Partida Rol por web

-Afuera hay tormenta, asi que podria ser peligroso... ¿Aun asi quiere salir?- ya habia visto como caia nieve y el viento fuerte helaba su cuerpo, eso con a proteccion de ese alero y el edificio en sí. Arriba, sin ninguna proteccion seria aun peor.

Salgo de la habitación y observo de arriba a abajo a los cuatro guardias satisfecha y comienzo a caminar lentamente, guiada por ellos, en dirección al helipuerto. Durante el camino, en mi cabeza rondaban montones de preguntas...

¿Por qué Nora no envió a los agentes que pedí y solo envió esos?. A estas alturas, ella misma debería haberme avisado que el helicóptero con las noticias estaban de camino, ¿Por qué mierda no lo hizo?.. A no ser... que ella supiera que yo misma intentaría encargarme del asunto y me haya tendido una trampa... Al fin y al cabo esa hija de puta fue la que envió a los hombres de mi tío a matarme... ¿Y si es lo que intenta?... Maldita sea, estoy rodeada de gorilas que me protegen a mi o la protegen a ella... Debí acabar con su maldita vida de rata de alcantarilla cuando pude... Joder...

En ese instante el guardia que me acompañó a mi paseo habla y yo me paro en seco.

-Tienes razón... no debería salir... pero iréis vosotros. Escuchadme bien, no sé si aquí ocurre algo raro, pero me huele que sí. Si realmente protegéis mi vida, os doblaré el sueldo y llegaremos a un acuerdo mucho más provechoso del que teníais con mi tío o con la desgraciada de Nora.-

Hago una pausa y comienzo a caminar rápidamente en círculos intentando pensar lo más rápidamente posible.

-Esto es lo que haremos... Dadle orden a los de los helicópteros que no se muevan de allí hasta que yo llegue... Tú,- señalo al Guardia 1- Llama a la cocina, que envíen a una de las asistentas que tenga el mayor parecido a mi, que la envíen ya a mi cuarto - Tú- señalo al guardia 2- Que envíen un uniforme como el vuestro, de mujer y seguidme si seguís realmente mis órdenes, si no, os podéis ir al carajo ya mismo-.

Comienzo a caminar rápidamente deshaciendo los pasos que ya había hecho, hacia mi cuarto.

-Como usted ordene- dijo simplemente sin pestañear. Luego, dos guaridas siguieron a la morena hacia su alcoba mientras los demas se apresuraban a cumplir sus ordenes. No preguntaron las causas, no dieron su conformidad o disconformidad, simplemente actuaron con eficacia.

Una vez en su cuarto y luego de quitarse su abrigo, Liz daba vueltas pensativa. Tal vez solo estaba siendo paranoica, tal vez no era mas que una tonteria... Pero preferia ser asi antes que meterse de lleno en una posible trampa. Alguien golpeo la puerta, interrumpiendo sus pensamientos, uno de los guardias abrio la puerta sin esperar a que se le responda.

-La chica esta aqui- dijo dejando pasar a una joven morena de tez blanca y mirada asustada. No sabia porque se le habia llamado y aun recordaba lo que le habia pasado a cocinero...

-¿Me... necesitaba?- pregunto timida y sin atreverse a ver a su jefa a los ojos.

Casi al mismo tiempo aparecio el otro guardia las ropas que le habian pedido, agregando al conjunto unas gafas de son grandes.

Rápidamente y sin pudor alguno, comienzo a quitarme la ropa. Dejo las armas encima de la cama un segundo. Al ver que la chica permanece ahí de pie niego con la cabeza y ordeno.

-Quítate la ropa y ponte la mía, rápido-

Estoy en ropa interior y ni corta ni perezosa, me acerco al guardia que permanece de pie en la puerta con lo que yo había ordenado. Recojo la ropa y comienzo a ponérmela.

-Vamos niña, no tenemos todo el día-. Apremio a la chica.

Mientras me visto, comienzo a dar instrucciones.

-Escucha querida, desde hoy, se acabó tu trabajo en la cocina... Serás mi doble. No te pareces demasiado, pero me basta. El suelo triplicará al de asistenta, por eso no te preocupes.-

Hago una pequeña pausa mientras comienzo a enfundarme en el espantoso chaleco antibalas y continúo.

-Lo que harás ahora es sencillo. Estoy esperando a dos helicópteros, ellos deberían traer tres cuerpos. Tendrás que comportarte como yo. A mi olvídame, muéstrate orgullosa de ser quién eres, arrogante... ahora eres la dueña de todo, ¿Entendido?. Bien pide que te muestren los cuerpos, es más, no lo pidas, ordénalo. No te preocupes que yo estaré allí, siendo una más entre los guardaespaldas y podré observarlo todo. Los cuerpos deberían ser de un viejo borracho y desaliñado, una chica joven pelirroja y un hombre de mediana edad, extranjero y extravagante, se lo nota en el ropaje.

Me recojo el pelo en una coleta y me pongo las enormes gafas de sol. Rodeo a la chica, observándola y añado, satisfecha.

-No está mal, a ver, espera-

Me quito las gafas de sol y se las coloco a ella.

-Mejor... ¿Has entendido todo lo que tienes que hacer?-

Me doy la vuelta, recojo mis armas y me las coloco en sus respectivos sitios* y me vuelvo hacia los guardias.

-A partir de este momento, trataréis a la nueva Elizabeth como si ella fuera vuestra jefa. Yo me situaré entre vosotros, si alguien pregunta, soy nueva, contratada por Nora... Ahora, dejadme una de vuestras gafas, no quiero que me vean los ojos... Ah! y conseguidme ya un arma como esa (señalo las ametralladoras), rápido-

La chica dio un respingo cuando Liz empezo a quitarse la ropa, tardo unos segundo en caer en todo lo que ella le decia, pero luego, con cierta lentitud se fue quitando la ropa tratando de cubrirse como podia. Una vez puesta la ropa de Liz, con los lentes y el abrigo cubriendole ligeramente la boca, podria facilmente pasar por ella.

El guardia le entrego a Liz su metra lleta diciendole con voz seca.

-Aqui tiene. Esta puesto el seguro- no agrego que si se lo quita y siquiera rozaba el gatillo sin querer podria facilmente matarse a si misma o a varias personas. Era su jefa y no estaba para discutir-. Cuando disponga podremos salir.

La otra chica tiembla visiblemente, no le paso por alto el que ella no tenga ningun tipo de proteccion mas que ese abrigo de piel.