Partida Rol por web

PRAAN

BOSCOGNE

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28/02/2015, 18:11
Boscogne

—Ya veremos cuanto de verdad hay en lo que dices—fue la contestación que obtuvo el guía.
Siguieron a Aranar a través del bosque. Desconfiado por costumbre no quitaba los ojos de la espesura, de las sombras, de los recovecos de la tierra donde podía haber un hombre agazapado, cuchillo en mano. Nadie salió a su encuentro y no hubo que lamentar ninguna emboscada. Su corazón ardiente maldecía mientras que su mente sensata celebraba la decisión de haber confiado en el muchacho. Era avispado y conocía aquellos parajes encontrando caminos y pasos donde incluso él, experto cazador de hombres, se hubiera perdido.
Les llevó hasta las ruinas. Había una torre con un vigía, nada más. Suficiente para vigilar el terreno circundante, desprovisto de refugios y escondite, pero insuficiente. Un hombre podía distraerse son facilidad, sobretodo si su turno era largo. Se le ocurrían varias formas de adentrarse en las ruinas sin llamar la atención no obstante tenía un buen pálpito sobre todo aquello. Había que seguir las corazonadas.
—Cobrarás cuando vea de que color es la bandera de los hombres que están en las ruinas —dijo al muchacho. Se giró hacia sus compañeros de armas —. Esperad aquí. Si es una trampa es una necedad exponernos todos.
Salió de la espesura, el paso cadencioso, firme, las manos en alto en señal conciliadora. Subiría por el camino sin quitarle los ojos de encima al vigía. Si era amigo o enemigo, pronto se descubriría.

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03/03/2015, 22:59
Director

Atrás quedan Dain, Carle y Aranar. No ponen ninguna pega, puede que confíen en tu criterio o prefieran ver como recibes un flechazo antes de ser ellos las victimas.

El guardia no tarda en divisarte por el camino, no haces nada para evitarlo. Se gira hacia el interior de la antigua fortaleza y grita algo, aunque no oyes sus palabras sabes que está anunciando tu presencia.
Al viejo castillo apenas le queda una puerta reforzada, por ella salen cuatro hombres armados con aparente calma. Se detienen a escasos metros del muro y guardan sus armas en cuanto te reconocen.

Por su aspecto parecen aventureros, esos busca vidas que recuperan objetos para magos, rescatan a hijas de nobles o saquean lugares repletos de peligros. Su idioma es el oro, pueden ansiar mas poder o mejor equipo, pero su fin es obtener mas monedas al final de cada aventura.
Recuerdas a un par de ellos de la noche anterior, estaban en la taberna. El resto no lo has visto en tu vida, o eso crees. Inicia la conversación un hombre con media melena rubia, lleva un arco a la espalda y una espada colgando del cinturón.

- Pensamos que aparecerían antes los hombres de Tribunal, pero me alegra ver que no es así. Todo el mundo se fue antes del amanecer, algunos incluso antes, nadie quiso quedarse a comprobar si ese remilgado agente volvía en busca de mas culpables.

Uno de ellos, con aspecto de practicar la magia, se adelanta un paso antes de hablar.

- Somos los únicos que tenían intención de esperar, de hecho íbamos a venir a este lugar de todos modos. Queremos oír lo que tienes que proponernos, por ahora nos va bien pero sabemos que este estilo de vida no durará mucho. Si lo que ofreces es mejor puede que tengas seis nuevos compañeros.

