Partida Rol por web

La mujer s'acercó a ver qué se cocía allí dentro.

-¿Gamusinos? Ay, Guiri, jomío, si eso son gatetes. Son igualicos igualicos qu'el que me dio la Pitones pa mi nieto. El suyo tamién ha criao dice, se lo ha dejao en casa...- miró alrededor con los brazos en jarra hasta que dio con su nieto. -Míralo, ahí está jugando con las pistoletas.

El rubio c'había mojao al Yosua era el nieto de la Bocagrande, más malo que un malvecino arrancáo. Allí estaba mojando a tol mundo a diestro y siniestro con su cara de joputa.

Al jodío chinarro se le entendía peor que al Paco Pepe cuando estaba ya todo borracho y le daba por dar discursos que no quería escuchar nadie.

- Y se pué saber ¿quién ti ha robao al mogwai?¿y qué cojones es un mogwai? – Le pregunté al chino poniendo los ojos como él, aasí toos alargaos.

-Mi mogwai, sel una cliatula mística, sí. No podel dal sol ni mojal. Me lobal al mío y vine a buscal, unos señoles que ponel fáblica en pueblo- explicó el chinorris, mirando así enderredor a ver si es que alguien lo oía o a saber. Luego el movimiento de la flagoneta era de locura y hasta el chino miró pallá, luego miró al cielo. -Algo malo pasal, habel mojado mogwai- señaló acusador al alcarde, otro más que le culpaba de to, pijo.

La pascuala, la que faltaba....!Por San Isidro! !Encima labía criao también su gatete de su nieto! Miro a los presentes con cara de circunstancia y pongo los brazos en jarras.

- ¿Como que lan criao?¿Muncho? ¿De cuantos hablamos...? - miro a la pascuala achinando los ojos - Dile a tu nieto que no moje a los gaticos...A esos les sienta mu mal el agua. Mu mal mu mal....Ojo que es una hija de mi Misinda - alzo un dedo. 

Cuando Evaristo ve a la Pitones medio amenzando a la Pascuala, un pensamiento recorre su mente.

-Ea ya esta, ya se va a lia la de dio....-Piensa para él.

Deberia intenta deci argo y detene la conversacion ante que eso estallase como petardo en la feria, pero como buen hombre de campo Evaristo sabía que cuando dos mujere se peliaban era mejo mantenerse al margen, no vaya a se cosa de que los palos se los llevara uno de regalo.

-¿¿¿COMOQUÉEE??? O mai god, ai forgot de fukin gatete... -El guiri s'había olvidao por completo del gatete que la Cipriana l'había dao a la Pascuala. Y ahora el jodío zagal había mojao al gatete. -Amavé... Hay que bujcá a tos los gatetes y encerrarlos en algún lao seco hasta que sepamos q'acé con ellos. Qu'esto se va a ir de las manos y endeluego no va a habé quien l'arregle.

- ¿Cómo? ¿Qué? – Hostia la que se iba a liar.

Con el chino agarrao del brazo me acerco adonde están toos los otros. – Mirar lo que me he encontrao.- Digo señalando al chino que aunque venga conmigo a lo mejor se esperan que saque algo del bolsillo de la chaqueta como una sorpresa o algo asín.  – Aquí, el figura, que ice que los gatetes no son gatetes… que son mogwais.- Ahí me paro un segundo, sobre too pa verle la cara a la pitones. – Y espera, espera – digo poniendo la mano asin con la palma pa alante pa que se esperen y no digan na. – Y también ice que son místicos… - Les digo y pa terminar abro asín mucho los ojos y levanto un poco la cara pa darle más verdá a mis palabras.

Iba a replicar al guiri, porque no quería que la Pascuala se entera. Lo iba a largar to y mismo me querían quitar a mi misinda. Los sirvicios sociales desos, tan raros. Como dicía, iba a replicar hasta que vi aparecer al alcalde con el chino.

- ¿Que diceste? - le miro, con los brazos en jarras- ¿Mougli de que? Va borracho, por San Isidro...- niego, con cara seria de señora cabreada de la Mancha.

