Partida Rol por web

Empieza la Partida!!!

Para empezar, necesito que todos posteen en "Solo para el director", un poco sobre dónde están "actualmente" sus Pj.
La fecha será: 17 de Noviembre de 1920.

Esto me servirá para que me detallen un poco más la situación actual de sus Pj y yo pueda empezar a entrelazar las historias un poco.

Saludos, nos leemos

Adam se encuentra en la ciudad. El papeleo de la herencia de su abuelo le ha tenido ocupado. Sigue viviendo en su pequeño apartamento mientras planea la mudanza a la bonita casa que ha heredado. El resto del tiempo, lo dedica a escibir con su máquina para el periódico. Aún no ha abandonado la redacción y debe escribir su columna para el fin de semana. Además, lleva unos días practicando con su nuevo coche. Se siente extraño, pero ya va haciéndose con el dominio.

Me encuentro en Nueva York, inmersa en un caso de asesinato en el cual ha aparecido un cadáver sin cabeza y sin manos, no se puede identificar a la victima.

17 de Noviembre de 1920.

Era la hora del almuerzo y Matilda se encontraba ya en el ascensor, bajando desde el piso de la oficina, para ir a la cafetería en busca de una malteada y panqueques. Había sido una mañana tranquila. Su jefe se había tomado unas pequeñas vacaciones para viajar a su finca en Blue Hills.

Asi que Matilda gozaba de un respiro merecido y relucia con una hermosa sonrisa luego de haber recibido hacia pocos minutos la llamada de Leonnard -su prometido- anunciandole todo marchaba viento en popa con su trabajo. Y si todo seguia asi de bien, para fin de ese mismo año, ya estarian felizmente desposados.

Adam estaba frente a su máquina de escribir, en su pequeño apartamento, sin idea alguna para su próxima columna para el periódico, cuando suena el teléfono. Riiinggg!.
Sobresaltado por el ruido, se levanta rápidamente para escuchar la voz del director del diario del otro lado del tubo.
-Adam, tengo nuevo material para tu columna- Adam agradece esta noticia, ya que su cabeza se había puesto en blanco durante algunos días -Debes ir al pueblo de Montpelier, allí han ocurrido algunos casos aislados bastantes extraños y estamos recibiendo muchas cartas al respecto. Debes hacer una recolección de relatos entre las personas del lugar y luego adornarla con alguna de tus pintoréscas ocurrencias-.

Luego de agradecer por la noticia de una historia fresca, comienza ha alistar todo para salir al otro día, rumbo a Montpelier.

17 de Noviembre de 1920, comienzo de una nueva aventura. Que mal me deparará la ciudad de Bostón? Serán las farsas de casi siempre? O será peor que el engendro del desierto del Gobi? No presento una edad avanzada, pero he vivido y he visto demasiadas cosas...
No se puede decir que mi llegada a la ciudad de Bostón fuera ni mucho menos perfecta...
Hace casi tres semanas que partí del Vaticano, pues el mismisimo sumo Pontifice Benedicto XV me encargó un nuevo trabajo. Fuentes fidedignas confirman la existencia del Maligno en la cidad de Bostón. El poder del Vaticano es indescriptible, y en cuestión de horas pude conseguir el visado, y todos los preparativos para mi marcha...
Practicamente sin poder despedirme de mis seres queridos y amigos del seminario, me encontraba ya en el barco que me llevaría directamente a Bostón, desde Italia. Al principio no le di importancia al hecho de no poder despedirme, pues pensaba que era la tipíca misión... Pero con el paso de las horas, y la cantidad de tiempo que uno dispone cuando se viaja en barco, me estaban haciendo pensar... Algo, y no sé el qué, hace que este viaje difiera del resto... Incluso a miles de kilometros de mi destino, presunto algo... No estoy acostumbrado a esta incertidumbre....
El viaje ha sido agotador... Y hemos tenido bastantes contratiempos... piratas, el mal tiempo, escala en Inglaterra...
Pero por fín estoy en Bostón. Vaya, no hay nadie en el puerto para recogerme... Extraño! Pensé que la archidiócesis estaría al tanto de mi llegada... Es igual, soy hombre de mundo, me las arreglaré, a pesar de mi extremo cansancio...
- Taxi!!!!!, grito
Logro coger un taxi... - Por favor, a la diócesis arzobispal.
Llego al arzobispado... Su Eminencia William Henry Cardinal O'Connell, obispo de Bostón, me espera en la misma puerta...
- Perdone padre, nos ha sido imposible ir a recogerle al puerto, nuestras disculpas
- Por favor, Eminencia, no se preocupe, no he tenido ningún problema, me inclino hacia su Eminencia y beso su sello cardenalicio.
- Eminencia, me gustaría descansar un rato, pero me temo que esta incertidumbre me van a impedir dormir, por favor, pongame al día....