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04/03/2015, 00:14
Boscogne

No recibió una flecha en el corazón, era buena señal. El vigía llamó a alguien de dentro de las ruinas. Pronto se vio superado en proporción de cuatro a uno. Cinco si contraba al hombre de la almena. Bajó las manos mientras contemplaba los rostros de los hombres que le habían salido al paso. ¿Eran sus futuros soldados, sus futuros aliados? Escuchó sus palabras. El resto de ratas habían salido corriendo, temerosos del Tribunal, dispuestos a esconderse en sus agujeros para seguir con sus vidas de criminales. No querían un cambio, eran demasiado cobardes para ello. Aquellos otros...se habían quedado, bien por curiosidad, bien porque querían algo más.
—Os hablaré a todos. No he venido solo—hizo una seña atrás, a Dain, a Carle y a Aranar, indicándoles que se acercasen.
Pagaría al chico y cuando el muchacho sintiera el peso del dinero en su mano le hablaría.
—Has cumplido. Puedes marcharte Aranar, aunque puede que quieras quedarte a escuchar lo que tengo que decir.
Se apartó del grupo y esperó a que todos estuvieran delante de él. Aquel era su momento, o plantaba una semilla de lealtad en los corazones de aquellos hombres o su sueño moriría tan pronto como sus palabras hubiesen sido engullidas por el silencio. Pero allí, mirando aquellos rostros pétreos, pudo oler su descontento, su desesperación. Su frustración, la misma que él sentía. Y empezó a hablar, con voz profunda, medida.
—Estoy cansado. Vivimos en un mundo en el que una sola persona tiene más riqueza o poder que diez mil. Vivimos en un mundo en el que nuestros líderes son débiles, estúpidos o corruptos. Vivimos en un mundo en el que la religión es fuerte. Nacemos, y ya tenemos normas, leyes que seguir, que nos imponen, que caen sobre nosotros como grilletes que nos atan para siempre a una vida que no deseamos. ¿Y para qué? Somos los cimientos sobre los que viven los poderosos. Nosotros sudamos, nosotros sangramos. Nosotros morirmos, y ellos cogen los beneficios—andaba mientras recitaba su discurso, no eran más que palabras puestas en orden pensadas ya hace tiempo, nacidas de su corazón. Se detuvo delante de Aranar —. Nacemos, pobres. Nos dicen que debemos trabajar. De sol a sol. Vivir para limpiar la mierda de los cerdos, para recoger la leche de las vacas, para forjar herraduras. ¿Y qué ganamos con ello? Un salario que apenas nos da para comer. ¿Quién no ha perdido nunca a un hermano, a un amigo, a un padre por no tener suficiente dinero para pagar a un médico? Y mientras que un mozo de cuadras se deja la piel y la salud haciendo su trabajo un joven noble disfruta de recepciones, de montar a caballo o de componer poesía. ¿Y por qué? ¿Por qué su padre es hijo de su padre? ¿Por qué su sangre es azul?—Escupió a un lado, amargado —.He conocido a muchos nobles, ninguno merecía sus títulos, sus castillos, sus comercios, sus riquezas. Habían sido ganados en otra vida, por sus antepasados. Ahora ellos los disfrutaban, pero no eran merecedores.—Siguió adelante, deteniéndose esta vez delante de Dain y Carle —.Y si no aceptas tu suerte de perro te toca robar, pero entonces te llaman criminal, te persiguen. Te matan de hambre, te proponen jornadas imposibles de trabajo y si te quejas, te insultan, te pegan. ¿Es delito querer una vida mejor? Pero no quieren que optemos a ellos. Hemos nacido entre el fango y la mierda y ahí quieren que nos quedemos. Pero, yo digo, ¿Por qué tengo que pasar hambre cuando en los salones de los palacios se tira comida a diario? ¿Por qué, si soy más válido que esos lechuginos incapaces de enarbolar un arma, tengo menos que ellos? En este mundo no es válido lo bueno que eres, tienes que tener referencias, sangre azul, un titulo...—volvió a escupir, siguió adelante —.Yo digo basta. Hay pobres, esclavos, mendigos, pueblos oprimidos. A los poderosos no les interesa que piesen por ellos mismos, les mantienen en la ignorancia, en la debilidad. Incluso les dicen que sus vidas valen menos que las de ellos. La religión tilda de sagrado a sus sacerdotes, a sus dioses. ¡¡¿Y dónde están esos dioses ahora?!! ¿Acaso cuidan de nosotros? Invenciones, locuras, otra forma de control, de decirnos que debemos aceptar nuestro destino, nuestra suerte. Pero yo no pienso hacerlo. Soy Boscogne, no soy mejor que nadie, pero tampoco soy peor. Escupo sobre el legado de los reyes, sobre las riquezas de los antiguos, sobre los mapas que dicen que tierra pertenece a quien. Escupo sobre la ley, sobre sus ridículas normas. No eres mejor por tener un título. Según yo lo veo, esto es lo único que manda...—dijo palpando el filo de su hacha —. Meritocracia, un estado basado en las aptitudes de sus miembros, no en dinastías, linajes o designaciones sagradas. He sido cazador de hombres, he sido corsario, pirata, ladrón y mercenario. He visto como hombres incapaces de resolver sus propios asuntos me pagaban para resolverlos. ¿Por qué esos hombres están en la cima? No son mejores que yo, no son mejores que vosotros. Simplemente han nacido así. Pero eso tiene que cambiar —gruñó, arrancando cada palabra de su cerrado corazón—. No acepto este mundo, no acepto las normas del Tribunal, tampoco las de este reino. Voy a formar uno propio. He nacido para la gloria. Igual que vosotros, solo que os da miedo aceptarlo. Podeís volver a vuestros trabajos, a morir peleando por otros, a sobrevivir ganando unas monedas hasta que la muerte os alcance ya sea en forma de soga o de enfermedad. O podeís venir conmigo. Pienso subir, hasta la cima, formar un reino...un reino donde no importe donde hayas nacido sino lo que puedas ofrecer. Un reino sin esclavo, donde no se rinda pleitesíaa nadie pero donde se respete a aquel que es válido para un puesto. Voy a quemar los cimientos del mundo y a construir uno propio. Mis ojos verán la gloria. El trato es sencillo, aquel que busque un cambio, un nuevo comienzo, puede seguirme. Los que duden o no tengan valor suficiente pueden volver a su vida, bajo la bota de otros, mirando siempre hacia arriba sin saber cuando serán aplastados. Vosotros decidís...

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08/03/2015, 21:12
Director

A la llegada de Carle y Dain se inicia una ronda de miradas y análisis, cada grupo escruta al otro barajando la posibilidad de que en lugar de futuros compañeros acaben como inminentes enemigos.
Aranar se apresura a guardarse el dinero, sin embargo esa prisa no se transmite a sus piernas, permanece en su lugar escuchando todo lo que tienes que decir a los presentes.
Alzas la voz para que incluso el vigía pueda oírte, si hay una inminente emboscada de Tribunal él es el único que puede detectarlo.

Todos los presentes asienten en bastantes ocasiones, lo que dices, lo que piensas, parece ser compartido por ellos. Son hombres que viven de la lucha, de arriesgar sus vidas y de aceptar encargos de personas que jamas podrían hacer lo que ellos hacen.

Cuando terminas tus tres acompañantes se acercan a ti y se ponen a tu lado, confirmando que seguirán contigo. Aranar asiente solemne cuando lo miras, aceptando tu propuesta.
El otro grupo no se mueve, giran la cabeza y miran hacia algún punto indeterminado de la pared rocosa que acota el camino de subida. De repente algo se mueve aunque no puedes verlo con nitidez pese a estar a escasos metros, cuando estás a punto de preparar tu hacha para defenderte de quién sabe qué el engaño a la vista se desvanece y se muestra ante ti una mujer.

