Partida Rol por web

RegenZy

Capítulo 1 - El comienzo

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06/12/2012, 18:47
Narcisus Strafford

Un día más, como el anterior. A Narcisus le enervaba la sangre tanto protocolo, pero por otro lado, era satisfactorio la parte del mismo que implicaba respeto. Mutuo, en este caso, pues aunque el agresivo Strafford acostumbrase a ser un hombre directo y práctico, que distaba mucho de subterfugios, debía de reconocer que todo aquel ritualismo tenía su parte de sentido.

- Buenos días- repitió con tono neutro aunque algo enérgico, propio del lugar y el hombre, al tipo que imitaba su saludo cual camaleón-. El coronel está en su habitación y despacho, en el puesto- señaló el edificio principal, justo al fondo del patio de armas desde la puerta principal. Miró el documento de reojo, pero no se molestó demasiado en mirarlo con atención, y menos en solicitar leerlo. Había reconocido al hombre, y aquello hablaba por él-. Le acompaño, si no tiene inconveniente- apuntó, haciendo una señal con la mano alzada para recoger a ambos hombres, poniendo rumbo a aquel sitio. Ya había adelantado un pie, sin esperar respuesta, pues no acostumbraba a tener esas sutilezas, pero tampoco iba a ponerle demasiadas pegas a las excentricidades de Connor si tenían cabida.

Lo que había quedado claro era que Narcisus era un hombre de pocas palabras cuando estaba sereno y en el puesto de trabajo. Acostumbraba a buscar ser un hombre eficiente antes que un hombre agradable, por muy soporífero que pudiese ser algo así. Entendía que para algunos pudiera llegar a ser algo incómoda su rectitud, pero cada uno tenía su personalidad, y aquello no era culpa suya, sino de su familia. No iba a poder cambiar algo así por capricho, a expensas de que aquello no le permitiese granjearse una cantidad generosa de amistades.

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06/12/2012, 19:19
John Connor

- Muy agradecido que me muestre el camino, Capitan.... Strafford? Puede que mis ojos me confundan, pero juraría que es usted Narcisus Strafford - Finalmente, Connor trató de romper el hielo de la situación. Si realmente aquel hombre fue aquel joven que combatió con él en Salamanca, sabía que debía tomar la iniciativa. A pesar de ello, no estaba seguro de conseguir hacer las primeras migas en el lugar con él. El paso enérgico y decidido de Strafford confirmaba su temperamento, el temperamento que recordaba. No obstante, un poco de trato bien valía la pena si entrado en combate, ése hombre de pocas palabras ponía su cuidado en él. Si algo ha aprendido en la batalla, es en tener a alguien de confianza con el que cuidarse las espaldas.

Poco recordaba Connor de sus gustos o costumbres. John era un hombre de gustos refinados y dado a la conversación, sobre todo si el licor recorría sus venas. Pero el hombre que con paso marcial caminaba junto a él parecía vivir en un mundo aparte, como si llevara permanentemente una coraza. No le juzgaba por ello, la guerra marcaba a todo el mundo. ¿O quizá fuera por otro motivo? John dudaba que aquel hombre de caracter hermético revelara sus miedos. Paso a paso, el edificio mostrado por el Capitán se iba acercando. Decidió volver a probar fortuna para ganarse el trato de su compañero de rango. - ¿ Es el coronel Markington tan rígido como ha llegado a mis oídos? - En verdad, Connor tan sólo había sabido de él por lo leído en el documento que portaba.

Notas de juego

No sé si se pueden realizar varios post antes de la contestación del Director. Si es así lo siento y se puede eliminar.

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06/12/2012, 21:28
Director

El edificio del Cuartel General tenía una única concesión a la estética en su fachada, y eran dos columnas en cuyas basas había talladas escenas con tambores y banderas formando haces. Dos granaderos montaban guardia allí, y se cuadraron al ver pasar a su capitán.

