Partida Rol por web

No. No habia huevos pero aquello no estaba mal del todo. Exotica pero apetitosa. Sobre todo las empanadas aquellas. Luke repitió varias veces. Estaba hambriento despues del viaje del día anterior. Iba a preguntarle al dueño por otros extranjeros que hubieran pasado por alli pero Arthur se le adelantó. En ese instante Castle salió fuera y Luke le hizo un gesto con la mano.

El recepcionista afirmó que sí, que había habido un buen mes de Julio, pese a que hiciera un frío extremo a nivel general. No obstante, hablaba de su propia estimación en el hostal (el hostal de un pueblo pesquero...), nada que ver con otras ciudades como Lima o Cuzco. Después de charlar un poco con Arthur, dos clientes entraban (parecían un matrimonio) y también llamaban a la recepción: la actividad comenzaba.

Cuando regresé dentro, vi que Arthur ya había finalizado su conversación con el recepcionista. ¿Qué te dijo sobre el profesor? le pregunté con curiosidad. Si no sigue aquí, podríamos preguntar en la oficina de correos si dejó otra dirección para que le enviasen el correo... y de paso podríamos ir a ver al anticurario.... realmente me sorprende que en un lugar como este, tengan uno...

Quizás él sepa algo sobre el profesor tambien...

– Vamos caminando les digo a mis compañeros así dejamos entrar y salir.

Cuando nos hemos apartado unos metros y no hay nadie a nuestro lado les digo en voz baja sin detenerme. – No le he preguntado por el abiertamente, si desapareció contra su voluntad, debieron enterarse y no lo denunciaron a las autoridades. Estas se hubieran puesto en contacto con la Universidad.

Con un gesto de impotencia. – Creo que nuestra mejor opción es correos y si aquella llave es de un apartado de correos podría tener información de que pudo ocurrirle. Aunque puede que tengáis alguna idea mejor.

O vamos! ¿En serio piensas eso? Esto es un hostal, la gente va y viene y el cliente no tiene porque dar explicaciones de nada aqui. Al dueño de esto sólo le interesa el dinero, si dejó todo pagado, supongamos que un mes por adelantado y desaparece la segunda semana, son otros quince días que se saca por un lado, por otro, puede pensar que está alojándose con algún nativo, o que ha salido a pescar... vete tu a saber.. aqui tienes ciento de opciones! Si vamos a ir así por la ciudad, no daremos con él nunca. Miré a ambos antes de seguir.

Voto por volver ahí dentro y preguntar abiertamente por el profesor. No hay nada mejor que una pregunta directa para obtener la respuesta directa....

Quedo a la espera de lo que digan mis acompañantes.

Estoy con Castle, preguntemos por el profesor. dijo Sullivan Si estuvo en esta ciudad debió hospedarse aquí casi con toda seguridad. Quizás tengan algo parecido a un libro de registro de huespedes. ¿No? no recordaba haberse anotado en ninguno cuando llegaron pero por preguntar no pasaba nada

Antes de continuar hacia ningún sitio, entrásteis de nuevo en el hostal. Ciertamente no costaba nada preguntar por el profesor. El recepcionista, tras preguntar por el nombre de John McCurly negó con la cabeza mientras pensaba en los clientes que se habían alojado recientemente. En verdad, ese negocio era pequeño y parecía tener bien controlado quien entraba o salía. No obstante, sacó una libreta bastante amplia y usada y miró los últimos meses. Nada. Nadie se había alojado allí con ese nombre.

Me quedo mirando a mis compañeros por si tuvieran alguna pregunta mas señalando la puerta con la cabeza.

¡La llave! Ahora que pienso, no recuerdo si alguno de mis compañeros se la guardo y menos si la trajo en este viaje.

Curioso... Sólo un lugar para hospedarse y ni se inscribió. Me quedé un rato pensativo. Luego se me iluminó la cara y con una amplia sonrisa continué. Aaaaahhhhhhh! reí. Picarooooooooooon! exclame seguramente conociese a alguna nativa hospitalaria y prefiriese su cálido techo al frío y solitario del hostal... ¿eeehhh? comente sin siquiera pensar si el profesor estaba o no casado e ignorando incluso la edad o fisico del hombre, dándole un par de codazos a Sullivan.

Al ver el rostro de mis compañeros y sus expresiones, volví a ponerme serio. Ejem, creo que ir a la oficina de correos es buena idea.... y no debemos olvidarnos del anticuario. Quizás se conociesen.

