Partida Rol por web

 Te tocas tu labio de manera confusa, sientes dormida tu boca, anoche te dieron una dosis extra de tranquilizantes tras tener una horrible pesadilla.

Fue algo que te toco el corazón, reviviste como en una película lo sucedido esa noche en Bogotá, sólo que la imagen después de matar a la niña se hizo más extrema luego de que el demonio se te apareciera y se burlara de ti. Fue revivir exactamente esa situación pero con un final más doloroso para ti. Sentiste como el demonio te arrancaba el alma y como la niña disfrutaba tu sufrimiento. Cuando despertaste, tenias las manos destrozadas de golpear las paredes, rompiste el espejo de la habitación  y  tu vitae inundaba el piso.

Luego de despertar no pudiste volver a calmarte, implorabas que te dejaran morir y sentías que tu corazón explotaría de dolor.

El psiquiatra vino inmediatamente y te recogió del piso como una hoja. No recuerdas mucho de lo que sucedió después.

Estas muy dopado, miras alrededor. No estás en la habitación inicialmente asignada, sino en un cuarto diferente, sin ventanas y con las paredes acolchadas. La cama es en extremo cómoda por lo acolchonada que es. La puerta es de seguridad, hay una leve luz en el techo que solo refleja tu sombra.

La puerta tiene un vidrio donde  las personas se pueden asomar para mirarte, sin embargo, has notado un punto negro en el techo que sabes que es una cámara. Te están vigilando.

Tus manos están cubiertas con  vendas, no te duelen, ya curaron pero puedes oler tu vitae entre los trapos.

Te vuelves a tocar el labio y metes un poco los dedos en tu boca, pasándolos por la mejilla y luego tu nariz. Tu rostro no parece pertenecerte. Tratas de no pensar.

Con los ojos cerrados, toco mi rostro. Es como si estuviera tocando el de alguien mas, lo siento y no lo siento a la vez. Me pregunto si estar ciego es asi. Huelo mi propia sangre, y aunque la mente se me llena de recuerdos trato de no pensar en la pesadilla.

Abro los ojos e intento levantarme, pero el solo hecho de mover la cabeza me hace sentir débil y mareado. Me llevo las manos a la cabeza, tratando de recuperar algo el dominio de mi mismo, pero al poco rato debo bajar las manos. Ahi me doy cuenta de la suavidad de la cama.

Je, vine a parar al clasico cuarto de manicomio. Asi de jodido estas, Diego. Falta la camisa de fuerza. No hay quien te saque de esta, estas loco sin remedio y asi te vas a quedar toda la eternidad. Grave la vaina Diego, grave la vaina. 

Entonces, empiezan a salir lagrimas de mis ojos. ¡¿PORQUÉ NO ESTOY MUERTO?! ¿PORQUE NO ESTOY MUERTO? Dios....

Cierro los ojos y me dejo llevar por los medicamentos. Quisiera poder tener alucinaciones, pero la sola posibilidad de que se vuelvan pesadillas me aterra. Asi que vuelvo a dormir y espero no volver a sufrir ataques como el de anoche.

Te recuestas mientras te abrazas a ti mismo y lloras. Cierras los ojos y duermes, aunque el concepto es un poco distinto, sientes que descansas, estas en cama, sientes tu alrededor pero es como sí estuvieras y no estuvieras ahí. Quieres levantarte y no puedes. Pasa un tiempo largo así, en un momento sientes que entran a tu cuarto, pero no puedes moverte de a mucho.
Sientes una cancioncilla,  es una voz femenina, distinta. No pertenece a ninguno de los internos que conoces, es un cantillo hermoso, que en parte de arrulla.
Tuviste un momento largo que no supiste más de ti, esa canción hizo que durmieras como debía ser.
Despiertas de repente, abres los ojos ya sin dificultad,  la medicina ya no tiene tanto efecto. Tus manos ya no tienen las vendas, te las quitaron.
De  repente se abre la puerta, es una de las enfermeras más jóvenes, te trae algo para beber. Te sonríe de manera dulce mientras deja una jarra completa con vitae en una de las mesas.

Tras la enfermera una figura conocida se te presenta.

Buenas noches Diego, ¿has descansado?