El interior era otra historia. Aunque no era un palacio, ni mucho menos, resultaba elegante en lo austero, uniendo suelos de losas de cerámica con paredes decoradas con cuadros alusivos a batallas de la historia de Inglaterra, retratos de oficiales y generales, y aún algún busto neoclásico de personalidades como Julio César, que poco pintaban allí realmente.

El cuartel general a esas horas estaba prácticamente vacío, de no ser por el comedor y club de oficiales donde muchos de ellos estaban desayunando. Pasaron, sin embargo, de largo por la planta baja, subiendo a la segunda, donde embocaron el pasillo que daba al despacho del coronel (a la izquierda). Unos bancos de madera angulosos y algo rústicos situados en la pared derecha, junto a las ventanas estaban dispuestos para aquellos que esperaran.

Connor iba a picar a la puerta cuando escuchó que había alguien dentro, y que estaba discutiendo con el coronel. No hacía falta pegar la oreja para percatarse de la conversación a voz en grito. Parecía que era el coronel el que estaba hablando ahora.

-¡Eres un bastardo desagrecido! Siempre metiéndote en líos. Llegará el día en que ni yo ni tu tío podamos protegerte. Madura, Patrick, o me encargaré de hacerte madurar mandándote a la India para que te maten los salvajes o las fiebres.

-Pero, padre... le digo que fue todo un malentendido. No quería...

-¡Fuera de mi vista, fuera!

La puerta se abrió entonces, cerrándose con violencia. Un joven moreno, alto y bien parecido, con una casaca de caballería ligera y un casco bajo el brazo se tropezó con fuerza contra Connor, mientras la puerta se cerraba a sus espaldas.

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06/12/2012, 21:39
Sir Patrick Markington

El oficial de la yeomanry alzó la vista, contrariado por aquel encontronazo. Tenía cara de pocos amigos y la sangre caliente por la discusión, y Connor no le sonaba absolutamente de nada. Se lo quedó mirando de arriba a abajo, a unos centímetros de su cara. Pudo ver que tenía el rango de capitán, al igual que él. Eso le frenó a la hora de darle una bofetada. Si que le respondió airadamente.

-Tenga más cuidado, por Dios. ¿Quien se cree usted que es?

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06/12/2012, 21:55
Narcisus Strafford

A Narcisus, un hombre con poca empatía, no le había importado pasar por alto le hecho que ya conocía a Connor. Se había acordado de él, pero no le había dado más importancia. Era un hombre parco en amigos, pues no buscaba granjeárselos de normal. Era el clásico modelo de hombre cuya muerte nadie lloraría.

Pero Connor sí que parecía interesado en hacer notar el hecho de que ya se conocían, y Narcisus, independientemente de su extroversión y saber hacer, no iba a cometer el desfalco de mentir a aquel hombre o ignorar el comentario.

- Efectivamente, mi nombre es Narcisus Strafford- apuntó esbozando una sonrisa rígida y absolutamente antinatural, buscando enviar el mensaje de que le satisfacía que lo hubiese notado, aunque a efectos reales no le importaba. Ni siquiera se había dado cuenta de que, en su falta de educación y tacto, no le había dicho a su interlocutor un nombre por el qué llamarle. Suerte que lo había reconocido-. Yo también le he reconocido, señor Connor, pero soy un hombre bastante glaciar a nivel social. Espero que sepa disculpar mis modales- calló y siguió caminando, sin darle mucha más importancia. Era obvio que era una persona con la que no se podía reír, pero, en efecto, valía para cosas de mayor relevancia, como la guerra o el trabajo, si bien lo primero no dejaba de ser una forma de lo segundo-. Lo comprobará en seguida. Comprenda que, por comparación, cualquier fácil para mi pensar que se es poco rígido- añadió ante la segunda pregunta de Connor, buscando excusarse de forma cortés al no poder darle una respuesta más concreta.