Los cuatro hombres, que parecían conocer de su presencia, permanecen atentos a la recién aparecida. La mujer, que debe rondar la cuarentena, no viste como una aventurera típica. Por su aspecto dirías que se trata de una maga, o peor, de una bruja. Una de esas practicantes de la magia ajenas al colegio de magos y con fama de hacer el mal y sembrar el caos por todo el mundo.

El hasta ahora portavoz del grupo sonríe y señala a la mujer con la cabeza.

- Te dije que eramos seis, toda precaución es poca.

El hombre deja de sonreír en cuanto ella lo mira con desaprobación, no parece contenta y no sabes cual es la causa.
Su mirada podría atemorizar al mas valiente de los guerreros, y sin embargo no puedes evitar ver que se trata de una mujer atractiva.

- ¿Hablas de precaución? Ese insectoide porta un anillo de explosión, mirad siempre las manos de quien tengáis delante.

Los cuatro hombres bajan la mirada al darse cuenta de su error, Carle mira el anillo sorprendido de que la mujer sepa qué es.
Lentamente se aproxima a ti y extiende su mano con la palma hacia arriba.

- Las manos son muy importantes, te dicen si tienes delante a un mendigo o un noble, si se trata de un campesino o un guerrero, si practica la magia o incluso si es producto de la misma. Coincido en gran parte de lo que habéis dicho Boscogne, pero las palabras no siempre son sinceras. Dejad que vuestra mano me hable, solo entonces decidiremos nuestro destino.

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13/03/2015, 13:31
Boscogne

Ambos grupos se midieron con la mirada. No eran aficionados. Sus ojos eran aviesos, buscaban intenciones ocultas, mentiras, traición. Ninguno de ellos sería pillado con la guardia baja y sin embargo, a pesar de su propia veteranía y de la de Dain y Carle, desconocían que se encontraban en desventaja, atrapados entre dos flancos.
Habló entonces, sintiendo cada palabra igual que sentía cada latido del torrente de su sangre. Su fuerza corría por sus labios estallando en palabras de amargura, odio y venganza contra un sistema que no habían elegido pero que se veían obligados a seguir. Y justicia, también pedía justicia.
Dain y carle debían estar cansados de pasar su vida de golpe en golpe, de prisión en prisión. Se unieron a él. Aranar se quedó. ¿Una vida de riesgo por un sueño imposible o toda una existencia de trabajo duro y gris, anodino, mal pagado?
—¿Nadie te echará de menos? ¿Ni un padre, ni una madre?¿Nadie?—Inquirió.
Los otros hombres parecían ser partícipes de sus intenciones. Sin embargo...cuando quiso darse cuenta del engaño la mujer ya había abandonado su escondrijo y su hacha casi había mostrado su afilado diente. Se detuvo al ver que el engaño era una muestra más de precaución y no una emboscada. Magia. Una fuerza que jamás entendería. Hasta ahora se había enfrentado a ella mediante una mente fría y lógica pero, si quería ascender, necesitaría apoyo de aquel tipo.
La mujer, hermosa a su parecer, poseía la mirada de un diablo y el porte de una señora. ¿Una bruja quizás? Se decía mucho de ellas. Hijas del diablo, heraldos del caos. ¿Y quién era él para juzgar a la mujer cuando a él le consideraban la parte más baja de la sociedad, poco mejor valorado que un perro de presa?
La mujer no está nada contenta con la actuación de sus hombres. Han pasado por alto el anillo de Carle. No dice nada pero anota mentalmente ser más cauto, tanto con el anillo como guardando sus espaldas.
La mística le habla. Las palabras, como bien dice, no valen nada a pesar de haberse pronunciado con vehemencia casi febril. La prueba que necesita es una mano desnuda. Quiromancia, piensa. Ella ve una vida donde otros solo ven líneas. ¿Y por qué no? ¿Acaso no veía Aranar un sendero en el bosque donde él solo veía matojos y hierbajos?
—Soy Boscogne, señora. Mirad, pero id más allá de la sangre, la ira y las lágrimas, si podeís —dijo, muy serio, quitándose el guante y tendiéndola la mano.

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14/03/2015, 17:09
Director

Con una sonrisa satisfecha la mujer clava sus ojos en ti mientras coge tu mano con un tacto suave pero firme.
De repente todo tu entorno cambia, la entrada a la derruida fortaleza desaparece, al igual que las montañas y el bosque que rodea la zona. Tu nueva ubicación se sitúa en lo alto de un torreón, el Sol desciende por el horizonte y el cielo está cubierto de humo y cenizas.
Al mirar hacia abajo ves un puente que cruza un amplio río, por él desfilan innumerables tropas de asedio. A tu lado está la mujer, confirmada ahora como bruja, observando cada una de tus reacciones y cada gesto que haces al ver lo que ocurre.
Sabes que no estas allí, y sin embargo todo es muy real.
Te giras para ver una ciudad destruida, las columnas de humo negro y el fuego te impiden reconocer el lugar, si es que lo conoces. Las tropas lo abandonan, las tropas victoriosas dejan atrás la ciudad que acaban de conquistar y derruir.
La bruja señala a la cabeza del ejercito, allí puedes ver a un hombre a caballo liderando las tropas. Viste una llamativa armadura dorada, aunque la bruja lo confirma tu ya sabes de quien se trata.