La llamada de la redacción era la inspiración que andaba buscando. - Me vendrá bien despejar mi cabeza de tanto papeleo por la herencia -

Comencé a llenar mi maleta con todo lo necesario para el desplazamiento. Ropa limpia, material de aseo, dinero y algunos dulces y chocolates. También llevaré en el coche la cámara con la cual haré alguna que otra fotografía. No soy buen fotógrafo, pero las imágenes desenfocadas y mal centradas de sórdidos parajes encajan perfectemente en mis columnas. Les dan un toque que enfatizan el texto. En una ocasión me quedé tres días encerrado en un pueblo debido a una gran nevada. Ahora suelo llevar ropa de cambio y utensilios a todos mis cortos viajes. El tiempo pasó rápido al estar ocupado en mis quehaceres. Cené ligero y escuché la radio para entretenerme un rato. Conforme avanzaba la noche, revisé mi equipaje y me dispuse a dormir para renovar fuerzas.

La noche transcurrió tranquila y el descanso fue mas que suficiente. Con energías nuevas, me lavé y vestí para salir. Cargué la maleta en el coche tras tomar un café y unos huevos en el bar de mi calle y subí al vehículo. Por supuesto, oculté el revólver de mi padre en la guantera. Colocándome los guantes de cuero arranqué con fuerza el motor gracias a la manivela y bien abrigado puse rumbo a la dirección mencionada. El indicador del depósito informa que posee combustible para el viaje, no obstante, decido gastar unos dólares en llenarlo.

Eran las 6:35 AM y los primeros rayos de sol asomaban por la ventana de su pieza. Al cabo de unos minutos, suena el despertador y Brannagh despierta. Se lava los dientes, busca la vestimenta para ir a trabajar y se cambia.

Ya con la ropa puesta, desayuna y se prepara para ir a trabajar a la Universidad de Bostón. Acto seguido, va hacia la parada de colectivos y comienza su viaje.

Una vez en la universidad, se prepara para dar cátedra. Brannagh tiene fama de ser un profesor muy estricto, por lo que muchos alumnos lo detestan; aún así, otro lo respetan mucho debido a que saben que es por su bien.

Después de dictar cátedra se queda bebiendo café con un colega hasta altas horas de la noche, y luego de un rato cada cual vuelve a su casa, después de otro agitado día de trabajo.

Es una fría mañana en Nueva York, se puede ver caer una leve nevada a través de los ventanales del cuarto en Central Park; el cual es pagado, junto con los viáticos, por el FBI.

Aarika se despierta, como siempre, luego de una noche con pocas horas de sueño, por el timbre del teléfono. Riiinnggg!!!

Se levanta de mal genio y atiende, del otro lado del tubo logra escuchar una vos conocida que le declara:-Sra. Aarika Van Dersar, seguramente no me recuerde, pero soy el agente que habló con usted, hace ya un tiempo, por el tema de su padre.

-Hay muchas cosas que tengo que contarle, a solas, por favor, sepa entender mi situación, pero esto es totalmente extraoficial.

-Creo que mis horas están contadas y debo declararle muchas cosas.

-La espero hoy a las 17:00hs. En La Biblioteca en la intersección de 5 Ave y 42 St.