El chinorris estaba allí, mirando con sospechas a tol mundo (¡los chinos nos comen, nos comen los chinos!). Se soltó del alcarde, que se lo traía abracilao, pa que no s'escapara.

-Sel un mogwai y quielo el mío de vuelta. ¿Vosotlos cogel?- preguntó, asín hablando que se le trababa la lengua y to al hablar.

Como el hijo de la Antonia la Manosgachas, sí pijo, esa que era más torpe que na, que cogiera lo que cogiera se le caía al suelo y se le hacía mil cachos. Pos su hijo, el Abelardo, que l'habían tenío c'operar de la boca, porque había nacío con labio lepli... leplo... lepobri... ¡Como los conejos, copón! ¡Asín partío por la mitás! El muchacho hablaba un poco raruno ahora, que no podía pronunciar las erres, como el puto chino (¡los chinos nos comen, nos comen los chinos!).

Cuando dijo aquello a mi ya se me enchufó la antena de señora vivida de La Mancha. ¿A qué mougli buscaba? Achiné los ojos mirándolo, valga la redundancia. 

- Ay el suyo dice....¿pero cual de tos? Mira la flagoneta llenetica la tiés. Asomate y busca - brazos en jarras - Y por mis muertos pisando la uva en la vendimia, que tu nos cuentas de que va esto. Porque sino te meto una tollina que te cierro mas los ojos ¿estamos o no estamos?

Cuando llega el chinorris del brazo del arcalde, el guiri lo mira to asín con los ojos entrecerraos, porque si tenía algo que ver con el follón de los gamusinos, el chino este tenía que ser mu mal bicho. Cuando el chino dice que el gatete es suyo, el guiri que yastaba to mosca, acaba por explotar y se le pone la vena agresiva. Se l'inchan las venas del cuello y hace ademán de estrangular al chino.

-¿¿¿QUEL GATETE ES TUYO??? ¡¡¡SUJETARME QUE LO MATO!!! Entonses tu ser el que echar to la mugre al río y la frábica es tuya. Sujétame Evaristo que me lo cargo. Y al pobre bicho allí metío y al carasucia en un bote. Na más que maldades. -Y cuando llega a l'altura del chino le señala asín con el dedo p'arriba a la punta la naríz. -Te ví a denuncia tu de ONU, a la chirona que te van a meté... ¡¡¡MALO, MAJ QUE MALO!!! Quete... quete... quete... -Y se queda asín con la mano abierta como pa darle una tollina de medio lao, desas bien dás. De las que pican. Con la lengua fuera y to pa parecé más agresivo.

El chinorris miró cómo el guiri se envalentonaba sin tener ni una miaja de miedo por eso. Allí había un "coche de cultiuras" d'esos se ve, porque hubo que sujetar al guiri que ni siquiera quería pegar al chinorris, era más que por hacer miedo.

-No sel gato, sel mogwai y no sé de que tú hablal. Senioles lobal mogwai y yo venil a buscal. No estál el fablica- señaló asín pa las afueras, adonde los cuatro gañanes habían taponao el bujero de la tubería. Lo mismo el chinorris les había espiao y to, y ahora quería su gatete, el que había cogío la Cipriana, claro. Porque el chino s'asomó a la flagoneta y tras la cara de terror, que hasta se le abrieron los ojos una poqueja, acabó negando. -Ahí no estál mi mogwai.

!Ay que el chinorris quería a mi Misinda!

- !Mira bien en la fragoneta que tié que estar! !Si nostay, no está! ¿!Mendiendes!? - Ay mi Misinda, yo por mi Misinda mataba. Y me la querían quitar. Ahora que había conseguido llenar el nido vacío de nuevo. !A mi un chino no me quitaba mi mougli! !Hombre ya! Ni me molesté en sujetar al guiri. Por mi, si le pega una tollina mejo. Lo mismo así el chino se iba a tomar por culo. O lo mismo la tollina se la pegaba yo, y esa le iba a picar más.