Gracias. Le digo a la enfermera que me dejo la vitae. Luego, veo al psiquiatra, me pregunta como estoy. Ni siquiera se si puedo responder eso. 

Eso creo, no recuerdo haber tenido mas pesadillas. Tuvieron que doparme bastante, ¿verdad? No me acuerdo de mucho...Lamento haber hecho un escándalo. Yo...lo siento. 

Intento levantarme y sentarme en la cama, esta vez no me cuesta moverme. Miro a mi alrededor y me hago mas conciente de la habitacion, si estoy aqui es porque me convertí en un peligro para mi mismo y para todos. Como le dije doctor, estoy descendiendo a la locura. Si tuvieron que ponerme en esta habitacion fue por algo, verdad?

Diego. Se sienta a tu lado. Hace dos días. Te sorprendes un poco cuando te señala que han pasado dos para ti solo ha pasado uno, estabas realmente fuera de ti, las pesadillas se apoderaron de tus acciones y decidí por tu bien, ponerte en esta área donde puedo observarte mejor, sin embargo....

Hace una pausa larga. Siento que para mejorar deberás ser honesto conmigo Diego.

La actitud del psiquiatra se torna muy seria, como alguien que no esta jugando.

Hay algo dentro de ti que es como una bomba de tiempo, que cada vez necesita de menos tiempo para explotar, y creo saber cuál es la llave.

Cuando dice eso no comprendes nada de lo que dice hasta que continua.

Desde que llegaste acá no me has querido contar que es lo que te sucedió, te has negado a compartir tu pena conmigo y ese secreto Diego ... ese secreto te está matando.

Te mira seriamente.

Para poder ayudarte necesito que me cuentes que ocurrió. Lo dice con firmeza.  Sí no me cuentas lo ocurrido,  por tu seguridad, no podre dejarte salir de aquí.

Miro al doctor con desespero. Si, deberia decirle...anda Diego, dile de una vez, si debes morir que sea de una vez, si debes quedarte aquí para siempre que sea de una vez. Lo miro a los ojos y abro la boca, tratando de responder, de articular las palabras lo mejor que puedo. No, el no puede saber, nadie puede saber, es demasiado y los del círculo interno me van a hacer ver el infierno si hablo. Cómo si no estuviera ya en el. Y aún si le dijera, no me creería. Si los propios miembros de la Casa no me creyeron...

Doctor, yo...yo...no puedo, no puedo. -Escondo la cara entre las manos-. Es demasiado malo, demasiado terrible, no puede saber doctor, es mejor que me quede aquí encerrado para siempre antes de que le haga daño a alguien mas. Es mejor que entre en letargo y me dejen al sol. O que no me dejen salir jamás. 

Sin embargo, por un instante, unos segundos, mi mente toma el mando de si misma. Bajo la voz, y en un susurro practicamente inaudible le digo con rapidez al doctor lo que me pasó, lo que me tiene así. Doctor...yo maté a una niña, hice un pacto con un demonio y acabé con toda la población de vampiros Toreador del mundo en un acto de venganza. Perdí mi alma para siempre. 

Entonces, me hago consciente de lo que acaba de pasar. Cierro los ojos, y mi mente se llena de recuerdos otra vez, la batalla, los colegas asesinados, la niña y mis manos ensangrentadas sosteniendo el cuchillo. El demonio y yo, pidiendo la muerte de todo un clan y dando mi alma a cambio. Y luego, lo que vivi mientras huía por el mundo, el fantasma de la niña, las pesadillas, las alucinaciones, y las torturas que sufrí cuando volví a Viena. Y el fantasma ahi. 

Miro hacia una pared, me pareciera estar oyendo a la niña y al demonio riendose de mi desgracia. Déjenme en paz déjenme en paz, mátenme ya pero acaben con esto! No más! No más! Déjenme solo!

Me levanto y grito con todas mis fuerzas, como si estuvieran presentes. Puedo verlos, estan ahi en la habitación.

Un dolor intenso en el corazón sale como un tornado de sentimientos, miedo por lo que acaba de decir unido a una culpa INMENSA, sientes que tu alma tiene un peso tan enorme que no puedes cargar con tu propia miseria. 