Dejó pasar el tiempo, y alzó una ceja al oír los gritos al otro lado de la puerta, pero aquello fue lo único que reveló su opinión más allá de una leve negación con la cabeza y un atisbo de sonrisa macabra. Al abrirse la puerta, sin embargo, todo aquello frenó en seco, al tiempo que alzaba una mano para sujetar al hombre que había atravesado el umbral, por si caía.

Pero no hizo falta, se mantuvo en pie, y al parecer su acompañante iba a pagar los platos rotos. Strafford bajó la mano, devolviéndola a su sitio como si nunca la hubiese levantado, y respondió.

- Nadie. Sepa disculparnos, Capitán- dijo ladeándose ligeramente para mirar al hombre que, a su vez, miraba a John-. Acabamos de llegar, y olvidamos el hecho de que bloqueábamos la salida. Le aseguro que nuestra cautela se verá reforzada- apuntó con voz neutra y seca, como si aquello no fuese más interesante que afilar un sable. Dicho eso, retrocedió un paso en lateral, haciendo espacio para que aquel impresentable pudiese moverse con mayor libertad. Narcisus no acostumbraba a dejarse ningunear, y no tenía intención de hacerlo, pero acostumbraba a intentar solucionar las cosas de forma rápida y sencilla. Sabía con quién se podía razonar y con quien no, por lo que no estaba dispuesto a perder el tiempo con corduras. Era mucho más sencillo hacerse el tonto. Cierto era que había respondido por Connor, metiéndose en su mismo saco, pero lo había hecho con buena intención. Él jugaba en casa, y sólo había hecho lo que esperaba recibir cuando fuese a casa de otro.

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06/12/2012, 22:15
Augustus Frederick
Sólo para el director

Aprovechando el silencio ofrecido por su tío, la mente del joven había empezado a analizar el paisaje por el que viajaban. Desde el tipo de vegetación, del cual desconocía el orígen, hasta cómo se administraban las fincas por las que pasaban, todo era un mar de preguntas y posibles respuestas que se daba a si mismo. El parón del coche lo sacó de ese estado reflexivo, pero ninguna incomodidad. Una de las cejas de Augustus se arqueó suavemente mientras observaba la estampa que ocurría fuera.

- Aparentemente alguien ha tenido problemas con su montura... - explicó a su tío con voz afable - ... y no sabe nada de caballos.

El método lo era todo para el joven médico, hasta el punto que buscaba nuevas teorías y nuevas aplicaciones para todo con lo que se topaba. Y el método que aplicaba el enfurecido jinete con su caballo no era eficaz. Sin embargo, él no conocía la respuesta a las necesidades del jinete, pues en toda su vida los únicos caballos a los que se había acercado eran de tiro.

- ¿Conoce la anatomía de los caballos, tío? - a pesar de que la pregunta iba dirigida en teoría a su tío, era más bien una manera de dar rienda suelta a lo que pasaba por su cabeza - Tal vez podamos ayudarles y así seguir rápido con nuestro camino.

La frase era contradictoria, si se paraban a ayudar se demorarían tal vez más, pero esa secuencia lógica se escapó de la mente de Augustus. Sacó la cabeza por la ventanilla, pues no iba a bajar del carruaje e interrumpir la escena sin saber quién estaba implicado.

- Buenos días caballeros. - dijo con el tono más amable posible desde tan incómoda posición - ¿Puedo preguntar qué ocurre y si podemos ser de alguna ayuda?

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07/12/2012, 00:35
Sir Barnabas Morgan

Su tío respondió cuando el hombre de la barbita de chivo les hizo un gesto altanero, como si nada se les hubiera perdido allí. Pero el camino estaba bloqueado, así que a no ser que se salieran de él, maniobrando, esquivar al caballo era imposible.

-Conozco la anatomía de los mamarrachos, y creo que tenemos uno delante -dijo con tono sarcástico.

