-Entonces vámonos ya.- resuelve Neves, poniéndose en pie y haciéndole una seña a Alba para que recoja la bolsa que estaba llenando.
Sin esperara a que Miguel se decida, inicia su marcha hacia la calle y sale al exterior seguida de su nieta.
La puerta de la calle se abre, saliendo de ella Neves, seguida de Alba y el resto de compañeros.
-Diana,- dice Neves -nos vamos. No sé si todos, pero espero que sea suficiente con quienes decidamos ir. No hay tiempo y las consecuencias pueden ser peores si esperamos.-
-Neves... yo ví a José allí arriba. Muerto, pero todavía esperando y ayudándonos. Quizá podríamos contar con él...-
Salgo corriendo tras ellos hasta la puerta. Voy con vosotros. Tomo el aire después de haberme retrasado al dudar de si debía o no ir con ellos. José me ayudó, no me digais cómo. Pero de algun modo estaba allí, y me salvó la vida.
Diana levanta la cabeza y mira a la anciana. En fin...No tengo nada mejor que hacer esta noche..., comenta con claro tono sarcástico, mientras mantiene fuertemente apretadas las llaves en su puño, como si fuesen un poderoso amuleto protector.
Tardáis unos pocos minutos en organizaros en los coches para subir al monte. La luna ya ha salido y hay una buena luz, aunque no esté llena del todo. A pesar de que la carretera no esté iluminada, cuando salís al campo abierto del collado superior y antes de empezar a bajar hacia el bosque de la finca, se ve bastante bien.
Otra cosa es ya cerca de Teixo da Meiga. Allí la luz disminuye considerablemente y las ramas de los árboles se confunden unas con otras, abrazándose, cercándose. Un milano os mira con curiosidad cuando os bajáis de los vehículos justo a la entrada de la finca. Hay mucha humedad. La niebla está subiendo.
Bien, aqui venimos de nuevo.
Daniel sale del coche, con paso apesumbrado. No quiere estar ahi, pero no duda que cumplirá con su cometido añadido, sea cual fuere.
- Me imagino, Sra. Neves que querrá contemplar el dantesco espectáculo anteriormente acontecido. Sígame, es por aqui.
Daniel echa a andar hacie la fuente y el agujero en el suelo, donde tuvieron el combate con el lunático de Galael.
Cati sigue a su padre casi como una autómata. Los acontecimientos vividos anteriormente en este lugar la mantienen ensimismada y, pretendiendo no mirar a lo que la rodea por no recordar, baja la cabeza.
Creía conocer sus poderes, pero nunca los había llevado hasta el límite en el que ese día los había usado; nunca había sentido un poder tan fuerte, ni tampoco una necesidad tan apremiente de usarlo.
- ¿Seré capaz de hacer lo que se espera de mí?- se pregunta. En sus pensamientos, el recuerdo de la muerte de José se cruza como un torbellino que arrastra la poca confianza que tenía.
Echando una mirada a su alrededor busca a su padre, pero poco después su mirada se deposita en Neves. Una extraña determinación parece adueñarse de ella y, aunque solo sea producto de su imaginación, la profundidad de la mirada de la anciana y la sabiduría que parece desprender le dan seguridad.
Ahora, algo menos intranquila, se decide por fin a hablar:
- ¿Qué se espera de nosotros, Neves? ¿Qué hemos de hacer? Aunque más o menos lo tengo claro, no estaría de más que conozcamos con detalle nuestras misiones.- Inconscientemente, no puede evitar mirar sus manos al hablar, y al darse cuenta cierra rápidamente los puños y los deja caer pesadamente a ambos lados.
El terreno parece tan silencioso y vacío como la primera vez que llegásteis. El todo terreno de la Guardia Civil sigue allí aparcado
-Deberemos realizar un complicado ritual y debemos esperar que intenten interrumpirlo. Cinco de nosotros siete deberemos concentrarnos en su realización y los demás en protegernos. Blanca, Alba, Cati y yo deberemos estar en el ritual. Creo que Miguel también. Pero si no quieres participar, entonces deberemos ser sólo tres quienes lo realicemos y los demás deberán defendernos. En ese caso, Cati debería luchar. Su poder es el que mejor puede hacerlo.-
Daniel se encuentra en un dilema. Tres de ellos apenas pudieron con Galael, no quiere imaginarse solo dos de ellos con un enemigo supuestamente mas peligroso.
Por otro lado no quiere poner a su hija en peligro, por mucho que la Sra. Neves insista en su potencial combativo.
De nuevo la decisión recaería en su hija, pero Daniel está cansado de delegar en su hija. Va siendo hora de retomar la responsabilidad paternal.