- Liderarás ejércitos, aplastarás a tus enemigos, serás respetado por amigos y enemigos. Esto no es el futuro, es solo una muestra de lo que puedes conseguir, de lo que tus capacidades te pueden otorgar.

A medida que el Sol se oculta todo se vuelve mas negro, llega un momento en el que no ves nada, estás de pie en mitad de la nada y en tu cabeza suena la voz de la mujer.

- Pero para llegar a ello tendrás que hacer muchos sacrificios. Serás traicionado, traicionaras a leales compañeros, odiaras y sufrirás el odio. Serás herido, mutilado. Enterraras amigos, amantes e incluso hijos. Tu fin está lleno de dificultades, si superas todas llegarás a ser lo que tanto ansías. No te puedo decir cuando, ni cómo, ni por qué; deberás descubrirlo por ti mismo. Sin embargo puedo acompañarte, aconsejarte cuando yo lo estime y ayudar a que tu destino se cumpla.

Como si abrieras los ojos la realidad vuelve a materializarse ante ti. Parece que tan solo ha pasado un segundo, la mujer retira su mano de la tuya y hace un gesto a sus hombres.

- Creo en ti, Boscogne. Solo necesito saber si crees en mi y en lo que te he mostrado para que unamos nuestras fuerzas.

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15/03/2015, 12:39
Boscogne

El mundo se apaga y se enciende. Situado desde lo alto de un imponente podía ver el mundo. No era su mundo, comprendió, era una visión. ¿Posible o no? El ruido de los soldados a la guerra, el aroma ocre de la guerra y de la muerte, el sabor del fuego y del acero, y la certeza de sangre derramada que alimentaba una tierra nueva. Una parte de él, la más salvaje, disfrutó con la vista, con la sensación de poder. Era la mano que devolvía el golpe, el vasallo que se alzaba para enfrentar a un amo que no tenía derecho alguno. Era la rebelión, el odio que yacía dentro de él y que tomaba cuerpo en forma de violencia.
Otra parte de él se escandalizó. Demasiada muerte, demasiadas columnas de humo negro alzando sus manos hacia los cielos claros, tiñéndolos con sus dedos oscuros igual que si se tratase de una mano que quisiera aferrar su pureza. No deseaba la muerte, deseaba algo mejor. Sabía que su camino estaría plagado de desventuras, sufrimiento y muerte. Pero no quería que su futuro estuviera llena de ello, quería algo mejor, no ser un tirano más.
La bruja le habló, por unos momentos se había olvidado por completo de ella, tan embelesado estaba en la visión.
Sus palabras sonaron negras a sus oídos. Habló de muerte, traición, dolor. Quería decirla que él no traicionaría a nadie, que tenía un código, que no lo rompería por un sueño. Debía de ser recto, justo, o todas sus esperanzas de un mundo nuevo caerían en saco roto. Pero ella no le creería, ella veía el futuro, veía su debilidad, años adelante, veía su fallo.
Le prometió ayuda. Decidió aceptar. ¿Cómo renegar de una ventaja así? Aunque una parte de él, desconfiada, pensaba que aquello era una trampa, un engaño, y que la mujer poseía oscuros intereses, que quería guiarle hacia un fin personal mediante una bien elaborada mentira. De ser así, ya se vería.
—Ayudadme, señora. Pero ayudadme bien vos que podeís ver el futuro. Quiero más cimientos y menos sangre, más vida y menos muerte. Ayudadme a que los cielos no sean tan oscuros. Ayudadme a evitar una masacre, a perder mi rumbo, y entonces, creeré en vos.

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17/03/2015, 11:20
Director

La bruja parece satisfecha por tu respuesta, sonríe ligeramente antes de adoptar nuevamente un gesto serio que le confiere un aspecto místico y misterioso.

- La sangre y la muerte serán inevitables. Nadie cederá su riqueza sin luchar, un lobo no puede alimentarse sin matar. Por mucho que lo evitemos tarde o tempano seremos enemigos de alguien, y no hay linajes ni política que nos sirva.

Da un paso atrás para que tu grupo pueda verla y eleva el tono de voz para ser oída.

- Mi nombre es Sadia, como todos suponéis soy una bruja y practico la magia fuera del colegio de magos. Sabéis lo que eso significa, Tribunal no se fiará de nosotros y los Siervos de la Luz intentarán acabar conmigo. Todos tenemos enemigos, si es enemigo de uno de nosotros es enemigo de todos. Solo así conseguiremos sobrevivir para lograr lo que queremos.

Su pequeño discurso, o mas bien aviso, no dice nada nuevo para ti. Una bruja siempre es un aliado poderoso, pero trae consigo numerosos riesgos.
Sadia regresa a tu lado y te habla mientras mira el horizonte por encima de las copas de los arboles.

- ¿Cuál será nuestro primer movimiento? Tenemos ocho hombres armados, la comida justa y el dinero insuficiente. No tenemos caballos ni un lugar apropiado donde ocultarnos. ¿Por donde empezamos?