¿Y donde se hospedaría el bueno de McCurly? No hay muchos sitios por aquí... pensó en voz alta y cuando Castle habló de ir a la estafeta de correos, enseguida se acordó de que ese era el paso más obvio Sí. Vayamos dijo Quizás allí nos puedan aclarar algo de este entuerto. Luke aprovechó que estaban en el hostal para agenciarse un par de bollos de esos atutoctonos y dar buena cuenta de ellos. El día iba a ser largo y el sol prometía sacudir al menos igual que el dia anterior. 

Salísteis de allí, no sin antes llenar los carrillos (como hizo Luke). Aprovechásteis para preguntar dónde diantre estaba la oficina de correos. Había que cruzar, según palabras del recepcionista, el puerto, llegar hasta la iglesia y callejear un par de calles hasta ver un edificio cuadrado con una salida de vehículos y furgones. Y tras hacer lo propio y disfrutar del ambiente en Pisco (invernal, pero autóctono), llegásteis en menos de diez minutos al lugar.

La oficina de Correos señalaba un pequeño cartel con dicha palabra, y el sello característico en forma de logotipo de la empresa nacional. Aquella oficina habría sido reformada en su interior, pues se encontraba en medio de dos viviendas particulares (y era lo que previamente debía ser).

Una vez dentro, apenas había movimiento. Cuando llegó vuestro turno (que fue a los dos minutos), un tipo con gafas y que parecía del propio lugar os atendió. Llevaba una pequeña etiqueta, un broche en su jersey. Su nombre era "Lusiano".

Después de que en el hostal, no recordaran a mi compañero de la Universidad nos hemos dirigido a la Oficina de Correos.

En voz baja les digo a mis compañeros. – Me enviare una carta, mientras como si estuvieran aburridos prueben a ver si la llave es de algún apartado de esta oficina. Sí lo preguntamos sera evidente que no es nuestra.

Al ver el nombre del empleado me dirijo a él por su nombre. – Señor Lusiano, querría enviar una carta a Boston en los Estados Unidos, ¿podría proporcionarme papel de carta, un sobre y el franqueo* necesario?

Que manía tiene.. con lo fácil que es preguntar. Aunque esta vez.. puede que tenga razón. Necesitaríamos una excusa muy buena y una historia bien hilada para poder preguntar libremente por la llave y la taquilla correspondiente. Y la verdad es que, después del desayuno tan variado, exótico y lo lleno que me había dejado, no estaba por la labor de pensar demasiado.

Asi pues, en silencio,  me acerqué a la zona de las taquillas, sacando la llave del bolsillo del pantalón y mirando nuevamente el número grabado, para luego buscar la taquilla que coincidiese con ese número, si es que existía. De no ser así, nos tocaría comprobarlas una por una, salvo que tuviesemos la inmensa suerte de que la cerradura de esta llave fuese completamente distinta que el resto, ya fuese por ser otro modelo de cerradura o ser notablemente más nueva que el resto.

Por supuesto señor, un segundo... -le dijo el tipo a Arthur-. Lusiano se dió la vuelta tomó un sobre con el sello del franqueo y un sobre con una hoja dentro. Luego dejo que Arthur estuviera por allí. Acto seguido entro un hombre con cabellos largos y oscuros y gabardina de cuello alto.

Por su parte, Richard se fue hasta los buzones que había en un lateral. Lusiano lo observó, pero no le pareció nada extraño. Allí buscó sin demasiados problemas. Mucha gente utilizaba aquellas cajas como modo de comunicación, dejando documentos y entregándo llaves a otro receptor. Aquella práctica era común en el país, y tampoco había un control estricto sobre el contenido de los buzones (que no podían ser mas que documentos debido a su tamaño). Buscó y buscó y entre los 110 buzones, Castle insertó la llave en la numerada como "062". Se abrio laterlamente y extrajo una carpeta amarilla con cierto grosor (estaba llena de documentos).

Tras sacarla y justo cuando se dispuso a cerrar el cajetín numerado, el tipo de los pelos largos (que curiosamente llevaba un pequeño tatuaje o marca sobre su frente, no lo apreciábais muy bien) sacó de debajo de su gabardina un arma que apuntaba a tierra. Acto seguido, se dispuso a disparar contra vosotros con una Luger (la típica pistola de cañon estrecho usada por los soldados del Imperio Alemán...).

¡¡Grrrr....!!! -rechinar de dientes-.

PNJOTIZADO.