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07/12/2012, 00:39
Mr. Thompson

El hombre de la levita marrón se giró con la fusta en la mano derecha, y alzó la mano izquierda mirando en la dirección de Augustus y su coche de caballos con altanería y casi agresividad.

-Lo único que ocurre aquí es un caballo holgazán y un extranjero entrometido. Nada que le interese.

Se giró de nuevo al caballo, y Augustus vió que tenía una herida en una pata. Pero en vez de curarla, el hombre pretendía que se levantara, o quizá matarle a fustazos. Era una escena algo desagradable, más aún cuando escucharon a su acompañante preguntar.

-¿Quienes son, jefe?

Él escupió al suelo, como con asco.

-Extranjeros. En el verano estas tierras se llenan de asquerosos nobles estirados que vienen a disfrutar del sol de mis campos. A alguno le hago pagar alquiler por sus malditos manor, ¿Sabes? Todo pompa, y no tienen dinero ni para comprar las tierras alrededor de su casa de campo.

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07/12/2012, 10:01
Augustus Frederick
Sólo para el director

Las comisuras de la boca de Augustus se curvaron ligeramente hacia arriba al escuchar el comentario de su tío. Era un joven demasiado serio para su edad, pero su tío Barnabas siempre conseguía aquello que el resto sólo podían soñar.

- Desde luego no hace falta ser un genio para ver cuál es el problema. - dijo hablando hacia el interior del carruaje.

Las palabras del hosco hombretón le sorprendieron más de lo que le ofendieron. Sin formar parte de la aristocracia de la que tanto echaba pestes y habiendo recibido bastantes puyas por ello, no se le habría pasado jamás por la cabeza que alguien  confudiera su estrato social. Una parte de él hasta lo consideraba divertido, aunque su lado racional fue el que decidió reaccionar bajando directamente del carruaje para poner un poco de sentido común a la situación.

- Estimado caballero, - dijo con tono conciliador, mientras se acercaba pero se quedaba a una distancia prudencial - creo que ha habido un malentendido. - Y con esto dejaba claro que el error no era suyo - Nuestro carruaje no puede pasar hasta que el caballo se levante, coincidirá conmigo. - No sabía si apelar al entendimiento del hombre era lo más acertado, pero era un joven que intentaba cubrir siempre todas las posibilidades. - Si me lo permite, soy médico - remarcó la palabra, para dejar claro su estatus - y podría hacer un sencillo vendaje a su caballo que aceleraría su puesta a punto. Cosa que, tiene que reconocer, nos beneficiaría a todos.

Tanto las palabras como los gestos pausados de Augustus eran dialogantes, pero era probable que no fueran suficientes con aquel elemento. Sin embargo, como médico sabía que había que combatir los temperamentos cálidos con uno frío, y confiaba que la revelación de su profesión fuera suficiente para rebajar el desprecio del hombre.

 

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07/12/2012, 16:05
John Connor

La puerta del despacho del Coronel se muestra ante los dos Capitanes cuando una conversación más que tensa se filtra a través de ella. Connor mira a su guía tratando de recibir más información, pero éste se mantiene inexpresivo, como un retrato al óleo de su persona. En dicho momento la puerta se abre de manera súbita y John no viendo salir al hijo del Coronel se topa con él de manera incómoda. La reacción de éste es más que Hostíl. Strafford le disculpa en su nombre. Al parecer, los intentos por cofraternizar con su antíguo compañero de armas dan los frutos esperados. ¿Pero quién es esta persona que a pesar de ostentar un igual rango, el mismo Strafford le cede el paso servicialmente? Entonces recuerda las palabras de la conversación entrecortada que acaba de oír tras la puerta. "-Pero, padre... le digo que fue todo un malentendido. No quería..."-

Inmediatamente Connor también se hace a un lado. Llevar unos minutos en su nuevo destino y encontrarse con un rival, nada menos que el hijo del Coronel, sería una maniobra que dejase mucho que desear para él. - Usted disculpe Capitán, las prisas y el cansancio de un largo viaje me han hecho perder los reflejos. Le ruego que perdone mi precipitación -