-Amavé que mi no se entera de na... Pos si el gatete es tuyo, tu sabras güadefak japens con tos los gatetes estos y porqué se multiplican más que los conejos. ¿Güat chorras hacemos con tos los gatetes d'ai dentro? -Decía el guiri mientras señalaba la fragoneta, que paecía que d'un momento a otro iba a salir saltando. Y endeluego s'acordó del gatete de la Pascuala. -Y la Pascuala tener otro gatete que ha criao... A sabé cuantos tié en casa cuando llegue.

-Matal, matal, lo mejol matal- dijo el chino, que parecía qu'estaba d'acuerdo con el guiri en eso de hacer chorizos de gatete, porque bien es sabío que en el pueblo no se tira na de na.

Como la Remedios la Rastrojo, que cada vez que le cortaba el pelo a sus chiquillos rellenaba los almohadones. Dicía que era to natural y mucho más mullidicos que los compraos o la paja. Lo malo que su chico pequeño había tenío piojos y de que te asentabas en su sofá, ¡hala! tos contagiaos de bichos. 

-Ahí no estal mío, mío sel calmado y bueno. Gizmo no sel así- explicó el chino, asín negando mucho y con los ojos de nuevo sospechando.

Después de la escena del chino con el guiri y to la historia del Mougli o como demonio se llamaran aquellas criaturas Evaristo tenía clara una cosa...hay dia en los que he mejo quedarse con las cabra.

Cuando el chino dice de mata a aquello animale a Evaristo le da un repeluco vamo lo que llaman en la ciudad escalofrio, que lo de mata cerdo pa comerse hasta las pezuña y luego hace la fiesta correspondiente esta bien, pero eso ya de ensañarse con los animale ya es otra cosa...

-A ver chino...¿Y no se pue arregla la cosa de otra forma?, ¿Y si les ponemo trajes impermeables a tos como las funda esta rara de los telefono moderno?

El guiri se levanta al sentir al cambronero, que yastaba liao encendiendo fuego pascaldar los poll... los gatetes. Totás, si nostaban en piligro distinsión no linteresaban ná de ná. Mucho más mejor hacer una buena caldereta o algo parecío.

-Errr... Si eso. ¿No haber mejor manera d'arreglar esto? -Decía el guiri poniendo cara inocente mientras apagaba los pocos rescoldos q'habia conseguío encender pascaldar poll... gatetes.

Me callé como una puta cuando dijo que su gatete era bueno y calmado. Debía referirse a mi Misinda, o no...Lo mismo había mas buenos. O eso esperaba, porque el chino este no me quitaba a mi Misinda ni jarto vino.

- Si los vais a matar, pos vosotros lo hacís. Yo ahí no me meto. Bastante que vendo mis vacas al matadero. - yo ahí me lavaba las manos.- Y eso, la Pascuala tié otro. Lo mesmo ese ese el tuyo y to.

-Fuego, fuego- dijo como alternativa el chinorris pa acabar con los gatetes. -O luz solal- añadió, explicando así porque a aquellos gatetes no les gustaba ni una miaja el sol, que no es que fueran noctulnos d'esos como las liebres. Que en la carretera cuando la cruzan les das las largas y se quedan atontinás.

-Yo quelel mi mogwai y malchal- el puto chino decía que s'iba al pijo si le daban su gatico, dejándolos con to el marrón y to la hostia. Hay que joderse los chinos, son tantos allí tan apretaos en su país que cuando salen se les olvida no pisar al vecino lo arao. 

La Bocagrande le había regalao uno de los gatetes a su nieto y no tinía pensao de ir a comprále na más al muchacho. Amos, que si le quitaban su gatete se quedaba en bragas. Miró de reojo a la Pitones cuando dijo que ella tenía uno.

-Pos tú tamién tiés uno, Pitones... Tu gateta que es la madre del mío- le echó mierda así de gratis. Que si le quitaban a ella el gatete, se lo quitaban a tos. No iba a ser aquí la Pitones más que nadie con una gatete raruno d'esos. Esto era como el que en el pueblo se compraba coche nuevo más que pa pasease delante de los vecino, que luego el coche le amanecía rayao, pintao y si m'apuras l'habían pegao fuego...