Notas de juego

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19/03/2015, 00:19
Boscogne

—Primero—dijo a la bruja.—Debemos conocernos. Y asentar los cimientos de lo que será nuestra pequeña asociación.—Se giró entonces hacia los demás, alzando la voz para que incluso el vigía pudiera escucharle con claridad.—Sadia lo ha explicado con claridad, el enemigo de uno es el enemigo de todos. Somos una hermandad, nos apoyamos los unos a los otros, no se deja a nadie atrás, enfermo, herido o anciano, todos cuidamos de todos. No rechazamos a nadie, por su sexo, condición, raza o religión. Aceptamos a la gente por su auténtico valor, no por sus titulos, galones o el color de su sangre. No nos inclinamos ante nadie. Nuestro sistema es meritocrático, aquellos que sean vagos o se muestren ociosos no tienen nada que hacer con nosotros. Tampoco somos perros sedientos de sangre, o ladrones. No pienso comandar una jauría de perros o un grupo de bandidos. No robamos a los pobres, no atacamos al débil. Y por último, la lealtad, el honor. No importa de donde vengamos, importa a donde vamos. Es una segunda oportunidad. Olvidaremos los crímenes de los demás, empezaremos de nuevo...es un nuevo camino, debe hablar siempre la verdad entre nosotros y la justicia debe estar en nuestra mano. Pero la del hombre, no la de un dios esquivo o la de unos tomos harapientos llenos de normas. No os puedo prometer riquezas, pero si libertad. Si alguien quiere abandonar puede hacerlo, ahora o más tarde...pero aquel que nos traicione para vender nuestros secretros a nuestros rivales que se cuide, porque descubrirá por que me llaman el Verdugo.
Esperó, por si alguien quería preguntar o añadir algo. Miró a los presentes, aún era demasiado temprano para considerarles sus hombres. Solo el avance del tiempo y las desgracias que sobre ellos devían de cernirse le harían ver la valía de aquellos ojos brillantes que lo observaban.
—Yo soy Boscogne, me llaman el Verdugo. He sido gladiador, pirata, corsario, mercenario y cazador de recompensas, cazador de hombres. ¿Quienes sois vosotros?*
Esperó el resto de presentaciones, ya habría tiempo de conocerse mejor. Fue estrechando las manos de todos ellos, un gesto que los añadía ya a su gesto, al sueño de un loco. Se sentía vehementemente animado, arrojado, a la vez, sentía el peso de una empresa titánica sobre sus hombros de papel, los cuales se doblaban, se hundían. ¿Llevaría a esos hombres a la muerte por una creencia ridícula? Él solo era un hombre, uno más del montón. Nadie especial. Como tantos otros, estaba condenado al fracaso. Y, sin embargo, no se detendría. Solo la muerte lograría frenar el viento airado que soplaba en su interior. "Ya basta", decía su canción, "Ya basta".
—Aranar, hablame de esta zona. Esclavos, oprimidos, pobres...y políticos, nobles y religiosos que no hacen nada por ellos. Ya sé que predomina el poder del Tribunal, pero necesitamos un blanco más concreto.**

Notas de juego

*Estaría bien saber el nombre de todos y las virtudes de cada uno de ellos, aunque sea solo un poco por encima!
**Aparte de lo que diga el chico, si no recuerdo mal no muy lejos se encontraban las Minas Blancas (puede ser?) donde había muchos esclavos y ni el Tribunal se atrevía a entrar, ¿Es correcto?

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19/03/2015, 12:37
Director

Siguiendo tus indicaciones uno a uno se van presentando, el grupo de la bruja parece mucho mas homogéneo que el tuyo.

- Mi nombre es Tomyr - dice el hombre que hacia de portavoz antes de la aparición de su jefa - y soy bueno con la espada y el arco.

- Yo soy Tic, soy hábil con la espada y diestro con las lanzas. - hace una breve reverencia.

- Vabryn, gran espadachín y mejor jinete.

- Llamadme Caraenry, puedo jurar que todo hombre que me haya herido ha muerto a mis manos. - se jacta orgulloso un tipo lleno de cicatrices.

- Soy Owerraent, aunque podéis llamarme Ower. - dice el vigía - Dicen de mi que tengo la vista de un águila y una gran puntería.

Turno de tu grupo, Dain es el primero en presentarse.

- Mi nombre es Dain, algunos dicen que soy un ladrón, yo prefiero considerar que mi tarea es repartir la riqueza. Manos hábiles, dedos rápidos y pies ligeros. Y si todo eso falla: bisutería. - levanta la mano mostrando el anillo.

- Soy Carle... - todos esperan algún dato mas, ante la expectación del resto opta por seguir hablando - Aplasto cabezas.

El último en presentarse es Aranar, aclara su garganta antes de hablar, como si fuese a dar un discurso.

- Yo soy Aranar. Hasta hace unas horas tan solo era un granjero mal pagado, hoy he ganado mas que en semanas de duro trabajo. Se me da bien buscar caminos ocultos y evitar problemas, aunque no siempre lo consiga.

Por parte de la bruja sobran las presentaciones, conocéis su nombre y su oficio, poco mas se le puede pedir.

Aranar responde a tu pregunta señalando en varias direcciones a medida que menciona cada caso.

- Son pueblos tranquilos, granjeros y ganaderos que tienen poco o nada. Los caminos son frecuentados por mercaderes y aventureros, y por supuesto por agentes de Tribunal. Hay un par de nobles hacia el Este, son terratenientes pero dudo que tengan esclavos. En el sureste dicen que hay una cueva llena de salteadores de caminos, no se donde se encuentra exactamente, nunca me he atrevido a explorar esa zona.

Carle se acerca a ti y señala a Dain.

- Como ya dije nosotros tenemos algo pendiente. Tenemos que recuperar nuestra parte de un botín, puede que si vamos todos sea mas fácil. Nos vendría bien el oro y no creo que resulta demasiado peligroso. No está lejos, a tan solo unos kilómetros hacia el sur.

Notas de juego

En la pestaña notas de tu ficha he puesto una copia parcial de los datos de tu grupo. He dejado la columna notas para que pongas lo que quieras. La salud es orientativa, es un porcentaje para que te hagas una idea de como está cada uno.