Una vez que Patrick abandone el lugar, Connor se ajusta su casaca, y se pasa su mano enguantada sobre ella para quitar el posible polvo que su capa no ha podido retener. Descubre su cabeza dejándolo bajo el brazo y con un toque formal llama a la puerta. - Le hemos cogido en mal momento - "Hemos", de nuevo y casi de manera incosciente, John usa su estragia de buscar aliados antes de enfrentarse a una situación. En cuanto tenga permiso para entrar, abrirá la puerta para ceder el paso a su igual, para después acercarse hasta Markington y entregarle el documento.

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07/12/2012, 23:44
Director

La música del piano de Eva seguía inundando la estancia cuando el mayordomo de la casa, el señor Cooper entró en la sala y carraspeó. Evangeline dejó de tocar, y anunció.

-El señor Templeton, de la compañía Sedley, milord.

-Hagale pasar -dijo el señor Butler.

Templeton era un hombre de treinta largos, casi cuarenta, pelirrojo y con una sonrisa graciosa. Iba bien vestido con un traje de colores claros para el verano, y se había quitado el sombrero al entrar. Katherine vino detrás de él, y entró directa a sentarse en un diván razonablemente cerca de su madrastra, pero también razonablemente lejos.

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07/12/2012, 23:48
Mr.Templeton

El señor Templeton había dejado el bastón en la entrada de la planta baja, y ahora se mostraba solo con una elegante chaqueta gris de cachemir. Se inclinó levemente ante sir Harold y luego sonrió a su esposa. Eva se acordó de haberlo visto hace años, en Bath, cuando todavía era pequeña. Tenía mejor memoria que su hermana.

-Milord, milady... señorita Butler... -carraspeó- Vengo desde Madrás, con una escala en Ciudad en Cabo, con importantes misivas e instrucciones del señor Sedley, presidente de la Sedley Company por mandato de mi señora -y miró a lady Marion- Su agente en Londres me dijo que podría encontrarles aquí en Colchestershire. Espero sepan excusar mi intromisión y no haber podido avisar de mi viaje. Pero como comprobarán es parte de lo dispuesto por el señor Sedley...

Sacó dos cartas, y las fue a entregar a la pareja. Sin embargo, el mayordomo, solícito, las tomó para distribuirlas luego, proveyendo a ambos de un abrecartas.

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07/12/2012, 23:55
Sir Harold Butler

Lord Butler miró a su hija Kath con una breve sonrisa, aunque estaba algo manchada de tierra por haber estado jugando al crickett. Ashton y Susan se habían despedido hasta el día siguiente, y ahora no tenía nada mejor que hacer que quedarse allí y enterarse de todo. Su padre abrió la larga carta y comenzó a leerla para si, con creciente interés y fijeza.

-Tome asiento, señor Templeton -dijo sin mirarle- Señor Cooper, atienda sus deseos.

El mayordomo se inclinó y preguntó al hombre si deseaba tomar algo. El señor Templeton le preguntó si tenían te rojo, y le respondió que si, marchando a hacer la comanda. Su padre estuvo leyendo la carta, mientras su madrastra hacia lo propio. Ella se puso seria, pero él sonrió.

-Un arreglo estupendo, señor Templeton -dijo, dejando la carta sobre el piano- Como siempre el señor Sedley piensa en todo. Sus disposiciones me parecen correctas, propias de caballeros. Pero, dígame... ¿Es necesario que me persone yo también en Madrás?

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08/12/2012, 00:00
Mr.Templeton

El señor Templeton sonrió, sacando un pañuelo de seda china con el que sonó la nariz. Su té estuvo listo en un momento, y fue servido por uno de los ayudantes de cámara de lord Butler.