-Lamento no poder decirle más, pero si busca respuestas, la estaré esperando.

Luego de una tranquila semana, en la cual no debía cargar con las molestias de su jefe. El miércoles había llegado y faltaban pocos minutos para que comenzara otra de las sesiones del Dr. Whaile.
Todos se disponían en ronda en una de las aulas del tercer piso. Las sillas se corrían y acomodaban en forma de perfecto círculo para que todos pudieran presenciar el acto del afamado doctor.
Las luces se bajaban y todo quedaba iluminado con cuatro candelabros. Luego de recitar una plegaria de protección y esparcir sal en forma circular, se producía la sesión de espiritismo tan esperada.

Aquella tarde no pasó nada anormal, el doctor aseguraba haber tenido contacto con un tal Joe Mitch, el cual le habló sobre su extraña muerte en un pueblo cercano, Montpelier. Pero nadie, excepto el doctor, pudo ver, sentir o escuchar nada, a comparación de otras sesiones en que habían podido participar de las apariciones espirituales.

En ese momento, un joven, que había participado por primera vez, se levantó y marchó hacia la puerta diciendo a viva voz: -Esto no es más que un fraude, ¿Alguien le va a creer a este farsante?-

Whaile no tardó en responder con énfasis: -Ja, ¿Cómo te atreves a llamarme farsante? ¿Te piensas que estamos tan aburridos que nos juntamos para reírnos los unos de los otros mientras yo hago de payaso?- Para ese momento el murmullo se hacia escuchar, ya que todos se encontraban cuchicheando con su compañero –Ya sé que hacer, ¿Qué les parece si hacemos un viaje grupal a Montpelier para ver si la aparición es fidedigna?

Muchos de los presentes están de acuerdo, una de tus amigas te tocan el codo, -Yo me anoto-, te dice por lo bajo. Mientras que a otros no les gusta la idea o no tienen tiempo disponible para el viaje.

Entonces Whaile volvió a preguntar: -¿Qué les parece, he? El viaje será corto, el pueblo de Montpelier es bastante cercano.

¿Que querrá ahora este pesado? me preparo para continuar con mi trabajo y cuando llega la hora señalada, me dirijo hacia el lugar convenido para reunirme con el agente.

El Obispo te hace pasar a su despacho, en el cual te recibe con una copa de buen vino y una cómoda butaca de roble y cuero importado.
Comienza diciendo: -Padre Pietro Mascagni, sepa que yo no pediría la intervención del Vaticano en el asunto si pudiera solucionarlo personalmente, pero la herejía que se encuentra en la zona es impensada para una comunidad tan religiosa como esta. Todos los domingos la catedral de la ciudad se llena de fieles. Pero bueno, debo decirle que el mal, se encuentra en un pueblo a unos pocos kilómetros de Boston. Lugar hasta donde llega nuestra jurisdicción. Ese pueblo es conocido como Montpelier, en su momento fue esplendoroso, pero a caído en decadencia.-
Para para tomar un sorbo de vino, y prosigue: -En esa zona han ocurrido hechos aberrantes, muertes sin explicación y muchos de los vecinos del lugar dicen ver cosas sin explicación, rituales... todo es demasiado confuso y tampoco podemos dictaminar cual de los testigos dice la verdad y cual miente en su relato.-

La cara de su Eminencia William Henry Cardinal O'Connell, se pone muy seria, -Lamento decirle todas malas noticias, pero la situación actual es esta y no hay nada que pueda hacer para facilitárselo.-

Te entrega un pasaje con horario para las 17:00hs. de mañana con destino Montpelier y la dirección de un hotel donde ya tienes reservada la habitación por una noche en Boston.