Te copio la situación cuando saliste de Puerto de Olk, ahora lo mas cercano sería Minas Blancas:

- El Gran Foso: Lo peor de lo peor. Una serie de minas reconvertidas en hogar de criminales y clanes, con esclavos y arenas de combate. Ni siquiera Tribunal se atreve a poner un pie en ese lugar.

- Ciudad Bosque: Tal y como indica su nombre es una ciudad levantada entre un gran bosque y la costa occidental de Praan. Está lleno de Albinos y allí rigen sus costumbres. No es un lugar donde haya mucho trabajo para alguien como Boscogne.

- Cañón Rojo: Una zona desértica con multitud de aldeas y atestada de bestias de todo tipo. Están subdesarrollados con respecto al resto del mundo, pero sus innumerables cuevas y grutas contienen abundantes reliquias y tesoros que atrae a todo tipo de valientes y chiflados.

- Ciudadela: Es el hogar de Tribunal. Salvo alistarte poco puedes hacer allí.

- Puerto de Occidente: Ciudad comercial y cosmopolita, prospera y con posibles clientes y victimas.

- Minas Blancas: Ciudad minera, famosa por sus herreros y por tener uno de los mayores ejércitos del mundo. Los Hijos de Tyr mandan en ese lugar, puede haber oportunidades de negocio.

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22/03/2015, 13:33
Boscogne

Intentó memorizar el nombre y las habilidades de todos. Era un grupo variado aunque hasta que no entrasen en combate no sabría hasta que punto podrían ser de utilidad. No solo se trataba de desteza, también debía haber unidad, confianza, sangre fría, lealtad, deber...El tiempo diría. Si hubiera una manera de ponerlos a prueba y sacar beneficio...Intervino Carle, tenía un asunto pendiente. Un cofre lleno de oro, un tesoro, un justo pago por un trabajo sucio realizado con anterioridad. ¿Es que no había escuchado nada sobre la Hermandad? La Hermandad, era un buen nombre, pensó. Él hablaba de libertad, de rebelión, otros solo oían el tintineo del dinero saltando dentro de sus bolsas. Aunque cierto era que carecían de caballos y necesarian el dinero para reparar las armas, comprar equipo y vituallas.
Y sin embargo su lado desconfiado volvió a aflorar. ¿Quería Carle aprovecharse del grupo para recuperar su oro con seguridad y luego dejarles tirados? Era un ladrón y aunque si quería que su empresa tuviera buen término debía confiar en aquellos hombres su naturaleza le impedía hacerlo de forma ciega.
—Ese dinero es vuestro, Carle. No vamos a emprender una misión en la que arriesguemos el pellejo por el oro de otro, entiéndelo. La cosa cambia si decides compartir el oro con todo el grupo, a partes iguales. Pero no puedo obligarte a ello. Diablos, ni siquiera puedo pedírtelo.

Notas de juego

*Espero a ver que dice Carle, ya tengo una idea pensada de a donde ir.

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22/03/2015, 15:40
Director

Los insectoides no suelen tener fama de nobles y leales, pero puede ser un juicio poco acertado.
Carle hizo tragar a su compañero un anillo con el fin de huir de un calabozo, rebuscó en sus heces y puede que lo envenenara para acelerar el proceso de expulsión. Donde unos ven una persona con maldad otros ven a alguien con recursos.

Ante tu respuesta Carle hace un gesto con la mano, como quitando importancia al tema del dinero.

- Bah, estamos aquí para arriesgar nuestras vidas por un ideal. Si quisiera dinero estaría con un grupo de ladrones. Ademas, si nos atacan prefiero que tengamos mejores espadas y armaduras antes que una bolsa repleta de oro.

Mira a Dain en busca de una autorización que el úrsido no tarde en conceder.

- Recuperemos ese botín y demosle un uso para el grupo. Si aparecemos todos no habrá problemas, solo espero que no se hayan gastado mi parte.

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22/03/2015, 19:44
Boscogne

Confiar o no confiar. Era su responsabilidad elegir a los hombres adecuado. De fallar perdería no solo la vida, sino también su sueño. No podía fallar a su palabra, a aquellas personas. Ahora peleaba por algo mucho más grande que él. Mucho más grande que su mera existencia. Le hacía sentirse pequeño, débil. A la vez, tomaba aquella tarea con orgullo y fiereza.
—Está bien. Carle, Dain, gracias. Será un buen comienzo. ¿A dónde vamos?

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23/03/2015, 14:52
Director

Tal y como dijo Carle el botín esperaba varios kilómetros en dirección sur. Prácticamente volvéis sobre vuestros pasos, Aranar va en cabeza y tras el nueve personas, nueve miembros de un grupo recién formado cuya meta está todavía muy lejos.
Cruzáis el bosque en silencio, atravesáis un camino y regresáis a la cobertura que da la vegetación para evitar patrullas u ojos curiosos que os puedan delatar. Un tercio de vosotros estáis bajo busca y captura en esta zona, cuando os alejéis podréis relajaros.

Tras un par de horas de marcha por fin llegáis a vuestro destino. Se trata de un viejo templo abandonado en mitad de un pequeño valle. Ahora está habitado, los ventanales se han fortificado con madera y una improvisada valla de madera protege un pequeño huerto en la parte trasera.

En la puerta hay dos hombres sentados, fuman tranquilamente de sus pipas mientras sus armas descansan a su lado.
Os detenéis en la última linea de arboles para analizar la situación, los dos arqueros toman posiciones mientras Carle se sitúa a tu lado.