-No, por supuesto. Su nuevo cargo como miembro del consejo de administración de la Sedley se hará a través de la oficina y central londinense de la Compañía de las Indias Orientales, nuestros socios mayoritarios. Solo tendrá que asistir a algunas reuniones y se le remitirá información por correo certificado en circunstancias normales.

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08/12/2012, 00:03
Lady Marion Butler

La carta que le enviaron a lady Marion no fue tan de su agrado. En cuanto terminó de leerla, se removió en el asiento encarándose a Templeton.

-Mi hija se queda -dijo, seca- No quiero que se exponga a otro largo viaje de meses a través del océano.

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08/12/2012, 00:05
Mr.Templeton

El señor Templeton era un caballero de maneras. Tomó la taza de té con elegancia y bebió un sorbo, escuchando el desplante de lady Marion sin cambiar más el semblante que para componer una sonrisa. Dejó la taza de té en su platillo de porcelona.

-Efectivamente, se queda durante este verano, hasta septiembre, en la esperanza de vuestro hermano de que encuentre un buen partido. De cualquier modo, ya ha comprado sus pasajes para el próximo convoy de tornaviaje de la Compañía de la Indias Orientales, según los deseos de vuestra hija, mayor de edad, por otra parte, y dueña de su propio destino.

A Eva se le iluminó la mirada. ¿Georgina se iba a marchar y dejarlas en paz?

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08/12/2012, 00:09
Sir Harold Butler

Lord Butler carraspeó, notando la creciente tensión en el ambiente. Templeton no tenía por que estar al corriente de sus problemas familiares.

-Querida... -parpadeó, mirando luego al representante- Tenga la bondad de excusarnos, señor Templeton. Sea bienvenido a esta casa durante lo que resta del mes, como mi invitado.

Tocó la campanilla y Cooper volvió a aparecer con una breve inclinación.

-Señor Cooper, disponga una habitación de invitados para el señor Templeton y asigne a un criado para que atienda sus necesidades como ayudante de cámara. Que traigan su equipaje, y hagan un sitio en las habitaciones de la servidumbre para un criado más.

El mayordomo parpadeó.

-¿Un criado más, señor?

-De momento, señor Cooper. Es un hombre indio, un lacayo del señor Templeton y ahora criado de la señorita Georgina.

-Si señor... -dijo retirándose, y luego comentó por lo bajini como indignado- Indio...

El señor Templeton se despidió, dejándoles a solas. Luego, su padre se levantó y caminó hacia el centro de la estancia, poniéndoles al corriente.

-Como sabréis, el señor Sedley, vuestro tiastro, dirige la compañía de vuestra madrastra en Madrás. Es un hombre con gran visión de negocios, y preocupado por nuestro bienestar. De este modo, han decidido nombrarme miembro del consejo de administración de la Sedley como socio capilatista. Esto aumentará nuestros ingresos de forma espectacular, espero...

Lady Marion le miró con fijeza y cierto hastío, pero sin decir nada. Lord Butler prosiguió.

-Preocupado por vuestra hermanastra, que ha expresado su deseo de regresar a la India en numerosas ocasiones, su tío ha decidido comprarle unos pasajes para que regrese el mes próximo, a finales del verano, zarpando desde Plymouth. Entretanto es su deseo que la presentemos en sociedad, intentando que encuentre alguien de su gusto... y de buena familia, para que no regrese sola a la India. El señor Templeton la acompañará también en el viaje de vuelta, junto a su nuevo criado indio...

Las miró con las manos en la espalda, severo.

-Así que vamos a comportarnos de forma civilizada hasta que vuestra hermanastra se marche. No quiero más discusiones ni peleas. Seremos agradables, y seremos educados.

Se acercó a la ventana, con ese aire dramático y grandilocuente que a veces daba a sus discursos.

-La semana que viene es el baile de los Markington, la mayor fiesta de la alta sociedad de Londres y el sur de Inglaterra... una fiesta a la que váis a asistir.

Se giró luego, mirando a sus hijas.

