Una mañana del 19 de mayo de 2010, en Paxton Indiana, amanece un día soleado con algo de brisa fresca. Esta tarde se celebra la final de beisbol del equipo local.
Paxton es un condado de Indiana donde predominan sus inmensas llanuras y sus tierras ideales para el cultivo. Grandes campos de maiz y trigo se extienden en los alrededores del pueblo.
El pueblo consta de 1926 habitantes, y sus calles son achas y espaciosas, sus habitantes en los que predominan los granjeros y agricultors, se pueden ver la abundancia de rancheras de un lado a otro de las calles. Un pueblo verde donde reina gran tranquilidad.
No hace tan siquiera dos años que el pueblo cuenta con nuevo sheriff, la gente se muestra bastante conteta con él pues es un chico joven que ha conseguido mantener el orden de manera explendida. Por suerte no le ha costado demasiado, pues las calles del pueblo son bastante seguras, y sus habitantes bastante tranquilos y civicos. Con él trabaja una joven nativa del pueblo muy dedicada a sus ciudadanos y ha sido de gran utilidad al nuevo sheriff para hacerse con el pueblo al poco tiempo de llegar. Forman un buen equipo.
El pueblo tuvo la suerte tambien de adquirir no solo un nuevo sheriff, sino que también una nueva doctora, pero no una cualquiera, una prestigiada cirujana de Detroit. El viejo Dr. Anderson está ya mayor y a punto de jubilarse, con lo que le ha venido como un regalo del cielo esta bella doctora para la clinica de Paxton.
Hoy es 19 de Mayo y amanece un día normal esta tarde es la final de beisbol, y casi todo el pueblo asistirá al acontecimiento, los Paxton's Red Cross.
Es un día normal y estais en la comisaria, es media mañana y tan solo habeis tenido que ir a la tienda de alimentos de Max Grey, porque no podía abrir la puerta de la tienda, quizás alguien podria haber forzado la cerradura o incluso él mismo al intentar abrirla con otra llave, ha dañado el cabezal. Finalemnete habeis tenido que llamar a Jimmy el cerrajero del pueblo y que le cambiase la cerradura. Le habeis prometido a Max que vigilareis su tienda para que nadie raro se pasee por alli. Al parecer han venido visitantes al pueblo por el tema del partido.
Es un día normal, te has levantado con tu marido temprano y mientras terminaba el desayuno él se ha ido a la comisaria, fianlemente tu vas a la clinica del pueblo. Alli te esperaba ya el Dr. Anderson, te ha dicho cien veces que le llames Eddy. Hoy no teneis demasiado trabajo, un par de analíticas a la señora y el señor Parkman, y una pata rota del gatito de Emily Jason.
Tambien se ha pasado por la clinica Tom Rainer, el jugador estrella del partido de esta tarde, para que le hagais una revisión médica, quiere estar en plena forma para esta tarde.
- Bien, - suspiró abrochándose el cinturón policial - patrullaré por la zona centro, a ver que pasa con Max y su tienda. - determinó colocando la tonfa en su lugar - Si tienes que salir, desvía la centralita a mi coche. - señaló empezando a caminar hacia fuera.
Iba a ser un día largo, todas las finales deportivas lo eran, casi siempre por los alborotadores de otros condados se acercaban a los partidos y que, ganasen o perdiesen, procuraban dar la nota.
Aquello era un maldito desastre, le gustaba su vida en Paxton, pero en aquellos días, Bianca y él se veían desbordados por el trabajo. Subió en su coche patrulla y condujo por las calles del pequeño pueblo, aumentando el número de veces que pasaba por centro, por la calle de la tienda de Max.
Todo parece tranquilo, pasas por la parroqui, y el padre Andrews te saluda amablemente, ves como los niños juguetean en e patio de la escuela primaria de Paxton, y la tienda de Max se encuentra en perfecto estado, con muchos clientes como de costumbre.
Tan solo ves como novedad algunos grupos de visitantes, que no reconoces del pueblo, y que sin duda han venido para el partido, pero a penas llegas a contar 20 personas.
Y salvo algunas preguntas de algún forastero la mañana se te hace rápida y tranquila.
Paró a comer en el restaurante de Bob, como cada día a eso de las dos, la cosa estaba calmada como siempre y aprovechó el momento para hacer una llamada a su esposa, para ver que tal le iba en la clínica.
- Hola cariño, - saludó a esta mientras Adele le servía su plato de jambalaya y una coca-cola - he parado a comer. - explicó antes de que esta dijese nada - ¿Como va todo por allí? - preguntó con una sonrisa bobalicona, la que siempre que hablaba con su esposa aparecía en su rostro.
El doctor Anderson te mira al proponerle que se tome un rato libre para tomerse un café y de mira con ojos tienos y te dice
¿estas segura?¿no necesitarás mi ayuda?
Bueno te traeré otro café a ti, seguro que te las apañas bien sin mi, eres una gran doctora muchacha.
Y sonriendo sale de la sala de curas que estabas limpiando
No te preocupes chico, te dejo en buenas manos, ahora vuelvo.