- Si entramos Dain y yo solos puede que no salgamos vivos, ahora tienen mas hombres, puede que sean seis o siete y seguramente se nieguen a darnos nuestra parte. Si vamos todos lo tomarán como un asalto, no se les da bien razonar. Puede que lo mejor sea ir cuatro de nosotros para que no se sientan amenazados pero no crean que merece la pena luchar. Pero tú decides como vamos a hacer esto.

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29/03/2015, 19:17
Boscogne

El viejo templo estaba fortificado pero no en exceso; o los antiguos socios de Dain y Carle eran descuidados o no esperaban visitas de fuerte número. Tras aquellos muros que otrora habían visto la fe y la hermandad se escondía el botín preciado, el justo pago por un oscuro trabajo realizado por sus compañeros. Ahora al menos el templo se había quitado su máscara de mentiras y se mostraba sincero; era una guarida de ladrones como siempre había sido pero usaban el cuchillo y no la palabrería para robar a la gente. Un sitio más que apropiado para un nido de ratas.
Intentarían hacer aquello sin derramar sangre, aunque deseaba ver hasta que punto eran hábiles sus compañeros. Pero Boscgone era juicioso, no provocaría una pelea. De hecho, era la última opción de todas.
En la puerta había dos hombres pero según Carle había más dentro. "Fuerzas parejas", pensó. No iba a arriesgar a pesar de que consideraba que su equipo era superior. Como mínimo, contaban con el anillo de fuego y con el apoyo de Sadia, eso debería bastar para desequilibrar la balanza. Sin embargo el trabajo exiguía cautela. Lo enfocó igual que todas sus tareas hasta ahora, de forma lógica y fría.
Los arqueros ya estaban en posición, así que.
Rodead el lugar, a una señal nuestra, entrad. Espero que no sea necesario —dijo al grupo.
Descolgó la ballesta de su cinto y se la entregó a Aranar junto con varias saetas. Le mostró como sostenerla, como apuntar y como cargarla. La ballesta era un arma sencilla, apropiada para la labriegos e ignorantes. No requería la pericia de un arco y en una distancia corta podía salvarle la vida al chico.
—No quiero que pelees ni que dispares, quédate junto con Sadia. Si alguien se acerca apunta la parte afilada hacia él y aprieta el gatillo, no queremos que nada le pase a nuestro explorador. ¿Entendido?
Tras aquello se giró hacia Dain y Carle. Había cierto respeto en sus acciones, o temor, quizás, por el grupo que se escondía en aquel templo. Era el tiempo de que rompieran con sus viejas cadenas.
—Haremos esto los tres solos, de frente. Si hay problemas el resto nos echará una mano. Vamos —habló con convicción, lleno de fuerza. Lo cierto es que no sabía que esperar. Estuvo a punto de pregutar por el líder de aquellos bandidos, más ¿Qué diablos? Lo descubriría por si mismo.
Salió de la maleza con paso firme, la mirada fiera y las manos en alto; en señal de tregua no de debilidad. Avanzó hacia los guardias; sus ojos no se apartaban de ellos, así como de la maleza circundante o el propio templo, no quería sorpresas.
—Llamad a vuestro jefe, muchachos. Mis amigos quieren cobrar la parte que les corresponde su último trabajo.

Notas de juego

Perdona el retraso de nuevo.

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02/04/2015, 11:56
Director

En cuanto os ven los dos hombres se alteran y cogen sus armas. Puede que haga mucho que no reciban visitas o puede que simplemente sean así de nerviosos, el caso es que parecen mucho mas tensos que vosotros.
Uno de ellos silba hacia el interior del edificio, apenas has terminado de solicitar audiencia cuando aparecen por la puerta otros tres hombres.
Uno de ellos es sin duda el líder, su armadura resplandece pese a los golpes y arañazos de batallas anteriores. Se trata de un albino, uno de esos que hace suspirar a las mujeres y que emana confianza y tranquilidad con cada palabra.

- Carle y Dain, os hacía presos de Tribunal y camino de la Ciudadela. O incluso ahorcados en alguna plaza pública. Que grata sorpresa...

El sarcasmo acompaña cada una de sus palabras. Carle asiente también con ironía esperando a que termine de hablar.

- Somos hombres libres, hemos venido a por nuestra parte del botín. Ni mas ni menos.

El albino sonríe de una forma bastante ensayada, mira a sus hombres con complicidad y se cruza de brazos.

- Aquí no hay nada para vosotros, esto no es Gran Mercado, no somos un banco para guardar vuestro oro. Tuvisteis tiempo para reclamarlo, ahora ya no existe.

Los cinco hombres sonríen con orgullo, todos están armados y a simple vista vosotros solo sois tres. A través de la puerta entreabierta puedes ver movimiento, como mínimo hay otra persona en el interior.

Carle levanta la mirada hacia ti, buscando una solución o tu intervención para mediar.