-Presentaremos a vuestra hermanastra, pero también os presentaremos a vosotras. Es lo justo. Y con este nuevo cargo que vuestro tiastro me ha dado, podréis aspirar a los mejores partidos de este imperio...

Sus hijas estaban histéricas en ese momento. Posiblemente no le dejaran proseguir con su monólogo.

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08/12/2012, 00:29
Director

Georgina acompañó a Dilwar hasta un lugar recóndito del jardín, en desuso desde el siglo XVIII. Era un antiguo kiosco a modo de templete para tocar música, junto a una fuente que ahora tenía aguas cubiertas de nenúfares. Una escultura de estilo griego imitando a la Atenea Promachos era visible parcialmente cubierta de enredaderas.

Se sentó en el kiosco como hacía otras veces, y abrió la carta, leyendo con ansia su contenido:

"Correo de la Compañía de las Indias Orientales
Rte: Charles Sedley, Compañía de Exportación India-Sedley

Queridísima Georgina.

Calculo que cuando recibas la presente harán ya seis meses de la última vez que te envié una misiva. Ruego excuses mi silencio, pero estaba preparando importantes movimientos para satisfacer tus deseos de regresar a la India. Leía con preocupación tus cartas, y conociendo bien tu talante y el de tu difunto padre, me decidí a jugar mis cartas para procurarte un pronto regreso a esta casa, donde te espero con afecto y donde nunca te faltará de nada. Tu padre, que en paz descanse, dejó en una cláusula de su testamento que a la muerte de tu madre, que no podía vender ni enajenar la propiedad de la compañía, pasarías a ser la propietaria. Eso, mi querida sobrina, te convierte en una de las mujeres potencialmente más ricas de este imperio.

Se que para ti el dinero no es tan importante como la felicidad que te produce mezclarte con las gentes de este colorido país, y no me cabe duda de que emplearás parte de tu fortuna, llegado el dia, para hacer de sus vidas algo mejor, y que por ello serás vista como una gran benefactora de esta la joya de la corona, donde no para de sacarse dinero, pero donde el dinero nunca regresa para aquellos que más lo necesitan. Dios lo quiera y yo lo vea.

Entretanto, debemos procurar tu propio bienestar, y preparar el camino para que te conviertas en una mujer de negocios. He mandado una carta a tu padrastro y otra a tu madre. Te explico lo que digo en ellas, ya que imagino que lord Butler intentará darte la menor información posible: tienes pases para regresar a la India en septiembre*, en un convoy de tornaviaje de la Compañía de las Indias Orientales cubriendo la ruta Plymouth-Ciudad el Cabo-Madrás. Por cuestiones de seguridad y más que posibles reacciones de tu madre, los pasajes te serán entregados por el señor Templeton en la sede de la compañía en Plymouth cuando inicies tu viaje con él. Nadie sabe esto. Ruego convenzas a tu madre de que tu partida es ciertamente inevitable.

He tenido que hacer concesiones para que tu padrastro esté presto a aceptar. Le he dado un puesto en el consejo de administración de la Sedley, pero como representante en Inglaterra, por lo que no se moverá de Londres. Su papel en la compañía será decidir cuestiones de carácter tan relevante como el color de la pintura de los buques, y pasar puntualmente por caja a recibir su parte proporcional de beneficios. Se que el dinero y el poder le excitan sobremanera, así que vamos a darle un poco más de dinero, para que adquiera un poco más de poder. Allí, no aquí. Las cuestiones de la compañía están bien atadas y blindadas. El pasado mes votamos un acta por la cual es necesaria la aprobación del consejo de administración de la sede de Madrás en pleno para que la voluntad de la propietaria pueda llevarse a cabo. Así que eso impedirá cualquier reacción adversa de tu madre, como intentar apartarte de la sucesión en la propiedad de la compañía. Tu madre no sabe esto, y es mejor que no lo sepa. Se discreta, y oculta esta carta en un lugar muy seguro. O destrúyela. Templeton te dirá todo lo que necesites saber. Es mi hombre de confianza.

