato que recuerde nos será de gran ayuda para detener al criminal. Tenga cuidado.

-Gracias agentes. Así lo haré.

Y Baronetti marchó de allí con el esbozo de sonrisa anterior, sin dejar de emitirlo en ningún momento.

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Una vez Marchado Bartholomew y su tio, el señor Baronetti:

-¿Qué quisiste decir, Dann?
-Nada, bueno... todo. Que hay cosas que simplemente... no encajan en su declaración.
-¿Cómo qué?
-¡¡¿Cómo qué?!!: ¿Qué una persona salga de aquí sonriendo cuando acaba de ser acuchillado? ¿Que un joven muchacho sobreviva al homicida del caso "Show Flash" con un gancho a lo Muhammad Ali?
-Bueno..., lo sé, lo sé.
-Además, Matthew... estuviemos revisando el perímetro del parque Marvill: en aquel lugar no había un solo banco donde sentarse...

*** Show Flash: Sala de fiestas en el barrio del Bronx, Nueva York, conocida y vinculada al caso "Show Flash", en el que media docena de prostitutas de dicho local aparecieron asesinadas brutalmente a principios de 1969.

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En esos momentos Baronetti actuó de la misma forma que una vez lo hizo, que una vez tuvo que hacerlo. Esta vez fue de una manera más consciente, sujeto además a su entrenamiento militar. Justo cuando el flash terminó de reproducirse en su mente, soltó el lanzagranadas (más bien lo arrojó a su lado, dejándolo caer, hasta clavarlo por su peso en la tierra). Ahora tenía sus dos manos libres. Habría sido una torpeza intentar coger su Norinco, esa pistola a la que tenía tanto aprecio y que se hallaba en la parte trasera de su pantalón, pues aunque se manejaba bien con ella, girar todo su brazo, apuntar y disparar, si es que acertaba y lograba dañar a ese demonio era ciertamente complicado.

Lo mismo ocurriría con su M16, que además portaba colgada, es decir: mayor complicación. Por ello, sin dilación alguna, empuñó con su mano derecha el mango de su cuchillo hasta desenvainarlo, el cual tenía en la parte anterior de su cincura, junto a su abdomen, mientras que con la mano izquierda, la cual estaba cerca del suelo (al haber estado de rodillas apuntando con el lanzagradas), agarró un pedazo de tierra de la selva vietnamita, de la jungla, justo en el suelo, la cual, fruto de la humedad incluyendo la proximidad del rio era arcillosa, para, un segundo después lanzarsela a los ojos de la bestia.

Acto seguido, Baronetti intentaría ir a por el cuello de su presa, justo después de estampar toda esa arcilla para despistar al ente y aprovechar para quitarle unos segundos de visión. Intentaría volver a tumbar a esa silueta, aunque esta vez no sería con un puñetazo, sino para siempre: parece que la garganta o la altura de la misma era la prioridad del joven Barthow, diestro con los filos...

El rugido del arma de Maverick contestaba al infernal aullido de aquel engendro. La carne salía despedida entre chorros de sangre que salpicaban a los soldados. Aquella ráfaga habría derribado a todo un pelotón de charlies pero el monstruo permanecía impasible rugiendo. Incluso cuando el aterrado Morriset abrió fuego casi por inercia volándole parte de la rodilla a la criatura ésta no hizo otra cosa que aullar nuevamente y alzar sus garras desafiante.

Y entonces, para sorpresa de todos, Baronetti tiró su arma a un lado sacando un cuchillo. Lanzó un puñado de tierra que no llegó ni a la cintura del descomunal atacante. Sin embargo eso no desanimó al soldado que, de un salto, se abalanzó sobre aquel monstruo inhumano armado tan sólo con un cuchillo como si quisiera rememorar la imágen bíblica de David contra Goliath.

El alarido era impactante. ¿Era dolor? ¿Sufía aquel ente? No... nada de eso, parecía hacerse más y más fuerte con el pequeño traqueteo de las balas encajándose en su extremidad... Fue entonces cuando la arena, una vez lanzada, le resbaló por su estrafalaria vestimenta, señal de su próximo ataque. El chico, enfrentándose directamente contra la bestia. Sin duda, en el momento de abalanzarse con el filo entre sus manos, Baronetti sabría que moriría... o mejor dicho ¿Cómo pensar que no lo haría? ¿Cómo tener certeza de que una vez ese demonio en el suelo, herido de forma mortal, su sargento  les instara a continuar como si tal cosa?

Por tanto, empleó todas sus fuerzas ¡Y hasta dos veces!, La primera pareció más bien una pequeña finta, ridículo para el ser, pero la segunda, lejos de saber aquel pelotón si le causaría otra herida, logró impactar en el cuerpo a la altura deseada.

-¡Tengo que volver! Mi... est...est´... ¡¡el Secreto me espera...!! ¡¡arghhh!! -una vez más, en los momentos cúlmen de tensión y peligro, Barthow se transformaba. A veces parecía más siniestro que la propia "Cosa" y su alarido, ¿qué diantres decía ahora ese maldito crio mientras intentaba sesgar otro cuello enemigo?

El cuchillo de Baronetti se clavó en el hombro del monstruo, que lanzó un nuevo aullido a la oscuridad. Comparado con el daño que tuvieron que causarle las balas la puñalada no parecía capaz de frenar a aquella cosa. El monstruo alzó las garras para deshacerse de aquel molesto insecto que lo aguijoneaba montado en su espalda.

Viendo la desesperacion del combate y a Baronetti cargar como un poseso contra un bicho que no era capaz de tumbar ni una MG, Mavs, descolgo la mochila y rebusco en ella el C4 mientras recitaba una y otra vez el salmo de la Dama. Debia de aprobechar el momento que el Chico les habia conseguido.

Hio de ... si no es por las buenas sera por las malas...

Durante unos segundos que le parecieron eternos, junto las cargas y ajusto los cables. Si esto no lo paraba, ya no sabia que podria.