Escucho con atención el relato del señor Obispo, con demasiado asombro, pero con cierto pavor en mi interior, mientras saboreo el exquisito vino que muy amablemente me ha ofrecido su eminencia... Mmmmm, delicioso, necesitaba ya algo después de tan duro viaje..., me digo a mismos sin prestar atención.
- Interesante eminencia, muy interesante lo que me cuenta usted. A la par que aberrante como es lógico, no me mal interprete, sonrio levemente.
- Es obvio que se nota la malo del Maligno en ésto que usted me está contando. Sin embargo, y se lo comento por mi experiencia, deberemos demostrar que estos sucesos no son obra del ser humano y efectivamente si lo son de ÉL. Nunca se sabe, Este mundo cambia a la velocidad del rayo, y cada día que pasa, la raza humana está más desquiciada, le comento al señor Obispo.
- Sin embargo,... y en estos momentos bajo la voz, hablando como en un susurro, agachando la cabeza, pero si apartar la vista de los ojos de su eminencia, y haciendo el gesto como de acercarme más... mi sexto sentido me indica algo... en mi viaje he notado ligeramente SU presencia, y a cada milla que avanzabamos, más intensa era esa sensación. Me temo que lo que allí habita, no es un mal humano.... Acto seguido, al acabar estas palabras, me reincorporo, poniendome de nuevo erguido, y cambiando completamente mi semblante, bastante más despreocupado que haces unos instantes...
Me levanto del cómodo butacón, y haciendo una reverencia recojo el billete de tren dirección Montpelier y la dirección del hotel en Boston...
- Muchas gracias, Eminencia. Es una pena no poder compartir noche con ustedes. Me hubiera gustado escuchar otros temas menos oscuros, y la situación de la iglesia católica en el estado de Massachusetts. Sin embargo, me vendrá bien descansar en condiciones, este viaje me ha dejado extremadamente cansado.
Me dirijo hacia la puerta del arzobispado, acompañado por su Eminencia...
- De nuevo muchas gracias. Le mantendré informado de lo que vaya ocurriendo e investigando. Y no se preocupe... ha hecho usted muy bien en contactar con el Vaticano, hago una reverencia a la vez que beso el sello cardenalicio del señor obispo.
Llamo nuevamente a un taxi, y le indico que me lleve al hotel. Una vez allí hablo con el recepcionista, el cual me entrega la llave. Se trata de un hotel normalito, ni demasiado ostentoso, ni una pensión de mala muerte... No necesito más, unicamente una cama en condiciones.... Sin apenas deshacer la maleta, y tras haberme aseado, me tumbo en la cama y caigo dormido en un sueño profundo...

La tarde sigue fría, al igual que el resto de la semana. Los árboles de Central Park están bañados de nieve y las calles húmedas.
Aarika estuvo todo el día enfrascada en el homicidio y casi llega tarde a la reunión.
Pensaba que no reconocería al agente, pero al llegar a La Biblioteca y verlo en las escalinatas de la entrada, los recuerdos volvieron a su mente. Era aquél hombre de penetrantes ojos azules y barba recortada, del sobretodo negro y zapatos gastados.

Al reconocerla, el hombre se apura por ir a su encuentro. –Pensé que no vendría, llega diez minutos tarde. Permítame invitarla un café.- Señala un café a media cuadra y caminan hasta allí. Una vez sentados, comienza a hablar sin pausa.

-Nuevamente me presento, mi nombre es John Davison Silas.-

-Lamento molestarla, me enteré que se encuentra a cargo del asesinato del que habla toda la ciudad. Espero que ya tenga algún sospechoso...-

-Bueno, el punto vital de este encuentro, es que hay cosas con las que un hombre no puede vivir por mucho tiempo a cuestas, sin contárselo a nadie. -Toma un sorbo de café, que ya ha servido la camarera. –Dentro de poco me “retirarán” de servicio, no sé si se me entiende, y hay muchas cosas que no quiero llevarme a la tumba. Mire, señorita, su padre fue un gran científico que a veces no seguía el camino correcto para llegar a un resultado. Muchas personas lo trataban de “loco” o hasta “hereje”, pero su padre fue un vanguardista de la materia. Junto a él vi cosas con las que la gente ni siquiera podría soñar, construíamos el futuro, a través del pasado...- Aarika se empieza a dar cuenta que el hombre no se encuentra del todo sano mentalmente, pero este continúa: -... investigamos la antimateria y la energía oscura del infinito universo, vi a los Perros de Tíndalos con mis propios ojos, descubrimos el remoto pasado.- En ese momento se frena, como si se hubiese dado cuenta de que se estaba yendo del punto y hablando de más.
-Lo que quiero contarle, es que hay algo que tu padre abrió y debe ser cerrado, algo por lo cual todos los de su propia sangre sufrirán hasta que sea cerrado. El último tiempo los caminos que seguía tu padre ya eran demasiados oscuros hasta para mi, por lo que el contacto que tuvimos fue escaso. Pero se que vivió el último tiempo en un pueblo llamado Montpelier, está a unos pocos kilómetros de Boston, en Massachussets.-