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05/04/2015, 12:16
Boscogne

Imaginaba que no sería tan fácil como llamar a la puerta de unos ladrones y pedir el resarcimiento de la deuda en ese mismo instante. Las personas eran avariciosas, se agarraban al vil metal más que a sus propias vidas. El albino no le gustaba. Esos hombres, por su mera condición, parecían atraer la grandeza, la fama, el poder. Alguien tenía que darle una lección de humildad a aquel líder arrogante.
—¿Y con que buen tino gastaís el dinero que otros han ganado duramente?—Hablaba tranquilo, la sangre fría, los movimientos tensos y a la vez livianos, como los de una pantera antes de saltar sobre su presa —.Estos hombres hicieron un trabajo. ¿El trabajo está hecho, no? Se les prometió parte del botín, una recompensa. Ahora han vuelto a por ella. Entiendo que sois grandes compañeros, seguramente esperábais que estuvieran muertos para poder disfrutar de su parte del dinero. Lo entiendo. Pero están vivos. Os toca pagar, señor. Es lo justo.
Dio un paso al frente únicamente para ver la reacción de aquellos hombres. Estaban nerviosos. ¿Esperaban otra clase de visita?
—Esa cabaña no es muy grande. ¿Cuántos hombres tienes allí escondidos albino?—Escupió a un lado, ni siquiera le había dicho su nombre, puerco narcisista —.Ahora pregúntate cuantos hombres puedo tener yo escondidos en el bosque.—Sonrió, áspero como la lija.

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09/04/2015, 16:37
Director

El albino sonríe con superioridad ante tus palabras.

- ¿Lo justo? Si el mundo fuese justo ninguno de nosotros existiría. - señala a todos los presentes, incluidos vosotros - Los ladrones no hablan de justicia, ellos robaron y fueron apresados, sed mas hábiles la próxima vez.

Al mencionar a tus hombres ocultos todos menos él miran de forma suspicaz a los arboles que rodean el edificio.

- ¿Necesitáis un ejercito para vencernos? ¿Habéis venido también con vuestras madres para que os laven la ropa y os hagan la comida? - sus hombres se ríen pese al nerviosismo previo - No pareces tan hábil con la espada como con la palabra, resolvamos esto en un duelo singular. Tu mejor hombre contra él mio, o si tienes el valor necesario nos podemos enfrentar tu y yo. Veamos si eres tan valiente en solitario.

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10/04/2015, 09:57
Boscogne

"Albinos, en su mayoría arrogantes y necios hasta la saciedad, incapaces de ver el peligro aunque lo tengan delante de sus narices. Ladrones, pérfidas almas corruptas sin un código de honor que los una más que la avaricia y el interés. Escupiré sobre sus tumbas."
Escuchó las palabras del jefe de ladrones, no respondió a la burla, limitándose a mirar de forma hosca a aquel hombre. No le importaba que lo insultase, tendría menos cargo de conciencia cuando su hacha le triturara esos blancos y frágiles huesos.
No había justicia entre ladrones pero querían resolver aquello igual que en un duelo de caballería. No hacía falta que los dos bandos se enfrentasen, lo harían sus jefes, o sus mejores hombres. Si vencía ¿Cómo esperar que el resto de ratas cumplieran con su palabra una vez venciera en el duelo? Gruñó, ya que no tenían dinero se cobraría la deuda de sus compañeros en sangre. Sangre albina.
—Eh, eh, espera un momento. ¿Un duelo? ¿A muerte? ¿Tú y yo? —Dijo con voz trémula, levantando las manos en un gesto cobarde; la mascarada perfecta. ¿No pensaba el albino que sus palabras eran mejores que su espada? Ahí se lo estaba demostrando, sumisión, miedo, debilidad.
Y entonces, su gesto de calma; las manos levantas con las palmas abiertas, muy juntas, se transformó. Llevaba dos cuchillos ocultos en las muñecas. Fue esos dos los que cogió en un gesto entrenado mil veces, arrojando la primera arma contra el cuello del albino y la segunda a la pierna descubierta*. A esa distancia no podía fallar. La sorpresa, además, jugaba a su favor. De presa a cazador.
Sun ataque no terminaría ahí. El lanzamiento de cuchillos era solo el preámbulo del plato fuerte ya que, tras el ataque inesperado, agarraría su hacha de ejecutor y, empuñándola con ambas manos correría hacia el albino con la intención de dejar caer sobre él una serie de poderosos golpes, medidos, de abajo a arriba y de izquierda a derecha, con los que trataría de romper cualquier defensa que se le presentase.
—Tienes razón chacal blanco, mis palabras son mejores que mi espada, por eso siempre uso hachas...

Notas de juego

*Creo que no lleva armadura en la pierna, si no, apuntará a la cara.

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14/04/2015, 10:28
Director

Tu sorpresivo ataque coge al albino riéndose por tu actitud previa. El primer cuchillo penetra en su cuello como si fuese de algodón. La sangre comienza a salir a borbotones cuando otro cuchillo se clava en su muslo.
Las manos del ladrón intentan sin éxito detener la mortal hemorragia de su cuello, el daño en la pierna lo hacen arrodillarse dejándolo en una posición perfecta para tu siguiente ataque.

Con el hacha en tus manos te adelantas unos pasos y asestas un golpe horizontal con todas tus fuerzas. La precisión te falla levemente pero el resultado es el deseado, parte de la cabeza del albino sale despedida de su cuerpo. Pegado al cuello queda un trozo de carne sanguinolenta en la que se dibuja media boca, se puede ver la mandíbula inferior y los dientes al descubierto.

A tu alrededor comienza una lucha, tras el primer cuchillo todos han reaccionado a la sorpresa, incluso tus propios hombres parece que no lo esperaban.
Las flechas han volado para abatir a uno de los guardias, del resto se han encargado con solvencia Carle y Dain.

Cuando vais a entrar el portón se cierra de golpe y escuchas como lo atrancan desde el interior. Con las ventanas tapiadas y el único acceso fortificado el lugar se ha convertido en un fortín.
El resto del grupo sale del bosque para ofrecer su apoyo ante una posible lucha. Sadia permanece atrás, a salvo.