En cuanto a lo demás, es mi deseo que aceptes a Kapoor como tu criado personal, ya que te acompañará y protegerá en el viaje. Tu padrastro ha sido prevenido de ello, y no se opondrá. Para él será solo un criado más. Le he enviado unas letras de cambio con lo que corresponde a su parte del ejercicio anual de beneficios de la compañía según su nuevo cargo. Imagino que se pondrá exultante de júbilo.

Antes de que vuelvas a la India en septiembre, ya que imagino que esta carta te llegará entre julio y agosto, te comento mi única condición. Una condición para contentar a tu madre, y de paso a tu padrastro. Es mi deseo que asistas a esa famosa fiesta, la de los Markington, y escojas a un hombre para que sea tu prometido. Se que escogeras con el corazón, porque en este caso, el dinero es lo de menos. Procura no venir de la mano de un carbonero, ni nada similar. Al menos, que sea de clase media, y tenga buena conversación. Se que no te gustan los hombres, y no te estoy pidiendo que te cases. Simplemente te pido que vuelvas a la India con alguien, y a poder ser, alguien a quien seas capaz de amar. Si a la vuelta estáis peleados, es un apaño o no le puedes ni ver, no te culparé. Pero preferiría que no fuera así. Se que odias Inglaterra, pero tu color de piel es el que es. Tu futuro marido, sea el que sea, debe ser británico, y tener la piel blanca. Eso facilitaría enormemente las cosas a la hora de suceder a tu padre como propietaria. La Compañía de las Indias Orientales es de moral estricta, y es mejor que cuando llegue el momento seas una respetable mujer casada, a poder ser con un hombre inteligente y con buenas maneras. Es mi deseo, y espero que lo respetes como única condición para regresar a Madrás e iniciar tu nueva vida.

Por favor, te ruego que hasta que embarques y tengas que convivir con los Butler, te muestres afable, solícita y cordial. Será un momento delicado, quizá el momento más crucial de tu vida, y todo debe desarrollarse sin trabas. Te mando algo de dinero para que te compres un bonito vestido y no pases necesidad durante el viaje. Se que tus hermanastras desearían que fueras a la fiesta hecha un adefesio. Dejemoslas con un palmo de narices.

Tu tío que te quiere:

Charles S"

Notas de juego

*El mes que viene

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08/12/2012, 01:08
Director

Notas de juego

Para convencerle hazme una tirada de dificultad media de Labia. Si la pasas otra de Medicina también de dificultad media.

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08/12/2012, 01:06
Katherine Connor

Katherine se quedó de pie pero muy cerca, lo suficiente para ver la reacción de su madrastra y claro, la de su hermana. Habría sonreído de no ser porque estaba más preocupada por otra cosa que no estaban diciendo en ese momento. Le agradaba la idea de que Georgina se fuera, pero después de todo, sabía que se iba a ir de una u otra forma. Respiró profundo y buscó asiento cerca del regazo de su padre.

¿De qué iba todo aquello? No lo sabía pero lo iba a averiguar, hizo una seña a su hermana mayor para que disimulara un poco y luego siguió atenta a todo cuanto acontecía a su alrededor. Tenía muchas cosas que hablar con Eva pero todo a su debido tiempo. Y entonces sucedió, su padre les daba la noticia y ahora su hermanita no tendría que disimular más la sonrisa, finalmente les daban una buena noticia.

No, dos buenas noticias: la hermanastra rara se iría y ellas podrían presentarse también, aunque no es que quisiera casarse ya, en realidad eso no le preocupaba mucho. Como sea saltó a por Eva, la tomó de las manos y la hizo levantarse de su lugar, dando vueltas hasta llegar a abrazar a su padre entre risas y agradeciéndole, mientras apretaba fuerte las manos de su gemela.