Al terminar la conversación, paga la cuenta y sale apresuradamente por la puerta de entrada, antes de mirar para ambos lados de la calle y despedirse con un: -Necesitarás más que suerte para enfrentarte a lo que sigue, pero no creas que vas a librarte de tu destino-

Luego de dormir con normalidad, levantarse, desayunar y preparar todo para el viaje, Adam se dirige a la gasolinera en la cual encuentra un pintoresco mapa de la zona que mostraba en color rojo las carreteras principales entre los estados, y en negro, se podía ver a una débil línea que unía a Boston con Montpelier y un marcador que rezaba “Ruta 5”. Este le marcaba que para llegar al pueblo debía salir por el este de Boston y derecho.

Luego de terminar la carga y abonarla, se dirige hacia al este, al doblar por la esquina y retomar para ir por la avenida principal, casi atropella a un hombre que se encontraba cruzando la calle "buena forma de empezar el viaje" piensa. A los pocos minutos la cantidad de casas es cada vez menor hasta llegar a un punto donde lo único que se puede ver a los lados del camino es campo sin sembrar. El viaje continúa sin contrariedades, exceptuando los baches, y Adam conduce a una velocidad media de 40Km. Ya que el estado del camino es cada vez peor.

Ya cerca de la hora del mediodía, llega al pueblo...

Me quedo totalmente perpleja ante lo que me ha contado el agente John, termino de tomarme el café tranquilamente, salgo y me voy al supermercado para comprar algo que cenar.

Ya en casa, apenas ceno y no paro de recordar las palabras del agente Y si tiene razón, voy a tener que pasarme por Montpelier para ver que averiguo sobre mi padre.

Apenas duermo esa noche pensando en cuales serán mis pasos en los próximos días tengo que pedir un mes de vacaciones, aun me deben las vacaciones del año pasado, no me las pueden denegar.

Al día siguiente me dirijo a hablar con mi jefe para pedirle un mes de vacaciones y cuando me las confirme, me voy hacia dicho pueblo. 

Al igual que la mayoría de los días, después de dictar cátedra, Brannagh Doyle se encuentra bebiendo café con el Dr. Whaile, un científico y mentalista; están en un pequeño café a la vuelta de la sede de la “Escuela Científica de Espiritismo de la ciudad de Boston”. Lugar en el cual el Dr. Whaile dirige las sesiones de espiritismo que han tomado tanto interés entre los jóvenes de la zona.

Whaile comenta: -El fin de semana voy a realizar un viaje de estudio con el grupo muy interesante, a un pueblito cercano, Montpelier. Todo salió de la última clase, entré en contacto con el espíritu de un tal Joe Mitch, pero el resto no pudo sentir nada y pensaron que les estaba tomando el pelo- El Dr. hace una pausa al ver la cara de Brannagh, ya que no cree en “espíritus”, por lo que continúa: -Si, si, ya sé cual es tu pensamiento al respecto, pero si hubieses venido al menos a una de mis sesiones...-
Revuelve la tasa del café y continúa: -El problema es que uno se paró de mala forma y me trató de “farsante”. Por suerte el espíritu de Mitch me declaró que reside en Montpelier, por lo que iré con algunos a demostrar que es cierto, necesito limpiar mi nombre.-

La conversación continúa por otras ramas y a la hora y media se retoma el tema, Doyle estaba contando sobre el aburrimiento de la eterna rutina y Whaile lo interrumpió diciendo: -¿Qué te parece si venís con mi grupo al viaje? De esta forma te podré demostrar de una vez por todas de que no son puras “patrañas”-
Insiste: -¿He, qué te parece la idea?