La visión del demonio sonriendo y la niña en el suelo muerta.

NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. Gritas enloquecido y te lanzas ante la imagen del demonio en un acto suicida, tu mente no coordina, y estas a merced de tus instintos.

Has entrado en frenesí, aunque no eres consciente de eso, simplemente tu bestia te ordena huir, matar, defenderte...

Sientes que lloras, tus ojos están inundados en lagrimas de sangre. Tu mente esta fija en tu bestia, y ella te dice que debes atacar al demonio y de paso buscar tu muerte. El psiquiatra desaparece ante tus ojos, en la alucinación no esta.

Corres hacia el demonio para impactarlo y este se vuelve humo...no le puedes tocar y te estrellas en la pared. Furioso, le miras a tu espalda. Tus manos d producen fuego y lanzas una  llamarada hacia él. Es una gran bola de fuego.

El cuarto acolchado se prende.  Comienzas a sentir el calor y el humo, pero esa sensación dura muy poco tras sentir  helada que te moja.

La reacción calor – y frio intenso te impacta. Esa sensación corpórea lo que produce es que la alucinación del demonio se vaya, pero no tu frenesí.  No ves al médico, Un pinchazo doloroso en el cuello hace que caigas de rodillas.  

No puedes moverte, sientes la ira en tu corazón por el frenesí, pero eres incapaz de hacer algo, estas paralizado, y solo.

Sientes como te rodean unos brazos. Y reconoces la voz del Dr Linus que te dice.

Déjalo salir Diego, déjalo salir...

Escucho una voz, pero se oye lejana. No puedo moverme, pero hay mucha ira en mi interior. Estoy paralizado, me hablan e intento moverme, pero no puedo. Entonces, de mi garganta sale un grito sobrehumano. Y otro. Y otro. Grito hasta que ya no me sale ningun sonido, pero sigo haciendo un esfuerzo por gritar. Siento dolor y sabor a sangre, esto me distrae un poco. Pero sigo gritando hasta que siento que voy a perder la consciencia, y me rindo al cansancio. Cierro los ojos y dejo de reaccionar. Grito por ultima vez antes de dejarme llevar. 

La crisis había sido horrenda.  Sangre fluida sale de la boca de Diego, el doctor Linus  alcanza asustarse frente al evento. Es claro que eso que acaba de ocurrir no es común.

María por Dios, pasame un pañuelo. Dice  alarmado mientras  te sostiene casi como una hoja. Sientes que te abrazan para no desfallecer.

No eres conciente de tu alrededor, y aunque estas agotado el frenesi no se calma. Es como una convulsión,  a veces mueves los brazos y rasguñas el piso o algo.Te duele la garganta, te duele el alma... quieres morir...

A veces quieres gritar, o decir algo, pero de tus labios solo sale vitae a borbotones.

El doctor Linus te limpia el rostro. Calma Diego, se que no tienes control en este momento. Dice mientras escuchas que se queja, al parecer le rasguñaste, sientes que otros enfermeros lo apoyan al rededor. Te tendre que inmovilizar, por tu bien.

"Caray, le dije que lo dejara salir, pero nunca pense que ocurriria eso, es la primera vez en mi carrera que un paciente se rompe las cuerdas vocales..."

Evidentemente entre varios te levantan.  Sientes que te chuzan de nuevo, te dan más medicación, es entonces que todo se vuelve negro.

La voz del medico te dice: ya pasó Diego, ya lo dijiste, ya salió ese tapon ahora sólo drenaremos la infección que hay dentro... todo va a mejorar.

Al rededor tuyo hay  minimo unas seis personas, aunque no te das cuenta. Sientes unas caricias en la frente, como sí muchas madres te atendieran, al final  te han dejado acostado e inmovilizado con una camisa de fuerza que es contra incendios.

Al rededor tuyo hay un caos, partes quemadas y charcos de agua pues se activo la alarma contra incendios. Lo que no vez es que el doctor Linus se encuentra manchado de tu vitae, con  algunas quemaduras y con la ropa rasgada.

Fue una gran crisis.

Sin embargo te han dopado fuertemente, y te quedas dormido, al igual que tu bestia.