- Si con 5 personas el ritual es mas... efectivo, hacedlo.
Daniel mira a los supuestos cinco miembros, acabando su barrido visual en Miguel.
- Diana y yo os daremos tiempo de acabarlo. No falléis.
Así que ahora soy la guardaespaldas oficial...en fin... Con una sonrisilla en la cara, y sin decir palabra, Diana se acerca al vehículo policial y comienza a inspeccionar su contenido en busca de cualquier cosa útil, desde armas a chalecos, radios, lo que sea.
Preguntita: de que "arsenal" dispone Diana?
En el vehículo, Diana encuentra poca cosa... pero lo que encuentra parece muy útil. Un subfusil, ni más ni menos, con una caja de munición. Quizá sea un poco exagerado, pero no hay otra cosa a mano en este momento...
Cati mira a su padre con devoción, aunque también se puede adivinar algo de tristeza y resignación.
- Espero ser merecedora de vuestra confianza -dice con un suspiro-, y ojalá consigamos nuestro objetivo sin demasiada resistencia. Pero algo me dice que no será así...
- ¿Alguien sabe si José está con nosostros? ¿Podemos comunicarnos con él? Sería interesante poder contar con su ayuda...
Y pensar que estoy hablando de pedirle ayuda a un muerto... Hace unos días todo esto me parecería una locura, y ahora es peor que una pesadilla...
Diana agarra el arma y la examina, comprobando su peso y características. Después retira el cargador y comprueba la munición. Lo vuelve a meter, amartilla el arma y se la cuelga del hombro. Una fria sonrisilla asoma a sus finos labios.
Vale. Ahora me siento mejor...
Una idea cruza por la cabeza de Cati, e instintivamente se vuelve hacia Neves y le habla:
- La última vez me dejé llevar por mi poder, tanto que me hice daño yo misma. ¿Sabes cómo podría controlarlo y hacer que fuese más efectivo sin dañarme a mí o a los que estén a mi alrededor? No quisiera acabar odiándome por haceros daño a alguno de vosotros, si es que salgo viva de aquí...
De nuevo, Cati vuelve a girar sus manos y las observa de forma instintiva, casi sin darse cuenta de lo que hace, para acabar metiéndolas en los bolsillos con su gesto característico. Una mueca de duda marca su rostro, y no puede evitar encogerse de hombros respondiéndo así a alguna pregunta formulada para sí.
Cuando Cati pregunta por jose, Blanca se vuelve hacia Miguel. -¿Puedes verle? ¿Está aquí? Intenta hablar con él. Yo podría intentar sentirle, pero no le vería ni podría entenderle si nos hablara. Creo que tú sí pudiste.-
Mientras Miguel decide qué hacer, Cati pregunta a Neves sobre su capacidad para retener sus poderes. -Esta vez seré yo quien absorva la mayor parte de la esencia, así que no tendrás que manejar más poder del que puedes. Tranquila. En cualquier caso, si te ves en esa situación de nuevo, enfoca toda tu energía sobre un blanco inerte y suéltala contra él. Así el daño será menor.-
- Gracias por tu consejo, Neves -dice dejando escapar un gran suspiro-. Intentaré hacer todo lo posible por cumplir lo que se espera de mí.
Se me ocurre una pregunta: si supiera de la presencia de José en la habitación, ¿podría comunicarme con él de alguna forma? Más bien, ¿podría realizarle alguna pregunta mentalemnte para que la respondiera?
¡Gracias! :-)
¡Vaya! La verdad es que es una buena idea... tengo que mirarlo, pero es bastante original como para que el árbitro piense que pdría colar... pero cati en realidad no lo sabe. Así que tendrías que arriesgarte.
Sobre saber si está en la sala, me temo que no por tus propios medios. Deberías enterarte gracias a otro.
Cuando llegamos a Teixo da Meiga dudo un momento al bajar del coche, y mientras me ajusto la chaqueta miro con desconfianza hacia todas direcciones, temiendo ver aparecer algún agente de la ley. Cuando veo a Diana rebuscar en el vehículo de la guardia civil me vienen a la mente escenas de series muy manidas o de películas policíacas en las que una científica con luz violeta descubre decenas de huellas dactilares...
Sin embargo no digo nada.
Luego, cuando Neves habla sobre José: -No lo veo, pero si todavía sigue aquí sé que nos ayudará. ¿Hay alguna forma de llamarlo? Quiero decir, no creo que con nombrarle a viva voz sirva de algo.. digo dejando ver claramente conatos de nerviosismo.
Una vez más, amigos, una vez más en la brecha.