Un rayo de luz se filtra por el postigo entre abierto de la ventana y le da en el centro de la cara a Pietro, que despierta envuelto en sudor y con la garganta seca. Aunque no puede recordar nada de sus sueños, sabe que no ha sido una buena noche para su inconsciente y el dolor de cabeza le perdura por el resto del día.

Se despierta temprano y sale a la calle para desayunar en el café de enfrente al hotel. Al momento de cruzar la calle, un Ford Modelo T, de color negro, casi lo atropella, pero un ágil movimiento del sacerdote evitó el accidente.

Se toma el resto del día para conocer un poco la ciudad americana ya que Boston lo recibe con una agradable tarde de sábado de otoño.

A las 17:00hs en punto se encuentra en la estación del autocar. Para su asombro, el viaje es tomado por muchas personas, unas 20 aproximadamente.

- Bufffff!!!! Por poco!!!, rapidamente me giro y forzando la vista intento avistar la matricula de coche que ha estado a punto de atropellarme... (*1)
Uno ha vivido mucho, aun a mi corta edad. He pasado por demasiados peligros. La huella del Mal está en todas partes, y aquí he bajado la guardia...
Todavía sofocado por el susto que me ha provocado el coche, termino de cruzar la calle, no sin dejar de mirar como ese coche misterioso se va alejando por la larga avenida. Intento olvidar el suceso para disfrutar del poco tiempo que me resta en Boston...
Desayuno tranquilamente, leyendo el periodico. Suelo estar al tanto de las noticias locales siempre que me desplazo a cumplir una misión llamemosla "Divina". Leo ciertos articulos que me recuerdan a las palabras del señor obispo... Pero intento relajarme, olvidarme de todo hasta que llegue la hora en la que tenga que abandonar esta preciosa ciudad, que esperemos que no sea para siempre....
Tras el desayuno, miro mi reloj y me doy cuenta de que todavia me queda mucho tiempo para la partida. Asi que decido caminar por la ciudad, sin rumbo fijo, unicamente empapandome de las bellezas que me aporta la ciudad, de su gente amable... Enseguida se llega la hora de comer, que aprovecho para ir a una cafeteria que me recomendó un buen amigo mio antes de salir de Italia....
- No te olvides de probar los deliciosos bocadillitos del Cottonwood Cafe
Totalmente satisfecho, casi se me ha llegado la hora prevista, asi que camino tranquilamente hacia la estación de autobuses, no muy lejos del cafe.
Localizo mi autobus, que me llevará a Montpelier. Me asombro al ver que aun hay gente dispuesta a viajar hacia alli, sabiendo las tragicas desgracias que acontecen actualmente allí...
Subo al autobus, me siento en mi sitio... Marchamos... Dios sabe lo que me espera allí, pero no presagio nada bueno...

Como si el "destino" quisiera que Aarika viajara a Boston, Massachussets, el viaje se resolvió en poco tiempo.

El jefe, que le venía postergando las vacaciones, accedió de buena forma a que se tome de descanso un mes.

Aarika no podía creer como todo se resolvía por si solo, al telefonear para reservar pasaje de tren hacia Boston (no hay directo hacia el pueblo) le dijeron que había lugar libre para dos personas.

Dejó todo organizado y se preparó un bolso con todo lo necesario para emprender el viaje de 353 kilómetros de Nueva York a Boston.

El viaje a Boston tardó 7 horas. Llegó a la ciudad a las 16:45hs. y sin hacer parada alguna, se subió a un autocar en la estación de Boston a las 17:00hs.

De esta forma, Aarika se encontraba encaminada hacia el pueblo de Montpelier, con un grupo muy peculiar de pasajeros...