Todo se vuelve negro, y yo dejo de reaccionar por un buen tiempo. Sin embargo, mi mente no deja de actuar, de moverse. Tengo sueños extraños, solo colores sin forma y sensaciones difusas. Hay tristeza, y en esos momentos siento que lloro sin parar. Otras veces es alegría, y me siento liviano, libre. Hay miedo y entonces me siento paralizado e indefenso. Y a veces estan los tres sentimientos a la vez. 

En un momento, siento frío a mi alrededor, como si estuviera en una nevera. Si, todo esto era una pesadilla, y en realidad estoy en una nevera de la morgue de un hospital, listo para la autopsia. Y ahi si voy a morir.Pero de repente una luz brillante aparece y abro los ojos. Entonces veo el techo acolchado de mi habitacion. No, la pesadilla era esa. Pareciera que hay alguien cerca mío, así que muevo la cabeza hacia mi izquierda pero no veo a nadie. Me siento torpe y no puedo moverme mucho, pero no le doy importancia. Debo estar dopado hasta las orejas. Cierro los ojos y vuelvo a dormir, esta vez sin sueños como tal. 

Sí sentías que alguien estaba a tu lado, pero cuando mirabas no había nadie. Te doparon fuertemente y los sentimientos quedaron ocultos bajo un manto de medicación, sin embargo a veces sentías que te acariciaban la frente, y hubo momentos en que estabas realmente relajado.
Vuelves a sentir ese cantillo femenino mientras dormitas, es una voz muy dulce, y poco a poco, tus ojos se van abriendo.
El techo del lugar es blanco, y te quedas mirándolo por mucho tiempo,  y de repente abres la Boca y un dolor espantoso te invade. Tanto que te tocas la garganta adolorido tratas de gritar, no sale ningún sonido de tu boca.

Una enfermera que ya conoces abre la puerta y te dice con mucho cariño. Mi amor no hable. Añade en acento cubano. Qué se lastimó.... más bien descanse, que está aquí para eso...

¿quiere beber algo?

La miro asustado y confundido. ¿Qué carajos pasó? ¿Porqué no puedo hablar? ¿Qué hice? Por favor Dios, que no haya hecho nada malo...

Confundido, asiento un poco. Me toco la garganta y aunque trato de hablar suavemente, no sale ruido alguno. Así que me toco la garganta y por señas trato de preguntarle qué fue lo que paso mientras extiendo la mano hacia la jarra con vitae. 

Debio ser ella la que cantaba...¿Cuánto tiempo habra pasado?

Te acerca a la jarra y te sirbe un baso. Cuando tomas un sorbo te arde. Mi niño, dice ella, se lastimó la garganta, tome despacio... no hable, poco a poco curará.

Te dice de manera muy amorosa. Sin embargo la  voz de ella, la de una mujer mayor no corresponde al cantico que escuchaste, es raro, ¿quien será?...¿o sera tu imaginación?, es posible, después de dormir tanto.

Golpean la puerta de tu habitación y escuchas alguien que dice. "Blanquita, pasale el teléfono... recuerda que no puede hablar, pero el doctor lo autorizo"

La mujer toma el telefono, el cual tiene un laaargo cable,  y antes de pasartelo habla.

El niño Diego no puede hablar, pero él lo escucha...

Te mira con dulsura y te da el telefono y tu te lo pones en el oido.

Hola parce. Escuchas la voz de Miguel con un dejo de tristeza. Sé que esta malito, por favor no vaya hablar que ya me enteré que se partieron las jodas  esas de las "pitas" bocales, pero ...eh, sólo lo llamaba, porque pos no había podido hablar con sumerced hace como una semana, y pos yo sólo quiero decirle que. Notas por el tono de Miguel que esta llorando. que este pecho lo quiere, y que quere que se aliente para irnos donde nadies nos jorobe la existencia, yo estoy bien parcero, sólo quero que buste se me recupere... pos eso... cambia de voz como si tratara de ocultar algo, o dandose cuenta que lo estaba preocupando, y no estoy chillando... nos parlamos parce.