Haces entrar a Tom que se quita la gorra y se sienta
Buenos días doctora, no la verdad es que no he tenido ninguna lesión recietemente, si que es verdad que me duele a veces el brazo derecho, pero es un dolor muscular. Y las rodillas siguen crujiendome. Estoy tomando aleta de tiburón para las articulaciones. Anoche dormí mas bien poco.
Aparece por la puerta del restaurante Max con un paquete bien atado en las manos, pesará no mas de cinco quilos pero lo coge con extremo cuidado y lo lleva hasta el mostrador del restaurante.
Hola Bob, aqui te dejo el pedido, tengo que irme a casa luego me lo pagas, Chao!!
Leugo se percatas que estas alli sentado
Hombre sheriff, ¿que tal todo? gracias por lo de esta mañana, me había puesto muy nervioso, parace que ya está todo resuelto....nos vemos luego en el partido ¿no es asi?
Adele la trajo la jambalaya y otra cocacola
Aqui tiene sheriff, ¿va a querer hoy algo de postre?
dijo mientras masticaba de manera remarcada un gastado chicle de fresa acida
La mañana está siendo tranquila, te poenes a ver la tele mientras esperas a que venga o llame alguien. Finalmente una llamada, son turistas que han venido al pueblo a ver el partido y que preguntan en dónde se encuentra el estadio de beisbol.
Les respondes gratamente y sigues viendo la tele.
No te ha llamado Jack, con lo que supones que a él todo le estará yendo bien hoy.
Cosa así de media mañana entra en la comisaria la Sra. Miller, ella su marido y su hijo de 8 años viven en una granja de las afueras a menos de un kilómetro al norte del pueblo.
Su rostro es serio, como de costumbre y lleva el pelo algo desaliñado
Hola Bianca ¿Está el sheriff?
te dice mientras se acerca y se apoya en la mesa
- Tomaré un trozo de ese pastel de calabaza, que tan bien cocináis, gracias. - sonrió a la camarera cubriendo el micrófono del móvil con la mano - De nada Max, ya sabes, proteger y servir. - dijo guiñando un ojo al tendero - Por supuesto, ¡daremos una paliza a esos estirados! - replicó ante la pregunta de si iría al partido.
Llevó el tenedor hasta el plato de jambalaya sin dejar de prestar atención al teléfono y a su esposa que se encontraba tras él, sin embargo, saboreó un poco de la comida mientras su mujer le hablaba, masticando con cuidado mientras miraba a través del ventanal del comedor.
Me encuentro en la oficina como cada mañana. El sheriff Jack no está ya que le han llamado por un asunto bastante light en el que no ha necesitado mi presencia, así que aquí me he quedado yo, sola viendo la tele intentando matar el tiempo o que ocurra algo interesante. De repente veo como alguien entra por la puerta:
- ¡Hola Señores Miller! - miro un instante a su hijo y le toco el pelo - qué grande estás ya chaval, ¡estás creciendo deprisa!
Me preguntan por Jack y mirando hacia mi alredededor les digo:
Mmm... no, no está por aquí el sheriff, ha ido a atender unos asuntos. Pero dime ¿puedo ayudaros en algo?
La mujer pone cara de angustia, como de haber hecho el viaje en valde
Ohh...vaya....pues nada, déjelo, digale que me pasaré mañana. Gracias encanto
Su tono de voz es tranquilo y pausado
A lo mejor no me he expresado bien....solo ha venido la sra. miller, seguramente s marido este trabajando y el niño en el colegio
Me asombra el hecho de que la señora miller parezca no querer contarme lo que le pasa, así que insisto a ver si puedo sacarle algo:
- Pero, ¿estás bien? ¿ha ocurrido algo? Puedes contármelo sin problemas. Yo también trabajo aquí y se cómo hay que actuar en cada caso así que no te preocupes por eso.
La verdad es que el dr. Anderson también me mimaba demasiado, pero precisamente por esa dinámica que llevábamos me resultaba tan agradable y a la vez extraño trabajar en esta clínica. En Detroit éramos tanta gente que iba y venía que apenas había tiempo para cogerle cariño a nadie. Las conversaciones se reducían a los habituales que te visitaban con cualquier dolor, los encuentros por los pasillos de personal y a la hora del café.
Sonreí un poco al oírle decir a Rainer que le dejaba en buenas manos, y justo cuando él pasa, suena el teléfono. No suelo cogerlo cuando pasa consulta, pero al ver el número del móvil de Jack no puedo estarme de hacerle una seña a Rainer para que espere y cogerlo mientras miro unos papeles de mi mesa.
-Hola, cielo.-le saludo con una sonrisa que obviamente no puede ver, pero yo la hago igualmente.-Aquí está todo tranquilo; ya sabes...muestras de sangre, un gato con una patita rota...Ahora mismo iba a pasar consulta. ¿Todo bien en el trabajo? ¿Has tenido más emociones que yo?-bromeo, riendo con suavidad.