¿Una semana? Eso es mucho tiempo...¿tanto dure mal? Pero bueno, al menos está bien el hombre. Ojalá no tenga problemas, y que el pueda seguir su vida tranquilo. Espero que poco a poco se vaya despegando de mi y vaya siendo más independiente.

Cuando el 360 deja de hablar, le entrego el teléfono a Blanca.  Si ella no era la que cantaba, ¿entonces quien sería? Eso esta bien raro. 

Me bebo la sangre poco a poco, a pesar de la sed el dolor de mi garganta dificulta que beba. Luego, me siento en la cama, y espero un momento antes de levantarme y dar una vuelta por el cuarto, inspeccionando mi nuevo hogar.

La llamada de Miguel te asombra, primero por el hecho de enterarte que llevas una semana enfermo  y que te rompiste las cuerdas vocales, en segunda instancia te sorprende el hecho que este tan afectado, sí te gustaría que fuera más independiente, pero ... no lo sabes, a veces sientes necesario que este ahí, es un aspecto que te es difícil también comprender.

Tras beber y comprender el porqué no hablas, no puedes dejar de sentirte algo infeliz,   buen paisa hablas mucho, y aunque ahora no puedes hacerlo, hablar te hace sentir mejor, aunque sea para quejarte y putear al universo.
La anciana es muy dulce contigo, sientes que en cualquier momento te podría traer un pote de helado, como se acostumbra cuando los niños están enfermos de la garganta.

La mujer sale y se lleva los recipientes dejandote solo.

Un silencio enorme se da  en tu interior. Por un instante no puedes olvidar la llamada de Miguel y su dolor, si bien dijo que no lloraba, no eres estúpido, y además sabes identificar bien como esta sin siquiera hablar con él. Ahora él esta triste, sentimiento distinto a hace unas semanas cuando apenas ingresaste, que lo sentías tranquilo. “sí... ojala que él pueda aceptarlo, ojala..”

Luego tu mente pasa de Miguel a ti, ¿Por qué no recuerdas bien que pasó?, ¿cómo fue que te rompiste las cuerdas vocales?...

"Diego, recuerda, algo te dice que debes acordarte... uno no olvida ese tipo de cosas".

Cierras los ojos, y se llenan de lagrimas, la frase se te repite en la mente, “Diego debes decirme la verdad”....
Y sí, dijiste la verdad... esa dolorosa verdad y... no lo soportaste.

No recuerdas que pasó después, pero sí el dolor, no recuerdas el frenesí,  pero sí cómo sentías que te hundías...
Tu pecho te duele y te abrazas  a ti mismo mientras lloras, y en ese momento la cancionsilla vuelve a sonar, esta vez estas despierto y notas que esta cerca, te asomas por la puerta cerrada, pero no vez nada,  de repente, silencio, te acuestas y vuelves a dormir, sin pesadillas.

Sea lo que sea esta cerca.

De repente escuchas pasos que te despiertan,  abres los ojos  vez una mancha de sangre en la almohada. Llorabas mientras dormías.

El médico entra a la habitación.

Diego, buenas noches.  Una enfermedad pone entra una silla que usa el psiquiatra para sentarse. ¿Te sientes mejor?, te mira esperando que hagas algún gesto.

Bajo la mirada y muevo la cabeza a los lados, como un pendulo. Mas o menos, pero mas menos que mas. Miro el cuarto y veo la mancha de sangre en la almohada, asi que le doy la vuelta para ocultarla. Siempre he sido un hombre pulcro y organizado, y esta situacion, sumada al frenesi, me hace sentir aun peor. Me rasco la cabeza y miro al medico y le hago la universal seña del papel y el lapiz, para poder responder las preguntas.

Esto me recuerda algo que hacia hace mucho tiempo, cuando empezo todo. Era parte de una cuadrilla de choque y al vernos en situaciones en las que podiamos ser escuchados por gente indeseable, se me ocurrio sacar el celular y escribir un mensaje de texto, y pasarlo a los otros sin enviarlo. De esa forma nos lograbamos comunicar. Pero eso fue hace mucho, cuando las cosas no estaban tan mal, y aqui no hay celulares. Al menos no a mi alcance.

Cuando todavia era un ser humano, no el monstruo que soy ahora. Bueno, ser humano entre comillas.